Capitulo 43
Everything is gonna be alright
Lunes 14 de Diciembre.
Tarde.
Kogane movió su copa, apoyándose en una mano para
mirar a los dos chicos que se encontraban sentados al otro lado
de la mesa.
–Es extraño que comamos todos juntos. ¿No te
quedabas a comer por el trabajo? –le preguntó a Hiroki,
ya que últimamente Senzo desaparecía a la hora de
comer y volvía a aparecer cuando su novio regresaba a la
oficina.
–Hoy no fui a trabajar –aclaró Hiroki, pensando
que ya se lo había dicho, pero el pelirrojo solía
no prestarle atención a las cosas que no le interesaban demasiado.
Senzo estaba muy silencioso, y miró al pelirrojo de soslayo,
pensando que tenía que decírselo, pero era demasiado
desagradable el comentarlo incluso.
–Vamos a pasar unos días fuera –comenzó.
Ken los miró intrigado.
–¿Vais a hacer un viaje o algo así?
–Algo así... –asintió Hiroki, también
nervioso por aquello. Sabía que se alterarían y no
quería involucrarlos realmente.
–Algo así, algo así... ¿Cual es el misterio?
–les preguntó Kogane, notando algo extraño en
ambos.
–¿No será porque tiene algo que ver con lo
sucedido en el ascensor, no? ¿O sólo es porque tenéis
miedo de que nos apuntemos y os demos la paliza? –se rio después.
Hiroki se rio un poco sin poder evitarlo, negando con la cabeza.
–No. Es... Sí es por lo del ascensor. Bueno...
–¿Bueno, qué? Dilo –Kogane prácticamente
lo amenazó con su copa, frunciendo el ceño.
–Me ha estado sucediendo algo extraño, pero lo solucionaremos,
así que no tenéis que preocuparos por nada...
–A mí siempre me preocupa que tú digas que
no tenemos que preocuparnos por nada –le aseguró Ken,
pensando que así ya empezaban mal –. Mejor será
que os expliquéis.
–Vale... Lo sabía... –se quejó Senzo
–. Resulta que Hiroki se está comportando de una manera
extraña, y estas personas quieren hacerle unas pruebas para...
solucionarlo. Sólo eso, haremos eso, y regresaremos a casa...
–se autoconvenció de paso.
–¿De manera extraña? ¿Qué estás
haciendo? ¿Es como esa vez..?
–Kogane... cálmate –lo detuvo el moreno, al
ver que se iba levantando –. No tiene nada que ver con aquello.
Eso no tendría ningún sentido, esto es otra cosa y
además... las personas que nos van a ayudar son científicos.
De todas maneras, lo que me sucede mientras estoy en ese estado
no tiene consecuencias en la vida real –meditó, en
realidad pensando que no sabía si podía confiar en
esos hombres por más estudios que tuvieran, se veían
demasiado entusiasmados con aquello y relajados.
–¿Qué hace, qué hace? –Ken acosó
un poco a Senzo, pegándole con el pie bajo la mesa.
–¡No me des! –le gritó por inercia casi,
se ponía nervioso al hablar de eso –. No hace nada,
me pide cigarros e intenta salir de la casa, yo no le dejo, y fin...
–suspiró, deseando que sólo fuese eso.
Ken se rio.
–En serio.
–¡Hablo en serio! –Senzo le lanzó una
servilleta –Eres tú que no te lo tomas en serio. No
es gracioso tener que luchar para que Hiroki no se escape a hacer
no se qué por ahí.
Kogane los miró, preguntándose si iban en serio y
tocándose la oreja derecha en un gesto distraído.
–¿Eso es todo? ¿Quieres fumar? ¿No será
un deseo reprimido?
–No, no es nada como eso... Olvidadlo. No es nada importante
–negó, prefiriendo no profundizar en eso. Si Senzo
no lo hacía...
–¿Y por qué os vais, eh? ¿No pueden
tratar esas cosas en una clínica o algo así?
–Que no... No se porta como Hiroki... Es otra persona –el
moreno resopló, poniéndose a comer después
–. Y pasan otras cosas desagradables...
–¿Qué? Decidlo ya –Ken se quedó
serio, pensando que así no iban a llegar a ninguna parte.
Hiroki exhaló, mirando a Senzo y deseando que no hubiese
dicho eso.
–Nada, es como... estar en un trance supongo. No lo recuerdo.
De todos modos ya os dije que no tiene consecuencias.
–¿Y por qué estáis preocupados entonces?
Voy a llamar a Ikemoto... –lo amenazó Kogane, aunque
en realidad lo estaba pensando.
–Que no, de todas maneras no podrías contactarlo ahora...
–lo detuvo Hiroki, negando con la cabeza. No quería
más complicaciones –Ya he dicho que lo resolveremos.
–Sí, déjalos al margen, no queremos que regresen
por una cosa que va a solucionarse ya... –Senzo se echó
hacia atrás en su silla, mirando a Kogane y tratando de inventarse
algo bueno –. No quiero que se vaya por ahí y me ponga
los cuernos. Eso... –enrojeció ligeramente, porque
además era cierto que le preocupaba eso, aunque no fuera
muy maduro habiendo cosas más importantes.
Ken se tapó los labios con la mano como si estuviera pensativo,
tratando de controlarse un poco. Eso no era lo que él llamaría
cosas desagradables, había imaginado algo mucho peor.
Hiroki lo miró, apartando la vista luego. No quería
que fuese a sospechar algo.
–Esta gente se dedica a investigar este tipo de cosas precisamente.
Sabrán qué hacer así que...
–No me gusta. Sigue sin gustarme –negó Kogane
frunciendo el ceño nuevamente, a pesar de que solía
esforzarse por no hacerlo –. ¿A dónde vais?
¿Vas a llevar el móvil, no, Senzo?
–Sí, y sólo vamos a un piso alquilado. Si
dejo de contestar, puedes llamar al SWAT –se rio, tratando
de tranquilizarlo –. Te diré la dirección, tan
pronto como la sepa.
–Podríamos ir a veros al menos... –Ken los
miró, poco convencido también.
–No creo, no es un campamento de verano. Sólo será
una semana, no seáis tan paranoicos.
–¿Y por qué no podemos ir a veros? ¿Acaso
hay que descontaminarse o algo así? –pregunto Kogae,
poniéndose de pie nervioso. Les estaban ocultando algo, eso
era seguro –No me gusta, no me gusta.
–No tienes que ponerte así, no podéis ir a
vernos porque es algo científico y profesional. No podéis
interferir en una investigación. Bueno, en realidad ni siquiera
es tan grave, pero creo que lo comprendéis.
–Lo comprendemos... –Ken sujetó la mano de Kogane
para que volviese a sentarse, pero ahora sobre sus piernas –.
Vamos a llamar todos los días –los amenazó.
–Ya, ya... –Senzo suspiró, moviendo una mano
y luego bebiendo un poco de su copa –. Vamos a terminar de
comer, por favor.
–No tengo hambre –protestó el pelirrojo, preguntándose
cómo podían comer con esa preocupación.
–Pero tú eres modelo, vosotros nunca tenéis
hambre, ¿o sí? –bromeó Hiroki por ver
si se calmaba, sonriéndole a Senzo luego y apretándole
una pierna por debajo de la mesa.
Senzo le besó la mejilla, apoyando luego la mano sobre
la suya.
–Deberías verlo comiendo bombones...
–No como tantos... Y no es lo mismo –protestó
el chico como si lo hubieran ofendido ahora, aunque sonrió
levemente luego –. Además, Ken suele traérmelos,
es... algo especial. No podría rechazarlos.
–A mí me gusta que te los comas, luego sabes mejor...
–Ken se rio y lo abrazó con fuerza. Trataba de no darle
mucha importancia a aquello, no creía que fuera a ser de
ningún provecho el hacerlo.
–No queremos escuchar esas cosas –protestó
Senzo, tratando de relajar el ambiente también.
–Empiezo a sentir que tendremos que irnos antes del postre...
–se le unió Hiroki, sonriendo un poco.
–Tal vez... –contestó Kogane, besando a Ken
con suavidad y suspirando –Me he dado cuenta.
–¿De qué? –Ken le sujetó la cintura,
metiendo la mano bajo su camiseta –Pero si todavía
no está tan dura...
–Agh... –Senzo se quejó, aunque le entraba
la risa a decir verdad –. Eres un vulgar.
–No lo es... Es sexy –se rio el pelirrojo, sujetándose
al cuello de su novio –. No me distraigas... No es justo.
–No es algo que se haga en la mesa –comentó
Hiroki, sonriendo un poco para sí, aunque había enrojecido
–. ¿Quieres ir por un café, Senzo?
–No, prefiero quedarme mirando –le dijo irónicamente,
sonriendo y levantándose con él. Sabía que
Ken, sí que quería distraerlo. Se abrazó a
Hiroki, apoyándose en el mientras caminaba hacia la cocina
–. Yo me quedo así mientras lo haces –murmuró
cerrando los ojos.
–Está bien, pero creo que voy a tardar –le advirtió,
refiriéndose a que quería darles tiempo a los otros
dos, aunque esperaba que no se pusieran a hacer eso realmente.
–Me parece que más de lo que te crees –sonrió
al escuchar a Kogane riéndose en el salón. Se sentó
en la encimera para poder mirarlo, y extendió los brazos
para que se aproximase a él.
Hiroki le sujetó la cintura, observándolo.
–No debiste decir eso... Hubiera sido mejor que siguieran
pensando que tengo ganas inconscientes de fumar.
–No iban a creerse que por ese simple motivo nos tomábamos
tantas molestias, no seas inocentón –le pasó
las manos por la cabeza, acariciándole el cabello e inclinándose
sobre él para besarle el cabello –. Hiro... dime que
todo va a ir bien.
–Todo va a ir bien –le aseguró, aunque no estaba
tan seguro tampoco, pero tenía que ser así. No se
permitiría pensar en otras posibilidades –. Compré
algunos libros sobre posesiones y dimensiones paralelas. No es lo
que acostumbro leer, pero supuse que era mejor estar informados.
–Dios... no quiero saber, Hiroki –se separó,
suspirando con el ceño fruncido, aunque de pronto le dio
la risa, pensando que siempre estaba igual –. Al final les
darás tú lecciones a ellos.
–No creo que llegue a tanto, pero no quiero depender de unos
extraños. Sólo dije esas cosas antes porque Kogane
se estaba alterando de más –le explicó, como
si no se hubiese dado cuenta de que era una broma. Siempre le sucedía
lo mismo cuando entraba en modo investigativo.
–Ah... Eres un caso –se quejó de broma, sonriendo
y bajándose de la encimera despacio –. No pongas esa
cara tan seria, de intelectual... –le sujetó la mandíbula
para besarlo, pensando que ojalá fuera simple como con Kogane,
pero Hiroki era capaz de estar haciéndolo mientras pensaba
en física cuántica.
El moreno cerró los ojos, besándolo y tocando su
nuca luego. Lo había olvidado, a él solía tranquilizarlo
el pensar en esas cosas, pero a Senzo lo ponía aun más
nervioso.
–¿No te gusta mi cara de intelectual? Me has hecho
olvidar el café.
–Sí que me gusta, ¿ves? Por eso te estoy besando
–sonrió, tocándole las nalgas con ambas manos
y volviendo a besarlo –. Haz el café si quieres, pero
no hablemos más de eso, por favor, me pone neurasténico.
–Está bien, leeré mis libros y no te comentaré
nada –le prometió, besándolo de nuevo y buscando
la cafetera. Extrañamente ahora se sentía relajado.
–Tampoco es eso... –lo persiguió, sujetándose
de él en cuanto se puso a preparar el café. Le daban
ganas de dormirse así apoyado contra él. Eso porque
le había costado conciliar el sueño al lado del doctor
Jekill.
–¿No? Pero no quieres que te hable de eso... –sonrió
para sí, pensando que le estaba hablando de eso de todas
maneras y enseriándose de pronto –Yo te protegeré,
Senzo. No permitiré que te suceda nada, ¿vale?
Senzo asintió con un ligero sonido, pero entreabrió
los ojos, pensando que era suficientemente maduro como para saber
que no podía hacerlo en su estado. De todas formas no dijo
nada y se pegó más contra él.
Continua leyendo!
|