Capitulo 42
Half the things I do
Lunes 14 de Diciembre.
Medio día.
Hai se sentó en el colchón junto a Benkei, mirándolo,
y de pronto le dio una palmada en el pecho, riéndose.
–¿No te sientes extraño ahora? Con una pareja
responsable que se va a cumplir con sus deberes...
–No... –se quedó allí recostado, metiéndose
un trozo de galleta en la boca, ya que eso era lo que tenía
por ahí para comer –. Me siento extraño por
no poder meterte mano... –se giró hacia él,
abrazándole la cintura y mordiéndole una nalga flojito.
–Eso fue meter diente –se rio Hai, retorciéndose
en el colchón –. Kawa tampoco quiere que me metas mano,
¿a que tengo razón?
–Nah... no quiere. Se pone muy raro –se rio, recostándose
sobre él y besándole el cuello –. No quiere
que haga esto, ni esto... –le dijo apretándole entre
las piernas.
–No hagas eso... –se rio sujetándole la mano,
aunque tampoco se resistía demasiado, le era extraño
hacerlo –¿Qué tal? ¿Estuvo bien?
–Estuvo muy bien... uf... me pongo burro de acordarme. Está
buenísimo, y tiene un culo... –se lo estrujó
a Hai, molestándolo –Qué rico.
–Yo sí veo lo que haces –se rio el chico, gateando
como podía y escapando de él, aunque en realidad jugaba
–. Dime, ¿fue distinto hacerlo con un ciego?
–Es distinto hacerlo con él, porque es él.
No te lo sabría decir –tiró de él por
las piernas, arrastrándolo y subiéndose sobre su cuerpo
de nuevo. Le sujetó las muñecas y se las puso sobre
la cabeza, aproximándose a su rostro –. Y es distinto
cómo me toca... Me toca mucho más de lo que nadie
lo había hecho, como si necesitara sentirme por completo.
Yo me vendaré los ojos para él la próxima vez
–susurró contra sus labios.
–Nunca has hecho eso antes, ¿no? Vendarte los ojos...
–respondió contra sus labios, respirando un tanto agitado.
Era humano después de todo –A Yaku le gusta ver...
–No, nunca lo he hecho, a mí también me gusta
ver... Tiene un color muy bonito aquí –le mordió
un pezón, besándoselo luego –. Haiiii... –canturreó,
alzando la mirada y observando sus ojos, riéndose.
–Benkeiiiiiiiii –le respondió el chico, riéndose
aún agitado –. No hagas eso que soy débil y
no puedo... Yaku me compró ropa, ¿sabes?
–A ver, póntela para que te vea... –se rio
también, apartándose de encima, pero de la forma más
extraña, besándole el abdomen y luego la entrepierna,
riéndose –. Es peor, ahora me apetece aun más
meterte mano.
–Es que estás a dieta... Además, una vez que
has tenido a Hai... –se rio, apartándose y saltando
para buscar la bolsa de ropa, empezando a desvestirse allí
mismo como si aquello no fuera peor.
–Haiiii... que te voy a violar –lo amenazó,
observándolo sin perderse nada, y girándose por la
cama agitado –. Se me está poniendo que no veas...
Quiero follaros a los dos a la vez.
–No puedes, a Yaku no le gustaría y seguro que a Kawa
tampoco... –se rio, mientras se subía los ajustados
pantalones, de sólo imaginarse la cara del chico.
–Porque son un coñazo para eso... –se levantó,
observando sus nalgas y pegándole con una mano –. ¿Eso
te ha comprado? Y luego dice chorradas... es un cerdo.
–Y cuánto... lo hicimos sobre su coche... y yo sólo
llevaba este abrigo –se lo mostró, moviéndolo
un poco y riéndose. Aquello lo hacía feliz, había
tenido miedo de pasar el resto de su vida teniendo sexo rutinario.
–Juas... –Benkei se rio abiertamente, no se lo había
imaginado viendo su forma de ser –. Es una mosquita muerta
de esas. ¿Seguro que no te deja follar con Kawa y conmigo?
Bueno, seguro que Kawa me mata... –sonrió.
–No, eso no, no veas cómo se pone si tan sólo
sospecha algo... La verdad... prefiero no caer en eso –confesó,
aunque en realidad había pensado, no quiero verlo triste,
pero eso no se lo podía decir a Benkei.
–¿Y qué vas a hacer cuando te meta mano? –lo
molestó, sujetándolo por detrás y tocándole
la entrepierna –Así...
–Ah... –gimió, riéndose luego –Se
lo voy a decir a Kawa...
–No... –se rio después, tocándolo de
todos modos –. No porque tú no quieres que deje de
sobarte así... ¿A que no? Tú necesitas que
yo te dé cariñito también... –le besó
la mejilla, rodeándolo con el otro brazo por el pecho –.
Ya sabes... le dije a Kawa que no me iría a vivir con él
si tú no venías, a no ser que te fueses con tu novio
y me dejases...
–Pero yo tampoco quiero estar sin ti... –negó
con la cabeza, sonriendo de nuevo –. Yo creo que podría
convencer a Yaku, seguro que sí. ¿Sabes? Le dije que
me haría un tatuaje con su nombre y no me creyó.
–Hazlo y sorpréndelo con él, no necesitas
su permiso. Sólo el mío –bromeó después,
girándolo hacia él y cogiéndolo a horcajadas
–. Pero si viesen que hacemos esto... Bueno, si lo ve Yaku
–se rio.
–No le pedía permiso, se lo decía –se
rio, sujetándose a su cuello y mirándolo a los ojos
–. Acompáñame hoy... Lo sorprenderé.
–¿Dónde te lo vas a hacer?
–Hum... en el brazo. Se supone que es para que todos sepan
que soy suyo... –decidió, riéndose nuevamente
y casi saltando sobre él –Me pondré el abrigo
para que no se note al principio.
Benkei lo hizo votar sobre él un poco, abusando de nuevo
y además apretándole las nalgas.
–¿Por qué no te lo pones alrededor de la muñeca
como si fuera una pulsera? –lo tiró en la cama y se
lanzó sobre él.
–Sí, eso haré... y luego me haré otro
en la parte interna del muslo... pero ese me lo guardaré
para cuando ya esté acostumbrado. No hagas eso que puedo
sentirte apuntando... –le besó superficialmente los
labios, volviendo a reírse luego.
Benkei se rio, abrazándolo y quedándose a su lado
finalmente.
–Ya paro, se siente bien, pero... me gusta de verdad.
–¿Kawa? –se giró un poco para mirarlo
mejor –Kawa, Kawa, te gusta Kawa... eso es nuevo en ti.
–Calla o te violo –lo amenazó, echándose
encima de él de nuevo. Ya parecía no poder estarse
ni cinco minutos alejado –. Pero te eché de menos –le
sujetó la cara para besarle los labios.
–Yo a ti –le contestó el chico, suspirando –.
No vayas a olvidarme por Kawa. No quiero.
–No lo hago, no es lo mismo –objetó el otro,
bajando la cabeza y haciéndole cosquillas en el cuello con
los labios –. Joder... vámonos a hacer algo, que tengo
ganas de follarte.
–Vamos... De todos modos, tengo ganas de portarme mal. Esto
de ser un buen chico no me va, no por mucho tiempo –se rio,
empujándolo para que lo dejara ponerse de pie.
–Por lo que has contado, no te has estado portando bien
tampoco –se apartó, levantándose y sujetándose
una muñeca con la mano para estirarse –. Venga, que
necesito pasta.
–¿Qué? Ese es mi mejor comportamiento –se
rio Hai, lanzándose del colchón. Se estiró
un poco la camiseta, jugando y dirigiéndose a la puerta luego
–. ¿A Kawa no le molesta que hagas estas cosas?
–Sí, pero ya le dije que no me paga el ayuntamiento
por existir, así que... tengo que hacerlo. No le dije que
me divierte –salió de la casa, riéndose.
–No se lo digas –le aconsejó en serio, preguntándose
si Yaku lo reñiría por ese tipo de cosas. Seguro que
sí.
–No se lo digo. No le digo la mitad de las cosas que hago
–le aclaró, bajando las escaleras delante de él,
con las manos en los bolsillos.
Continua leyendo!
|