.Cerberus Proyect- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

Capitulo 41
My boyfriend turns into an asshole!

Lunes 14 de Diciembre.
Mañana.

–¿Qué os sucede? –Yaku se quedó mirando a Shio, y luego a su hermano. Se estaban comportando extrañamente callados. Le parecía casi como si supiesen lo que le había sucedido.

–No sucede nada. ¿Te pasa algo a ti? –le preguntó Serkan, haciéndolo sentir en evidencia.

–Me dieron unos mareos ayer... y Hai dijo que me estaba comportando extrañamente –les confesó de pronto.

–¿Extrañamente... de qué manera? –Shio lo miró serio, cuidándose de no hacer ningún gesto que lo delatase, aunque todavía pensaba que debían decírselo.

–Bueno, no estoy seguro, Hai, es un poco extraño explicándose... –murmuró, tratando de recordar si le había dicho algo importante realmente –. Me contó que yo le había dicho que no me importaba mi hermano y que no lo conocía, o algo así. No estoy seguro, porque se liaba mucho, y que me puse a comer pasteles.

Serkan se rio un poco, porque la verdad, aquello era hilarante. Se había preocupado de que aquella entidad hubiese poseído a su hermano, y le decía que se había puesto a comer pasteles. Vale, era extraño para tratarse de él, pero preocupante... no.

–¿Pasteles? –le preguntó Shio sin estar seguro de si debía tomar aquello en serio o no, pero cualquier cosa era importante, por más pequeña que fuera –¿Dijiste que no conocías a Serkan?

–Eso dice Hai, pero no estoy seguro de que lo suyo sea comprender las cosas con facilidad –les explicó sutilmente.

–Bueno, esperaremos a que comas más pasteles antes de alarmarnos. Mientras no sea una hamburguesa... –se metió Serkan con él.

–Qué gracioso... –Yaku resopló, pensando que no debía habérselo contado –. Pero es cierto que me mareé, y que aparecía en la cocina, sin enterarme de cuando había ido hasta allí, y cosas así.

Serkan se puso serio enseguida, eso sí que no le hacía nada de gracia ya, pero su hermano parecía haberse puesto a trabajar de nuevo como si nada. Miró a Shio, estallándose los dedos de la mano derecha, ligeramente nervioso.

–¿Estabas dormido?

–No, no lo estaba –su hermano lo miró ahora –. ¿Por qué? –preguntó con sospecha. Le parecía que algo le ocultaban.

Deberíamos decírselo, Shio intercambió una mirada con Serkan, insistiendo. Era peligroso seguir así.

–¿Sucedió una sola vez o varias veces durante el día?

–Varias veces seguidas por la mañana, Hai me despertó, y no había dormido suficiente. Creo que tal vez fue por eso... Aunque nunca me había sucedido algo así con anterioridad. El resto del día lo pasé con normalidad –se rio, desviando la mirada un poco.

Serkan alzó una ceja, mirando a Shio también y llevándose el cigarro a los labios.

–¿En qué estás pensando? –le preguntó a su hermano, que se puso serio, aunque le habían enrojecido las orejas.

–¿Yo? En nada, no me acuerdo de nada más importante. Se me olvidó con las otras cosas que me pasaron en el día.

–Ya veo... –sonrió Shio, observando a Hai modelando aquel abrigo y luego saliendo de su mente porque no quería ver contenido no censurado –¿Te ha sucedido algo así antes? Me refiero a que estés en algún lugar y no recuerdes cómo llegaste allí –cambió el tema y mirando a Serkan de nuevo. Deberíamos decirle, no te hagas el que no escuchas.

No, no se lo voy a decir sólo porque se ponga a comer pasteles..., le contestó el otro, viendo que no era posible que cediese por hacerse el sordo.

–No, nunca –Yaku se quedó mirándolos, suspirando –. ¿Qué es lo que no me estáis diciendo? Porque siento como si os estuvierais pasando papelitos por debajo de la mesa en clase.

–Está bien... –Serkan se rascó el pecho –. Lo que sucede es que estamos enrollados, eso. Shio y yo, va a venir a vivir conmigo. ¿No, Shio? –le preguntó el chico.

–Sí, eso y que Serkan en un kinky en la cama –añadió, sonriendo un poco para vengarse. No era sólo el comer pasteles, aquello no podía ser una coincidencia.

–Cla... claro que no es un kinky... –lo defendió Yaku, que se había sentido aludido en cierta manera.

Serkan se rio, preguntándose cómo podían esos dos hacerlo evadirse así de sus propios problemas.

–¿Qué has estado haciendo, Yaku? ¿Qué le has hecho al pequeño Hai? –se burló.

–No es pequeño, no digas eso porque suena... horrible. Y no le hago nada que no quiera –se levantó, riéndose secretamente, aunque trataba de verse serio.

–Oh... entonces ya lo hicisteis –Shio lo siguió, relajándose por un momento, ya volvería a la carga luego –. ¿Es el gran Hai entonces?

–Dejad eso... es privado... Y no me hurgues en la mente –le pidió, tapándose la cara mientras iba de regreso a su mesa con el café que se había preparado.

–Aunque te la tapes no funciona contra él –le advirtió su hermano.

–Ya lo sé...

Serkan se sentó a su lado, apoyándose con un brazo en la mesa.

–A mí me lo vas a contar todo, ¿no?

–No... No hay nada que contar. Deja... –se volteó de espaldas a él en la silla.

–No te preocupes, no soy un voyeur... –le aseguró Shio, riéndose un poco y añadiendo luego, con algo de veneno –Yaku... Serkan te lo cuenta todo, ¿no es así?

–Dilo –Yaku miró a su hermano con gesto severo, seguro aun más de que algo le ocultaban, además lo de que iban a vivir juntos era demasiado inverosímil.

–Hace años que ya no me asustas con esa cara... –Serkan se inclinó hacia delante y le fue a besar los labios, pero Yaku se los tapó con una mano enseguida.

–No hagas eso y dilo ya. Qué asco.

–Vas a herir mis sentimientos... Dame un besito... –siguió molestándolo.

–Sólo me preguntaba si mi intimidad quedaría a salvo. Sí vamos a vivir juntos, Yaku... –le aseguró Shio suspirando y apartándose hacia la cafetera. Empezaba a pensar que eran demasiado tercos.

–Eso... es un poco pronto –les advirtió ahora en serio.

–No ha pedido opiniones. Ha dicho que iba a venirse a vivir conmigo sin más –le explicó su hermano, tergiversando –. Ya ves, es un poco stalker.

Yaku esbozó una sonrisa, conteniéndose.

–¿Por qué de pronto? No es... No es muy normal.

–Bueno, la verdad es que a mí también me han estado sucediendo cosas –admitió Serkan.

Shio suspiró de nuevo, aliviado de que se decidiera y regresando junto a ellos, ahora con una taza de café en la mano.

–Es algo parecido a lo tuyo, pero... Creo que es mejor que él te lo explique. Y también empiezo a creer que deberíamos volver a entrevistar a todos los involucrados.

–¿En serio? –Yaku miró a su hermano preocupado.

–Sí, en serio... Lo que sucede es que me despierto en distintos lugares, y no sé lo que he estado haciendo mientras tanto –se explicó –. Pero me temo que nada bueno... –no quiso decirle más, pero su hermano sospechó enseguida.

–¿Qué quieres decir con eso? –le preguntó nervioso.

–Que... No lo sabemos aún.

Shio lo miró, decidiendo darle tiempo. Sabía que no quería que su hermano lo mirase con otros ojos, aunque sabía que Yaku no haría algo así.

–Sucedió anoche, yo estaba con él y me quedé dormido y cuando desperté se había ido. Cuando por fin lo encontré, no sabía qué había estado haciendo –“editó” su historia tanto como podía, continuando luego –Y ahora que me dices que te sucede algo parecido, creo que lo mejor será asegurarnos de que seáis los únicos. ¿Hai no ha hecho algo extraño? Más extraño quiero decir...

–Hum... no, no ha hecho nada extraño para tratarse de él. Tendré que preguntarle por Benkei... –aunque la verdad, se preguntaba de cuánta utilidad podía ser la información que le diese, teniendo en cuenta su manera de explicarse –. Deberíamos probar con hipnosis, Serkan, tratar de saber lo que ha sucedido...

–No, no quiero ser hipnotizado. Ninguno de nosotros puede hacerlo, y no quiero a nadie externo en esto.

–¿Qué más da? Sólo es una hipnosis... –Yaku lo miró intrigado.

–He dicho que no. Tal vez haya hecho algo ilegal ahí afuera...

–¿Ilegal? –Yaku lo miró preocupado. Sabían más de lo que le decían.

–Una hipnosis podría traer consecuencias graves. Serkan ya estuvo en coma, no queremos repetir eso –intervino Shio, aunque sabía que no era un buen argumento realmente, pero quería protegerlo –. No tomemos decisiones apresuradas.

–No son decisiones apresuradas... –Yaku los miró intrigado –. Hablaré con un doctor para que me diga los riesgos que comporta una hipnosis luego de un coma... –él no recordaba que hubiese problemas con eso.

–Primero vamos a hablar con los demás. Eso sería lo mejor por ahora... ¿No lo crees, Yaku? –Shio insistió, preguntándose si no tendría razón, tal vez lo mejor era hablar con él de todas maneras, pero Serkan lo mataría.

–Hablad con quién queráis, yo voy a hablar con un médico –Yaku lo miró a los ojos. Poco le importaba lo que estuviese sucediéndoles a los demás. A él le importaba la salud de su hermano.

Serkan suspiró, enviándole un: Lo sabía, ¿ves? como un castillo, al otro. Ahora sólo estaba aun más nervioso.

Shio suspiró, mirándolo y negando con la cabeza. Cuéntaselo todo, Yaku comprenderá. Te quiere.

–Sí, y por eso es mejor no hacerlo –dijo en alto el otro, aproximándose a su novio y sujetándole un hombro mientras se pegaba más a él para susurrarle –Deja de presionarme –al oído.

–Voy a salir un momento –Yaku se levantó, ya que no podía estarse sin hacer nada ni un minuto más.

–¿Dónde vas? –su hermano lo detuvo, y Yaku se apartó, poniéndose la cazadora.

–Voy a ir a hablar con alguien, vengo ahora... Saca anda... –le pidió, apartándolo de delante con cuidado.

Serkan se quitó del medio con pesadumbre. ¿Qué iba a hacer? ¿Atarlo?

–Yaku... –Shio lo sujetó por un brazo, deteniéndolo de todas maneras –¿Qué vas a hacer si Serkan se ha metido en problemas? Nosotros podemos manejarlo, pero un extraño podría verlo de otra manera.

El mayor lo miró a los ojos largo rato, colocándose la cazadora después.

–No ha hecho nada...

–Sí, sí que lo hice –Serkan observó la espalda de su hermano –. Si alguien más sabe lo que hice... voy a tener muchos problemas.

–Serkan... –Yaku lo miró asustado, moviendo un poco la cabeza, como esperando respuestas.

–Tenía sangre en las manos –le aclaró el chico de alguna manera.

–No puede ser... –desistió completamente de salir, y se apoyó con la espalda contra la puerta.

–Sí puede ser, ahora lo comprendes, ¿no? –contestó Shio mirándolo a los ojos –No es él, Yaku. Lo sé, puedo sentirlo. No es su culpa, pero para un extraño no sería así.

–Dios... ¡¿Y cuándo pensabas decírmelo?! ¿Cuándo sucedió eso? –se puso frente a Serkan, bastante nervioso a decir verdad.

–¡Sabía que te ibas a poner histérico! –el menor de los dos hermanos se quedó sin moverse del sitio, mirándolo fijamente –. ¡Y yo llevo un puto año en coma! ¡No voy a tirar mi vida a la basura por esta mierda!

–Pero tendrás que ir a la policía, algo tienes que hacer. Con más motivo deberíamos buscar a un médico. Finalmente lo comprenderán si se lo explicamos del modo correcto –Yaku trató de tranquilizarse para no empeorar las cosas.

–¡Ni se te ocurra!

–No lo comprenderán, Yaku. No puedes ser tan inocente, lo meterán preso... –Shio se detuvo, pensando que había hablado demasiado, pero era inevitable ya –No vas a condenar a tu hermano por algo que ni siquiera es su culpa, ¿verdad? Ya se ríen de nosotros por lo que hacemos, ¿qué crees que dirán si les decimos que está... poseído o quién sabe qué?

Yaku se sentó en el sofá, desconcertado e incrédulo.

–Yaku... –Serkan lo llamó, pero el otro movió un poco la mano para que no le hablase. Ni siquiera lo miraba. Le hacía sentir como cuando llevaba las notas a su madre y esta se decepcionaba por sus suspensos –Me estás ayudando mucho, sí –espetó, riéndose entre dientes y saliendo de la oficina, por poco arrancando la cazadora del colgador.

–Serkan... –Shio exhaló, mirando a Yaku por un momento y comentando –Te necesita ahora... –por ver si reaccionaba, antes de salir tras el menor. No podía dejarlo solo, aunque ya sabía lo que le esperaba –¡Serkan! ¡Espérame!

El moreno en realidad estaba ya cerrando la puerta del ascensor, pero lo esperó, dejando que entrase con él y besándolo de inmediato, en cuanto estuvieron dentro.

Se separó despacio, resoplando y tratando de calmarse.

–Lo sabía...

–No, Yaku sólo está alterado, es normal. Sé que comprenderá luego, sabes que es un poco... No, esta vez no puedo culparlo. Yo también me alteré mucho anoche. Sigo alterado –sonrió, pensando que por lo general era capaz de pensar las cosas con más lógica.

–No tiene que poner esa cara de “Me has decepcionado”. No es algo que esté haciendo yo. Ni siquiera me miraba... Ah... ¡Que le jodan! –espetó, pegándole un puñetazo a la pared del ascensor y saliendo.

–Creo que fue por habérselo ocultado, te lo dije –sonrió siguiéndolo e intentando calmarlo con sus bromas. Se sentía un poco estúpido la verdad –. Serkan, ¿a dónde piensas ir de todas maneras?

–No lo sé... a la mierda... –salió del edificio, llevándose el cigarro a los labios otra vez y tocándose la frente con dos dedos luego –.Voy a conducir un rato... ven conmigo.

–Bien... –accedió sólo por cómo estaba. Lo cierto era que pensaba que mientras más rápido se pusiera a investigar aquello, sería mejor. También quería hablar a solas con Yaku.

Serkan se subió sobre la moto, esperándolo y observando a la pareja que se aproximaba a ellos por la calle.

–Quietos ahí –demandó Senzo, señalándolos con el ceño fruncido.

–¿La policía? –preguntó Shio, aunque deteniéndose efectivamente. De todas maneras le resultaba un poco vergonzoso el subirse en una moto así como así.

–Muy gracioso –contestó Hiroki, caminando hasta quedar frente al vehículo, no fuesen a irse de todas maneras –. Os dije que si algo nos sucedía, sufriríais las consecuencias. Pues algo nos ha sucedido.

–¿El qué? –Serkan se bajó de la moto, mirándolos atentamente y guardándose las llaves.

–No voy a ponerme a hablar de eso en la calle –Senzo tiró un poco del jersey de Hiroki, pidiéndole que no hiciese mucho jaleo allí.

–Pues... –Serkan no quería subir de nuevo –. Vamos a...

–Vamos a mi piso, allí podemos hablar con calma. Yaku está ocupado ahora con otras personas –se excusó Shio, pensando que no le gustaba mucho eso de dejarlo por fuera, pero tampoco quería que Serkan se alejase ahora.

Hiroki los miró un momento con desconfianza, aquello era muy poco profesional. ¿Realmente sabían lo que estaban haciendo?

–Yo no voy al piso de nadie... –Senzo frunció el ceño, ya que no confiaba para nada –. Vamos allí –les señaló una cafetería.

–Vamos... –murmuró Serkan, que estaba al borde de perder la paciencia con quien se le pusiese a tiro.

Hiroki sujetó a Senzo de la mano, ya echando a caminar hacia allí. Seguía pareciéndole sospechoso que no quisieran subir a su oficina y pensaba decirlo, pero por ahora se encargaría de aquello primero.

Shio suspiró, siguiendo a los otros tres y mirando a Serkan. Dependiendo de lo que nos digan, tendremos que informar a Yaku.

Serkan asintió con la cabeza, dándole una calada al cigarro y entrando en aquella cafetería tan fina, a la que nunca habría ido por propia iniciativa.

Senzo se sentó al fondo de la cafetería junto a Hiroki, esperando a que se sentasen, aunque sin darles tiempo ni a respirar.

–Hiroki ha tenido mareos, y se comporta como si fuera otra persona. Eso es lo más light –comenzó.

–¿Otra persona? –Shio miró a Hiroki inmediatamente interesado. Si contaban los pasteles de Yaku, ya iban tres. Aquello definitivamente podía ayudarlos –¿A qué se refiere?

–No estoy seguro, no recuerdo nada cuando vuelvo..., aunque Senzo dice que esta vez lo llevé conmigo a un lugar horrible –les aclaró, inclinándose un poco sobre la mesa –. Ya hemos pasado por experiencias terribles, no queremos repetir eso, ya que vosotros habéis sido los responsables esta vez, imagino que tenéis una manera de detenerlo.

–No, lo siento. Si os consuela no sois las únicas personas que han pasado por experiencias terribles en esta vida –Serkan alzó una ceja en un gesto chulo, y Senzo le devolvió la mirada, sonriendo con maldad.

–Pero resulta que a mí esos me importan muy poco. Vosotros tenéis la culpa de esto, y lo vais a solucionar pero ya... –le dio con la mano a la mesa, sulfurado.

–No es tan sencillo. Ojalá pudiéramos hacerlo, mejor habladnos de lo que sucedió... específicamente.

Hiroki los miró a ambos con cara de que iba a matarlos, exhalando luego.

–La primera vez sucedió al despertar, Senzo me dijo que le pedí un cigarrillo e incluso fumé un poco antes de regresar en mí. Jamás he fumado en mi vida, en realidad no me gusta para nada. Y esta mañana, fue con un mareo...

Shio se cuidó de sonreír ya que había leído lo que estaba pensando el moreno además de que estaba pensando en que a todos parecía darles ganas de llevarse algo a la boca. Apenas llegó a esa conclusión, se le quitaron las ganas de reír.

–¿Y tú? Dijiste que eso era lo más light, también estabas en ese ascensor. ¿Te ha sucedido algo?

–No... bueno. No si que mi novio se vuelva un hombre que no es... convierta el cuarto en un caos... que... no puedo ni describir... y luego ni se acuerde, no cuentan. Un capuchino –le dijo de pronto al camarero, que estaba flipando tanto que no se había atrevido ni a interrumpir.

–Mira lo que sucedió –le pidió Serkan a Shio –, a ver si es algo como lo que ves en mí. Tengo una especie de teoría.

Shio asintió, mirando a los dos chicos luego.

–¿Puedo?

Hiroki frunció el ceño, no muy seguro, asintiendo luego.

–Como dije, no recuerdo casi nada...

–Entonces sería mejor que mirase en la mente de Senzo... –sugirió “sutilmente”, aunque en realidad eso había pensado desde un principio. Hiroki simplemente había asumido que se refería a él, seguramente por proteger a su novio.

–Está bien... –murmuró el moreno, que lo miraba fijamente, aunque por un momento sonrió recordando lo que había dicho Ken que imaginaría en su caso. Después se concentró en recordar algunas cosas, las que más le habían impresionado.

Shio sonrió un poco, concentrándose luego. Mejor no le decía a su novio lo del pelirrojo. Permanecieron en silencio por un rato, a veces había algo de interferencia, no tenía tan buena conexión con él como con Serkan, por supuesto. Bajó la mirada por fin, con un gesto un tanto cansado, aquello era horrible, estaba seguro de que era aquel otro mundo, pero esa mujer descuartizada...

–¿Qué? –Serkan lo miró intrigado, además de algo preocupado por su expresión. Sacudió la ceniza y apoyó el cigarro, como esperando un veredicto.
–Creo que estaban al otro lado...

–¿Qué otro lado? –preguntó Hiroki, casi golpeando la mesa y espantando un poco al camarero que venía con el capuchino de Senzo.

–Ese aparato era... está diseñado para abrir una puerta –les explicó Shio, mirándolos serio –. Creo que al romperse, tal vez creo una especie de pasaje.

–No, creo que el problema fue Kawa y el aparato a la vez. Él funcionó como algún tipo de canalizador... estoy seguro. Escuché su voz y fue como si me despertase.

–Dejando eso a un lado. ¿Una puerta a qué?

–La verdad es que no estoy seguro... –Serkan lo miró a los ojos, pensando que era aun más impaciente que él, si es que eso era posible.

–No, no lo estamos. Queríamos ir al más allá, por así decirlo, pero tal parece que no hay un solo más allá. O... –Shio suspiro, entrelazando sus manos. Aquello había resultado mal desde un principio –De todas maneras, creo que debéis volver con nosotros a la oficina, hacer un par de pruebas... Llamaremos a Kawa, él accedió a ayudarnos.

–Un momento... Abristeis una puerta a quién sabe qué mundo, afectáis nuestras vidas de esta manera y ahora ni siquiera sabéis cómo arreglarlo... ¿Os parece bien esto? Ni siquiera es algo que pueda evitar como... “no camines al lado de ese hueco”. ¿Qué esperáis que haga mientras tanto? ¿No ir a trabajar? ¿Alejarme de Senzo? ¿Y si le hago daño?

Serkan lo miró a los ojos, suspirando y preguntándose si creía que tenía punto de comparación con lo suyo. Claro, ellos ni siquiera tenían que ver con aquello.

–Fue un accidente... No es como que mi hermano fuera allí para llevar a cabo un atentado. La cagó, pero ahora está tratando de solucionarlo, no sois los únicos afectados.

–Lo siento, eso no me hace sentir mejor... –resopló Senzo –¿Qué hago? Eso es lo que quiero saber. Esto no es... No es cómo salir de un agujero o algo así, no puedo escapar de... mi casa o... –resopló de nuevo, negando con la cabeza.

Hiroki le tocó la espalda como tranquilizándolo. Tenía que ser fuerte por él, tenía que recordar eso como lo había hecho años atrás.

–Bien, ¿qué hacemos? ¿Sólo... hacer esas pruebas?

–Por el momento será lo mejor –contestó Shio, permaneciendo serio, no podía decir que no comprendía su estado de ánimo –. No es necesario preocuparse demasiado. Después de todo... todo eso no tuvo consecuencias físicas reales, ¿verdad? Tu pie no tiene heridas –miró a Hiroki buscando asegurarse.

–No las tiene, no. No las tiene lo que pasó en esa pesadilla, pero no quiero morirme de infarto, y mientras sucede, se siente real, es insoportable. ¿Y qué quieres que yo haga? Mi novio, no sé si lo asimilas, se transforma en... un capullo –espetó, sentándose de nuevo, porque hasta se había incorporado un poquito en la silla –. No puedo dejarlo irse por ahí a hacer quién sabe qué, y sinceramente, míralo, ¿tú crees que puedo con él? ¿Y de qué pruebas hablamos?

Serkan tuvo que aguantarse para no reírse, estaba súper histérico.

–Para empezar puedes dejarlo con nosotros... –sonrió Shio, siendo reñido inmediatamente por Hiroki, que lo miró con aquella furia asesina de nuevo.
–No es gracioso, esto no es un juego.

–No, claro que no, sólo intentaba relajar el ambiente –exhaló profundamente, observándolos –. Tal vez una hipnosis no sería una mala idea. Y sinceramente... tampoco sería mala idea que se quedase con nosotros por un día por ejemplo... podríamos medir sus signos vitales si vuelve a cambiar...

–Si él se queda yo me quedo con él, y la verdad, ya te voy adelantando que no quiero –le advirtió, bebiendo de su café y apartándose el cabello de la cara.

Serkan apagó el cigarro, pensativo.

–Mi hermano mayor está empezando a sufrir mareos y cambios de conducta también... Tal vez sería buena idea tenernos vigilados los unos a los otros un tiempo.

–Sí, creo que sería lo mejor –suspiró Shio, mirando a la otra pareja pensativo –. ¿Creéis que podrías ausentaros del trabajo por una semana o algo así?

–¿Por qué? No tengo ganas de poner mi vida en pausa porque vosotros hayáis cometido un error, aunque... –Hiroki miró a Senzo por un segundo, suspirando –lo que más me importa es resolver esto tan pronto como sea posible.

–Yo soy maquillador, no tengo un horario o algo así, puedo ausentarme cuando quiera..., pero... ¿No es un poco pronto para hacer algo tan radical? ¿Seguro que no va a solucionarse? ¿Y a dónde iríamos? Yo me niego a pasar una semana como un indio.

–No dije que no fuese a solucionarse, por eso queremos observarlo. Y por supuesto, alquilaríamos un lugar... civilizado –sonrió Shio, preguntándose qué se estaba imaginando ese tío. ¿Qué los iban a dejar en el medio de la jungla o algo así?

–No sé si quiero ser un conejillo de indias –negó Hiroki, pensando que prefería estar al otro lado del cristal.

–No es eso...

–Estaremos todos juntos... –le dijo Senzo, ya que no había otro modo de que él accediese.

–Sí, eso haríamos. Lo otro que podemos hacer, es pedirle a un cura que nos exorcice –se rio Serkan, que estaba encendiendo un cigarro ahora.

–No hace gracia –le dijo Senzo dedicándole otra mirada.

–¿Tendremos privacidad? –preguntó Hiroki, accediendo a medias y añadiendo –¿Comunicación con el resto del mundo?

–Claro, no estaréis presos y tendréis tanta privacidad como se pueda. De todos modos, todos estaremos allí. No es como si os fuera a vigilar desde un lugar remoto.

–¿Habrá cámaras o algo así? Porque... –Senzo suspiró, eso sería demasiado.

–Creo que sí... No podemos arriesgarnos, ¿verdad? –Shio miró a Serkan de soslayo, seguro de que comprendería lo que estaba preguntando –, pero no en lugares privados... Tal vez deberíamos instalar cámaras térmicas en vez de las normales.

–Las vas a pagar tú, ¿no? Porque sólo faltaría eso... –ya se rio Senzo, pensando que aquello era francamente hilarante –Mejor cámaras normales, ¿pero quién se va a ocupar de revisarlas?

–Podemos revisarlas nosotros mismos, y mostrarlas sólo en caso de que suceda algo importante –sugirió Serkan, que al menos ya los veía algo más participativos. A ver si no acababan matándose unos a otros.

–¿Cómo sabemos que podemos confiar en vosotros? Objetivamente... –preguntó Hiroki, completamente serio, sin apartarles la mirada de encima.

–Soy un profesional, y además, yo no estuve en ese ascensor ni me ha ocurrido nada extraño. Creo que soy el más indicado para encargarme de esto –le aseguró Shio, devolviéndole la mirada de negocios esa que ponía –. No os preocupéis... No soy un stalker ni nada por el estilo y tampoco os iba a pedir que nos financiaseis.

Lo de que no eres stalker es una mentira increíble, que bien mientes..., le lanzó Serkan mentalmente, apuntándoselo.

–Lo de soy un profesional no es muy objetivo –le recordó Senzo de todos modos, dejando el dinero de su café sobre la mesa –. Bueno... pues ocuparos de eso, y cuanto antes mejor.

–Creo que... –Hiroki tomó el dinero de Senzo nuevamente, sonriendo un poco por fin –nos debéis eso por ahora. Se levantó, devolviéndole su dinero a Senzo y sujetándolo por la cintura. Debía calmarse y pensar en aquello, tal vez incluso investigar un poco por su cuenta.

–No soy un stalker, mira quién habla –le reprochó Shio a Serkan, una vez que los otros se hubieron alejado.

–Esto es un caos... –le dijo Serkan, que no comprendía ni cómo habían terminado así las cosas –. Y verás cuando se lo digamos a Yaku...


Continua leyendo!

 
 

Tambien puedes dejar tus comentarios y opiniones en la sección de este fic en el foro foro yaoi

yaoi shop, yaoi t-shirts, uke t-shirts, wings on  the back