Capitulo 41
My boyfriend turns into an asshole!
Lunes 14 de Diciembre.
Mañana.
–¿Qué os sucede? –Yaku se quedó
mirando a Shio, y luego a su hermano. Se estaban comportando extrañamente
callados. Le parecía casi como si supiesen lo que le había
sucedido.
–No sucede nada. ¿Te pasa algo a ti? –le preguntó
Serkan, haciéndolo sentir en evidencia.
–Me dieron unos mareos ayer... y Hai dijo que me estaba
comportando extrañamente –les confesó de pronto.
–¿Extrañamente... de qué manera? –Shio
lo miró serio, cuidándose de no hacer ningún
gesto que lo delatase, aunque todavía pensaba que debían
decírselo.
–Bueno, no estoy seguro, Hai, es un poco extraño
explicándose... –murmuró, tratando de recordar
si le había dicho algo importante realmente –. Me contó
que yo le había dicho que no me importaba mi hermano y que
no lo conocía, o algo así. No estoy seguro, porque
se liaba mucho, y que me puse a comer pasteles.
Serkan se rio un poco, porque la verdad, aquello era hilarante.
Se había preocupado de que aquella entidad hubiese poseído
a su hermano, y le decía que se había puesto a comer
pasteles. Vale, era extraño para tratarse de él, pero
preocupante... no.
–¿Pasteles? –le preguntó Shio sin estar
seguro de si debía tomar aquello en serio o no, pero cualquier
cosa era importante, por más pequeña que fuera –¿Dijiste
que no conocías a Serkan?
–Eso dice Hai, pero no estoy seguro de que lo suyo sea comprender
las cosas con facilidad –les explicó sutilmente.
–Bueno, esperaremos a que comas más pasteles antes
de alarmarnos. Mientras no sea una hamburguesa... –se metió
Serkan con él.
–Qué gracioso... –Yaku resopló, pensando
que no debía habérselo contado –. Pero es cierto
que me mareé, y que aparecía en la cocina, sin enterarme
de cuando había ido hasta allí, y cosas así.
Serkan se puso serio enseguida, eso sí que no le hacía
nada de gracia ya, pero su hermano parecía haberse puesto
a trabajar de nuevo como si nada. Miró a Shio, estallándose
los dedos de la mano derecha, ligeramente nervioso.
–¿Estabas dormido?
–No, no lo estaba –su hermano lo miró ahora
–. ¿Por qué? –preguntó con sospecha.
Le parecía que algo le ocultaban.
Deberíamos decírselo, Shio intercambió una
mirada con Serkan, insistiendo. Era peligroso seguir así.
–¿Sucedió una sola vez o varias veces durante
el día?
–Varias veces seguidas por la mañana, Hai me despertó,
y no había dormido suficiente. Creo que tal vez fue por eso...
Aunque nunca me había sucedido algo así con anterioridad.
El resto del día lo pasé con normalidad –se
rio, desviando la mirada un poco.
Serkan alzó una ceja, mirando a Shio también y llevándose
el cigarro a los labios.
–¿En qué estás pensando? –le
preguntó a su hermano, que se puso serio, aunque le habían
enrojecido las orejas.
–¿Yo? En nada, no me acuerdo de nada más importante.
Se me olvidó con las otras cosas que me pasaron en el día.
–Ya veo... –sonrió Shio, observando a Hai modelando
aquel abrigo y luego saliendo de su mente porque no quería
ver contenido no censurado –¿Te ha sucedido algo así
antes? Me refiero a que estés en algún lugar y no
recuerdes cómo llegaste allí –cambió
el tema y mirando a Serkan de nuevo. Deberíamos decirle,
no te hagas el que no escuchas.
No, no se lo voy a decir sólo porque se ponga a comer pasteles...,
le contestó el otro, viendo que no era posible que cediese
por hacerse el sordo.
–No, nunca –Yaku se quedó mirándolos,
suspirando –. ¿Qué es lo que no me estáis
diciendo? Porque siento como si os estuvierais pasando papelitos
por debajo de la mesa en clase.
–Está bien... –Serkan se rascó el pecho
–. Lo que sucede es que estamos enrollados, eso. Shio y yo,
va a venir a vivir conmigo. ¿No, Shio? –le preguntó
el chico.
–Sí, eso y que Serkan en un kinky en la cama –añadió,
sonriendo un poco para vengarse. No era sólo el comer pasteles,
aquello no podía ser una coincidencia.
–Cla... claro que no es un kinky... –lo defendió
Yaku, que se había sentido aludido en cierta manera.
Serkan se rio, preguntándose cómo podían
esos dos hacerlo evadirse así de sus propios problemas.
–¿Qué has estado haciendo, Yaku? ¿Qué
le has hecho al pequeño Hai? –se burló.
–No es pequeño, no digas eso porque suena... horrible.
Y no le hago nada que no quiera –se levantó, riéndose
secretamente, aunque trataba de verse serio.
–Oh... entonces ya lo hicisteis –Shio lo siguió,
relajándose por un momento, ya volvería a la carga
luego –. ¿Es el gran Hai entonces?
–Dejad eso... es privado... Y no me hurgues en la mente
–le pidió, tapándose la cara mientras iba de
regreso a su mesa con el café que se había preparado.
–Aunque te la tapes no funciona contra él –le
advirtió su hermano.
–Ya lo sé...
Serkan se sentó a su lado, apoyándose con un brazo
en la mesa.
–A mí me lo vas a contar todo, ¿no?
–No... No hay nada que contar. Deja... –se volteó
de espaldas a él en la silla.
–No te preocupes, no soy un voyeur... –le aseguró
Shio, riéndose un poco y añadiendo luego, con algo
de veneno –Yaku... Serkan te lo cuenta todo, ¿no es
así?
–Dilo –Yaku miró a su hermano con gesto severo,
seguro aun más de que algo le ocultaban, además lo
de que iban a vivir juntos era demasiado inverosímil.
–Hace años que ya no me asustas con esa cara... –Serkan
se inclinó hacia delante y le fue a besar los labios, pero
Yaku se los tapó con una mano enseguida.
–No hagas eso y dilo ya. Qué asco.
–Vas a herir mis sentimientos... Dame un besito... –siguió
molestándolo.
–Sólo me preguntaba si mi intimidad quedaría
a salvo. Sí vamos a vivir juntos, Yaku... –le aseguró
Shio suspirando y apartándose hacia la cafetera. Empezaba
a pensar que eran demasiado tercos.
–Eso... es un poco pronto –les advirtió ahora
en serio.
–No ha pedido opiniones. Ha dicho que iba a venirse a vivir
conmigo sin más –le explicó su hermano, tergiversando
–. Ya ves, es un poco stalker.
Yaku esbozó una sonrisa, conteniéndose.
–¿Por qué de pronto? No es... No es muy normal.
–Bueno, la verdad es que a mí también me han
estado sucediendo cosas –admitió Serkan.
Shio suspiró de nuevo, aliviado de que se decidiera y regresando
junto a ellos, ahora con una taza de café en la mano.
–Es algo parecido a lo tuyo, pero... Creo que es mejor que
él te lo explique. Y también empiezo a creer que deberíamos
volver a entrevistar a todos los involucrados.
–¿En serio? –Yaku miró a su hermano
preocupado.
–Sí, en serio... Lo que sucede es que me despierto
en distintos lugares, y no sé lo que he estado haciendo mientras
tanto –se explicó –. Pero me temo que nada bueno...
–no quiso decirle más, pero su hermano sospechó
enseguida.
–¿Qué quieres decir con eso? –le preguntó
nervioso.
–Que... No lo sabemos aún.
Shio lo miró, decidiendo darle tiempo. Sabía que
no quería que su hermano lo mirase con otros ojos, aunque
sabía que Yaku no haría algo así.
–Sucedió anoche, yo estaba con él y me quedé
dormido y cuando desperté se había ido. Cuando por
fin lo encontré, no sabía qué había
estado haciendo –“editó” su historia tanto
como podía, continuando luego –Y ahora que me dices
que te sucede algo parecido, creo que lo mejor será asegurarnos
de que seáis los únicos. ¿Hai no ha hecho algo
extraño? Más extraño quiero decir...
–Hum... no, no ha hecho nada extraño para tratarse
de él. Tendré que preguntarle por Benkei... –aunque
la verdad, se preguntaba de cuánta utilidad podía
ser la información que le diese, teniendo en cuenta su manera
de explicarse –. Deberíamos probar con hipnosis, Serkan,
tratar de saber lo que ha sucedido...
–No, no quiero ser hipnotizado. Ninguno de nosotros puede
hacerlo, y no quiero a nadie externo en esto.
–¿Qué más da? Sólo es una hipnosis...
–Yaku lo miró intrigado.
–He dicho que no. Tal vez haya hecho algo ilegal ahí
afuera...
–¿Ilegal? –Yaku lo miró preocupado.
Sabían más de lo que le decían.
–Una hipnosis podría traer consecuencias graves.
Serkan ya estuvo en coma, no queremos repetir eso –intervino
Shio, aunque sabía que no era un buen argumento realmente,
pero quería protegerlo –. No tomemos decisiones apresuradas.
–No son decisiones apresuradas... –Yaku los miró
intrigado –. Hablaré con un doctor para que me diga
los riesgos que comporta una hipnosis luego de un coma... –él
no recordaba que hubiese problemas con eso.
–Primero vamos a hablar con los demás. Eso sería
lo mejor por ahora... ¿No lo crees, Yaku? –Shio insistió,
preguntándose si no tendría razón, tal vez
lo mejor era hablar con él de todas maneras, pero Serkan
lo mataría.
–Hablad con quién queráis, yo voy a hablar
con un médico –Yaku lo miró a los ojos. Poco
le importaba lo que estuviese sucediéndoles a los demás.
A él le importaba la salud de su hermano.
Serkan suspiró, enviándole un: Lo sabía,
¿ves? como un castillo, al otro. Ahora sólo estaba
aun más nervioso.
Shio suspiró, mirándolo y negando con la cabeza.
Cuéntaselo todo, Yaku comprenderá. Te quiere.
–Sí, y por eso es mejor no hacerlo –dijo en
alto el otro, aproximándose a su novio y sujetándole
un hombro mientras se pegaba más a él para susurrarle
–Deja de presionarme –al oído.
–Voy a salir un momento –Yaku se levantó, ya
que no podía estarse sin hacer nada ni un minuto más.
–¿Dónde vas? –su hermano lo detuvo,
y Yaku se apartó, poniéndose la cazadora.
–Voy a ir a hablar con alguien, vengo ahora... Saca anda...
–le pidió, apartándolo de delante con cuidado.
Serkan se quitó del medio con pesadumbre. ¿Qué
iba a hacer? ¿Atarlo?
–Yaku... –Shio lo sujetó por un brazo, deteniéndolo
de todas maneras –¿Qué vas a hacer si Serkan
se ha metido en problemas? Nosotros podemos manejarlo, pero un extraño
podría verlo de otra manera.
El mayor lo miró a los ojos largo rato, colocándose
la cazadora después.
–No ha hecho nada...
–Sí, sí que lo hice –Serkan observó
la espalda de su hermano –. Si alguien más sabe lo
que hice... voy a tener muchos problemas.
–Serkan... –Yaku lo miró asustado, moviendo
un poco la cabeza, como esperando respuestas.
–Tenía sangre en las manos –le aclaró
el chico de alguna manera.
–No puede ser... –desistió completamente de
salir, y se apoyó con la espalda contra la puerta.
–Sí puede ser, ahora lo comprendes, ¿no? –contestó
Shio mirándolo a los ojos –No es él, Yaku. Lo
sé, puedo sentirlo. No es su culpa, pero para un extraño
no sería así.
–Dios... ¡¿Y cuándo pensabas decírmelo?!
¿Cuándo sucedió eso? –se puso frente
a Serkan, bastante nervioso a decir verdad.
–¡Sabía que te ibas a poner histérico!
–el menor de los dos hermanos se quedó sin moverse
del sitio, mirándolo fijamente –. ¡Y yo llevo
un puto año en coma! ¡No voy a tirar mi vida a la basura
por esta mierda!
–Pero tendrás que ir a la policía, algo tienes
que hacer. Con más motivo deberíamos buscar a un médico.
Finalmente lo comprenderán si se lo explicamos del modo correcto
–Yaku trató de tranquilizarse para no empeorar las
cosas.
–¡Ni se te ocurra!
–No lo comprenderán, Yaku. No puedes ser tan inocente,
lo meterán preso... –Shio se detuvo, pensando que había
hablado demasiado, pero era inevitable ya –No vas a condenar
a tu hermano por algo que ni siquiera es su culpa, ¿verdad?
Ya se ríen de nosotros por lo que hacemos, ¿qué
crees que dirán si les decimos que está... poseído
o quién sabe qué?
Yaku se sentó en el sofá, desconcertado e incrédulo.
–Yaku... –Serkan lo llamó, pero el otro movió
un poco la mano para que no le hablase. Ni siquiera lo miraba. Le
hacía sentir como cuando llevaba las notas a su madre y esta
se decepcionaba por sus suspensos –Me estás ayudando
mucho, sí –espetó, riéndose entre dientes
y saliendo de la oficina, por poco arrancando la cazadora del colgador.
–Serkan... –Shio exhaló, mirando a Yaku por
un momento y comentando –Te necesita ahora... –por ver
si reaccionaba, antes de salir tras el menor. No podía dejarlo
solo, aunque ya sabía lo que le esperaba –¡Serkan!
¡Espérame!
El moreno en realidad estaba ya cerrando la puerta del ascensor,
pero lo esperó, dejando que entrase con él y besándolo
de inmediato, en cuanto estuvieron dentro.
Se separó despacio, resoplando y tratando de calmarse.
–Lo sabía...
–No, Yaku sólo está alterado, es normal. Sé
que comprenderá luego, sabes que es un poco... No, esta vez
no puedo culparlo. Yo también me alteré mucho anoche.
Sigo alterado –sonrió, pensando que por lo general
era capaz de pensar las cosas con más lógica.
–No tiene que poner esa cara de “Me has decepcionado”.
No es algo que esté haciendo yo. Ni siquiera me miraba...
Ah... ¡Que le jodan! –espetó, pegándole
un puñetazo a la pared del ascensor y saliendo.
–Creo que fue por habérselo ocultado, te lo dije –sonrió
siguiéndolo e intentando calmarlo con sus bromas. Se sentía
un poco estúpido la verdad –. Serkan, ¿a dónde
piensas ir de todas maneras?
–No lo sé... a la mierda... –salió del
edificio, llevándose el cigarro a los labios otra vez y tocándose
la frente con dos dedos luego –.Voy a conducir un rato...
ven conmigo.
–Bien... –accedió sólo por cómo
estaba. Lo cierto era que pensaba que mientras más rápido
se pusiera a investigar aquello, sería mejor. También
quería hablar a solas con Yaku.
Serkan se subió sobre la moto, esperándolo y observando
a la pareja que se aproximaba a ellos por la calle.
–Quietos ahí –demandó Senzo, señalándolos
con el ceño fruncido.
–¿La policía? –preguntó Shio,
aunque deteniéndose efectivamente. De todas maneras le resultaba
un poco vergonzoso el subirse en una moto así como así.
–Muy gracioso –contestó Hiroki, caminando hasta
quedar frente al vehículo, no fuesen a irse de todas maneras
–. Os dije que si algo nos sucedía, sufriríais
las consecuencias. Pues algo nos ha sucedido.
–¿El qué? –Serkan se bajó de
la moto, mirándolos atentamente y guardándose las
llaves.
–No voy a ponerme a hablar de eso en la calle –Senzo
tiró un poco del jersey de Hiroki, pidiéndole que
no hiciese mucho jaleo allí.
–Pues... –Serkan no quería subir de nuevo –.
Vamos a...
–Vamos a mi piso, allí podemos hablar con calma.
Yaku está ocupado ahora con otras personas –se excusó
Shio, pensando que no le gustaba mucho eso de dejarlo por fuera,
pero tampoco quería que Serkan se alejase ahora.
Hiroki los miró un momento con desconfianza, aquello era
muy poco profesional. ¿Realmente sabían lo que estaban
haciendo?
–Yo no voy al piso de nadie... –Senzo frunció
el ceño, ya que no confiaba para nada –. Vamos allí
–les señaló una cafetería.
–Vamos... –murmuró Serkan, que estaba al borde
de perder la paciencia con quien se le pusiese a tiro.
Hiroki sujetó a Senzo de la mano, ya echando a caminar
hacia allí. Seguía pareciéndole sospechoso
que no quisieran subir a su oficina y pensaba decirlo, pero por
ahora se encargaría de aquello primero.
Shio suspiró, siguiendo a los otros tres y mirando a Serkan.
Dependiendo de lo que nos digan, tendremos que informar a Yaku.
Serkan asintió con la cabeza, dándole una calada
al cigarro y entrando en aquella cafetería tan fina, a la
que nunca habría ido por propia iniciativa.
Senzo se sentó al fondo de la cafetería junto a
Hiroki, esperando a que se sentasen, aunque sin darles tiempo ni
a respirar.
–Hiroki ha tenido mareos, y se comporta como si fuera otra
persona. Eso es lo más light –comenzó.
–¿Otra persona? –Shio miró a Hiroki inmediatamente
interesado. Si contaban los pasteles de Yaku, ya iban tres. Aquello
definitivamente podía ayudarlos –¿A qué
se refiere?
–No estoy seguro, no recuerdo nada cuando vuelvo..., aunque
Senzo dice que esta vez lo llevé conmigo a un lugar horrible
–les aclaró, inclinándose un poco sobre la mesa
–. Ya hemos pasado por experiencias terribles, no queremos
repetir eso, ya que vosotros habéis sido los responsables
esta vez, imagino que tenéis una manera de detenerlo.
–No, lo siento. Si os consuela no sois las únicas
personas que han pasado por experiencias terribles en esta vida
–Serkan alzó una ceja en un gesto chulo, y Senzo le
devolvió la mirada, sonriendo con maldad.
–Pero resulta que a mí esos me importan muy poco.
Vosotros tenéis la culpa de esto, y lo vais a solucionar
pero ya... –le dio con la mano a la mesa, sulfurado.
–No es tan sencillo. Ojalá pudiéramos hacerlo,
mejor habladnos de lo que sucedió... específicamente.
Hiroki los miró a ambos con cara de que iba a matarlos,
exhalando luego.
–La primera vez sucedió al despertar, Senzo me dijo
que le pedí un cigarrillo e incluso fumé un poco antes
de regresar en mí. Jamás he fumado en mi vida, en
realidad no me gusta para nada. Y esta mañana, fue con un
mareo...
Shio se cuidó de sonreír ya que había leído
lo que estaba pensando el moreno además de que estaba pensando
en que a todos parecía darles ganas de llevarse algo a la
boca. Apenas llegó a esa conclusión, se le quitaron
las ganas de reír.
–¿Y tú? Dijiste que eso era lo más light,
también estabas en ese ascensor. ¿Te ha sucedido algo?
–No... bueno. No si que mi novio se vuelva un hombre que
no es... convierta el cuarto en un caos... que... no puedo ni describir...
y luego ni se acuerde, no cuentan. Un capuchino –le dijo de
pronto al camarero, que estaba flipando tanto que no se había
atrevido ni a interrumpir.
–Mira lo que sucedió –le pidió Serkan
a Shio –, a ver si es algo como lo que ves en mí. Tengo
una especie de teoría.
Shio asintió, mirando a los dos chicos luego.
–¿Puedo?
Hiroki frunció el ceño, no muy seguro, asintiendo
luego.
–Como dije, no recuerdo casi nada...
–Entonces sería mejor que mirase en la mente de Senzo...
–sugirió “sutilmente”, aunque en realidad
eso había pensado desde un principio. Hiroki simplemente
había asumido que se refería a él, seguramente
por proteger a su novio.
–Está bien... –murmuró el moreno, que
lo miraba fijamente, aunque por un momento sonrió recordando
lo que había dicho Ken que imaginaría en su caso.
Después se concentró en recordar algunas cosas, las
que más le habían impresionado.
Shio sonrió un poco, concentrándose luego. Mejor
no le decía a su novio lo del pelirrojo. Permanecieron en
silencio por un rato, a veces había algo de interferencia,
no tenía tan buena conexión con él como con
Serkan, por supuesto. Bajó la mirada por fin, con un gesto
un tanto cansado, aquello era horrible, estaba seguro de que era
aquel otro mundo, pero esa mujer descuartizada...
–¿Qué? –Serkan lo miró intrigado,
además de algo preocupado por su expresión. Sacudió
la ceniza y apoyó el cigarro, como esperando un veredicto.
–Creo que estaban al otro lado...
–¿Qué otro lado? –preguntó Hiroki,
casi golpeando la mesa y espantando un poco al camarero que venía
con el capuchino de Senzo.
–Ese aparato era... está diseñado para abrir
una puerta –les explicó Shio, mirándolos serio
–. Creo que al romperse, tal vez creo una especie de pasaje.
–No, creo que el problema fue Kawa y el aparato a la vez.
Él funcionó como algún tipo de canalizador...
estoy seguro. Escuché su voz y fue como si me despertase.
–Dejando eso a un lado. ¿Una puerta a qué?
–La verdad es que no estoy seguro... –Serkan lo miró
a los ojos, pensando que era aun más impaciente que él,
si es que eso era posible.
–No, no lo estamos. Queríamos ir al más allá,
por así decirlo, pero tal parece que no hay un solo más
allá. O... –Shio suspiro, entrelazando sus manos. Aquello
había resultado mal desde un principio –De todas maneras,
creo que debéis volver con nosotros a la oficina, hacer un
par de pruebas... Llamaremos a Kawa, él accedió a
ayudarnos.
–Un momento... Abristeis una puerta a quién sabe qué
mundo, afectáis nuestras vidas de esta manera y ahora ni
siquiera sabéis cómo arreglarlo... ¿Os parece
bien esto? Ni siquiera es algo que pueda evitar como... “no
camines al lado de ese hueco”. ¿Qué esperáis
que haga mientras tanto? ¿No ir a trabajar? ¿Alejarme
de Senzo? ¿Y si le hago daño?
Serkan lo miró a los ojos, suspirando y preguntándose
si creía que tenía punto de comparación con
lo suyo. Claro, ellos ni siquiera tenían que ver con aquello.
–Fue un accidente... No es como que mi hermano fuera allí
para llevar a cabo un atentado. La cagó, pero ahora está
tratando de solucionarlo, no sois los únicos afectados.
–Lo siento, eso no me hace sentir mejor... –resopló
Senzo –¿Qué hago? Eso es lo que quiero saber.
Esto no es... No es cómo salir de un agujero o algo así,
no puedo escapar de... mi casa o... –resopló de nuevo,
negando con la cabeza.
Hiroki le tocó la espalda como tranquilizándolo.
Tenía que ser fuerte por él, tenía que recordar
eso como lo había hecho años atrás.
–Bien, ¿qué hacemos? ¿Sólo...
hacer esas pruebas?
–Por el momento será lo mejor –contestó
Shio, permaneciendo serio, no podía decir que no comprendía
su estado de ánimo –. No es necesario preocuparse demasiado.
Después de todo... todo eso no tuvo consecuencias físicas
reales, ¿verdad? Tu pie no tiene heridas –miró
a Hiroki buscando asegurarse.
–No las tiene, no. No las tiene lo que pasó en esa
pesadilla, pero no quiero morirme de infarto, y mientras sucede,
se siente real, es insoportable. ¿Y qué quieres que
yo haga? Mi novio, no sé si lo asimilas, se transforma en...
un capullo –espetó, sentándose de nuevo, porque
hasta se había incorporado un poquito en la silla –.
No puedo dejarlo irse por ahí a hacer quién sabe qué,
y sinceramente, míralo, ¿tú crees que puedo
con él? ¿Y de qué pruebas hablamos?
Serkan tuvo que aguantarse para no reírse, estaba súper
histérico.
–Para empezar puedes dejarlo con nosotros... –sonrió
Shio, siendo reñido inmediatamente por Hiroki, que lo miró
con aquella furia asesina de nuevo.
–No es gracioso, esto no es un juego.
–No, claro que no, sólo intentaba relajar el ambiente
–exhaló profundamente, observándolos –.
Tal vez una hipnosis no sería una mala idea. Y sinceramente...
tampoco sería mala idea que se quedase con nosotros por un
día por ejemplo... podríamos medir sus signos vitales
si vuelve a cambiar...
–Si él se queda yo me quedo con él, y la verdad,
ya te voy adelantando que no quiero –le advirtió, bebiendo
de su café y apartándose el cabello de la cara.
Serkan apagó el cigarro, pensativo.
–Mi hermano mayor está empezando a sufrir mareos
y cambios de conducta también... Tal vez sería buena
idea tenernos vigilados los unos a los otros un tiempo.
–Sí, creo que sería lo mejor –suspiró
Shio, mirando a la otra pareja pensativo –. ¿Creéis
que podrías ausentaros del trabajo por una semana o algo
así?
–¿Por qué? No tengo ganas de poner mi vida
en pausa porque vosotros hayáis cometido un error, aunque...
–Hiroki miró a Senzo por un segundo, suspirando –lo
que más me importa es resolver esto tan pronto como sea posible.
–Yo soy maquillador, no tengo un horario o algo así,
puedo ausentarme cuando quiera..., pero... ¿No es un poco
pronto para hacer algo tan radical? ¿Seguro que no va a solucionarse?
¿Y a dónde iríamos? Yo me niego a pasar una
semana como un indio.
–No dije que no fuese a solucionarse, por eso queremos observarlo.
Y por supuesto, alquilaríamos un lugar... civilizado –sonrió
Shio, preguntándose qué se estaba imaginando ese tío.
¿Qué los iban a dejar en el medio de la jungla o algo
así?
–No sé si quiero ser un conejillo de indias –negó
Hiroki, pensando que prefería estar al otro lado del cristal.
–No es eso...
–Estaremos todos juntos... –le dijo Senzo, ya que
no había otro modo de que él accediese.
–Sí, eso haríamos. Lo otro que podemos hacer,
es pedirle a un cura que nos exorcice –se rio Serkan, que
estaba encendiendo un cigarro ahora.
–No hace gracia –le dijo Senzo dedicándole
otra mirada.
–¿Tendremos privacidad? –preguntó Hiroki,
accediendo a medias y añadiendo –¿Comunicación
con el resto del mundo?
–Claro, no estaréis presos y tendréis tanta
privacidad como se pueda. De todos modos, todos estaremos allí.
No es como si os fuera a vigilar desde un lugar remoto.
–¿Habrá cámaras o algo así?
Porque... –Senzo suspiró, eso sería demasiado.
–Creo que sí... No podemos arriesgarnos, ¿verdad?
–Shio miró a Serkan de soslayo, seguro de que comprendería
lo que estaba preguntando –, pero no en lugares privados...
Tal vez deberíamos instalar cámaras térmicas
en vez de las normales.
–Las vas a pagar tú, ¿no? Porque sólo
faltaría eso... –ya se rio Senzo, pensando que aquello
era francamente hilarante –Mejor cámaras normales,
¿pero quién se va a ocupar de revisarlas?
–Podemos revisarlas nosotros mismos, y mostrarlas sólo
en caso de que suceda algo importante –sugirió Serkan,
que al menos ya los veía algo más participativos.
A ver si no acababan matándose unos a otros.
–¿Cómo sabemos que podemos confiar en vosotros?
Objetivamente... –preguntó Hiroki, completamente serio,
sin apartarles la mirada de encima.
–Soy un profesional, y además, yo no estuve en ese
ascensor ni me ha ocurrido nada extraño. Creo que soy el
más indicado para encargarme de esto –le aseguró
Shio, devolviéndole la mirada de negocios esa que ponía
–. No os preocupéis... No soy un stalker ni nada por
el estilo y tampoco os iba a pedir que nos financiaseis.
Lo de que no eres stalker es una mentira increíble, que
bien mientes..., le lanzó Serkan mentalmente, apuntándoselo.
–Lo de soy un profesional no es muy objetivo –le recordó
Senzo de todos modos, dejando el dinero de su café sobre
la mesa –. Bueno... pues ocuparos de eso, y cuanto antes mejor.
–Creo que... –Hiroki tomó el dinero de Senzo
nuevamente, sonriendo un poco por fin –nos debéis eso
por ahora. Se levantó, devolviéndole su dinero a Senzo
y sujetándolo por la cintura. Debía calmarse y pensar
en aquello, tal vez incluso investigar un poco por su cuenta.
–No soy un stalker, mira quién habla –le reprochó
Shio a Serkan, una vez que los otros se hubieron alejado.
–Esto es un caos... –le dijo Serkan, que no comprendía
ni cómo habían terminado así las cosas –.
Y verás cuando se lo digamos a Yaku...
Continua leyendo!
|