Capitulo 23
That was then, this is now
Sábado 12 de Diciembre.
Tarde.
Senzo se colgó desde atrás del asiento del salón,
rodeándole el cuello a Hiroki y tocándole el pecho
mientras le besaba la mejilla, preocupado, aunque nadie le quitaba
la felicidad.
Ken le pegó en las nalgas antes de sentarse entre Hiroki
y Kogane en el asiento, entregándole un vaso a cada uno.
–No hagáis caso, me parece una chorrada.
–Pero sabían acerca de aquellos túneles. No
sé qué pensar. Tal vez debería hablar con ellos
de todas maneras –comentó Hiroki, sujetando las manos
de Senzo contra su pecho con una de las suyas.
–Claro que no, no hay nada que hablar. ¿Para qué
os vais a meter en eso de nuevo? Si tienen algún problema
es asunto suyo –les aseguró Kogane, bebiendo tranquilamente.
–Sí, que se apañen ellos solos –le pidió
Senzo, besándole el cuello, casi tratando de convencerlo
–Y tú no me metas mano –le dio a Ken en la cabeza,
el moreno riéndose y recostándose hacia Kogane.
–Tienen razón, Hiroki, por dios... disfrutad un poco.
–Lo sé, pero a nosotros nos hubiera gustado que nos
ayudasen –les recordó el chico, bebiendo un poco, y
sonriendo por tenerlos a todos juntos de nuevo.
–Pero sería una estupidez haber sobrevivido eso para
regresar ahora. Ikemoto estaría de acuerdo conmigo –le
aseguró Kogane, aunque no estaba del todo seguro.
–Y Sazae... es fácil de convencer –se rio Senzo,
girándose para sentarse en las piernas de Hiroki, ya que
no quería irse a un asiento solo –. Ya podías
sacarte –le dio en el brazo a Ken, que se estiró todavía
más, poniendo una pierna por encima de las de Hiroki, riéndose.
–No puedo, necesito estar con mi gatito... –le tocó
la quijada al pelirrojo con dos dedos para que bajase la cara y
besarlo.
–Meow… –sonrió el chico, besándolo
de nuevo y rodeando su cuello con los brazos.
–Tenéis compañía –se rio Hiroki,
preguntándose si lo estaban olvidando –No creo que
haya ningún peligro en hablar con ellos. Sólo quiero
preguntarles cómo lo saben.
–No les afecta, nunca lo ha hecho –protestó
Senzo, aunque sabía que sí se habían estado
moderando cuando él estaba solo –. Y no, para ya...
ya te hemos dicho todos que no, ¿quieres un luminoso? –lo
miró a los ojos con el ceño fruncido –Tú
mismo lo dices “no creo” no creo no es no.
–Senzo… Tal vez sólo necesitan información.
Te prometo no meterme en ningún túnel oscuro –le
sonrió, tocándole la quijada ahora él. No podría
dejar de pensar en eso si no iba a verlos.
–¿Ya olvidaste que no necesitas ir a un túnel
precisamente? –le preguntó Kogane, abrazando a Ken
todavía –Como hagas sufrir más a Senzo, te mato
yo mismo.
Senzo suspiró, apoyándose en su hombro tras apartar
la cabeza.
–Siempre haciendo lo que te da la gana.
–Claro, por eso es una persona y no un perro... –Ken
se rio, llevándose una patada de Senzo en la pierna –.
Vale, vale, yo iré con él...
–No, yo iré –Senzo negó con la cabeza,
irguiéndose un poco y gruñéndole.
–No quiero que vayáis, ninguno de los dos –protestó
Kogane, molesto.
–Sólo vamos a una oficina, ya os he dicho que no es
nada macabro. Si quieres te traigo fotos –le sonrió
Hiroki, sujetando su mano de pronto.
–No seas tonto –el pelirrojo la retiró rápidamente,
no porque le desagradase sino por orgullo. Seguía fingiendo
mantenerlo a distancia.
–Voy yo con él... –insistió Ken, que
realmente quería ir, y además le parecía que
Senzo se iba a poner histérico a la mínima.
–Ya, he dicho que voy yo –Senzo resopló, mirando
a Hiroki –. ¿Quién prefieres que vaya?
–Eso no es justo… –sonrió el chico, sintiéndose
acorralado y mirando a Ken suponiendo que comprendería –.
Gracias, pero iré con Senzo, así no preocupamos tanto
a Kogane.
–Me preocuparé de todas maneras –le aseguró
el chico, cruzándose de brazos.
Senzo alzó una ceja, como diciéndole que él
había ganado, pero Ken suspiró, sujetando las manos
de Kogane y apoyándolas sobre su pecho, preguntándose
si podrían ir a escondidas. Aquello se iba a poner insoportable
si empezaba con eso.
–Te has puesto de morros... –protestó Senzo.
–No... –Ken suspiró, pero no era capaz de fingir
que no le importaba.
–Ya, ya, vamos todos –soltó Kogane de pronto,
como si se lo hubieran estado rogando –. Vamos todos y ya
está. No quiero discusiones.
–Dios, yo no voy, si vamos todos me muero de vergüenza.
¿Qué es, una excursión de escolares? –Senzo
suspiró, cediendo, la verdad es que sí que le daba
vergüenza llevar a los refuerzos o algo así, además,
ya había conseguido lo que quería.
–Como quieras, pero tendrás que llamarme apenas regreséis…
–se quejó el pelirrojo, poniéndose de pie y
alejándose para servirse un trago, estaba tenso.
–No sucederá nada, chicos. Todos estáis exagerando,
sólo vamos a hablar. ¿Cuántas veces más
tengo que repetirlo? –preguntó Hiroki, un tanto agobiado,
aunque en realidad, se sentía bien que se preocupasen de
esa manera.
–Sí, y cuando bajamos allí sólo íbamos
a mirar... ellos sólo iban a echar un polvo, y ya ves. Esas
cosas no te piden cita previa, ya lo sabes tú –Senzo
miró a Ken, que estaba sonriendo otra vez –. Eres un
obvio –le lanzó un cojín, resoplando.
–Pero si no he dicho nada. Tengo curiosidad, qué le
voy a hacer... No me da miedo. Aquello fue aquello, y esto... otra
cosa. Tal vez simplemente conocen a Ikemoto o Sazae, no les dejasteis
explicarse.
–Eso es cierto, actué de forma irracional simplemente
porque me puse nervioso. Y no es lo mismo ir a una oficina que ir
a un lugar que se dice embrujado. Tampoco soy tan ingenuo para acercarme
a algo así. En todo caso, no podría ir a trabajar
nunca más –les recordó, ya que aquello había
sucedido en el ascensor del edificio en el que trabajaba.
–Ah, calla, no me hables de eso encima... –Senzo suspiró,
abrazándose a él.
–Yo creo que te pusiste así porque Senzo se alteró
–adivinó Ken, el otro manteniéndose callado,
ya que probablemente era cierto, no era normal en Hiroki haberse
puesto así. Enrojeció un poco, recordando lo sucedido
y sonriendo.
–Pero fue muy sexy...
–No digas esas cosas… –sonrió el chico,
poniéndose rojo, y bebiendo para ocultar la vergüenza
que le había dado eso.
Kogane continuaba mirándolos desde el bar, pensativo. A
él sí que le daban miedo esas cosas. No quería
perderlos luego de todo lo que habían pasado. No era justo.
–¿Qué tanto haces ahí? –le preguntó
Ken, mirándolo de soslayo y extendiendo la mano hacia él
–No seas bobo, que no va a suceder nada. Sólo vamos
a ir a hablar con unas personas que... incluso podríamos
mirar si dicen algo en Internet –se levantó, encendiendo
el monitor de su ordenador, tras pasar por al lado del bar y llevarse
a Kogane con él.
Lo sentó en la silla del ordenador y él escribió
por encima, susurrándole al oído.
–No pasará nada. Nada, ¿vale?
Kogane asintió, sonriendo débilmente y susurrando
–Más os vale, tengo una campaña importante
dentro de un mes.
Hiroki, que no se había enterado de que cuchicheaban, comentó
–Sé quienes son, G.R.C, se dedican a investigar fenómenos
extraños bajo el manto de que lo hacen científicamente,
pero la verdad, nadie los toma en serio.
–Qué cruel... –se rio Ken, seguro de que sí
debían ser respetados, al menos en su campo, por lo que estaba
leyendo –Hace años se rieron de alguien por decir que
la tierra era redonda, ya ves.
–En realidad fue hace siglos, Ken, y se llamaba Galileo.
–Ya, bueno, ¿a quién le importa?
–El caso es que se rieron de él y tenía razón
–lo defendió Kogane, sonriendo nuevamente de forma
natural.
–Bueno, yo no hago las reglas, es lo normal. No sé
si serán serios o no, es la primera vez que los veo en persona…
–les aclaró Hiroki, ya que a pesar de haber visto todo
aquello, prefería seguir juzgando racionalmente. Tampoco
le iba a creer a cualquier loco que se le acercase.
–Mira, aquí dicen que el equipo está formado
de muchas personas, bla, bla, bla... destacados Shio Terada, licenciado
en astrología y astronomía. Dicen que este hombre
ha demostrado que es capaz de controlar la telepatía. Y supongo
que así es como supo eso... –les dijo, girándose
un poco para mirarlos.
Senzo suspiró otra vez, aunque ya se había sentado
a horcajadas sobre Hiroki mientras Ken leía.
–Odio esto...
–Admite que es interesante. Me pregunto si será verdad…
–se preguntó el moreno en voz alta, mientras sujetaba
las nalgas de Senzo de manera distraída.
–Pues haz que te lo demuestre... –susurró el
moreno, sonriendo un poco y lamiéndole el cuello.
Ken se había puesto a leer de nuevo y les narró
en alto acerca de los otros dos.
–Destaca dos más, son hermanos a juzgar por el apellido.
Yaku y Serkan Kunio. Uno es ingeniero, premio de su clase y alumno
honorífico, y el otro es científico. El ingeniero
este me parece un crío a mí –se giró
para mirarlos, preguntándose cuál de los dos era el
que había ido, si es que no había sido otro –.
¿Me estáis prestando atención? –se rio
al verlos.
–Yo creo que no, y se quejan de nosotros –se rio Kogane,
mirándolos de manera traviesa.
–Que sí te estamos prestando atención –se
rio Hiroki, repitiendo –Yaku y Serkan Kunio… No lo sé,
¿hay fotografías?
–Hay una de todo el equipo, pero ya te digo que el menor
es el ingeniero.
–No te levantes... –Senzo se prendió a él
como una lapa, riéndose –Tenía tatuajes.
–No hay ninguno con tatuajes, igual se los hizo hace poco
–se rio Ken –. Tenéis que levantaros...
–Díselo a Senzo –se rio el moreno, abrazándolo
por un momento e insistiendo después –Vamos a ver las
fotos...
Kogane también se rio contento, sabía que Senzo estaba
feliz por fin. Lo cierto era que por más que fingiese ya
había “perdonado” a Hiroki.
–Ya me levanto –se quejó, poniéndose
en pie y llevándose a Hiroki de la mano hacia el ordenador
para ver aquella foto –Ese... –señaló
a Serkan –, aunque más mayor.
–Sí, pero se veía distinto. Bueno, quizás
es una de esas fotos de hace años –comentó Hiroki,
pensando que allí tenía cara de niño bueno.
Sin embargo en persona no lo parecía –. Ese es el otro
–señaló a Shio quien no había cambiado
demasiado.
–Que no está mal... –comentó Senzo,
pegándole con el codo a Kogane.
–Se le ve que de pequeño era un pringado... –Ken
se rio.
–Sí, como Hiroki y yo... –le devolvió
Senzo.
–Ya, ya... Fue tu culpa por hacer esos comentarios –Ken
suspiró, pensando que allí iban.
–Bueno, es igual. El caso es que no me gustan, por mí
se pueden ir al infierno a través de un ascensor o lo que
quieran, pero conmigo que no cuenten.
–Menos mal, me iba a poner celoso con eso de que no está
mal –bromeó Hiroki, metiéndose un poco con él.
–Por estar a dieta no se deja de ver el menú –sonrió
Kogane, defendiendo a su amigo y luego corrigiéndose –.
Excepto yo, que no necesito ver a nadie más.
–Ah, bueno, porque si no voy a empezar a hojear yo la carta...
–le amenazó Ken, aunque a él esos comentarios
le daban igual.
–Tú nada –Senzo le dio una colleja que ni se
notó, separándose después para ir a servirse
algo –. De todas formas... tú no les cuentes nada de
lo sucedido, piensa en otras cosas para que no te lea la mente.
–Yo pensaré en Kogane desnudo –se rio Ken,
tocándole el pecho al pelirrojo.
–Entonces yo pensaré en ti desnudo... No, no quiero
que te vean, eres mío –se rio el chico, abrazándolo
cariñosamente, se le había pasado el trauma con tanto
juego.
Hiroki suspiró, pensando que ninguno estaba tomándoselo
en serio. Así era mejor, no quería más tensiones
entre ellos.
Senzo se sentó de nuevo en el sofá, bebiendo un
poco y manteniendo la mirada un poco perdida hacia delante. Lo cierto
es que él estaba preocupado y sí se lo estaba tomando
en serio pese a todo el disimulo. En realidad... iba a necesitar
otro trago.
–¿Queréis quedaros a cenar? –Ken miró
a Hiroki, sin soltar a Kogane.
–No lo sé, no quiero imponerme –miró
al pelirrojo, preguntándose si seguía con aquella
fachada, pero el chico hizo un gesto con la mano, sonriendo.
–Nada, nada, os quedáis. Será... la cena de
la confirmación oficial de vuestra relación –declaró,
alzando su trago, a pesar de que seguía recostado contra
Ken.
Senzo los miró, sonriendo levemente y recostándose
en el asiento.
–¿A qué hora vais a ir?
–Cuando salga del trabajo Hiroki, ¿no? –le
preguntó Ken.
–Sí, sería lo mejor. Sólo espero que
no cierren la oficina a la misma hora.
–No lo creo, las cosas paranormales se estudian de noche
–se rio Kogane, que claramente ya estaba bebiendo más
de lo que debería.
–Las cosas paranormales se estudian a todas horas. Me harás
pensar que deberíamos ir por la mañana para evitar
escenarios de películas de terror –se rio Hiroki, aunque
se había puesto nervioso por un momento al recordar que su
primera experiencia con esas cosas había sido un medio día.
–Lo mejor es que llaméis y punto, y les decís
que se esperen en la oficina hasta esa hora, mira qué complicado
–Senzo estiró el brazo y cogió el teléfono,
marcando sin más, aunque le dieron ganas de colgar al escuchar
la voz al otro lado –. ¿Puedo hablar con el señor
Terada? –preguntó, ya que de los dos que había
conocido era el único que recordaba el apellido.
–Él habla, ¿con quién tengo el gusto?
–preguntó Shio el otro lado de la línea. Le
parecía conocida la voz.
–Soy Senzo, una de las personas con las que hablasteis esta
mañana en el centro comercial –por algún motivo
sintió que se estaba poniendo a la defensiva y se sentó,
suspirando –. Hiroki quiere pasarse por ahí, mañana
a las doce, ¿está bien?
–Por supuesto, ¿sabéis llegar? ¿Necesitáis
algún tipo de dirección? –le preguntó,
aunque la misma estaba en la tarjeta que les había dado,
pero no quería que aquello se obstaculizara por nada del
mundo.
Senzo miró la tarjeta que estaba en la mano, sacudiéndola
un poco.
–Sabemos, gracias. Hasta mañana –se despidió
sin más, colgándole y frunciendo el ceño –.
Ala, ya está. Así comienza una nueva y horrible experiencia.
–Pero yo estaré allí cada paso del camino para
hacerla más placentera –se rio Kogane, rodeándolo
por los hombros y guiándolo hacia el comedor –. Vamos
a cenar ya, tengo hambre.
Hiroki se acercó a Ken sonriendo un poco y tocándose
distraídamente detrás de la oreja.
–Vamos antes de que se olviden que estamos aquí.
–O empezarán a contar lo que hicisteis ayer con pelos
y señales, y no sé si puedo soportar tanta información...
–bromeó, apoyándole la mano en la espalda.
Continua leyendo!
|