Capitulo 11
Do you ever think about the past?
Jueves 10 de Diciembre.
Noche.
–Y ahí estás... –Ken se levantó
de la pared en la que estaba apoyado y lo abrazó en cuanto
se bajó del coche. Habían quedado delante de la puerta
de un bar que Kogane le había recomendado como tranquilo
–. ¿Cómo estas? –le preguntó, tocándole
la espalda y separándose con una sonrisa en los labios.
–Bien... ¿Y tú? –le preguntó,
sonriendo un poco y procediendo a entrar en aquel lugar. Lo cierto
era que estaba un poco distraído desde que había visto
a Senzo, se preguntaba cómo estaría.
–Bien –lo sujetó por los hombros, dirigiéndose
con él a una de las mesas en la esquina, ya que se veía
más recogida. La luz estaba baja y la música era tranquila,
Kogane tenía razón, ese sitio estaba bastante bien
–. Me enteré de que ayer te quedaste encerrado en el
ascensor del Bella Vita, pero Kogane se puso... ya sabes, y no pude
llamar –se rio.
–De todos modos imaginaba que pasarías la noche con
Kogane, es lo natural –se rio Hiroki, que ya conocía
de sobra el carácter secreto del pelirrojo –. Se ve
bien... y Senzo...
–Ah sí, estaba en el ascensor, ¿no? –se
rio, pidiéndole una copa a la camarera y recordando lo que
le había dicho Kogane.
–Sí, sigue igual... –le contestó, haciéndole
una seña a la camarera también y pensando para variar,
en el chico –. ¿Te ha dicho algo Kogane?
Ken se pasó la mano por la cabeza, pensando en si era buena
idea decirle eso.
–Nada, ya sabes cómo es Senzo. Que conoció
a alguien allí y se quedó enamorado, pero que no sabe
ni quién era porque se desmayó. Y algo de un cuerpo
de Adonis y no se qué –se rio sin poder evitarlo luego,
negando con la cabeza –. Un hombre que lo protegió.
El rostro de Hiroki cambió sutilmente y bajó la mirada,
sonriendo para sí.
–Lo cubrí con mi cuerpo. Supuse que en caso de peligro
no podría hacer gran cosa, pero sé lo mucho que se
asusta en lugares cerrados.
–¿En serio? –el moreno lo miró alucinado,
pensando en hacer algo al respecto, pero la verdad... –¿Por
qué hiciste eso? Aún sientes algo, ¿no?
Hiroki alzó levemente la mirada, observándolo.
–Claro que siento algo. He estado pensando en él desde
que nos separamos, pero lo hice por nuestro bien. No creí
que me odiaría por tanto tiempo.
–Yo no creo que te odie realmente. Creo que se siente dolido.
Tal vez os equivocasteis. ¿Has estado saliendo con alguien?
–le preguntó, moviendo el vaso hacia él, ya
que parecía haberse olvidado de la bebida.
–No –negó, sujetando el vaso como si acabase
de recordarlo y bebiendo de él –. No tengo tiempo y
sabes que no soy muy bueno para esas cosas. Creo que nunca soy lo
que esperan. No es que eso me moleste, claro.
–Bueno... un poco ha de molestar –sonrió levemente,
pensando que no tenían remedio –. ¿Por qué
no quedas con él? Los dos habéis cambiado... tal vez
descubras que ya no te gusta y puedas pasar página, o tal
vez comencéis de nuevo. En todo caso... no debéis
seguir así, es una locura.
–Senzo no quedaría conmigo ni aunque fuese el último
hombre sobre la tierra. Creo que preferiría morirse antes
–se rio el chico, pensando que era un terco, siempre lo había
sido.
–Pero sí quedará con su dios griego o lo que
sea... –se rio, alzando una ceja, por ver si estaba siguiendo
su plan –. Y luego es cosa tuya conseguir que se quede. Por
Dios... si estuvieron buscando la colonia que usabas.
Hiroki se rio, mirando a los ojos de Ken.
–¿Estás sugiriendo que lo engañe? Me
matará... Y Kogane te matará a ti por sugerirlo. ¿Realmente
quieres hablar de esto? No quiero ser un pesado.
–No, está bien... No te preocupes, llevo hablando
de esto desde que lo dejasteis... –se rio, bebiendo otro poco
y luego cruzándose de brazos –. Forma parte del ritual
de la reunión, sin este tema no es lo mismo ningún
reencuentro.
Hiroki volvió a reírse, pero tenía razón.
Siempre llegaban a lo mismo.
–Algunas veces me pregunto si habré cometido un error...,
pero si siguiéramos juntos, ahora mismo Senzo estaría
furioso tan sólo de verme contigo.
–Sí, pero también Kogane lo está. Seguro
que están poniéndote verde ahora mismo, no sé
ni cómo no se te reventó ya un tímpano –no
podía evitar que le entrase la risa constantemente. Hiroki
era su mejor amigo, y Senzo algo así como su hermano, por
más que no se llevasen de lo mejor, eso también era
natural entre hermanos –. Además te diré que
Senzo tiene el convencimiento de que debes haber ganado barriguita
y todo. Yo creo que lo dice para no pensar en ti.
–Si lo hace sentir mejor, me conseguiré un relleno...
–bromeó, bebiendo un poco más luego –.
Por cierto, recibí un email de Ikemoto. Te envía saludos.
–Soy su preferido –bromeó, ya que ya últimamente,
antes de irse de casa, discutían mucho, aunque nada realmente
importante –. Y no creo, luego de decir que tenías
cuerpo de Adonis y no sé cuantas cosas más, de esas
que dicen ellos. Vino a buscar a Kogane por la noche, para salir
ellos, y estuvieron hablando de eso otra vez. Dios... mejor ni te
cuento. Me da vergüenza ajena.
–No te preocupes, ya los conozco. Además no se me
ha olvidado cómo me mira Kogane cada vez que me ve, aunque
luego sea amable por culpabilidad... como no esté Senzo,
claro –se rio el chico, empezando a reflexionar sobre aquella
idea de Ken. Tal vez era el alcohol, pero incluso le parecía
razonable.
–Kogane simplemente se cela hasta del aire que respiro,
y luego está que ahora son uña y carne... ya sabes
–se rascó un poco la cabeza, pensando que a veces se
pasaban con él de todos modos –. Bueno, ¿qué?
¿Llamo para decirle a Kogane que he encontrado al hombre
que buscan? –le mostró el móvil, tentándolo.
–Eso está mal... –sonrió Hiroki, observando
su copa y terminándose el trago de pronto –Está
mal, pero tal vez sea la única manera en la que pueda hablarle.
–Lo voy a hacer –dijo de pronto en un arranque, llamando
al teléfono de su novio y sonriendo, observando a Hiroki
mientras tanto.
...
Kogane le sirvió un trago a Senzo, sentándose a su
lado luego.
–Bueno, ya sabía que iría a verlo en cuanto
pudiese. No es como que pueda prohibírselo...
–Y no es como que vaya a pasar nada... Hiroki es tan peligroso
como un pececito de colores... –se llevó el vaso a
los labios, mirándolo a los ojos y girándose un poco
en el asiento –. Será como mi cita de ayer... –alzó
una ceja, suspirando.
–No me digas que no te lo llevaste a la cama. ¿Qué
pasó? –le preguntó, asombrado de que Senzo no
hubiese triunfado.
–Era realmente estúpido, en serio, no podía
soportar lo insulso de su conversación. Es increíble,
pero sólo podía hablarme de dos temas: sus triunfos
como modelo, y sus triunfos como boxeador. Por Dios... una persona
que ha viajado tanto... debería tener un poco más
de cultura. ¿A mí que me importan sus estrellitas?
–resopló, haciendo que su flequillo rojo y negro rebotase
un poco –Y yo aguantándolo para poder echar un polvo,
me hacía sentir como un colegial.
–¿Y qué hiciste al final? ¿Te fuiste?
–Kogane se rio imaginándose la cara del chico. A él
no le había parecido tan terrible, pero por supuesto, sólo
habían trabajado juntos, y nada más.
–No, no me fui, le dije. ¿Y si dejamos eso y vamos
a tu casa? Porque no quería llevarlo a la mía, por
si luego era un plasta. Quería echarme un polvo e irme...
–movió un poco la mano, dándose a entender –.
El caso es que me dijo que no lo hacía en la primera cita...
y eso ya me sacó de quicio. No podía creerme que había
estado aguantando todo eso para nada. ¿No es increíble?
¿Tiene quince años?
–No puedo creerlo, estaba seguro de que sería un fácil...
–se rio el pelirrojo, cubriéndose la boca con una mano
y abrazando a Senzo –Olvídalo, es un idiota... que
se consiga un marido y deje el modelaje para ser ama de casa.
–Me levanté y le dije que era un inepto y un uni-neuronal,
y que no valía ni para limpiarme el culo –se echó
hacia atrás contra el borde del reposabrazos, muerto de risa
ahora, pese a que parecía indignado segundos antes –Ah...
por Dios, estoy harto, quiero un hombre... que parezca uno, y se
comporte como uno.
–Vamos a buscar hombres entonces, pero no se lo digas a Ken,
no quiero que piense mal –se rio, añadiendo –.
Creo que necesitamos a uno que no sea modelo.
–Creo que necesito un camionero desesperado que me folle
en una esquina, ya me da igual. Lo que sea, pero un hombre –hizo
un gesto con una mano, golpeándose la pierna como exigiendo
–Ya –iba a levantarse cuando sonó el teléfono
del pelirrojo, y se echó hacia atrás de nuevo, llevándose
la copa a los labios –. Si es un hombre dile que estoy abierto
las veinticuatro horas... –susurró, bromeando.
–Pero le diré que se sienta honrado –se rio
el pelirrojo contestando y sonriendo inmediatamente –. Ken,
creí que estabas con Hiroki. ¿Ya me extrañas?
–Yo siempre te extraño... –sonrió, pensando
que era un caso y mirando al moreno frente a él –.
¿Sabes a quién me he encontrado?
–No, ¿a quién? –le preguntó intrigado,
acomodándose un poco.
–Al príncipe azul de Senzo... –se llevó
el vaso a los labios, sonriendo –, y quiere verlo.
–Claro que no... –se rio, pensando que estaba inventando
cosas –¿Por qué bromeas así? ¿Has
bebido mucho? Porque si es así, regresa a casa ya –añadió
de pronto, poniéndose serio.
–Sólo me he tomado una copa... –lo tranquilizó,
sonriendo –. Te digo que tengo aquí a ese hombre, y
quiere ver a Senzo –“¿Cuándo?¿Ya?”
le escribió en una servilleta que habían preparado.
Hiroki negó con la cabeza, enrojeciendo un poco y escribiendo
de vuelta “Mañana”. No se sentía preparado
para verlo en ese momento.
–¿En serio? –Kogane miró a Senzo sonriendo,
pero aguantándose un poco para no ilusionarlo por gusto –¿Y
cómo sabes qué es él? ¿Es guapo?
–Lo sé porque hablando casualmente me lo dijo. Y
sí, es guapo y muy varonil. Estoy cien por cien seguro de
que tiene cuerpo de Adonis –se rio, le iba mal con eso y la
cara de susto de Hiroki.
–Pues arregla esa cita, pero ya. Tengo a Senzo aquí
por cierto –le comunicó como si no fuera obvio, sonriéndole
al chico y haciéndole una seña para que se acercase
–. Y dice que está disponible las veinticuatro horas.
–¿Qué pasa? ¿Qué pasa? –le
preguntó el chico emocionado con antelación, aproximándose
al pelirrojo.
–Pero tendrá que ser mañana, hoy no puede
que ya había quedado con un amigo, y no lo puede dejar tirado
–sonrió, bebiendo un poco.
–¡Pero dime qué pasa! Que me voy a morir...
–Senzo estaba casi encaramado sobre Kogane, tratando de escuchar
algo.
–Y leal también... –sonrió Kogane, divertido
ante la impaciencia de Senzo –Tú arregla el lugar y
la hora, Senzo estará allí –cubrió el
auricular del teléfono, susurrándole a su amigo –.
Ken encontró a tu Adonis.
–¿Qué? Ah... no puede ser. Hoy no puede ser,
¿eh? Que mira qué aspecto tengo, y además...
me puedo morir de un paro cardíaco... Dile que sí
–le dijo luego al aparato –Dile que acepto que me despose...
–se rio, hablando para sí y sonriendo como si tuviera
una percha en la boca. Ni siquiera se preguntaba cómo había
sucedido eso, pero pensaba que había sido gracias a Kogane.
Estaba tan nervioso como no lo estaba en siglos.
–Vale, vale. Ya lo escuché –se rio Ken –.
Y luego hablamos tú y yo –le dijo a Kogane –.
Voy a decírselo, que está un poco nervioso –sonrió,
acabándose la copa –. Te quiero mucho... espérame
tarde, ¿vale?
–Vale... pero te esperaré despierto –le advirtió,
frunciendo el ceño luego –No te vas a quedar con ese
tío, ¿verdad? Porque no lo conozco. ¿No se
supone que estabas con Hiroki?
–Hiroki, saluda a Kogane –le pidió Ken, riéndose
y aproximándole el aparato a los labios.
–Hola, Kogane, Ikemoto te envía saludos –sonrió,
escuchando el silencio al otro lado de la línea por unos
segundos y luego la voz del chico.
–Hola... ya le escribiré. Y dile a Ken que no beba
demasiado. No quiero que le dé dolor de estómago.
–Lo escuché, y no voy a beber de más, tranquilo,
iremos a comer algo y me tomaré una cerveza sólo,
¿vale? Si me vas a esperar despierto... bueno, es igual,
dile a Senzo que se quede a pasar la noche si quieres –cambió
de idea, le iba a pedir que se pusiera algo sexy, pero le daba un
poco de pena el otro.
–¿Estás seguro? Vale, entonces llega más
temprano o me viola... –lo amenazó, aunque era una
broma. Senzo y él eran como hermanos gemelos más bien,
a pesar de que nadie lo hubiera dicho en el pasado.
–Y luego yo os mataría a los dos –Ken se rio,
echándole un beso y colgando. Miró a Hiroki mientras
se guardaba el teléfono, sonriendo –. Dice que está
como loco.
El moreno sonrió bebiéndose otra copa y negando con
la cabeza.
–Me va a odiar más, no sé cómo dejo
que me convenzas de estas cosas.
–Porque alguien tiene que convenceros a los dos de que dejéis
de hacer el idiota. No es por nada, pero nadie puede creer que Senzo
te odie, es ridículo, además de que eres su tipo.
Siempre le va mal en todas las citas..., ¿sabes? Y mira que
tiene muchas, pero nunca son lo suficientemente buenos, o no son
inteligentes...
–Pero... ¿crees que sea buena idea? Tampoco confiaba
en mí y nunca he estado seguro de si seguimos igual... Tal
vez es sólo la costumbre, estar con Senzo es cómodo,
es un refugio. Lo mismo para él.
–Creo que hicisteis las cosas mal, y bueno... tal vez no
fue la mejor manera de comenzar. Han pasado muchos años de
eso –pidió otra copa, aunque supuestamente no iba a
beber más, pero por otra no iba a pasar nada –. Pero
mira a Kogane, no se fía de mí –se rió
–, y a mí no me importa, me lo tomo de otra manera.
Ya sé cómo es, no me siento ofendido, ni dolido, sé
que no lo hace por cómo soy o no. Lo hace porque no puede
evitarlo. Es su forma de querer.
–Lo sé, pero es distinto. Con Senzo llegó el
momento en el que pensé que jamás creería en
mí. Y yo no estaba seguro de lo que sentía en ese
momento. Supuse que sólo le haría más daño
al final –recordó, suspirando. Las cosas habían
cambiado mucho. A pesar de haber estado seguro de su decisión
en el momento, luego se había encontrado extrañándolo
y pensando en él en cualquier momento –. Supuse que
buscaría a alguien como Kogane... parece llevarse mejor con
ese tipo de personas.
–No, eso es impensable... –negó con la mano,
sujetando la copa luego y moviéndola un poco, mirando el
líquido en el interior –. Él y Kogane es cierto
que se llevan muy bien, cuando salgo de viaje y Kogane se queda,
estoy tranquilo porque sé que no va a estar solo. Incluso
cuando salen de la ciudad, suelen tratar de trabajar juntos, les
gusta estar juntos, pero es algo completamente fraternal, se parecen
mucho. ¿Quién querría salir con alguien tan
parecido a él? Suena egocéntrico –se echó
hacia atrás en el sillón, observándolo –.
Te digo que eres su tipo. Sólo tienes que conseguir que deje
de pensar con el orgullo, eso creo y para eso, tienes muchas cosas
a tu favor.
–No lo decía por Kogane, no estoy celoso de él
–sonrió porque le parecía que lo había
malinterpretado. En realidad, le tenía cariño, a él
y a los demás. Luego de lo sucedido se habían convertido
en su familia –, pero realmente no sé cómo lograr
eso. Senzo sólo sabe decir cosas sarcásticas.
–Pues... éntrale al morro –se rio, imaginándose
a Kogane riñéndole –. O dile que se calle de
una vez y te deje hablar. ¿Sabes? Ya no tienes diecisiete...
Lo mínimo es que te trate con un poco de respeto. Sí,
a lo mejor se cabrea más al principio, pero si por fin te
escucha... Además, siempre se está quejando del carácter
de los hombres con los que sale. A veces hay que enfadarse, no puedes
ir por la vida siendo cordial y esperando que los demás vayan
a serlo, no siempre.
–Lo sé, pero es que Senzo... –sonrió,
imaginándose su rostro si actuase así. Tal vez no
era tan mala idea –Creo que tendré que cerrar la puerta
y esconder la llave. Tiene la tendencia de irse.
–Pues no le dejes opción. Puedes presionarlo, ¿sabes?
En ese momento sólo tienes que pensar en cómo conseguir
lo que quieres, y no en lo que pensarían los demás,
o si está tan bien o no. Mientras no te pases... –se
rio, como si Hiroki fuera a pasarse –. No tienes que ser tan
lógico. Luego al menos si lo intentas no te cagarás
en la leche pensando en si había otro modo. Yo los pruebo
todos.
Hiroki se rio, terminando aquella copa.
–Por supuesto, eres empírico, pero yo siempre tengo
que pensar en todas las posibilidades antes de dar un paso. Supongo
que algunas cosas nunca cambian. Sin embargo, quizás no sea
mala idea probar tu método por esta vez. Me gustaría
verificar esa teoría.
–Pues piénsatelas ahora, porque no creo que Senzo
te dé mucho tiempo para plantearte cual es el mejor paso
antes de ponerse como una fiera –se rio, es que le iba mal
de imaginarlos –. No lo sé, tal vez Senzo estaba esperando
alguna frase o alguna reacción por tu parte, cuando todo
iba mal, y en vez de eso, tú pensaste que era mejor dejar
la relación y por eso está tan dolido. Digo... bueno,
porque a veces Kogane espera que yo lea su mente aunque esté
pensando en algo que a mí ni se me pasaba por la cabeza...
–Lo sé... No quería lastimarlo, no me cree,
pero es la verdad –asintió, mirándolo a los
ojos luego –. Por lo que veo a ti te va de maravilla con Kogane.
Estáis hechos el uno para el otro.
–Sí, yo nunca tengo problemas con él, pero
es verdad que discutimos. Más bien discute él, y yo
lo calmo, pero para el caso... –se rio, como haciendo ver
que no era algo que le preocupase realmente –. Y es normal
no creerse eso de “te quiero, pero no va a salir bien y no
quiero hacerte daño” –se rio entre dientes, pensando
que tampoco se lo habría creído él –.
Pues si me quieres, quédate conmigo y hazme daño si
es lo que yo quiero.
–Dime la verdad, si supieras que le harás daño
a Kogane, que va a sufrir... ¿te quedarías con él
aun así? Teniendo dudas de si realmente lo amas, o de si
eres capaz de hacerlo feliz... –le preguntó, cruzando
los brazos sobre la mesa, mientras se apoyaba en la misma.
–Si tuviera dudas... No lo sé, no puedo imaginarme
teniendo dudas respecto a Kogane, y no, no podría dejarlo.
No soporto verlo sufrir, no lo soporto... –se rascó
un poco el cuello, pensativo –. Yo sé que lo peor que
podría hacerle es dejarlo, ¿cómo podría
haber algo que le hiciera sufrir más para hacerme tomar esa
medida?
–Cuando tomé esa decisión, realmente creí
que se le pasaría, tal como sucedió con Sazae... Creí
que se aferraba a mí por temor –le explicó Hiroki
para que no fuese a pensar que no le había importado. Por
supuesto que le importaba Senzo, más de lo que él
mismo había creído.
–Lo sé, pero sabes lo que eso quiere decir, ¿no?
Tú tampoco confiabas en él, y sobre todo, no confiabas
en ti mismo. ¿Cómo iba a confiar entonces él
en ti? –bebió un poco más y movió la
cabeza –¿Me estoy poniendo filosófico? Porque
mira que no sé lo que acabo de decir...
Hiroki se rio tocándole la mano como gesto cariñoso,
a pesar de que no era demasiado dado a esas cosas. Ken siempre lo
hacía reír.
–Por eso digo que eres un genio inconsciente. No importa
si te confundes a ti mismo, tus consejos siempre son buenos.
–Creo que ya bebí suficiente... mejor vamos a comer
algo, antes de que me ponga demasiado filosófico y Kogane
me mate al regresar –se levantó, y dejó el dinero
de la cuenta sobre la mesa, antes de que el otro pudiera pagar nada,
empujándolo hacia fuera.
–Ken... no necesitas pagar siempre –protestó,
ya que no era la primera vez que hacía eso, pero se rindió
de todas maneras. Le pasaba por no ser rápido –. Yo
pagaré la comida.
–O al menos lo intentarás... –jugó con
él, guardándose las manos en los bolsillos de los
pantalones mientras salían –¿Dónde vais
a quedar? Porque... yo no creo que sea bueno que quedéis
en un sitio demasiado público, se te puede escapar.
–Lo sé, pero aparte de invitarlo a mi piso, no sé
a donde más puedo llevarlo. Y si quedamos en el observatorio,
sabrá que soy yo. ¿Tienes alguna idea? –le preguntó,
ya que no conocía otros lugares que no fueran públicos
u obvios.
–Hum... no lo sé, la verdad. Podrías quedar
con él en un hotel, pero suena un poco... quiero ir al grano
–se rio sin poder evitarlo –. O siempre puedes quedar
en algún parque público o algo así, en las
afueras. Porque... es invierno, no habrá mucha gente, y si
buscas un lugar donde tenga que darse un paseo andando desde el
aparcamiento... al menos podrás detenerlo antes de que se
vaya. Empiezo a creer que pienso como un delincuente.
–No, piensas como un profesional en el área de lidiar
con novios de carácter volátil –sonrió,
asintiendo y metiéndose las manos en los bolsillos –.
Creo que ya sé en dónde. Hay un parque, no muy lejos
de ese centro comercial. Seguramente le parecerá que lo elijo
por esa proximidad.
–Tú también piensas como un delincuente...
–se burló, sujetándolo por los hombros y pegándole
en el abdomen con la otra mano –. Hay que ver lo que te ha
cambiado la cara desde que estás pensando en esto. Mira que
sois idiotas.
–Por algo dicen que sólo los tontos se enamoran. Y
yo solía creer que era tan inteligente... –se rio,
sintiéndose relajado, aunque sabía que a la noche
siguiente estaría más nervioso que nunca.
–Todo el mundo es tonto entonces... Yo le dije a Kogane
que Senzo podía pasar la noche en casa si quería,
cuando llegue seguro que aún están despiertos y cotilleando
como locas... No sé si debería decirle la verdad a
Kogane o no –lo miró, buscando opinión.
–Me siento terrible por sugerir esto, pero creo que no. Si
se lo dices es capaz de llamar a Senzo inmediatamente. Ya sabes
cómo se pone de sobre protector con él –suspiró,
mirando hacia la calle oscurecida.
–Sí, eso me temía, será mejor que no
le diga nada. Pero más te vale triunfar, los cojones de ambos
dependen de ello... –le advirtió –, y creo que
Sazae nos mataría si lo supiera.
–Lo sé, incluso se deprimió cuando Senzo y
yo rompimos... –se rio, recordándolo –. Ikemoto
dice que no estarán en casa para la navidad, pero tal vez
vaya a verlos si han regresado antes de año nuevo... ¿No
queréis ir conmigo esta vez?
–Yo sí que quiero ir, pero ya sabes... Senzo no quiere
ir para no encontrarse contigo. Kogane no quiere dejar solo a Senzo...
y así vamos. Así que... –le dio unas palmaditas
en el hombro –. Ya sabes cual es tu misión.
–Lograr que Senzo vaya –suspiró, pensando que
las tenía duras, pero quería que lo escuchase por
lo menos una vez antes de salir huyendo –. Sonrió por
un momento... cuando me lo encontré en el ascensor.
Ken lo miró a los ojos, pensando que era una lástima
si no conseguían arreglarlo, los dos lo iban a lamentar.
–Claro que sí... luego debió recordar que
supuestamente debería odiarte. Supongo que se puso desagradable.
–Sí, pero la verdad... ya me lo esperaba –asintió,
pensando en su mirada. Era extraño cómo algo podía
hacerte gracia y doler al mismo tiempo, completamente ilógico
–. Incluso me molestó el no poder quedarme a su lado
cuando estaba inconsciente.
–No te quedaste porque no te dio la gana, yo me habría
quedado... Piensas demasiado, Hiroki. Si te quieres quedar, te quedas
y punto, pudiste haber dicho que era tu hermano –lo miró
de soslayo, suspirando.
–Pero se hubiera molestado al verme. No sabes lo terco que
puede ser, ya creo que cuando habla en sueños, me maldice
–se rio, imaginándolo –. Algún día
te vas a cansar de que te hable de él. Sólo puedo
ser inmaduro cuando estoy contigo.
–Yo no te veo inmaduro, y es normal que hables de él,
te preocupa, eso es todo. A mí también me gustaría
que me escuchases si tuviera un problema con Kogane, no pasa nada
–suspiró un poco, pensando que siempre era tan formal
–. Yo creo que en sueños te hace otras cosas, y luego
cuando se despierta ya es cuando te maldice –se rio de pronto.
–No pienses en eso –le pidió, enrojeciendo un
poco, aunque seguía sonreído –Suficiente, esto
se está desviando mucho. Así que dime, ¿cómo
te fue en tu viaje?
Ken se rio, ajustándose la capucha de la sudadera y cerrándose
la cazadora.
–Uf... hacía calor allí, no sé si no
regresar... –bromeó –Vamos ahí, pensé
que me iba a pasar todo el día para encontrar una hamburguesería.
–No puedes comer esto todo el tiempo. No puedo creer que
seas el mismo hombre que me convenció de ir al gimnasio –sonrió
un poco nuevamente mientras entraban en aquel lugar. De vez en cuando
no estaba mal.
–Venga, pero yo puedo comerme lo que quiera, me paso horas
y horas cada día practicando cada show. Tú te pasas
el día mirando estrellitas y esas cosas que no comprendo,
si no vienes conmigo al gimnasio... a saber cómo acabas,
escuálido otra vez, y no te sienta, ¿eh? –lo
molestó.
–No era escuálido, sólo delgado... –protestó,
aunque sabía que tenía razón y seguía
sin ser bueno para los deportes –¿Has pensado en regalarle
una estrella a Kogane? Seguro que le gustaría –se rio
porque se sentía como un vendedor o algo así.
–¿Cobras comisión? –se rio, pensando
que en realidad era buena idea –Pero creo que lo haré,
en Navidad, seguro que le parece romántico y todo eso...
–No, es sólo que he escuchado de eso y pensé
en Kogane. Sigue siendo igual de romántico, ¿no? –le
preguntó, recordando que cuando eran adolescentes le había
parecido un poco iluso, sin embargo ahora no le encajaba la idea
de un Kogane cínico.
–Sí, igual... sólo que además exigente.
Si no eres romántico, le parece mal –se rio, porque
la verdad es que todas esas cosas le parecían “monas”
–. Si te digo que llego, lo llevo a la cama y luego me exige
bombones...
–Lo tienes mal acostumbrado –se rio, pensando que eso
sí encajaba con Kogane. Esperó a que tomaran la orden
y luego volvió a mirar a Ken –, pero a ti siempre te
ha gustado eso. No te imagino con alguien frío.
–No, además, me gusta consentirlo, se pone contento
y además es agradecido –se rio, pensando que parecía
hacerlo por conveniencia por cómo lo había dicho –.
Y además... sé que lo pasa muy mal cuando está
solo, me gusta compensárselo de alguna manera.
–Todavía, ¿eh? Recuerdo cuando vivíamos
juntos y por alguna razón todos los demás estaban
fuera... Solía aparecerse en mi habitación misteriosamente
y si le hacías alguna pregunta se enfadaba y se largaba,
pero regresaba unos quince minutos después –sonrió
el chico, pensando que nunca se habían llevado del todo bien,
pero eso no significaba que no hubiera cariño.
–Ya... –se reía sin poder evitarlo, y abrió
la hamburguesa para echarle ketchup y mostaza. Creo que Senzo también
odia estar solo, lo que pasa es que es más orgulloso. Sin
embargo, Kogane me habla de que se deprime mucho y bueno... yo que
tú le sacaría las botellas de cerca –alzó
una ceja, suspirando –. Creo que si no bebe más es
porque es presumido y no quiere que le salga barriga.
–Eso es imposible –sonrió Hiroki, mordiendo
su hamburguesa y tragando antes de volver a hablar –. No habrá
botellas en el parque.
–Hablaba del futuro que sé que habrá, o me
caparán, y no queremos eso –se rio de nuevo, pidiendo
una cola –. Con todas las flores que te estuvo echando...
cuando vea que eres tú le va a dar algo.
–Si no vuelves a verme, ya sabes en dónde estoy enterrado
–se rio el moreno, observándolo –. Espero que
pueda perdonarme por esto.
–Lo hará... –le dio con la mano en el brazo,
tratando de darle fuerzas –. Y tú no te pases la noche
y la mañana siguiente planteándote las distintas cosas
que pueden pasar y cómo solucionarlas. Normalmente nos equivocamos
cuando pensamos demasiado. Yo ya sé que me van a reñir,
salga como salga eso.
–Si todo sale bien, haré algo para resarcírtelo
–le aseguró, sonriendo de manera distinta. Ken había
sido su apoyo durante todos esos años. Gracias a él
no se había sentido tan solo como debería.
–Por favor, que no sea nada sexual –bromeó,
riéndose e inclinándose hacia atrás contra
el respaldo –. Hazme un favor y hazle algo sexual a Senzo,
que me va a dar algo de escuchar sus conversaciones con Kogane.
–Que no digas esas cosas –se rio nuevamente, mordiendo
su hamburguesa –No todo se resuelve con sexo.
–Oye... pero lo has hecho, ¿verdad? Porque si no
me voy a morir... –se rio extrañamente, mirándolo
dubitativo.
–No malgastes tu dinero en un entierro –sonrió
el chico, suspirando y viendo que no podía evitar ese tema
por completo –. Por supuesto que lo he hecho. ¿Crees
que soy un monje?
–No, pero cada cual se toma esas cosas como le da la gana,
¿no? Para alguien puede ser algo sin importancia, y para
otros puede ser algo que solo se hace con alguien especial. No hay
una fecha límite o algo... –se rio al fin, aliviado
de poder hacerlo –. ¿Con hombres?
–Sí, con hombres. Nunca tuve dudas respecto a eso
–asintió, todavía con la sonrisa en los labios
–. Cuando era adolescente pensaba que tenía que esperar,
pero... cuando empiezas a sentirte solo, buscas algo que te haga
sentir mejor. Además, creí que me ayudaría
a alejarme de todo.
–Ya lo imagino... –Ken bebió un poco de su
vaso, pensativo –. Pero aún así no te imagino
ligando... –se rio, cubriéndose con una servilleta
como si eso fuera a salvarlo.
–Pues eso es porque no soy terriblemente bueno. Y aprendí
de malas maneras que no debería acostarme con un compañero
de trabajo. Creí que siendo científico, se lo tomaría
racionalmente, pero no... –sonrió, desviando un poco
la mirada.
–Qué horror, eso lo sabe cualquiera. Aunque yo no
tengo esos problemas –se rio –. Parece que vas sembrando
amor.
–Soy un cupido. Por eso he dejado de intentarlo –se
rio, a pesar de que era cierto lo que decía. No funcionaba
con ninguno de esos hombres, siempre había algo que no encajaba.
–Espero que salga bien todo... ya me puedes llamar para
darme mi sentencia de vida o muerte en cuanto tengas una respuesta.
Aunque sea te metes en el baño y me mandas un mensaje de
texto, que ya me siento como un adolescente de nuevo, con todo esto.
–Sí, te comprendo, es como cuando hacíamos
bromas... –asintió, pensando en Senzo una vez más
–Sólo que esta vez no será nada gracioso si
no funciona.
–No, no va a serlo. Rodarán cabezas, y serán
las nuestras... –murmuró, mirándolo a los ojos
–. Pero sé que no me equivoco cuando digo que debes
intentarlo.
–Gracias, Ken. No podría hacerlo sin ti –le
tocó una mano nuevamente, apretándola un poco.
Ken se la apretó de vuelta, sonriendo.
–Kogane nos mataría si viera eso...
–Kogane es demasiado... –se rio Hiroki retirando su
mano luego. No tenía motivos para ponerse celoso, no veía
a Ken de esa manera.
–Sí –se rio, aunque a él le daban igual
esas cosas, no dejaba de comportarse cariñosamente con Hiroki
por un berrinche de Kogane –. ¿Quieres que vaya contigo
mañana cuando salgas del trabajo? ¿O prefieres concentrarte
a solas?
–Ven a verme, voy a necesitar coraje. No quieres que pierda
el valor, ¿o sí? –le preguntó, riéndose
nuevamente.
–No, por eso –se rio, bebiendo un poco –. No
te depilas, ¿verdad?
–¿Yo? No, ¿por qué preguntas algo tan
extraño? –le preguntó intrigado.
–Es que siempre que están poniendo a parir a alguien,
Senzo empieza con lo de que estaba depilado, y por eso... –le
iba fatal de la risa –. Es un caso, ¿eh?
–Lo es –se rio Hiroki sin poder soportarlo más.
No era alguien que dedicase tanto tiempo a su apariencia, a pesar
de que con el tiempo había aprendido a cuidarse más.
–Es una lástima que sea invierno, que si no podías
ponerte una camiseta de manga corta, aunque yo creo que se ve de
sobra que tienes buen cuerpo igual –le dijo pensativo –.
Pero yo lo sé, te veo desnudo.
–No creo que sea necesario, sólo vamos a hablar –contestó
el moreno, negando un poco. Senzo sabía de sobra que no era
el tipo de hombre que fuera a depilarse o a pasar horas en una sala
de belleza.
–No seas iluso... Todo cuenta. Que no es lo mismo que quiera
regresar contigo un tío, o un Dios griego... –se rio,
pegándole en el brazo –. Lo siento, lo siento... es
que no puedo olvidar el alias. Y no te lo decía por lo de
depilarse ya, que te has quedado obsesionado. Ponte guapo, ¿eh?
No vayas de cualquier manera, o pensará que te da igual.
–No lo haré... –accedió, pensando que
Ken siempre lo empujaba a esas cosas. Incluso se había puesto
lentillas por su culpa, aunque lo cierto era que se sentía
más cómodo sin tener que cuidar de sus gafas –.
Espero que no se decepcione demasiado.
–No te engañes, se va sentir bastante extrañado,
es normal. Probablemente la primera reacción sea mala, pero
él se enamoró de ese hombre que lo protegió
y eso fue porque sintió algo al tocarte, estoy seguro –le
tocó el hombro, y luego le dio una colleja suave –.
¿Te sientes como un chaval otra vez? –se rio.
–Un poco y en parte es gracias a ti. Siento como si debiera
aprender a comportarme de nuevo. ¿Recuerdas? –se rio,
pensando que antes era un negado para esas cosas, sintiéndose
superior..., y sin embargo tenía aquellas maneras de pueblo
pequeño.
–Claro que me acuerdo... bueno, de eso trata la vida... ¿Voy
a ponerme a filosofear de nuevo? –se rio, acabándose
la hamburguesa y limpiándose con una servilleta por si acaso,
aunque no se había manchado realmente –. Yo era un
idiota, y ya ves, ahora no soy uno, soy este idiota.
–No seas idiota –se rio Hiroki, apoyándose en
una mano –. Nunca lo fuiste, sólo un chico inseguro
como todos nosotros.
–No, yo creo que seguridad es lo que me sobra –se llevó
el refresco a los labios, dejando el vaso después sobre la
mesa y acariciándose el cabello con ambas manos mientras
se estiraba –. Oye... ¿Senzo es activo?
–Creo que sí... Por lo menos eso me parecía,
y realmente espero que lo sea –confesó, limpiándose
los dedos con una servilleta, aunque hacía tiempo que había
terminado de comer –. No debería estar pensando en
eso aún.
–Claro que sí, eso es importante también. No
está muy claro para mí, porque a veces dice unas cosas...
–se rio, tocándose el cabello en la nuca.
–No lo sé, pero creo que sí. Por lo menos espero
que lo sea –sonrió Hiroki, preguntándoselo –.
Senzo es así, le gusta bromear.
–Sí, es una loca... y Kogane también lo es
cuando está con él. Si se juntan... a mí me
hacen pensar en harpías ahí... despellejando a todo
el mundo y poniéndose venenosos... Qué peligro, en
serio, son de lo peor –se rio de todas formas, ya que le hacía
gracia verlos así, aunque sí que le espeluznaban un
poquillo –¿No quieres que te lleve a ligar? Para ir
desestresado.
–No, creo que eso me pondría peor. Es como si le estuviera
siendo infiel por adelantado –se rio Hiroki, negando con una
mano –. Y Kogane te matará como se entere de lo que
me propones.
–Como si se fuera a enterar –se rio Ken –. Y yo
no voy a ligarme a nadie además. Ya hay una bailarina de
las que vinieron esta vez... que puf... no veas la tía cómo
se insinuaba. Yo no se lo dije a Kogane, que si se lo digo es capaz
de escoltarme.
–Es muy capaz y también de hacerle vudú a la
pobre chica –se rio, imaginándoselo con una foto y
varios alfileres.
–Pues sí, porque tiene unas tetas... –se rio
malditamente, porque sabía que Kogane se acordaba de que
eso le gustaba. Si fuera fea simplemente se reiría de ella
–Entonces, ¿qué? ¿Prefieres ir a tu piso
y tener un rato tranquilo?
–Sí, creo que es lo mejor, y no le digas eso a Kogane
–le advirtió, sacudiendo ligeramente la cabeza y poniéndose
de pie, sacando su cartera –. Y esto lo pago yo.
–No pensaba, no quiero morir. Me preguntaría que por
qué me he fijado, como si no fuera obvio –se esperó
a su lado mientras pagaba, mirándolo de soslayo –.
Sazae se va a poner contento si lo arregláis.
–Lo sé, además de que siempre ha tenido un
cariño especial por Senzo –sonrió, pensando
en su familia adoptiva por un momento –. ¿Alguna vez
piensas en el pasado?
–Sí, mucho..., pero bueno, intento no hacerlo, ya
sabes... –bajó un poco la mirada, pensando en la gente
que habían perdido, en las preguntas de la policía
más tarde... en todo lo sucedido.
–Sí, lo mismo hago yo, aunque a veces sea imposible.
Creo que estoy afectado por lo del terremoto. Me trajo recuerdos
–confesó, pensando que por más controlado que
se hubiese comportado, había vuelto a sentirse como un chico,
racionalizando las cosas para no asustarse.
–Ya, natural... –suspiró, alzando la mirada
de nuevo –. Pero estás bien, ¿no?
–Sí, sólo fue un terremoto –sonrió,
asintiendo agradecido porque se preocupase –, sólo
estuve recordando. Es todo.
–Vale, porque sé que eres muy duro... –se rio,
tocándole la espalda y sujetándose a él –.
Eh... ¿Te acuerdas de cuando me hacías los deberes?
–¿Cómo olvidarlo? Sobre todo recuerdo ese ensayo...
–sonrió, devolviéndosela.
–Calla, calla... –le dio una nalgada y luego le apretó
–. Mira qué duro te has puesto, las nalgas digo...
–se apartó, riéndose y pensando que con razón
Kogane no le dejaba beber cuando estaba fuera.
–Se lo diría a Kogane, pero no quiero morir –se
rio el chico, aunque había enrojecido un poco por vergüenza.
–Por eso me siento con libertad para hacerlo. Sé que
no eres tan suicida –esperó a que el chico abriese
el coche para subir al asiento del copiloto, recostándose
un poco. Se sentía feliz y además le emocionaba que
lo arreglasen.
–Si nos viesen Senzo y Kogane, se arruinarían los
planes –murmuró, poniéndose el cinturón
de seguridad y entrecerrando los ojos por un momento. Esperaba que
todo saliera bien al día siguiente. Había tardado
tanto en darse cuenta de lo que sentía...
Continua leyendo!
|