.Cerberus Proyect- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

 

Capítulo 8
Let’s do lunch, or better yet, let’s just do it

Jueves 10 de Diciembre.
Mañana.

El centro comercial estaba tan concurrido como siempre. Por allí pasaban cientos de personas todos los días. No sería fácil encontrar a aquellos chicos sólo sentándose a esperar.

–Vamos a información, a preguntar por ese chico –Shio miró a Yaku, pensando que se veía nervioso.

–¿Seguro que esto es necesario? –insistió, siguiéndolo y aproximándose a la mesa de información, mirando de todas formas a la gente que entraba y salía, por si reconocía a alguien a primera vista.

–Por supuesto que lo es, no sabemos si ese chico está bien. O si alguien vio algo –el moreno exhaló, dirigiéndose a aquella ventanilla y sonriendo de manera cordial ante el guarda de seguridad –. Buenos días.

–Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? –preguntó el hombre estirándose un poco.

Shio le sonrió cordialmente, apoyándose en la ventanilla.

–Estamos buscando a alguien. Un chico que se desmayó durante el terremoto... Se supone que nos encontrásemos con él ese día, pero no hemos vuelto a saber nada, así que...

–Eh... esperen un momento, por favor –le dio un toque a la mesa y se retiró hacia el cuarto de atrás, donde se le escuchaba hablar con alguien por el trasmisor.

–A lo mejor está diciendo que somos unas personas con una conducta sospechosa... –le dijo Yaku preocupado por lo que estaban haciendo. Pero aquel hombre sólo salió al cabo de unos segundos, con toda la tranquilidad del mundo.

–Mi compañera dice que cree que era un modelo que había venido para hacer los nuevos anuncios del centro comercial, y que no lo conocía.

–Gracias, ¿de casualidad no sabe en dónde estaban haciendo esos anuncios? –insistió Shio, haciendo caso omiso de las preocupaciones de Yaku. Ni que estuviesen haciendo algo ilegal, no eran unos matones ni nada por el estilo.

–En el último piso, pero creo que ya terminaron –les indicó el hombre, Shio inclinando un poco la cabeza en señal de agradecimiento antes de alejarse nuevamente.

–A lo mejor ahora nos envían guardias de seguridad a seguirnos...

–Sería normal, yo los enviaría. ¿No irás a subir, verdad? No somos policías o algo así... Tal vez puedas preguntarle a alguien cuando salga el anuncio, cómo se llama el chico de la foto, pero si es alguien famoso... no va a atenderte a ti.

–¿Por qué no? –suspiró mirándolo, siempre era tan pesimista –No podemos sentarnos a esperar tanto. Y este es un lugar público, podemos ir a donde queramos. No se me ocurre otra cosa.

–Yo creo que esto es innecesario... –siguió insistiendo contrariado, aunque tampoco se resistía realmente. Se dejaba llevar en tácita oposición –. Espera... creo que ese era uno de los chicos –le dijo, señalando discretamente y en aquel momento de curiosidad, dirigiéndose a él, pese a que no se habría atrevido de habérselo pensado bien –. Perdona... –lo llamó, tocándole en el hombro para que se voltease.

Hai alzó la mirada, sonriendo inmediatamente y saltando a abrazarlo.

–¡Mi héroe! –bajó las manos por su espalda, apretándolo.

–Hum... parece que hay algo que no me has dicho –comentó Shio, alzando una ceja y deteniéndose a su lado.

–No... No, no hay nada... –se lo sacó de encima, moviéndose un poco tras el otro, como quien no quiere la cosa –. Él quiere hablar contigo.

Hai lo miró por un momento, con cara de hastío, regresando la mirada a Yaku luego.

–Pero yo no quiero hablar con él, quiero hablar contigo. Hablar es poco...

–Me siento lastimado –murmuró Shio aunque no muy convincentemente. En realidad estaba evitando a duras penas el reírse –. Te invitamos a comer y contestas algunas preguntas. Luego de eso... es todo tuyo.

–No, yo no... No estoy de acuerdo con eso –frunció el ceño, pensando que aquella situación era sumamente desagradable, aunque por otra parte... seguía sin querer ir a comer con su familia, pero tampoco con ese tío tan irrespetuoso –. Y tengo que ir con mi hermano, y mejor me voy ya, que está solo –comenzó a murmurar mientras se iba.

Hai se adelantó al hombre, colocándose frente a él y sonriendo.

–Si te vas, me voy contigo. Quiero conocer a tu hermano, ¿es tan fuerte como tú?

–No se va a ningún lado. O en todo caso, me iré yo a ver a Serkan y tú te quedas –le aseguró Shio, ya que estaba bastante seguro de que ese chico no hablaría si Yaku no estaba presente. Simplemente se iría.

–No... Yo no puedo, tengo que ir yo. Además, ayer discutisteis... –le dijo nervioso, sin saber realmente cómo librarse de aquella, y sin responderle al otro. ¿Qué tenía que ver esa pregunta? –Si discutís otra vez... va a ser desagradable y... –miraba a un lado de vez en cuando, realmente no se le daba bien eso –Fue tu idea –le atacó finalmente.

–Y esta también lo es, además... de todos modos quiero hablar con Serkan en algún momento. Te prometo que no discutiremos –le aseguró Shio, señalando al otro chico luego –. ¿Vas a decirle que no a esa cara?

Hai se quitó las gafas oscuras, sonriendo de manera casi maldita.

–Sea lo que sea que queráis preguntarme... no hablaré si no se queda él.

Yaku lo miró a los ojos y después miró a su compañero de trabajo, poniendo cara de que no le parecía buena idea, pero suponía que ya que era su culpa, era su responsabilidad, y no estaba bien seguir eludiéndola.

–Está bien..., pero quieto... –estiró una mano hacia él como si fuera un animalito nervioso –. No me saltes. Yo no soy tu amigo o lo que sea, no nos conocemos, ten un poco de respeto.

–No eres mi amigo, eres mi héroe... –el chico se volvió a colocar las gafas, levantándoselas luego hasta su cabello, y mirando al otro –Comida...

–Bonito nombre –sonrió sin alterarse, echando a caminar hacia uno de aquellos restaurantes, seguro de que lo seguirían.

–Toma, llévale esto a mi hermano entonces... –Yaku se descolgó la bolsa que llevaba al hombro, entregándosela al otro –. Es alguna ropa que he ido a buscar a su piso. Me dijo que mi madre le había llevado un pijama... bueno. No es importante –carraspeó.

–Oh, eso significa que quieres una cita a solas después de todo... –se metió con él, tomando aquella bolsa y entregándole su tarjeta de crédito –. Yo invito, y no dejes que ese chico te meta las manos en los bolsillos –le advirtió, mirando al otro de soslayo.

Hai chasqueó los labios, preguntándose cómo se había dado cuenta. Seguramente era por su aspecto, ya veía a los camareros susurrando y echándole miraditas.

–No quiero que me meta las manos en ningún lado, y no quiero una cita a solas. Tú dijiste que... –frunció el ceño de nuevo, guardándole la tarjeta en el bolsillo del pantalón –. No necesito eso.

–Es una cortesía... –Shio se la volvió a entregar sonriendo un poco –¿Realmente me necesitas para hacer un par de preguntas? –empezaba a preocuparse porque saliese corriendo apenas lo dejase solo.

–No te necesito, y no necesito esto. Ya –le advirtió, ya que empezaba a molestarse con la insistencia en invitarlo, como si no pudiese pagarse la comida él mismo –Vamos –sujetó al chico de la muñeca para llevarlo a otra mesa alejada de Shio.

Shio suspiró, sonriendo. Realmente no lo había hecho por ofenderlo, si no por resarcirle las molestias de comer con ese chico. Aunque el mismo se veía terriblemente contento.

Yaku se sentó en la mesa, frente a aquel chico, mirándolo con el ceño fruncido aún, porque además no le tenía un buen aspecto. ¿Y qué clase de preguntas debía hacerle? No quería hacer aquello para comenzar.

–Pide lo que quieras.

Hai le sonrió, mostrándole los dientes y mirando el menú luego, dedicándose a pedir un desfile de platillos y una botella de vino. Pensaba llevarle a Benkei también.

–¿Qué quieres saber, guapo? La tengo grande... por si te lo preguntabas.

–No sé de qué me hablas, pero seguro que no me interesa, y no soy guapo... –suspiró con fuerza, tratando de concentrarse –. O al menos no me interesa que a ti te lo parezca. Quiero hablar de lo que sucedió ayer en el ascensor.

–Oh, eso... no me dio tiempo de medirte, pero seguro que también la tienes grande... guapo –se rio, moviendo una pierna por debajo de la mesa para tocar al moreno.

–¡Para! –miró a los de la mesa de al lado y se subió un poco las gafas, avergonzado por haber alzado así la voz y moviéndose un poco –No quiero hablar de eso, quiero saber si te encuentras bien después de lo sucedido.

–¿Bien? No, estoy un poco necesitado, la verdad –contestó como si realmente eso fuera una respuesta lógica, mirándolo intensamente con aquellos ojos negros. Era como si se lo hubieran hecho a la medida.

–Eso no es asunto mío, y mira... come –le pidió al ver que traían dos platos ya –. No sé para qué has pedido tantas cosas, seguro que no te las acabas, además de que podría sentarte mal al estómago comer tanto, y engordarás... –se fue del tema.

–No son sólo para mí, además no engordo, corro muchooo –se rio, mirándolo y cogiendo un bocado de pasta con su tenedor, acercándolo a los labios del otro –. Una probadita...

–Para –le bajó la mano, pensando que se comportaba como un niño pequeño malcriado e hiperactivo –. ¿Has notado alguna diferencia desde lo sucedido?

–Una sola... he pensado en ti, sobre todo de noche, cuando estoy en mi cama, tocándome... –empezó a describir, sonriendo cada vez más al ver el rostro de aquel hombre.

–Basta... –murmuró, mirando a un lado y avergonzándose –. ¿Eres gay?

–No sabes cuánto –se rio, preguntándose qué estaba pensando de su comportamiento –. ¿Cómo te llamas?

–Yaku –extendió la mano hacia él, esperando a que se presentase –, y no me interesan los hombres.

–Hai –el chico no sólo estrechó su mano, sino que la acarició por un momento –, y tampoco me interesan los hombres, sólo follar con ellos.

–No deberías decir esas cosas... es de mal gusto –apartó la mano para comerse el filete que le habían traído, pensando que era imposible tratar de hablar con él –. ¿Y ese chico que estaba contigo?

–Es mi amigo, mi hermano... ¿qué pasa con él? –le preguntó, poniéndose un poco a la defensiva y atacando una mazorca más que simplemente morderla.

–Con él... no lo sé. Contigo lo que pasa es que te comportas como un salvaje..., me estás haciendo ponerme incómodo. Compórtate un poco –le pidió, sintiéndose ya como cuando cuidaba de su hermano de pequeño –. Te estoy preguntando si se encontraba bien. Podría haberos ocurrido algo, aunque probablemente no..., pero podría ser que sí.

–No, bueno... creo que también quedó obsesionado con alguien, pero si no nos lo puedes conseguir, no importa –le comentó tranquilamente, como si se encontrase ante algún tipo de Santa Claus o genio de los deseos –. Y ahora contéstame tú, ¿por qué tanto interés en si nos encontramos bien? ¿Acaso sois terroristas o algo así?

–¡Claro que no! No se cómo puedes preguntar eso casualmente. Somos científicos, nada que ver con eso –frunció el ceño, tomando su tarjeta y entregándosela –. Si os sucede algo id allí, aunque sea algo muy extraño y penséis que no vamos a creeros.

–G.R.C. –leyó en voz alta, alzando una ceja y sonriendo –Eh... ¿qué es eso? –preguntó, pensando que eran muy extraños –Si te dedicas a robar órganos o algo así, que sepas que los míos ya están estropeados.

–No robamos órganos, somos profesionales y trabajamos para una organización que estudia... –lo miró a los ojos con el ceño fruncido, no era como si alguien así fuera a tomárselos en serio –. ¿Por qué no le dices a tu amigo que te acompañe mañana allí para haceros unas preguntas y una pequeña revisión? –le pidió, más que nada para ver si Shio se contentaba con esos dos y detenía aquel sinsentido.

–No sé si me gusta lo de la revisión, pero si me la haces tú personalmente, puede que acceda. ¿Nos pagarán? –le preguntó como si no estuviera exigiendo nada.

–Claro que no. Es algo voluntario, no vayas si no quieres... –frunció el ceño de nuevo, agobiándose –. Y yo no voy a hacerla, la hará un médico. De todos modos deberías agradecérnoslo, a saber cuándo fue la última vez que te hicieron una.

–No estoy seguro, pero el doctor era alto y fuerte y me corrí –inventó por ver cómo se ponía, aunque ahora estaba pensando en que le gustaría hacer algo así.

–No me interesa, y además es una mujer, lo siento mucho por ti, aunque deberías alegrarte –sonrió un poco, pensando que se la devolvía, aunque en realidad era una especie de venganza extraña, sólo porque él no era alto, y aunque no tenía ningún interés en atraerle.

–Da igual, pensaré en ti –le aseguró, limpiándose con una servilleta y bebiendo otra copa de vino como si fuera agua –. Ese compañero tuyo... ¿tenéis algo?

–No te interesa, pero no –le aseguró después. No quería que pensase que era homosexual. Se giró un poco, llamando con una mano al camarero para que le cobrase la cuenta, ya le tardaba irse de una vez.

–Me quiero llevar todo esto –le ordenó el chico, mirándolo de manera agresiva por si se atrevía a contestarle algo y luego volviendo a mirar a Yaku –. De todas maneras, no me iba a importar, pero quería saber.

Yaku lo miró avergonzado de nuevo, pensando que luego iba a tener que disculparse con el camarero. Firmó la factura cuando le devolvió la tarjeta, tratando de no mirar al otro mientras guardaba las cosas en recipientes de plástico.

Sin embargo, Hai sí que lo miraba con atención, observando sus movimientos y la manera en la que evitaba sus ojos, casi esforzándose.

–Qué guapo eres...

–Deja eso... no lo soy para los gays –le dijo algo sin mucho sentido, levantándose y pensándose mejor eso de ser educado y quedarse allí hasta que terminase con su “rapiña” –. Hasta mañana –huyó.

–¡Te veré mañana! ¡No te la menees mucho! –le gritó, sonriendo y provocando que varias personas se girasen a mirarlos.

Yaku se apresuró a salir, frunciendo el ceño y haciendo como si se tocase el cabello para taparse un poco la cara. Esa era una persona horrible, por eso odiaba esa clase de cosas.


Continua leyendo!

 
 

Tambien puedes dejar tus comentarios y opiniones en la sección de este fic en el foro foro yaoi

yaoi shop, yaoi t-shirts, uke t-shirts, wings on  the back