Capitulo 7
Complete unrestrained freedom
Jueves 10 de Diciembre.
Madrugada.
–Aaaah… eso fue lo mejor –Hai se tocó
la barriga, sonriendo y disfrutando de aquella sensación.
Se habían dado un banquete con lo que le había robado
Benkei a ese ciego. Incluso habían logrado comprar algunas
cosas con su tarjeta de crédito antes de que la cancelaran.
–El capullo no podrá ni decir cómo éramos,
qué putada. Estoy seguro de que pensaba que íbamos
a violarlo o algo así, empecé a tocarle la polla mientras
le sacaba la cartera y se puso histérico –se rio, rozándose
la nariz con una mano para apartarse el flequillo, que de tan largo
y mal cortado que lo llevaba, se le metía por delante –.
Mira, estudia en la universidad –le mostró un carnet
de la misma –. ¿Cómo puede ir un ciego a la
universidad?
–Tienen clases de braille o algo así… no sé
–se rio, tocándole un hombro y bajando la voz en tono
confidencial, aunque no era necesario ni le preocupaba que lo escuchasen
realmente –. ¿Cómo la tenía?
–La tenía comestible –se tocó el labio,
rozándose el dedo con la lengua –. Tengo ganas de follar
ahora –murmuró mirando a su alrededor y mirando luego
en ese carnet la dirección –. ¿Dónde
está esto?
–No muy lejos de ese edificio, creo que ya iba a casita…
No me digas que quieres ir a verlo… –negó con
la cabeza, riéndose un poco y alzando la mirada.
–A lo mejor sí. Seguro que le cuesta mucho tener
que volver a hacer todos estos documentos, sería amable de
mi parte devolvérselos, ¿no? –torció
un poco los labios, observando la fotografía en el carnet
de estudiante –. La verdad es que me pone cachondo.
–Te acompaño hasta allí, buen samaritano. Tienes
suerte… A mí me gustó ese otro, el que salió
huyendo… Y ni siquiera conseguí bajarle los pantalones
–se quejó como si fuera algo muy razonable el haber
intentado aquello.
Benkei se rio.
–¿Trataste de bajarle los pantalones a ese tío?
Si era un viejo... Tienes complejo de huérfano –se
metió con él, aunque dudaba que existiese un complejo
así llamado.
–Que no, no era viejo, es que me gustan los tímidos…
Y maduros… viejo, no –le dio flojo en un hombro, riéndose
y bajándose un poco los pantalones luego para dejarlos alrededor
de las caderas –. Quiero verlo de nuevo.
–Y yo quiero verte las cachas... –lo sujetó
por detrás, apoyándose contra sus nalgas y agarrándole
el paquete –. Le diré a ese ciego si quiere que se
la chupe, ¿eh? Seguro que no folla nada.
–Seguro que no…, pero la pregunta es si necesitará
un bastón para encontrarte la polla –le siguió
la broma, aunque sabía que estaban exagerando –. Me
la pondrás dura y yo no tengo a quien seducir.
–Te follo yo si quieres... Bueno, ya sé que no soy
tu tipo, pero mi polla sí te gusta, ¿eh? –le
habló al oído, sonriendo y lamiéndole el cuello
–Mejor que me la busque con la boca.
–Si quieres me vendo los ojos y te complazco la fantasía
–se rio el chico, apartándose un poco de él
–. Le hubieras robado las llaves también.
–No creo que fuese tan divertido entonces. ¿Crees
que duerme con alguien en esos cuartos de universidad? –la
verdad es que él no tenía ni idea, ni siquiera había
ido al colegio –Porque no quiero tener que deshacerme de él.
–No lo sé, depende, hay personas que tienen un compañero,
otros no… Si tiene uno, me lo llevo yo, ¿vale? Puedo
pasar por un chico universitario si quiero… –aseguró,
echándose el cabello hacia atrás y poniendo cara de
seriedad.
–No creo que se vistan así... –torció
la boca, sonriendo y mirándolo –. ¿Está
lejos o no? Esa mierda de sitio.
–Un poco, aunque podríamos pagar un taxi… Así
nos transporta él mismo –se rio nuevamente, mostrándole
la lengua luego y alborotándose el cabello una vez más
–. ¿Crees que me hubiera ido bien en la universidad?
–No, no empieces con eso. ¿Qué coño
pintas tú en una universidad, eh? –frunció el
ceño, empujándole un hombro para que lo mirase –¿Qué
cojones estudiarías? ¿Cómo robar mejor?
Hai lo miró molesto, frunciendo el ceño y apartándose
un poco.
–A mí me iba muy bien en la escuela… Podría
estudiar algo que diera mucho dinero, no sé. Y no sé
qué me ves de malo…
–Pues si te iba tan bien, ¿por qué lo dejaste?
–le sujetó la cara para que mirase a la gente a su
alrededor –. Míralos... ¿los ves? ¿Crees
que puedes formar parte de su mundo?
Los ojos negros del chico se pasearon por los rostros de aquellas
personas que le salían huyendo sólo con mirarlo. Se
apartó de Benkei una vez más, empujándolo un
poco.
–Ya, no jodas… Tengo más cerebro que la mayoría
de ellos.
–¿Y entonces por qué quieres ser como ellos?
Creí que estábamos bien, tú y yo –le
sujetó la muñeca, haciendo que lo mirase a él
a los ojos. En realidad estaba pensando que no lo iba a dejar abandonarlo.
–¡Estamos bien! –le contestó como si necesitase
afirmarlo ante el mundo –Es sólo que si… Tal
vez si yo pudiera hacer algo más, estaríamos mejor.
¿No te gustaría vivir en uno de esos pisos enormes?
–No, me importa una mierda todo eso. No me importa el puto
dinero, ni nada de eso. Lo que me gusta es ser libre, en todos los
sentidos, y eso incluye el que me importe una mierda lo que piense
todo Dios.
–Pues yo sí quisiera comer bien todos los días
–Hai se cruzó de brazos, después de todo, Benkei
jamás comprendía aquello –. Vamos a buscar a
tu ciego...
–Ya no estoy de humor, que le jodan –chasqueó
los labios y se guardó las manos en los bolsillos, regresando
para su casa. ¿Por qué siempre tenía que estar
igual? ¿No podía simplemente conformarse?
–¡¿No estás de humor?! No seas terco...
vamos a robar algo por lo menos, anda... –le pidió,
sonriendo un poco. No le gustaba que se fuera por ahí enfadado
a pesar de que en primer lugar, él había sido el ofendido.
–¡Que no estoy de humor, coño! No sé
para qué coño me dices eso, si a ti robar te jode,
preferirías estar trabajando con tu puto traje de cerebrito...
Déjame en paz –siguió de todos modos, negando
con la cabeza.
–¡No prefiero eso! Sólo lo imaginaba, cállate
ya... –lo remeció, saltándole de nuevo, incluso
intentando tumbarlo –. No te pongas idiota.
–¡Tu puta madre es idiota! –se cayó de
espaldas y se giró de golpe sobre él, levantando el
puño para pegarle un puñetazo. Lo miró a la
cara un momento y luego le apoyó el puño en la frente
sin pegarle. Los que circulaban por allí, ya estaban como
a veinte metros de ellos.
Hai sonrió, a pesar de que se había encogido por
un segundo.
–Un poco, pero yo salí inteligente –bromeó
sin siquiera preocuparse por lo que pudiesen pensar los demás
transeúntes.
–Vale, voy a buscar a ese tío –le indicó,
levantándose y ayudándolo, tirando de él bruscamente
con una mano –. A lo mejor tiene ganas de verme y todo –se
burló, riéndose.
–Seguro que sí, si le tocaste el paquete, se ha de
haber estado masturbando pensando en tu mano –se rio Hai,
aliviado de verlo contento de nuevo, aunque dándole un suave
puñetazo en un brazo de todas maneras.
Benkei lo empujó con el hombro, apartándolo un poco
de él y luego pegándole una nalgada.
–Tú ocúpate de su compañero de cuarto
si lo tiene, yo voy a ser amable con él. Si coopera es más
divertido.
–Será fácil, sabes que puedo ser encantador
cuando quiero... Ojalá sea fuerte, me gustan fuertes... –murmuró
de pronto, ya haciéndose una idea.
–A lo mejor está como una foca y tiene requesón
en la polla, y se pasa todos los días masturbándose
delante del ordenador mientras piensa en tíos como tú.
Pensará que es como en un anime de esos que te aparece una
zorra en tu cuarto, y no le importa lo jalapollas que parezcas –se
rio abiertamente, cerrándose bien el cinturón de los
jeans hechos picadillo por el uso, que llevaba.
–Pero yo no quiero buscar bajo rollos de grasa –Hai
hizo un gesto de asco, pensando que si ese era el caso, sólo
lo alejaría de la habitación y luego lo dejaría
esperando en algún lugar.
–Pues pégale unas hostias, de todos modos será
una experiencia religiosa para él. Es lo más cerca
que va a estar de que lo toques –se reía de nuevo,
como si sus palabras fueran un hecho ya.
–A lo mejor cree que son los preeliminares –se rio
el chico también, imaginándose aquello –Mira,
es allí... Ese edificio, ¿lo ves?
–Sí, los preliminares a palmarla como te salpique
–de pronto echó a correr hacia ese edificio, pensando
que a Hai probablemente le haría ilusión entrar y
ver un sitio así, pero no quería ni mencionarlo para
no cabrearse con él otra vez. Se detuvo delante de las verjas
y miró de nuevo la planta y el cuarto en el que estaba ese
chico. Saltó por encima de las verjas como si tuviese mucha
práctica en aquello y se quedó mirando hacia la entrada,
seguro de que debía de haber un conserje o algo así.
Hai iba subiendo por las verjas con toda su calma y saltó
a su lado, observando el lugar. Se preguntaba cómo sería
aquella vida, pero mejor no se lo comentaba a Benkei.
–¿Quieres que corra por ahí gritando fuego?
–se rio, tan sólo de imaginárselo.
–No, que no quiero que lo evacuen –se rio, pensando
en un modo, además del obviamente salvaje y demasiado ruidoso
de meterle una paliza al conserje –. Vamos a ver si hay una
entrada trasera y la abres –se apartó un poco el cabello
de delante de la cara, dirigiéndose hacia allí.
–Seguro que sí, siempre hay una puerta trasera, en
caso de incendio precisamente... –se rio porque seguía
teniendo ganas de jugar aquella broma. Lo haría en otro momento.
Benkei le dio en las nalgas, sólo porque el látex
brillaba a la luz de las farolas que había en el campus,
y además se estaba excitando, como siempre que hacían
algo así. Lo sujetó por detrás mientras trataba
de abrir la puerta, mordiéndole el cuello y acariciándole
las piernas.
Los labios de Hai se entreabrieron dejando escapar un leve jadeo,
mientras utilizaba aquel ganchito que llevaba siempre consigo. Consiguió
abrir la puerta y la empujó, entrando y tirando de Benkei,
riéndose.
–Vamos, universitario... –se burló, pensando
que ahora iba a llamarlo así y caminando despacio, dirigiéndose
al ascensor para subir más deprisa y con menos probabilidades
de ser vistos, a pesar de que probablemente por allí hacían
más ruido.
–Si me llamas así, tendré que venir más
a menudo. A ver si me das alguna razón –Hai se adaptó
a su paso, aunque tenía ganas de corretear, no era de quedarse
quieto por mucho tiempo.
–Va, pasa... –se metió en el ascensor con él
y marcó la segunda planta –. A lo mejor hay gente en
el pasillo y se ponen a gritar o algo cuando salgamos –se
rio, ya que le importaba muy poco, no era como que no hubiese visitado
la comisaría ya unas cuantas veces.
–No pueden ponerse a gritar sólo porque entremos.
En todo caso diré que vengo a ver al compañero de
cuarto... –decidió como si aquello los excusase, apoyándose
un poco contra la pared hasta que las puertas se abrieron. No había
casi nadie en el pasillo, sólo un chico que al verlos, entró
inmediatamente en su habitación cerrando con llave.
–Ya, no creo que permitan visitas a estas horas, parece
que no veas la tele –sonrió, tocando la manilla de
la puerta, que se abrió sola. Dejó escapar un ligero
ruidito de confianza y entró sin más en el cuarto
de aquel chico.
Desde adentro se escuchó la voz de Kawa, preguntando
–¿Kano? ¿Eres tú? –preguntó
ya que el chico había bajado a la cafetería y tenía
hambre, la verdad.
–Yo me quedo vigilando para que no te interrumpa... –sonrió
Hai al escuchar aquello, cruzándose de brazos y colocándose
junto a la puerta. Ahora que sabía su nombre, le sería
más fácil aun.
El chico sonrió, sin contestar al otro. Encendió
la luz, ya que no iba a notarlo como no fuera por el sonido de la
clavija y se aproximó a la cama, cogiendo las tarjetas del
chico y tocándole la cara con ellas.
–No grites –le recomendó.
Kawa contuvo el aliento, sintiendo que se congelaba. Era ese chico
de nuevo. ¿Cómo había entrado allí?
–Mi compañero vendrá en cualquier momento...
–lo amenazó débilmente. No podía contar
con Kano para eso, pero él no lo sabía.
–¿Sí? Me cago de miedo... ahora lo vas a empezar
a oler... –dejó caer las tarjetas sobre la cama y le
quitó las sábanas –. Encima que te traigo eso...
¿me amenazas con que tu amiguito universitario me va a pegar?
¿Con un libro? –se rio, además seguía
con la idea de que era un gordo aficionado a los videojuegos.
–Lla... llamará a la policía –continuó,
saliéndose de la cama y buscando su bastón con una
mano, aunque con el susto no lograba encontrarlo.
Benkei lo siguió con la mirada, recordando lo que Hai había
dicho sobre buscársela con el bastón y riéndose.
Lo sujetó con una mano y empujó al chico sobre la
cama con la otra, alzando el bastón por detrás de
su propia cabeza, apoyándoselo contra su propia nuca.
–Si me estuvieras viendo, sabrías que eso no me da
miedo... –por algún motivo extra, le gustaba observarlo
y saber que no podía verlo.
Kawa estaba respirando con fuerza, terriblemente asustado, nunca
le había ocurrido algo así antes.
–¿Qué quieres? No tengo nada... –le aseguró,
en ese momento, deseando poder ver si tenía un arma o algo
así.
–Yo creo que sí... –se rio, tocándose
por encima del pantalón, aunque ni falta que le hacía,
ya estaba más que excitado. Se arrodilló sobre la
cama de pronto, tirando el bastón del chico atrás
y haciéndolo acostarse, apoyando las manos sobre sus hombros
–. Seguro que no follas nada, ¿verdad?
Los ojos del chico se agrandaron por el asombro y la preocupación,
mientras luchaba con Benkei, intentando apartarse de él.
–Ka... –abrió la boca para llamar a su compañero
de cuarto en cuanto escuchó su voz, pero el chico ya estaba
lo suficientemente distraído con Hai.
–¿Ca... capullo por qué te pones a ligar cuando
yo las estoy pasando putas? –se rio, terminando la frase del
chico como le daba la gana –Contéstame... –lo
sujetó contra la cama de nuevo, recostándose sobre
él y frotándose contra su cuerpo. Le soltó
los hombros y le apoyó la mano en la cabeza, sujetando su
cabello mientras con la otra le tocaba las piernas –. Es mi
polla –le sujetó una mano y le obligó a tocarla
–, ¿te gusta?
–¡No! Su... suelta... –le pidió el chico,
moviéndose con violencia. Ya no escuchaba nada, seguramente
había vuelto a irse el maldito.
–¿Cómo que no? –se rio, aunque igual
hería un poco su orgullo. Le dejó apartar la mano
y se movió un poco –Pues eso es una putada, porque
a mí sí me gustó la tuya –bajó
la mano para meterla por debajo de su ropa, acariciándolo
–. Piensa que soy una tía si lo prefieres... –observaba
sus ojos fijamente, como si no fuera capaz de asimilar que no lo
pudiese ver.
–Deja de hacer eso –le sujetó la mano para que
dejase de moverla, apretándola tanto como podía, y
maldiciendo a su sexo que se estaba irguiendo a su pesar. Abrió
la boca para pedir ayuda, aunque se preguntaba si aquello era sabio
en esas circunstancias.
Benkei aprovechó para besarlo profundamente, empujando
la lengua dentro de su boca tanto como podía, arrastrándola
incluso por su paladar y contra sus dientes. Rompió el beso
pero se quedó apoyado contra sus labios, jadeando fuertemente,
moviendo la mano de todos modos.
–Deja tú de hacer eso, yo sólo quiero ayudarte
–se rio sin poder evitarlo –. Vamos, soy guapo, ¿no
me crees? Yo tampoco lo haría.
El chico estaba jadeando, a pesar de que su rostro reflejaba miedo.
Hubiera salido corriendo de haber podido.
–Detente... ¿Por qué haces esto? –preguntó
sintiéndose estúpido y alzándose con violencia,
intentando liberarse una vez más.
–¿Eres imbécil? Lo hago porque me gustas –le
apoyó las manos en los hombros, acostándolo otra vez
–. Nadie te mandó salir corriendo esta mañana....
–forcejeó con él, sujetándole las muñecas
contra el pecho –. Di que serás bueno y te la como.
–¿Qué pasa si no lo hago? –le preguntó,
tanteando el terreno. Le tenía miedo a ese chico, sentía
que era peligroso. Por más que no quisiera aquello, tampoco
quería acabar muerto por ser terco.
–Que voy a seguir insistiendo y te correrás de todos
modos quieras que no –movió la pierna, tocándole
el sexo con la rodilla, porque sabía que seguía duro
de haberlo estado tocando –. ¿Qué más
te da? Si me voy así... luego vas a estar fantaseando conmigo.
–Ni siquiera te conozco, y me robaste... –protestó,
girando el rostro instintivamente hacia la puerta, a pesar de que
se había estremecido al sentir su rodilla, murmurando de
pronto –Esto es una violación, una violación,
voy a empezar a gritar... –le advirtió, empezando a
luchar con él de nuevo.
–Menos mal que me avisas –Benkei le tapó la
boca con la mano, riéndose sin poder evitarlo –. Esto
no es una violación, sólo es un poco de insistencia,
pero yo no estoy siendo violento... eres tú el que quiere
pegarme, yo sólo te detengo –le apartó la mano
de la boca, destapándosela –. Tú no quieres
conocerme, entonces querrías mucho menos. Si gritas me van
a meter en la cárcel, y nadie más va a venir a hacerte
estas visitas por las noches... –se rio, como si a alguien
pudiese gustarle eso.
Kawa lo empujó como pudo, casi intentando lanzarse de la
cama y quedando medio colgado. Definitivamente estaba loco, no iba
a seguirle el juego por más tiempo. Empezó a gritar,
pidiendo ayuda y revolviéndose.
No pasó mucho tiempo para que se escuchasen los pasos en
el corredor, pero quien entró fue Hai. Había enviado
al otro chico a conseguirle unas cervezas.
–¿Qué sucede? Mejor vámonos ya...
–Vamos... –el moreno se apartó contrariado,
besándolo profundamente a la fuerza, antes de salir con su
amigo, sin más remedio que correr escaleras abajo, ya que
el ascensor subía ocupado. Había otros chicos por
el pasillo, pero se alejaban más que nada, y la verdad es
que hacían bien.
–La próxima vez le pones una mordaza, por dios –se
rio Hai mientras corría, preguntándose si habían
llegado a algo o no, pero por la cara de Benkei, ya se veía
que no.
–Me dijo que lo estaba violando, y sólo le toqué
un poco la polla, además la tenía dura... Que se joda,
se va a morir virgen –casi lo maldijo con el ceño fruncido,
sujetando a Hai de pronto y alejándolo contra las verjas
del campus, aún en el interior. Lo pegó contra ellas,
sujetándose a las mismas y apretándose contra él
–. A ti sí que te gusto, ¿verdad? Déjame
verlo, y si nos descubren nos escapamos...
–Sí me gustas y ese compañero... no era para
nada mi tipo –le sonrió, besándolo y bajando
una mano para tocar su sexo –. Que se jodan todos.
–Que se jodan... –susurró excitado tanto por
estar en ese lugar haciendo eso mientras los estaban buscando, como
por la manera de tocarlo de Hai. Se sujetó con más
fuerza a la verja y bajó la otra mano, metiéndola
bajo el pantalón del chico y sujetando su sexo a la vez,
lamiéndole el cuello y succionando luego su piel, respirando
ruidosamente contra ella.
Hai jadeaba con fuerza, y apretó más su sexo, sintiéndose
caliente. Ese tipo de cosas era lo que más le gustaba hacer,
aquel riesgo, esa mirada en Benkei. Sonrió, relamiéndose
y susurrando
–A la próxima...
–¿Qué? No voy a regresar, se va a joder...
Al final va a estar deseando que me lo hubiese follado. Ni siquiera
quiso que se la mamase, hay que ser imbécil –le subió
las gafas de sol a la cabeza y lo miró a los ojos mientras
le bajaba los pantalones tan solo bajo las nalgas, descubriendo
su sexo de forma que sus piernas quedasen cerradas por la estrechez
del pantalón. Se agachó sin más y le sujetó
las nalgas con fuerza, apretándoselas y arrastrando la lengua
por su sexo, succionándolo después intensamente.
–Mmm... con lo bien que la comes –se rio, entrecerrando
los ojos, y estremeciéndose un poco –. A mí
me la puedes comer todas las noches si quieres, no me quejo... –gimió,
moviendo un poco las piernas para bajarse más el pantalón.
Benkei se rio contra su sexo, girándolo de cara al enrejado
y separándole las nalgas con los pulgares. Hundió
la lengua en su ano profundamente, lamiéndolo por fuera y
por dentro, tanto como le era posible. Mordió sus nalgas
de pronto, sujetándolo con más fuerza y haciéndolo
moverse contra su rostro.
–Tienen que estar por algún lado –se escuchó
a lo lejos hablar a un joven.
El moreno se levantó y penetró a Hai hasta el fondo,
sujetándose con una mano en el enrejado y usando la otra
sobre su abdomen, para mantener al chico como quería.
–Ya han salido a buscarnos... –susurró jadeante.
–No, no a nosotros... Nosotros estamos follando... –jadeó
el chico, sujetándose del enrejado, gimiendo suavemente –La
gente que huye, no folla... Están equivocados.
–Follan, pero luego... –se rio entre jadeos, sujetándosela
ahora y masajeándosela –. Todos follan menos el capullo
ese –se golpeó contra él de pronto, haciéndoselo
de forma más intensa y riéndose antes de sujetarse
con ambas manos en el enrejado, casi colgándose del mismo,
trepando un pie en él también, incluso estaban de
espaldas al peligro. El sexo del otro se golpeaba contra las rejas
y él respiraba con fuerza, notando escalofríos por
todo el cuerpo. Hai nunca se negaba a él, como no lo hubiera
enfadado demasiado, claro que no había nada entre ellos de
tipo romántico, pero le excitaba increíblemente.
–¡Eh! –alguien gritó al ver aquellas
dos sombras contra el enrejado, y Benkei, en vez de detenerse aceleró
sus propios movimientos, ni siquiera se volteaba para ver cómo
era el tipo.
–¡Lárgate! –gritó Hai como si aquello
fuese un lugar privado, jadeando cada vez con más fuerza
y apretando las nalgas. Estaba a punto de correrse, no iba a permitir
que los interrumpiesen.
–¡Ah! ¡Vamos...! –Benkei se golpeó
contra él, estrujando tanto su sexo como podía, y
moviéndose salvajemente dentro, se moría de risa de
todos modos, a pesar del placer.
–¿Qué, qué demonios estáis haciendo?
–el conserje se quedó tan sorprendido por lo que veía,
que no acertaba a decir o hacer algo útil –¡Llamaré
a la policía!
–Si a esa edad no lo sabes... –murmuró el moreno
sin verse afectado, apretando las mandíbulas y jadeando mientras
se corría dentro de su amigo –Corre y llámalos,
pero déjanos follar...
–¡Follaaaaaaaaaaaaaaar! –gimió en voz
alta Hai mientras se corría también, mojando las rejas
y riéndose.
El conserje salió corriendo hacia el edificio, presuntamente
a llamar a la policía.
–¿Se cree que nos vamos a quedar aquí a esperarlo?
–el moreno se rio, apartándose del chico delante de
él y cerrándose los pantalones –Bueno... –susurró,
sujetándole la cara y permitiéndose el lujo de pararse
a besarlo.
–No importa, esta noche seguro que se pajea... –se
rio Hai, echando a correr junto con Benkei. Tenía razón,
amaba esa libertad absoluta.
–No lo quiero saber... –se rio, corriendo a su lado
y apretando su mano de pronto para llevarlo con él. Se apoyó
en el hombro de un señor que no conocía de nada, ayudándose
para pegar un salto y riéndose, dejándolo allí
medio doblado.
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