.Blinking Room- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

Capítulo 21
I love you

7 de Abril, viernes.
Noche.

Takashi se recostó hacia atrás bebiéndose aquella copa de vino, (que ya era la tercera en realidad).

—Estuve pensando en ti todo el día, ¿sabes? Ven acá… Estás muy lejos.

—Yo también, no creas… Además, me has hecho esperar —se aproximó a él, bebiendo de su copa y sirviendo más allí mismo —. Salí a tomar algo, creo que no debería seguir bebiendo —se rio.

—No importa, yo… prefiero que bebas —se rio corrigiéndose justo antes de meter la pata —. Te vas a quedar esta noche de todas maneras. ¿A dónde fuiste?

—Sí y no creo que quieras que me quede dormido —lo miró a los ojos, separándole un poco las piernas y recostándose en el sofá entre ellas, apoyándose en su pecho —. Fui al mismo lugar donde nos encontramos. Suelo ir allí, van chicos que son mi tipo, y el de los hombres con los que salgo. No voy a decir que son mis amigos porque…

—¿Por qué? —le preguntó acariciándole el cabello y pensando que aquello se sentía casi hogareño. Sería genial si pudiera vivir con él… Sin embargo de sólo imaginarse la cara de Daiki mirándolo con furia, ya le daba escalofríos.

—No los conozco tan bien… y además no me agradan demasiado, la verdad —se rio, en realidad porque además había bebido un poco de más —. Son muy superficiales, y además alguno hace cosas que me ponen nervioso.

—¿Qué cosas hace? Eh, dile que ya tienes novio —se rio, tocándole las mejillas ahora e inclinándose un poco para mirarlo.

—Eso no… —le sujetó el cuello sonriendo, y lo atrajo un poco para besarlo —. Me refiero a cosas como darme así, cada vez que me habla —le dio en el brazo con la mano, y luego resopló —. Odio a la gente que hace eso… y también que me presenten a gente creyendo que va a gustarme. Hicieron eso esta noche.

—Oh, ya comprendo —se rio el chico besándolo de nuevo —. ¿Sabes lo que yo odio? Esos tíos que te sujetan del brazo como si fueras un muñeco y te llevan a todos lados arrastrado… aunque les pidas que dejen de hacer eso. Siempre acababa largándolos.

—No he tenido el placer —le dijo irónicamente, riéndose —. Aunque debe ser como ir de compras con mi exmujer. No debería estar hablando así… —se corrigió, carraspeando un poco y sujetándole una mano para apoyarla sobre su pecho.

—Puedes decirme lo que quieras —le aseguró acariciándolo un poco —. Además, ni que se lo fuera a decir…

—Pero eso no importa, es la madre de mi hijo y lo quiere… Además, no me ha hecho nada realmente, es culpa mía que las cosas salieran mal —le sujetó el brazo y cerró los ojos, no porque estuviese cansado, si no porque estaba a gusto.

—No es culpa tuya. Bueno… Es lo normal supongo —comentó pensando que se ponía nervioso ahora cada vez que mencionaba a su hijo. Tras que lo había dejado allá con Shinobu, seguro que le reñiría al día siguiente.

Junji miró la hora, pasándose una mano por el cabello y apoyándosela en la cabeza al albino para besarlo otra vez.

—¿Alguna vez has tenido una relación seria?

—No, es la primera vez. ¿Te molesta eso? —le preguntó un poco serio y pensando que podía haber mentido. Había tenido muchas relaciones serias sólo que no eran románticas.

—No, ¿pero estás seguro de que quieres una? —se sentó, mirándolo a los ojos y pasándose una de sus piernas por encima de las suyas —Antes de que sea peor…

—Peor… No lo digas así. Y sí, estoy seguro de que quiero una, ¿estás seguro tú? —le preguntó sonriendo un poco.

—Yo estoy seguro, de todas formas no me gustan las relaciones de otra clase —le aseguró, y lo cierto es que no mentía —. Y sí, peor, no tienes idea de lo mucho que me estoy enamorando de ti.

—No, tú no tienes idea de lo mucho que me estoy enamorando de ti —y de los líos en los que me estoy metiendo, finalizó en su mente, mirándolo a los ojos.

—A ver… enséñame cuanto —se rio, inclinándose hacia él y besándolo —. Quiero que conozcas a mi hijo.

—No… Digo, aún no… Me da miedo —se rio, aunque confesando la verdad y bajando un poco la mirada.

—¿El qué? ¿Su reacción… o dar ese paso? —lo miró un poco serio de más, pero no podía evitarlo cuando su hijo entraba en la conversación.

—Creo que va a querer matarme… A los hijos no les gustan estas cosas y… —intentó explicarle de manera precaria. No podía decirle la verdad antes de hablar con Daiki y de todas maneras se preguntaba si lo perdonaría por haberle mentido.

—No va a querer matarte. No sé por qué le tienes tanto miedo, sólo es un adolescente… —se rio, cogiendo la copa de vino y bebiendo un poco, pensando que para él estaba claro que le daba miedo dar ese paso. Bueno, tampoco podía esperar otra cosa —. Para empezar es demasiado educado para que sepas que te quiere matar.

—Pues no quiero que me envenene tampoco —se rio pensando que realmente debía quererlo para verlo con esos ojos —Junji… ¿te importa mucho la diferencia de edad?

—¿De nuevo? Déjame tu carné, Takashi… —le pidió ya sin poder aguantarse, frunciendo el ceño ligeramente de forma inevitable.

—No… vas a tener que creer en mí —sonrió intentando suavizar las cosas —. Te quiero, Junji… y soy maduro, ¿verdad?

—Takashi…, el carné —repitió extendiendo la mano hacia él.

—Bien… —el albino sacó su carné entregándoselo y mirando a otro lado, de paso bebiendo más vino para tomar fuerzas.

Junji lo miró, alterándose un poco sin poder evitarlo, había estado pensando en tomarse aquella relación en serio, pero no era más que un chiquillo. Se lo devolvió y le apartó la pierna con cuidado para levantarse.

—Junji, no te lo dije porque sabía que reaccionarías así. No es importante, sigo queriéndote y sigo siendo la misma persona —lo sujetó para que no se fuera, mirándolo —. Di algo…

El moreno lo miró fijamente, sujetándole la mano para que lo soltara y saliendo al salón para ponerse su cazadora.

—Voy a hacer como si esto nunca hubiera ocurrido. Tú haz lo mismo —le pidió mientras se calzaba.

—No puedo… —lo siguió casi corriendo y colocándose frente a la puerta —¡No puedo! Estoy enamorado, Junji. Jamás me había sentido así, no quiero que te vayas. Por favor…

—¡Takashi!… por favor, no lo hagas más difícil —le pidió, suspirando y mirando a un lado —. No hace falta que te presente a mi hijo, ¿verdad? Tú lo conoces perfectamente…

—Supongo que… has escuchado mi nombre… Te juro que no lo sabía cuando te conocí —se acercó a él intentando obligarlo a que lo mirase a los ojos —. No quiero hacerle daño a nadie, sólo… te amo, Junji.

—Pero no puede ser. ¡Por Dios, eres su mejor amigo! Me tengo que ir… y nunca… nunca… se lo digas a mi hijo —lo miró fijamente, advirtiéndoselo en realidad —. Comprendo que fue un error, pero debiste decírmelo, las cosas no habrían llegado más lejos. Ahora es peor —lo sujetó por los hombros y lo apartó de la puerta para salir.

—Junji, no digas eso. Podemos hacerlo funcionar, por favor. ¿No me quieres? —le preguntó deteniéndolo por un brazo de nuevo y soltándolo al darse cuenta de lo que hacía.

—Te quiero —le aseguró, entrando en el ascensor y mirándolo hasta que se cerró la puerta. Apretó las mandíbulas y se echó un poco contra la pared —Por Dios… esto no es lo que necesitaba ahora… —susurró para sí.

—Junji… —Takashi se apoyó contra la pared ocultando su cara. No podía perseguirlo más, no le haría caso. Sacó el celular mirando su foto y sintiendo que flaqueaba. Sabía que estaba haciendo mal, pero aún así le envió un mensaje de texto con la simple frase “Te quiero”, antes de regresar a su piso. Pensaba beberse toda la botella de vino y no iba a salir de su casa al día siguiente.


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