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Capítulo 18
Secrets are for sharing

7 de Abril, viernes.
Tarde.

—Así que aquí vives. Mamoru nunca nos ha traído a su casa... —le contó Takashi como si el chico no estuviera enterado de eso —Por lo general siempre acabamos en la casa de Daiki porque según él, yo no tengo nada de comer en la nevera.

—No, supongo que porque mis padres siempre estaban con lo de que no me molestase… —se descalzó en la entrada, y pasó al interior, dirigiéndolo hacia su pulcrímisimo cuarto. Estaba increíblemente ordenado y limpio, pero nada eclipsaba los posters de hombres en las paredes, las películas en las estanterías, y demás material homosexual, o bien incluso figuras de anime o juegos, exclusivamente masculinas —. Acomódate, voy a buscar la comida.

—Claro... —sonrió el chico con la mirada fija en los posters, acercándose luego a examinar sus películas —. Me encanta tu decoración. Voy a tomar tu ejemplo.

—¿Sí?, a mi hermano le avergüenza mi cuarto —le dijo pasando y apoyando en una mesita baja que había en el centro sobre la moqueta, un par de platos con tortillas enrolladas y algo de sushi. Se sentó sobre un cojín y le acercó otro, sirviendo un poco de agua en dos vasos —. A mí me gustan los hombres así…

—Ya veo por qué no te intereso —se rio mirando las figuras ahora, con interés —. Me gustan mayores que yo de todas maneras, aunque me habría enrollado con Mamoru en un pasado.

—Supongo que es comprensible con ese cuerpo. Pero es un crío… —cogió un trozo de sushi con los palillos y se lo llevó a la boca, mirando a Takashi con curiosidad —. A mí me gusta mucho Hideo. Estoy seguro de que tiene un cuerpo increíble aunque sólo haya visto sus brazos y un poco de sus abdominales, pero sobre todo me gusta su forma de ser. Nunca me había sentido así con nadie.

—¿No? Es gracioso… —se rio Takashi que ya se había sentado y ahora tenía un trozo de sushi en la boca —De todos modos, creo que le interesas. El año pasado por lo menos se molestaba en fingir que nos daba clases.

—Bueno, aceptó venir esta noche, supongo que al menos no le desagrado —bebió un poco y siguió comiendo, aunque no era muy glotón precisamente —. Y me invitó a ir con él a la playa el domingo… —lo miró a los ojos, mordiendo un poco un palillo —. No lo digas.

—No se vale decirme algo así y pedirme que guarde el secreto, es casi cruel —se rio cogiendo otro sushi —. Nadie ha ido a la playa con él, eso te lo puedo asegurar. Tampoco hemos salido con él antes, aunque sí lo hemos visto por ahí… ¿Es de eso de lo que querías hablarme?

—No lo sé. Estoy nervioso, por eso quería hablar con alguien, y como no conozco a nadie realmente… salvo a mi hermano, pero paso de decirle algo así. Me molestaría —se tocó un poco el cabello, mirando cómo comía —. ¿Cuántos años tiene ese hombre con el que sales?

—No lo sé exactamente, pero… —se rio pensando, podría ser mi padre, y decidiendo que aquello no se escuchaba bien —Creo que es mayor que Hideo.

—Definitivamente. Hideo debe tener unos veintitantos —meditó el chico, mirando a Takashi después —. ¿Y él está bien con eso?

—Ya que estamos en momento de confesiones… Tampoco se lo puedes decir a nadie, ¿eh? —le advirtió moviendo un dedo frente a su nariz. En realidad le simpatizaba el moreno —Él piensa que estoy en la universidad. No es que le haya mentido, es sólo que no se lo he aclarado.

Shinya sonrió, pensando que se las sabía todas y bajó la cabeza, subiéndose las gafas un poco al alzarla.

—No le diré nada a nadie. No es mi estilo, y si te digo la verdad… yo no creo que importe realmente, la edad. A mí me pareces bastante maduro —apoyó las manos tras de sí como si ya no estuviese dispuesto a comer más, y se quedó mirándolo —. No eres muy sincero, ¿verdad?

—¿Dices eso después de decir que soy maduro? —se echó a reír, bebiendo algo de agua después para no atorarse —No es mi culpa, intento serlo. La verdad, no sé cómo acabo metido en estos líos.

—Supongo que eres ese tipo de persona que cuando se enamora… no puede evitar ir a por todas, y darlo todo. Entonces dejas de pensar correctamente —se recogió el cabello con una goma, y se levantó, sentándose en la cama —. Sigue comiendo lo que quieras.

—Gracias… —le mostró una tortilla sonriendo y comiéndosela luego —Tienes razón… Suelo mentir para salirme de problemas, pero esta vez realmente me ha atrapado. No quiero perderlo…

—Eres cute, Takashi —se sacó las gafas y el parche, y se tiró hacia atrás en la cama —. Yo creía que estas cosas llevaban más tiempo.

—¿Qué cosas? —le preguntó pensando que era extraño que alguien le dijese cute —Deberías ir así esta noche, ¿sabes? Los sorprenderías a todos.

—Enamorarse de alguien y todo eso… hacerlo —se giró en la cama y lo miró —. ¿No me veo peor así?

—Claro que no, eres guapo —se acercó un poco para observarlo mejor —Creía que nunca te sacabas el parche. ¿No crees en el amor a primera vista?

—No, creo en la atracción sexual a primera vista, pero el amor es otra cosa —se giró hacia el techo de nuevo, porque ya le había dado vergüenza aquella mirada tan fija, aunque sonreía de todas formas. Amor a primera vista… no tenía sentido siquiera —. Me lo quito en casa, aquí no me ocurrirá nada.

—Pues yo llevo los ojos destapados desde que nací y lo único que me ha ocurrido es que me he enamorado —bromeó, apoyándose en el colchón y sin quitarle la mirada de encima —. ¿Qué hacías cuando no ibas a la escuela?

—Venía un hombre a darme clases, hacía ejercicio porque me mandaba el médico… y luego me pasaba la tarde jugando, en el ordenador… o leyendo, o viendo algo —lo miró, apartándose un mechón de cabello de la cara —. Antes dijiste que lo habrías hecho con mi hermano, ¿y conmigo? Sé sincero, no es como que vaya a ponerme a llorar.

Takashi se rio por sus palabras, alzándose un poco y mirándolo más de cerca aún como si no estuviera consciente de la timidez del moreno.

—Sí, definitivamente. Y eso del threesome… sólo iba medio en broma.

—Eso lo dices porque no nos has visto la genética —se rio, aunque definitivamente no se había imaginado teniendo ese tipo de conversación con nadie —. Claro que su genética es mejor que la mía en todos los sentidos —le sujetó un mechón de cabello y se lo puso por delante de los ojos —. No me mires así.

—¿Por qué no? ¿Te da vergüenza? —se apartó un poco riéndose —Genética… No quiero procrear, sólo follar. Estoy a favor del amor libre… Pero tú fuiste duro conmigo, ¿eh?

—¿Lo fui? No me acuerdo de eso —se tocó el pecho con una mano, jugueteando con la cadena que llevaba por dentro de la camiseta —. Me da vergüenza, y hablaba de la polla, ya… no se puede ser metafórico contigo.

—No soy muy metafórico que digamos. Y sí, dijiste que no estabas atraído para nada. Suerte que no me ofendo con tanta facilidad —se rio bebiendo un poco más de agua —. A Daiki también... seguro que luego se fue a mirar al espejo.

—Eso… —murmuró —. Me gustan masculinos, y me gustan los músculos. Daiki sí que me gusta físicamente, pero dije eso porque sabía que no quería escuchar que me parecía atractivo. Porque yo no le gusto, y creo que es una persona que se cuida mucho de no lastimar a los demás.

—Eres observador, yo creí que simplemente eras muy sincero. No estaba molesto ni nada así —le aseguró acercándose de nuevo como si ya se hubiera olvidado de que le daba vergüenza —. ¿Te sentías solo?

—Claro, no es que me sintiera, es que lo estaba, definitivamente. ¿Sabes? Cuando mi hermano era pequeño venía a mi cama y se acostaba conmigo, me contaba sus cosas…, pero luego mis padres empezaron a decirle que no me molestase, y dejó de hacerlo. A mí no me molestaba… al revés, pero no me hicieron caso. Son esa clase de personas, y cuando las personas que cuidan de ti no te escuchan… bueno, no quiero aburrirte. Me alegro de que estemos solos ahora.

—No me aburres, te comprendo —asintió pensando que Daiki siempre le había insistido en que le gustaba estar solo, pero no le creía para nada —Bueno, no es lo mismo, pero mis padres me trataban como si fuera un niño. Por eso vivo solo ahora… Ellos creen que estoy viviendo con mi primo. Y siempre supe que Mamoru tenía un lado tierno.

—Y tú lo has dicho… tenía, porque ahora ya no le queda nada —se rio, en realidad pensaba que su hermano era protector, a su manera —. Puedes venir a la cama si quieres.

—Esa es una de las mejores frases en el mundo —sonrió subiéndose —. Yo creo que Mamoru es muy cariñoso en realidad, no me engaña… Claro que eso hace que sea más divertido meterse con él.

—Sí… lo es —se rio, mirándolo de soslayo —. Es la primera vez que alguien que no es de mi familia se acuesta en mi cama.

Takashi volvió a reírse acomodándose.

—Te diría que puedo hacer mucho más, pero sólo me rechazarás. ¿Ves? Contigo no puedo… Me cortas la inspiración.

—Sí, lo siento, tienes que comer más e ir al gimnasio —se rio.

—Demasiado esfuerzo y ya estoy enamorado de alguien que me quiere como soy… —se rio de nuevo, enseriándose un poco luego —Oye, ya que estamos hablando en privado, ¿Puedo preguntarte algo hipotético?

—Me encantan las hipótesis… —murmuró, seguro de que no era tal.

—¿Crees que es algo malo si… sales con el padre de uno de tus amigos por ejemplo? —le preguntó un poco nervioso.

—Es… bastante complicado, la verdad. Depende básicamente de lo abiertos de mente que sean este padre y su hijo, y por supuesto, también de lo enamorado que esté de ti. A veces las cosas son simplemente inevitables —lo miró de soslayo, pensando que ahora comprendía por qué tanto misterio con el hombre que le gustaba —. Por ejemplo, si fuera mi padre, a mí me daría igual… pero me temo que hablamos del de Daiki.

—¿Cómo lo…? —Takashi exhaló pensando que realmente era observador y bajando un poco la mirada, casi lo había matado de un infarto.

—Mi padre no vive aquí, y no sé nada de los demás, pero Daiki comentó que su padre se había divorciado porque era homosexual —se giró un poco y lo miró a los ojos —. No lo diré, tranquilo. Bueno, ¿lo sabías cuando lo conociste?

—No, no tenía ni idea. Lo supe cuando vi su número de teléfono en el celular de Daiki. Aún no le he dicho nada… a ninguno —aclaró ya que ahora que lo había descubierto no tenía motivos para mentir —. Creo que me va a matar.

—No creo… bueno, es su padre, no es como que te hayas acostado con su novio. Y estoy seguro de que no lo obligaste con un cuchillo —le dio en una mano con la suya despacito —. No se lo digas a ninguno, no tienes por qué saberlo. Gana tiempo…

—En realidad pensaba hablar con Daiki luego de este fin de semana. Junji vendrá a mi piso, por eso tengo que desaparecer temprano esta noche —le sonrió mirándolo a los ojos ahora —. Me hubiera excusado de esta salida, pero llevo siglos insistiéndole a Daiki, se hubiera visto extraño el que por fin acceda y justamente yo tenga algo que hacer.

—Sí, la verdad… Te echaré una mano si es que puedo —echó una mano hacia atrás y se apartó el cabello de la cara —. Lleva un casco cuando lo hagas entonces.

Takashi se rio empujándolo por la costumbre.

—Eres terrible, creo que debería atarlo para que me escuche hasta el final.

—Te compadezco…

—¿Sabes? Yo creía que una de las ventajas de estar con un hombre mayor es que no tenías que lidiar con sus padres… Yo tengo que lidiar con el hijo.

—Eso no es nada, dentro de unos años tendrás que lidiar con cosas peores como la impotencia.

—Tú no deberías hablar mucho, ¿eh? —le advirtió moviendo un dedo frente a su cara —Hideo tampoco es un niño.

—Pero Hideo… tiene unas nalgas increíbles —se rio.

—Eso no evita la impotencia —se rio Takashi pensando que no era tan serio como había creído en un principio —. Y Junji también, todo lo tiene increíble.

—Ten cuidado, si le das mucha propaganda a lo mejor te lo quito —bromeó.

—No es tu tipo… Digo yo —se recostó de nuevo mirando los posters —. ¿Me prestas algunos videos?

—Los que quieras —le contestó con naturalidad, pensando que su hermano siempre le estaba diciendo que si alguien entraba allí se iba a espantar. No lo veía espantado a él.

—Gracias, tienes una colección muy grande… —lo felicitó mirándolo de nuevo —Me agradas y no lo digo por la pornografía.

—Tú a mí, aunque me mires demasiado fijamente —le recordó, ya que le estaba dando vergüenza de nuevo.

—Porque tienes una cara agradable también —se rio dejándose llevar y tocándole la nariz antes de desviar la mirada por fin.


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