Capítulo 11
The heart’s revelations
5 de Abril, miércoles.
Medio día.
—¿Entonces viene el profesor? —le preguntó
Takashi a Shinya, sentándose a su lado y bebiéndose
una gaseosa —Casi eres más rápido que yo.
—No lo sé, tal vez venga —le dijo no muy convencido
de que no fuera a dejarlo plantado —. Eso espero.
—¿Para qué tanto interés? —se
quejó Mamoru, comiéndose un bocadillo que se había
traído de casa.
—Ya dije que me gusta…
—Eso, eso... Hay que atacar rápido —asintió
el albino recibiendo una leve colleja por parte de Daiki que fue
a sentarse junto a Mamoru luego.
—No le hagas demasiado caso, lleva hormonas en el cerebro.
—Ya lo veo… —murmuró el chico, mirando
a Takashi con curiosidad —. ¿Sabes qué me dijo
Hideo? Que el sexo es terriblemente contaminante.
Mamoru se rio, pensando que obviamente se estaba metiendo con
él.
—Es cierto.
—Pero para algo están los preservativos… —murmuró
Shinya.
—Pero yo no me comería una polla en funda —murmuró
Mamoru con la comida en la boca.
—Ni yo, pero... el sexo es maravilloso también —se
rio el albino.
—Usa preservativos, Takashi —casi refunfuñó
Daiki.
—Ya los uso, ya los uso... —el chico se rio nervioso
ya que casi se le habían olvidado con Junji, pero dudaba
que él fuese a tener una enfermedad.
—¿Por qué siempre estáis hablando de
sexo? —Masaki se detuvo detrás de Mamoru, observándolos.
—Porque somos adolescentes… —se rio Mamoru,
pensando que era un inocente y echando la cabeza hacia atrás
para mirarlo —. Ven —lo llamó tocándose
las piernas.
—Y vírgenes, que es peor… —remató
Shinya, bebiéndose un café que había cogido
hacía un rato.
—No todos... —les recordó Takashi —Venid
a mí, mis fieles discípulos...
—¿Con cuántos tíos te has acostado,
Takashi? —le preguntó Mamoru riéndose.
—Perdí la cuenta...
—¡Takashi! —lo riñó Daiki exasperado.
—Pero es verdad, no es como que les hago una marquita en
el calendario... Diría que diez... por lo menos, algunos
varias veces... —sonrió un poco, de pronto poniéndose
serio y tenso —. Exagero, seguro que no son tantos.
Shinya lo miró atentamente, pensando que eso último
parecía una mentira, se tocó el pelo pensativo, mirando
a Masaki después.
—¿Tú eres virgen?
—Lo es —masculló Mamoru frunciendo el ceño.
—No lo digas así... —se rio el chico enrojeciendo
y asintiendo —, pero sí, lo soy. ¿Por qué?
—No lo sé, tenía curiosidad… —se
subió las gafas, sonriendo un poco y pensando que su hermano
era un obvio —. Hideo me preguntó si me gustaba bailar.
—Qué marrón… —se rio Mamoru —.
No irás a bailar, ¿no? Porque es una mariconada.
—Pero si soy marica…, aun así no lo creo.
—A mí sí me gusta. Mamoru, baila conmigo —casi
se quejó Takashi, observando a la rubia pasar y gritándole
—¡Yuki!
La chica se giró deteniéndose.
—¿Sí?
—Tú sí bailas conmigo, ¿verdad?
—Si me lo estás preguntando a mí, es que nadie
más quiere... —se rio de manera maldita.
—¿Tú eres virgen? —le preguntó
Shinya.
—¡No le preguntes eso a una tía! —Mamoru
le dio un codazo, enrojeciendo sin poder evitarlo.
—Me has hecho daño, ¿eh? —se quejó,
mirándose el brazo como si fuera posible que le saliese un
morado por eso.
—Soy pura e inmaculada —contestó Yuki de todas
maneras, riéndose un poco y acercándose para darle
un beso a Mamoru en una mejilla —. Qué caballeroso
estás hoy...
Masaki se sentó de repente, casi apartándola aunque
murmurando.
—Disculpa.
—Es la pregunta de hoy… —explicó Mamoru,
tratando de disculpar a su hermano.
—No es para tanto —el chico resopló, tapándose
el brazo y apoyándose contra la pared.
—Eh… Takashi, ¿hoy si te vienes a comer con
nosotros? —Mamoru se inclinó un poco para mirarlo,
observando luego a Daiki.
—No... Vale, tengo una cita —negó con la cabeza,
a la vez que Daiki intercambiaba aquella mirada con Mamoru. Tal
vez deberían seguirlo.
—¿Con tu novio secreto? —le preguntó
el moreno sonriendo un poco.
—Con mi novio... que os presentaré en un futuro —se
rio nervioso, desviando la mirada.
—Dejadlo en paz, así se lo vais a espantar —les
advirtió Masaki recostándose un poco hacia atrás.
—Sí, pensará que es un chiquillo si se encuentra
con sus amigos haciendo una redada —pensó Shinya en
alto.
—Eso... Creo que piensa que estoy en la universidad —confesó
el albino aprovechándose de esa salida para explicar los
motivos de sus engaños.
—Pues no te va a durar mucho si ya empezaste engañándolo...
—Daiki lo miró frunciendo un poco el ceño y
pensando que siempre estaba igual, no iba a madurar nunca.
—No lo sé... Tal vez si te enamoras de alguien, luego
eres capaz de perdonarle cualquier cosa. ¿no? —meditó
Yuki tocándose los labios.
—Depende de la cosa —murmuró Shinya.
—Yo perdonaría lo que fuera menos si me ponen los
cuernos —apuntó Mamoru, cogiendo un cigarro y encendiéndolo.
—Hay otras cosas peores —puntualizó Shinya.
—No, no hay nada peor.
—¿Qué dirías tú que es peor?
—le preguntó Daiki a Shinya, curioso.
—Como por ejemplo una película que vi en la que un
tío se acostaba con su novio, y a la vez con otros y uno
de ellos le pasaba una enfermedad, y él se la contagiaba
a su novio…
—Eres un poco extremista —se rio Mamoru.
—Y complicado... —se rio Takashi.
Daiki lo señaló de manera rotunda.
—Tú no te rías y ten más cuidado con
lo que haces.
—Y tú ten sentido del humor —lo señaló
de vuelta el albino.
Yuki suspiró pensando que no se tranquilizaban nunca y abrazando
a Masaki de pronto.
—¿Y tú? ¿Qué pensarías
que es lo peor?
—No lo sé... Supongo que ser engañado... odiaría
ser engañado —se quejó frunciendo el ceño.
—¿En qué sentido? —le preguntó
Mamoru —Porque hay mentiras de todo tipo.
—Y tú dices muchas, seguro… —murmuró
Shinya.
—Calla, no las digo.
—Ahí tienes una…
El chico de cabello celeste enrojeció porque atrajesen
tanta atención sobre él.
—Pues... cosas como que te digan que te quieren y luego no
sea cierto... O que te mientan para que no sepas algo como si fueras
un niño...
—Hum… —Mamoru sonrió un poco y se acabó
el bocadillo.
—Lo que yo dije sigue siendo peor, engloba todas las demás…
—les dijo Shinya de todas formas —. ¿Y tú,
Yuki? ¿Qué es lo peor para ti?
La chica suspiró soltando a Masaki por fin, pensativa.
—Creo que podría perdonar casi cualquier cosa, excepto
que se burlasen de mí... de cualquier manera —lo miró
sonriendo luego —. Así que la mía también
lo engloba todo.
—Cierto… —miró a Daiki, como esperando
su respuesta simplemente.
—Infidelidad, estoy de acuerdo con eso —contestó
automáticamente como si ni siquiera necesitase escuchar la
pregunta.
—¿Por qué se divorciaron tus padres? —le
preguntó Mamoru, aunque tal vez no era el mejor momento,
pero como él no tenía una gran relación con
los suyos.
—Porque mi padre es gay y se cansó de fingir... —contestó
el chico aunque había enrojecido un poco por alguna razón.
—Debe ser hereditario. El gen gay… —se rio Mamoru.
—Pues tú tienes mis genes —le anunció
Shinya.
—But i like everything —le contestó su hermano
llevándose el cigarro a los labios acto seguido.
—Pues yo sí soy gay —casi se quejó Masaki
observándolo fumar.
—Ya lo sabemos, aquí todos somos gay excepto “I
like everything” Mamoru, y Yuki, claro —se rio Takashi
señalándolos —. Pero sé más gay,
Mamoru, es más divertido.
—Yuki es la única que tiene buen gusto… —murmuró
Shinya.
—Eso, por fin alguien reconoce mi talento —se rio
la rubia.
—La perversión no es un talento —comentó
Daiki sonriendo a medias.
—No es perversión, los hombres mayores son mejores...,
aunque ese en particular es un poco grande para mi gusto —Takashi
le dio un codazo a Daiki ya que se había puesto rojo y se
preguntaba por qué.
—Estáis obsesionados con los hombres mayores…
—protestó Mamoru, apagando el cigarro en el escalón
donde estaban sentados al escuchar la campana de que debían
regresar a clase.
—A mí me da igual la edad, también me gusta
el cuerpo de Daiki —Shinya se levantó también,
guardándose las manos en los bolsillos —. Y el tuyo
—informó a su hermano.
—Agh… ni me mires… —se estremeció
de broma, haciendo que su hermano se riese disimuladamente.
—Daiki se puso rojo... —lo delató Takashi riéndose
y recibiendo un empujón.
—Agh, cállate... —el moreno aceleró hacia
el aula para que no lo siguiera molestando.
—Parecéis hermanitos… —se metió
con ellos Shinya, pensando que hasta caminaban igual de enfilados.
—Somos hermanitos, sólo que... —Takashi se
rio, girándose de nuevo sólo de pensar que prefería
no ser su hermano o aquello sería aun peor cuando se enterase
y sabía que iba a enterarse.
—Mamoru... si tuvieses que elegir entre un chico y una chica...
—comentó Masaki dejando la pregunta en el aire.
—Depende del chico y de la chica —le respondió
enseguida, poniéndose un poco rojo y sujetándolo por
la cintura —. ¿Por qué?
—Curiosidad... ¿Te gusta Yuki? —le preguntó
de pronto mirando hacia atrás para asegurarse de que la chica
no los estuviera escuchando, aunque lo cierto es que sí lo
hacía.
—Es guapa y me cae bien… —le contestó
incómodo —. Hay otra persona que me gusta más.
—¿Quién? —preguntó enrojeciendo
luego —¿Es una chica?
—¿A ti te gusta alguien? —le devolvió
la pregunta.
—Tal vez... —confesó a medias mirando hacia
otro lado.
Mamoru le sujetó la cara para que lo mirase a los ojos,
pero enrojeció y lo soltó, estirándose un poco
y tocándose el pelo en la nuca.
—Te lo digo el fin de semana.
—Vale, yo también entonces —contestó
enrojeciendo más y acelerando hacia el aula mientras Yuki
se acercaba a Mamoru pegándole una nalgada de maldad.
—Así que soy guapa... —canturreó alejándose
también como un rayo.
—¡Y cotilla! —le reclamó, más
rojo porque lo estuviesen escuchando en ese momento de debilidad.
Echó a correr y la levantó en brazos —Me cobraré
esa nalgada.
—¡Mamoru! —protestó la chica, aunque
aún sonriendo un poco y añadiendo de pronto —Masaki
nos está mirando.
—Deja… —la dejó bajar, resoplando un
poco y pensando que ella ya lo sabía. Se apoyó en
su mesa, mirándola y acercándose para susurrar —.
¿Tú crees que le gusto?
—Te apuesto a que tiene más de una entrada con tu
nombre en ese diario... —le contestó de manera indirecta
—¿Realmente se lo vas a decir el fin de semana?
—Sí, es que me gusta desde el año pasado ya…
—se acuclilló en el suelo y cruzó los brazos
en la mesa de Yuki.
—¿Le vas a pedir matrimonio? —le preguntó
Shinya al verlo en esa posición, pasando para sentarse junto
a la rubia.
—Mejor hablamos en otro momento —se rio Mamoru.
—Sí, antes de que cierta persona nos tome una foto
—se rio la rubia mirando de soslayo a Masaki que parecía
estar escribiendo con furia en su diario.
Continua leyendo!
|