.Novela homoerótica para mayores de edad.
 
Capítulo 28- My Weakness

- Yavé...... – Lucifer se sentó sintiendo la brisa suave en su rostro, y esperándolo. Sabía que aparecería sin importar cuan suavemente lo llamase o en qué momento. Las cosas siempre parecían equilibrarse aunque seguía seguro de que ganaría. Después de todo, los humanos habían traicionado al Salvador. Y no les había costado mucho, tal y como él lo había supuesto.

-Luzbel…- Yavé lo observó apareciendo frente a él y se sentó a su lado -¿Crees que has ganado? Sin embargo no has sido capaz de doblegar la fe de Cristo… tú mismo trataste de tentarlo…- sonrió abiertamente.

- Tomando en cuenta que le heredaste tu terquedad, no creo que cuente mucho – le sonrió de vuelta, observándolo. Después de todo, esa había sido la razón por la que se presentase él mismo en vez de enviar a otro. Ya había supuesto que no sería fácil.

-¿Terquedad? No… tesón, terquedad es lo que tú posees…- el moreno lo miró a los ojos –Él ha dejado su legado en la tierra, santos y apóstoles que enseñarán su doctrina, perdonarán los pecados de los hombres en la tierra y en el cielo… estoy seguro de que estáis ansiosos por hacerlos vuestro objetivo preferido… como Judas…

- Eso fue fácil. Pero no puedes culparnos a nosotros. Pudo haber elegido alguien más fuerte de mente. Pero tenías todo esto planeado de se un principio, ¿no? – suspiró, igualmente pensando “terquedad”. – Sólo hago lo que dije que haría, te muestro de qué son capaces los humanos.

Dios le sonrió entreabriendo los labios sin decir nada al respecto –Tienes razón, estás haciendo simplemente lo que acordamos… Pronto habrá guerras… los humanos se matarán unos a otros… pero aún así no comprenderán nada… seguirán haciéndolo… seguirán luchando y creerán que de ese modo podrán lograr la paz…- le sonrió aún más y retiró la mirada hacia el agua apoyando las manos sobre la arena.

- ¿Qué es esto? ¿Estás dándome la razón? – dejó escapar una risita de incredulidad porque realmente estaba sorprendido de que reconociera su capacidad para el mal. - ¿No vas a rendirte ahora o sí? No, claro que no..... – murmuró suavemente al finalizar su broma.

-No, claro que no…- repitió sus palabras sin dejar de mirar al agua y aún sonriendo –Sólo te estoy diciendo lo que va a ocurrir ¿no querías saber si tenía algo planeado o no? Bueno, en realidad será lo que vosotros planeareis… y lo conseguiréis… pero aún así… volverá la paz… y cada vez serán más quienes la deseen…- se aproximó un poco más a él susurrando contra su oído –Se arrepentirán de sus pecados… y llorarán por lo que han destruido y por las vidas perdidas, aprenderán a valorar la paz…- le besó la mejilla y se enderezó de nuevo aún mirándolo –Sólo conseguirás muertes… no victorias reales…

- Cada vez que uno de ellos peca, es una victoria para mí, sin importar cuan pequeña. – le aseguró, aunque sin poder evitar pensar en Samael. Él sólo pensaba en grande. Y de paso, su línea de pensamiento llevándolo más lejos. – Es increíble, pero amo tu optimismo a pesar de que sea en contra de mis planes.....

-Pecan… pero también se arrepienten. Creo que es porque no les agrada nada vuestra compañía…- se rió suavemente dejándose caer sobre la arena –Ya veremos cuantos se han arrepentido al final de los tiempos, Luzbel… así como tú a veces te preguntas por qué haces tanto mal…- susurró bastante más serio mirando al cielo –pero aún así no te arrepientes… no como Sariel… que volverá pronto a mí…

- Pero hay que tener en cuenta que Sariel está con nosotros en parte porque tus ángeles son tan....... inocentes. – concretó aunque la palabra no fue pronunciada inocentemente en contraste, sobre todo cuando pensaba en el ángel en particular al que se refería. – Y en cuanto a mí, no he perdido de vista el por qué. Si fuera algo tan banal como para olvidarlo, no tendría sentido.

Miguel es un buen ángel y un buen guerrero…- puntualizó girándose de lado en la arena para mirarlo mientras se apoyaba en un codo –Es inocente, cierto… ¿pero acaso no son así los ángeles? ¿Acaso no eras así tú? Recuerdo perfectamente que sí… tal vez sea mi culpa… el que dejaras de serlo…- sonrió de nuevo sin poder evitar sentirse feliz por el movimiento que se avecinaba en la tierra, la capacidad de crear de los humanos, de amar y de reencontrar la paz, confiaba en ellos.

- Inocente o no, no recuerdo haberte negado nunca nada. – sonrió de lado, seguro de que comprendía a qué se refería. – Incluso ahora... Claro, que ya no puedo colocarme ese adjetivo como bien lo has dicho. Estás de muy buen humor hoy – se inclinó hacia Él, sin ocultar lo bien que se sentía al verlo sonreír así.

-Sí…- se dejó caer sobre la arena sujetándole la nuca y atrayéndolo hacia Él –incluso ahora… hay ciertas cosas que me niegas… aunque hay ciertas otras a las que jamás pusiste resistencia….

- No haría mucha diferencia si intentase resistirte como lo hice en un principio. Y no funcionó, ¿ves? – lo miró a los ojos, reconfortado por su calor. – Ahora menos, siento como si me estuviese enamorando de nuevo.

Yavé le sonrió observando sus ojos sin decir nada al respecto e hizo desaparecer sus ropas como si jamás hubieran estado allí. Se rió levemente sin moverse de cómo estaba –No pusiste mucho empeño en resistirte Luzbel… al final ambos sabemos que no hay un final para esto… has olvidado tu ropa en el infierno…

El moreno se rió, subiéndose más sobre Él. – Eso es muy malo de tu parte, lástima que no pueda reclutarte. – bromeó, acercando sus labios a los suyos y sonriendo.

-No, no puedes… porque yo sólo haría esto contigo… así que no tendría ningún sentido… - lo miró a los ojos y lo recostó contra su cuerpo apoyándole una mano en la espalda entre las alas –Cada día que nos encontramos te encuentro más hermoso de este modo… - lo besó por fin deslizando la otra mano por uno de sus cuernos negros y por su cabello.

- Solía preocuparme al comienzo, que sólo vieses a ese ángel que solía ser. Pero también creaste mi apariencia actual, en el fondo no podías transformarme en algo que te desagradase. No eres ese tipo de ser. – se recostó contra su pecho, sonriendo de manera distinta ahora.

Yavé sonrió sujetándolo por debajo de los hombros y subiéndolo un poco más hasta poder besarlo de nuevo. Le pasó la mano por el cabello dejándolo recostarse en su pecho una vez más –Si lo hubiera hecho, tal vez no te amaría… ¿eso crees? Yo siempre te amaré… seas como seas, siempre te veré como el más hermoso de los seres… seguro que por eso te has convertido en un orgulloso…

Lucifer se rió nuevamente. – No creas, de veras me preocupaba, que me hubieses hecho así porque no querías mirarme, y Samael solía decirme que me veía mejor así, pero.... no era él quien me inquietaba. Además, tú no eres el ser más humilde que existe aunque tus profetas prediquen eso.

-¿No?- sonrió nuevamente –Creía que de hecho, lo era… tal vez eso tampoco sea muy humilde por mi parte…- bromeó observando las nubes moviéndose suavemente en el cielo –Os creé semejantes a mí… y pensé que erais realmente hermosos… debes estar en lo cierto…- continuó jugando con Él sin querer evitarlo –Mis apóstoles predican lo que vieron en mi hijo…y lo que él les contó de mí, que sin duda era lo mismo que él pensaba… tal vez tu visión de mí esté un tanto distorsionada por nuestros juegos…- se volteó sobre él encerrándolo con su cuerpo e irguiéndose en los brazos –Sólo porque tenga la seguridad de que no hay ningún ser más poderoso…

- Me pregunto qué sucedería si alguien más poderoso apareciese. – se preguntó en voz alta, dejándose aprisionar plácidamente de aquella manera. – Bueno, eres el único que me interesa de todos modos. Me interesarías aunque fueses el ser más débil en el Universo. – le rodeó el cuello con los brazos.

-¿Acaso no lo soy contigo? El ser más débil…- lo besó profundamente mientras se dejaba caer con suavidad sobre él, rozándose contra su cuerpo y cerrando los ojos al sentirlo. Siempre sucedía, cada vez que se encontraban, no podía controlar la intensidad de sus sentimientos por Luzbel. En realidad no deseaba hacerlo, no podía dejar de amarlo –Te diré lo que ocurriría… mis ángeles… todos ellos… me defenderían… y no existe ese ser de todos modos…

- Ya, ya, no quise retarte... ahora – bromeó, su voz tomando un tono suave al ser influenciada por lo que su cuerpo estaba sintiendo. – Y si así fuera, yo también entregaría mi vida por ti, lo que no haría muy felices a los míos supongo.

-Ellos también me defenderían… estoy seguro… por eso he dicho, mis ángeles… todos ellos… porque sois mis ángeles… ellos también… aunque tú creas que son tus demonios… no creas que quiero retarte… ahora- le sonrió besando su pecho y su cuello mientras deslizaba una mano por su cuerpo hasta sujetar su sexo.

- No, ahora sí lo has querido... – cerró los ojos sonriendo y preguntándose si sería cierto que lo defenderían. Dejó escapar un gemido, seguido de un jadeante – Te amo....

Yavé sonrió observando su rostro y lo besó de nuevo mientras se unía a él abrazándolo y llevándolo con Él, alzándolo con un brazo contra su cuerpo –Te amo…- susurró contra su cuello deslizando los labios por él.

 
 

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