Capítulo 22- The Secret Promise
(I'm Not Cruel and You're Not Evil)
Yavé se paseó por la orilla observando la naturaleza
a su alrededor y preguntándose por qué los humanos
estaban dedicándose a destrozarla poco a poco, no parecían
darle valor a nada y sus ángeles cada día se volvían
más como ellos, atraídos por lo material, por los
sentimientos banales. Todo parecía perder el sentido poco
a poco, tanto que a veces desearía no haber creado jamás
nada… y haber seguido solo, pues estaba solo de todos modos.
Se detuvo, al notar que Luzbel lo llamaba y esperó a que
se apareciese simplemente mirando al mar sin poder evitar sentir
esperanza, como siempre. Aunque siempre se truncase.
El demonio apareció tras él, y permaneció
en silencio por unos segundos, observando su figura y sintiendo
un ligero dolor dulce en su corazón como siempre. –
Te dije que la próxima vez te llamaría yo –
casi susurró por fin.
-Y dime… ¿me has llamado porque te has sentido mal
en la otra ocasión? ¿Deseas algo? ¿O sólo
querías verme?- el moreno siguió mirando al agua sin
deseos de mirarlo a los ojos aunque el solo sonido de su voz era
doloroso.
- Deseo algo, pero te hubiera llamado de todas maneras, aunque
sé que no me creerás – contestó, sonriendo
amargamente. - ¿Sabes una cosa? Uno de mis demonios, se ha
enamorado de uno de tus ángeles. ¿No te parece irónico?
-¿No te creeré? Siempre te creo cuando eres sincero…aunque
últimamente no lo seas mucho- sonrió de todos modos
sin voltearse –Ya lo sé… pero no me parece irónico,
Auriel puede lograr eso… su corazón es muy puro…
- Debí suponer que lo sabrías – le sonrió
el chico, acercándose quisiera o no. – Soy sincero
cuando hablo contigo, ya sabes que incluso yo tengo que responderte
la verdad. He pasado por bastante como para no saber que es inútil
mentirte.
-Tal vez sería agradable creerme vuestras mentiras, así
no me sentiría tan traicionado… No lo puedo comprender,
por qué obtengo a cambio esto… después de habéroslo
dado todo…
- Claro que no lo puedes comprender, si pudieses... esto no sucedería.
Se abrazó a Él, cerrando los ojos, y susurrando. –
Sé que no creé el mundo, pero también te lo
di todo.
-Y también me lo has arrebatado… - el moreno tragó
saliva sin desviar la mirada del mar por no mostrar su dolor.
- Podría decir lo mismo de ti... pero no lo verás
igual. – lo apretó más contra sí, necesitándolo.
–También es inútil hablar de estas cosas.
-También es inútil no hacerlo, los pensamientos siguen
allí… y tanto los tuyos como los míos puedo
escucharlos… aunque no quiera…- cerró los ojos
sintiendo cómo lo abrazaba simplemente y aún cuando
Él aún no le devolvía el abrazo, probablemente
eso era lo que ellos sentían cuando veían cómo
Él los amaba a pesar de que lo odiasen –No… no
lo veré igual… no es igual…
- Pero puedes sentir que sigo amándote, ¿verdad?
– le susurró, dolido porque ni siquiera lo mirase y
se separó de Él finalmente, hablando ahora con la
voz más decidida. – Quisiera que me des una fecha,
para el Juicio Final. Algunos de los demonios, no confían
en que no me la hayas dado.
Yavé lo miró a los ojos sin decir nada por unos minutos,
simplemente limitándose a observarlo y finalmente susurrando
la fecha en la que todo tendría final, la tierra, el cielo
y el infierno como los habían conocido. Sus ojos se entrecerraron
mientras lo observaba serio.
- Gracias – sonrió Lucifer, aliviado de que no le
hubiese dado problemas con eso. - ¿Puedo quedarme un poco
más? O ¿deseas que me marche ahora? – le preguntó
seguro de que a pesar de todo, muy contento, no estaba.
-No quiero que te marches… puedo sentir que sigues amándome…-
contestó finalmente –Pero también puedo sentir
otras cosas en ti muy diferentes a ese sentimiento… querría
que te detuvieses… que te parases a pensar en todo el mal
que estás creando y cuánto me duele.
- Sabes la causa de todo esto. Y sabes que no puedo detenerme –
apretó los puños, mirando al suelo. – Tú
creaste todo lo que existe en mí. Y elija lo que yo elija,
todo proviene de ti. No hables como si fuese una aberración.
- Habéis alcanzado un grado de maldad que ni siquiera pude
imaginar. Ya no sentís compasión ni piedad, os divierten
vuestros actos en contra de la humanidad y en mi contra… pierdo
la esperanza… y aún así enviaré el salvador
que prometí a la tierra… y les recordaré que
son hijos de Dios…
- Y aún así, he honrado el pacto. No les hemos obligado
ni forzado a nada. – sonrió levemente, ácidamente,
pensando que seguramente era el comienzo del final. Ya no habría
marcha atrás en su corazón, dijera lo que dijera.
-¿Realmente eras tan infeliz, Luzbel? Como para que valga
la pena tanto dolor… tanto mal… - lo miró a los
ojos y se sentó en la arena, aunque fuera imposible, sintiéndose
agotado.
- Te he dicho lo que siento, lo que pienso. Lo que haré
y lo que no haré. Incluso tenemos este pacto ahora, bajo
tus propias condiciones. ¿Por qué insistes en hacerme
desistir? Sabes que no lo haré. – respondió,
sin moverse de su lugar.
-Porque en mí hay bondad, porque te amo y a tus hermanos,
a los humanos también. Por todos esos motivos Luzbel, ya
lo sabes… pero contéstame… dime que no es por
orgullo y necedad… dime que eres más feliz lejos de
mí creando este mal que cuando estabas a mi lado…
- Claro que no! ¿Cómo piensas que soy feliz sin estar
a tu lado?! – lo miró casi echando chispas de que le
hiciera esa pregunta nuevamente. – Ya sabes lo que siento,
eres tú quien se rehúsa a aceptarlo.
-No me grites…- lo miró de soslayo -¿Crees
que debiera darte todo lo que me pides aunque no estuviera de acuerdo
sólo porque si no a cambio obtendré violencia? Si
eres capaz de llegar a crear todo este dolor… por lo que crees
¿realmente piensas que puedes reinar a mi lado? ¿Y
tus hermanos? ¿Cómo crees que remitirás toda
esa maldad en ellos? ¿O acaso estarás de acuerdo con
que sigan cometiendo todos esos actos cuando los humanos ya no estén?
¿En quien descargarán entonces su maldad?
- No lo sé... No lo sé... – murmuró
sintiendo un dolor profundo. – No es eso y lo sabes. Debiste
darme lo que te pedía porque.... porque debiste haberme comprendido,
por eso. Mis hermanos.... creyeron en mí, me siguieron hasta
las últimas consecuencias. No se detendrán ahora,
y mucho menos porque decida abandonarlos. Lo sabes. – dejó
escapar un suspiro, dándole la espalda y alejándose
un poco. – Creo... que es obvio que no podremos estar juntos.
Yavé lo miró frunciendo el ceño claramente
perdiendo la paciencia –Si no podemos estar juntos ¿para
qué estas haciendo esto?! ¿Te estás escuchando?!
¿Acaso no hiciste todo eso para estar a mi lado como tú
decías? Ahora dices que no podremos estar juntos… entonces
lo haces por poder ¿por maldad natural? ¿Por qué?!
Si así es, detendré esto ahora mismo.
- Lo hago porque creo en nuestro pacto, y porque se los debo a
ellos. Y porque sé que tengo razón. Pero acaso ¿quieres
estar conmigo en verdad? ¿O quieres estar con alguien que
ya no existe? ¿Quieres acabar conmigo¿? Acaba conmigo
– se giró de nuevo mirándolo a los ojos, esperando.
-Incluso eso podría obtener si lo deseara… al ángel
que un día fuiste…pero no es así como te quiero
a mi lado, intento comprenderte pero ni tú mismo te comprendes…-
se levantó para aproximarse hasta él -¿Qué
es lo que les debes? ¿Y en qué tienes razón?
Dime… qué quieres conseguir… Sé claro,
¿acaso no era reinar a mi lado? Al parecer ahora los objetivos
no son los mismos.
- Aún deseo lo mismo, pero no sé si es posible....
Sólo estar a tu lado, sabiendo que no me amas, eso sí
sería el infierno. – bajó la vista sin soportarlo
más, pensando en Samael, en lo que le había dicho.
– Ellos, los que me siguieron desde el principio, creyeron
en mí, creyeron en lo que les ofrecía. Aún
me siguen apoyando.
-Creen en ti porque te rebelaste y ellos no se atrevieron, creen
en que les darás poder… o incluso te envenenan…
te utilizan… ¿Cómo puedes pensar que no te amo?
¿Acaso crees que estaría consintiendo todo esto de
no ser así? Mira… lo que estamos sufriendo… toda
la creación e incluso yo mismo sólo por que te amo…
no me digas que no lo haces para estar conmigo, dímelo Luzbel…
que me amas… pero no quiero oír “ya sabes que
te amo” o algo así… quiero que me digas Te amo.
- No me utilizan... – negó con la cabeza, resistiéndose
a gritar en el último momento. Y alzando la vista de nuevo
para mirarlo a los ojos, como siempre sin poder ocultar sus sentimientos
más. – Dices eso, pero ¿cómo puedes amarme?
Sigues recordando el pasado siempre, y no puedo regresar a eso.
No puedo borrar todo y volver a ser quien era.....- permaneció
en silencio por unos momentos, pensativo, como si pronunciar aquellas
palabras lo venciese interiormente. – Te amo.
-¿Cuánto? ¿Más que a nada? ¿Más
que a nadie?- lo siguió mirando a los ojos.
- Más que a nadie – repitió sin apartar la
mirada, sus labios temblando un poco.
-Entonces me quieres más que a ellos- se aproximó
un poco más y extendió los brazos para rodearlo y
aproximarlo a Él. Rozó su rostro contra el cabello
de Lucifer y apoyó los labios en uno de sus oídos
–Entonces cuando todo esto acabe puedes renunciar a todos
ellos por mí…
- Renunciar a ellos... - murmuró, entrecerrando los ojos,
dejándose llevar, aunque preocupándose luego. - ¿Qué
vas a hacer?
-Crearlo todo de nuevo… contigo a mi lado.
- Y ¿ellos? ¿Renacerán o piensas eliminarlos?
– le preguntó insistente, por más que le atrayese
lo que le estaba ofreciendo, necesitaba saber.
-Les dejaré el Edén… como legado… yo
elegiré a una persona y tú a otra… y nos iremos…
lejos de ellos, donde no podamos hacerles más daño.
Aún así podrás velar por ellos… pero
bastante estamos haciéndoles ya pagar por nuestras dudas
y nuestro amor… si tú ganas….- lo miró
a los ojos fijamente tomando su rostro con las manos –Si no…
tendrán que volver todos a mí… serán
purificados… acepta el pacto… hazlo por nosotros…
Lucifer asintió, los ojos cristalinos y húmedos por
lo mucho que deseaba eso, estar con Él para siempre. –
Ganaré, les conseguiré eso......
-No debes decirles nada de esto, ni siquiera…- suspiró
levemente –ni aunque pienses que puedes confiar en esa persona…
porque podrían intentar obtener ese puesto, podría
levantar rebeliones contra ti incluso… mantén esta
conversación en secreto, entre nosotros… también
lo haré así…- observó sus ojos acariciando
su rostro con una mano –Es el único modo…
- Si no te conociera mejor, pensaría que tratas de engañarme...
– le sonrió, sintiéndose incómodo por
tener que hacer aquello, sobre todo ante Samael. Alzó la
vista recordando lo mucho que lo había apoyado desde el principio,
y aún ahora. – Quiero pedirte algo... Si de alguna
manera, Auriel llegase a amar a Samael... ¿les permitirás
estar juntos también?
-Nosotros estamos juntos… - el moreno bajó la mirada
a su sonrisa –de algún modo… pero no expondré
a Auriel a peligro alguno, no a él. Estarán juntos,
llegará su momentos y Auriel lo amará.
- Tienes planes para ellos, ¿no es así? – sonrió
un poco más, relajándose. Por supuesto que no podría
decirle a Samael, no sin revelar lo demás, a pesar de que
le hubiese gustado aliviar su dolor. – Te amo – susurró
ahora más confiado.
Yavé se inclinó entreabriendo los labios contra los
suyos para besarlo rodeando su cintura y alzándolo un poco
–Te amo…- susurró besándolo de nuevo sin
poder evitar sentir todo su amor a pesar de sentir también
el mal que había en él y abrazarlo ya que era su hijo
y su amado y no podía abandonarlo, no deseaba hacerlo.
Lucifer rodeó su cuello con los brazos, sintiendo como si
el tiempo no hubiera pasado, a pesar de que estaba muy consciente
de que sí, y le devolvió el beso, tal y como solía
hacerlo, cerrando los ojos, completamente entregado.
El moreno se tumbó en la arena llevándolo con él
y siguió besándolo sin poder contener lo mucho que
había deseado estrecharlo, besarlo, amarlo y encontrar una
salida para ambos y a la vez para todos. Deslizó la mano
por su cabello alborotándolo y aproximándolo más
a sus labios.
- Yavé.. – susurró el chico sintiendo su pecho
agitado, besándolo de nuevo, con suavidad al principio, y
más profundamente luego, cerrando los ojos, aferrándose
a Él como si se le fuera la vida en ello.
-Sé que volveremos a discutir… - alzó el rostro
llevándolo hacia su cuello aún acariciando su cabello
–Sufriremos hasta el final… pero recuerda que te amo…
el dolor se acabará y también nuestra separación…-
susurró observándolo y acariciando su espalda mientras
lo despojaba de las ropas.
- Tú también recuerda que te amo.... A veces pareces
olvidarlo. – le sonrió dolorosamente, acariciando su
rostro, reconfortado por la sensación de su cuerpo, aquel
calor tan maravilloso de nuevo.
-Yo también puedo tener miedo… aún más
porque sé lo que piensas… conozco tus miedos…-
deslizó las manos por su cuerpo cerrando los ojos y besándolo
mientras empujaba los dedos en su interior deseando escuchar aquel
tono de voz que sólo Él podía oír.
El demonio entreabrió los labios, gimiendo con suavidad,
estremeciéndose ante aquellas sensaciones que había
dado por perdidas..... Lo miró a los ojos, como ensoñado,
extendiendo las negras alas.
Yavé le mantuvo la mirada apretando las mandíbulas
mientras alzaba un poco su cuerpo uniéndose a Él y
entreabriendo los labios para dejarle sentir su aliento cálido.
Alzó una mano acariciando sus alas –Eres muy hermoso
Luzbel…
El moreno sonrió, gimiendo aún más, una lágrima
escapando de sus ojos porque le dijese eso, aún con su apariencia
actual. Lo acercó de nuevo a sus labios, besándolo
apasionadamente, y temblando.
-Luzbel…- entreabrió los labios en mitad de aquel
beso retomándolo una vez más y limpiando la lágrima
de su rostro con la mano. Se volteó en la arena sobre él
alzándolo por la cintura con un brazo e inclinándose
sobre él besándolo sin cesar mientras se movía
en su cuerpo.
El chico tembló ante su voz, la manera tan tierna de pronunciar
su nombre, dejando escapar un nuevo gemido, su sexo erguido, pulsando
por la fricción de ambos cuerpos, a punto de derramarse.
-Te amo…- susurró de nuevo ahora contra sus labios
arrodillándose después en la arena separándose
de él y tomando su sexo mientras se movía en su interior.
Entrecerró los ojos sin poder apartar la mirada de Lucifer
y se inclinó sobre él de nuevo sintiendo cómo
su sexo pulsaba en el interior del moreno y besándolo con
fuerza mientras ambos se derramaban.
Lucifer jadeó, extasiado, y sonriendo como no lo había
hecho en siglos, mientras el orgasmo se apoderaba de su cuerpo,
haciéndolo estremecerse con fuerza, devolviendo el beso intensamente.
Yavé se recostó a su lado girándose en la
arena de nuevo y subiéndolo sobre él sonriendo también,
sintiéndose lejos de todo lo sucedido como si sólo
existiera su felicidad junto a él –No te vayas aún…
- le pasó la mano por la piel sintiendo la arena sobre ella.
- No me iré hasta que así lo desees... – respondió,
sintiéndose extraño al acceder tan fácilmente,
pero también eran sus propios deseos. Tenían mucho
tiempo para todo lo demás, estos momentos en cambio, eran
pocos y preciosos.
-Entonces jamás te irías… nos quedaríamos
aquí para siempre… los dos- cerró los ojos y
los entreabrió de nuevo para poder observarlo mientras lo
acariciaba, mientras aún estaba cerca y ahora que la felicidad
era lo único existente para ambos –Cuando no haya más
remedio… cuando te necesiten… te enviaré con
ellos, ahora sé sólo mío… yo seré
sólo tuyo, aunque solo sea por un tiempo…
- No podría imaginar nada mejor......... – sonrió,
ya que había accedido, cerrando los ojos y volviendo a abrirlos
para no perderse ni de un segundo.
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