Capítulo 10- Betrayed by words,
I'd never heard
El moreno suspiró, mirando a su alrededor, dentro del Eden,
aprovechando mientras podía, ese tipo de paisajes, aunque
intentaba no demostrar su añoranza. – Yavé....
te ves bien, como siempre. Gracias por acceder a hablar conmigo.
El moreno no se movió de la piedra en la que estaba sentado
observando el aspecto del ahora demonio Lucifer que tan hermoso
y resplandeciente había sido un tiempo atrás -¿Vas
a arrepentirte?- preguntó conociendo la respuesta y aún
sintiendo el dolor del demonio.
- Por supuesto que no – sonrió, desviando la mirada,
aunque orgulloso, sin poder soportar mirarlo fijamente por más
tiempo. Las llamas del infierno no le habían hecho tanto
daño como su sola visión. – He venido a proponerte
un trato, una... tregua por así decirlo.
Yavé permaneció en silencio como esperando a escuchar
su trato y se levantó hacia él -¿Por qué
habéis hecho daño a los hombres? Ellos no conocían
la maldad…- lo miró como incrédulo y sintiendo
aún más dolor al acariciar su rostro para hacer que
lo mirase, al percibir aquel brillo dorado que había sido
total tiempo atrás en sus pupilas –Mírame a
los ojos, Lucifer… arrepiéntete y vuelve a mi lado.
- No puedo hacer eso, y lo sabes – alzó la mirada
incapaz de resistirse, sintiendo que se moría de tan sólo
ver aquellos ojos azules. – Les diste libre albedrío,
igual que a nosotros. Pero no puedes esperar que elijan si viven
en la ignorancia. Pero ya ves, fue tan fácil para ellos elegir.....
Nadie les ha obligado a nada.
-Igual que a vosotros…- Yavé lo miró a los
ojos -¿Estás satisfecho de tu decisión? Dime
que no te arrepientes… que no desearías haberme hecho
caso.
- Aún siento lo mismo, y no... no fue fácil para
mí. Ellos ni siquiera te aman! – alzó la voz
descontrolándose un poco y bajando la mirada de nuevo, consciente
de que eso no lo ayudaría en lo que intentaba hacer. –
Los hombres son débiles, traicioneros por naturaleza. La
única razón por la que no pecaron antes, es porque
no sabían que existía la posibilidad.
-Pero yo tengo esperanza en mi creación…- lo observó
deslizando los dedos por su cabello azabache y acarició los
cuernos que sobresalían entre él –Y también
han sido castigados… aún no he podido perdonarlos a
pesar de que no han dejado de rogármelo… sobre ellos
ha caído la maldición de la mortalidad… y tú…
tu luz se ha apagado… y sin embargo sigues inmortal, aún
más poderoso y Dios de tu propio reino de violencia…
el que tú has creado Lucifer… no puedes sentir celos
de los hombres… también abro mis brazos ante ti…
Te redimiría de todo pecado si vuelves abrazarme…-
el moreno extendió los brazos hacia él mirándolo
fijamente –Lucifer, mi amor es eterno… y mi misericordia
inmensa… regresa a mi lado.
- Pero tú me diste la espalda y me dejaste solo en el infierno
que creaste para mí. Tú, que dijiste que siempre estarías
a mi lado. – le respondió amargamente, deseando contra
su propia lógica abrazarlo y desviando la mirada nuevamente
por no rendirse. – Y no les daré la espalda a mis hermanos,
aquellos que me apoyan hasta en el peor de los casos, los que compartirían
mi suerte conmigo. No, en vez de eso, dame la oportunidad de demostrarte
el verdadero rostro de la especie que has creado. De probar que
hasta Dios se equivoca.
Yavé suspiró armado de paciencia y abrazándolo
contra él con la firmeza suficiente para que no se escapara
y la delicadeza necesaria para no hacerlo sentir apresado, como
siempre lo había abrazado -¿Me equivoco? ¿Me
equivoqué creándote? ¿Amándote? ¿Crees
que te he abandonado? ¿Realmente crees que no habría
podido detener tu rebelión con un simple gesto?
- Aún así, no estás conmigo... – insistió,
aferrándose a Él en contra de su juicio, sintiendo
que se le aguaban los ojos y conteniéndose. – Si puedo
probarte eso, entonces comprenderás....
-Tú… me has abandonado, Lucifer… Yo estoy contigo
y siempre lo estaré, con cada uno de tus hermanos…
ya pueden odiarme con toda su alma… yo siempre estaré
esperando vuestra redención, la tuya…- lo rodeó
con más fuerza uniéndose a él en un beso que
contenía todo el sabor del mayor de los pecados, el cometido
por sí mismo –Te consentiré una vez más
Lucifer… para que comprendas… pero será bajo
mis normas…
El moreno asintió, su aliento temblando, saboreando aún
aquel beso tan anhelado, abriendo finalmente los ojos aunque sus
sentimientos se delatasen en ellos. – Dime tus condiciones....
Dios sostuvo su rostro con una mano en su mejilla, observando sus
ojos y viendo lo que realmente sentía reflejado en ellos
-Serás libre de tentar a los humanos al pecado para demostrarme
lo que dices, pero jamás los obligareis a ello o seréis
castigados eternamente en el infierno. Así mismo… no
podréis volver a entrar en el cielo o atacar a vuestros hermanos…
también seréis condenados cuando llegue el juicio
final… sólo entonces veremos si han sido más
los fieles a mí… o los pecadores. Dispondré
a un ángel a las puertas del infierno y él sentenciará
las almas de los humanos que te pertenecen, así como qué
demonios tendrán prohibido salir
El moreno bajó la mirada pensativo, sonriendo un poco y
apartándose suavemente
Ante la mención de aquella condena, pero era de esperar ¿no?
Alzo la mirada desafiante, no dispuesto a demostrar esta vez que
aquello lo había lastimado, a pesar de no sorprenderle. –
Me parece bien, no era mi intención obligarlos a nada. Ellos
solos caerán por su propio peso. En cuanto al ángel
que pondrás en las puertas... confío en que será
justo
-Confío en él más que en ningún otro,
lo será- lo miró a los ojos pensando en Auriel sin
duda alguna y observando el espacio entre ellos ahora que se había
separado de su cuerpo notando cómo le faltaba aquel calor
–Hay algo más, una última condición.
- ¿Qué cosa? – el demonio lo observó
serio, a la defensiva nuevamente.
-Si al final de los tiempos yo he vencido… aceptarás
tu error, te redimirás y volverás a mi lado de nuevo…
como el ángel que siempre has sido- lo miró a los
ojos fijamente y le sonrió con suavidad a pesar de notar
que estaba a la defensiva como una fiera acorralada. –Si no,
cumpliré tu deseo y reinarás a mi lado.
Lucifer sonrió nuevamente, comprendiendo. – Podría
negarme pero no veo con qué objeto. Así será
entonces, cumpliré mi palabra. – lo miró a los
ojos como haciéndole ver que no se valdrían reglas
no mencionadas ni ningún otro recurso que no estuviese claramente
a la vista en esta reunión.
Yavé sonrió abiertamente pensando en que él
podría acabar con aquello en un abrir y cerrar de ojos si
lo hubiera deseado, sin embargo realmente deseaba saber si podía
estar equivocado tal y como Lucifer decía –Continúas
siendo el más hermoso… y orgulloso de todos…
ilógicamente…
- Tú me hiciste así, incluso esta apariencia de demonio...
– volvió a acercarse, pensando que debía aprovechar
el estar con Él antes de tener que regresar a aquel sitio.
Aunque no pudiesen estar juntos, no se sentía tan furioso
ahora que tenían ese trato.
-Asumo toda la responsabilidad de mi creación… el
bien y el mal, todo parte de mí… jamás podría
negarlo pues es imposible. No estoy enfadado contigo ya, sólo
me duele… y quiero que veas por tus propios ojos tu equivocación…-
lo estrechó entre sus brazos de nuevo rodeándolo con
fuerza.
El chico cerró los ojos, dejándose abrazar. –
Eres tú quien está equivocado, y te lo demostraré.
Tampoco es fácil para mí.
-Debes volver…- susurró contra su mejilla sintiendo
que no podía separarse de él y contrariamente, lo
acarició pegándolo a su cuerpo en todo lo posible
–Estaré para ti… siempre que lo desees, aquí…
o en la tierra, sabes que sólo tienes que llamarme….Estaré
esperando tu perdón… te echo de menos.
Lucifer alzó la mirada, observando nuevamente aquellos ojos
azules en los que tantas veces se había visto reflejado antes.
– Sabes que no me rendiré..... Creo en lo que hago
y también, se los debo a ellos. – se separó
por fin, no sin dolor, a pesar de estar sonriendo. – Me están
esperando.
-Yo también…- le sujetó las manos apresándolas
con fuerza entre las suyas y se aproximó para besarlo de
nuevo sin poder evitarlo al observar su mirada, sintiendo el momento
de la despedida tras aquel reencuentro tan duro –Que no pasen
los días sin volver a mí… - le susurró
besándolo de nuevo y desvaneciéndose mientras lo hacía
tal y como había llegado.
Lucifer salió por las puertas, desviando la mirada algo
molesto al ver cómo le sonreía Auriel, y emprendiendo
el regreso hacia el infierno, desapareciendo rápidamente
de su vista. Podía moverse libremente gracias a aquel permiso
temporal de reunirse con Él, aunque claro, sólo podía
regresar al infierno, sabía que Auriel continuaba vigilando,
y de todos modos, no tenía deseos de escaparse y echarlo
todo a perder.
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