.Devils Throat- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

Capítulo 67
Only when it’s over can we begin anew

Noviembre 30, lunes.

Roi llevaba una caja en las manos, no muy grande, en realidad había contenido seis botellas de dos litros. La llevaba desde la taberna hacia casa, porque había quedado en reunirse allí con Ash y Jari. No les había dicho por qué, sobre todo a Ash, más que nada porque no quería que se negase.

–Ahí viene –Jari avisó, ya que estaba asomado a la ventana, esperándolo, tenía demasiada curiosidad para estarse quieto.

–Hay una cosa que se llama timbre, ¿sabes? –se rio Ash, aunque en realidad, Roi y él simplemente entraban sin llamar de la confianza que se tenían.

Roi sonrió un poco, aunque no era muy dado a esas muestras, pero dejó la caja en el suelo y le dio uno de los cachorros a Jari.

–Toma –se rio, era un cachorro enorme y negro, con la barriga blanca. Entró por la ventana con el otro, que tenía una oreja blanca. Las dos muy de punta.

–¡Ah! –el chico exclamó alzándolo y riéndose cuando el cachorro le lamió la cara y le ladró luego –Lo amooooooo…

–Roi, ¿fuiste a buscarlos sin mí? –se quejó Ash, acercándose para acariciar al animal y pensado que podía haber entrado por la puerta de todos modos.

–Por si te resistías… pero ahora ya está aquí, y no puedes decirle que no, porque… –se lo puso en el pecho, como para hacerlo más irresistible –La dueña dice que son de Bronco, porque no hay más perros en la isla –se veía muy contento con aquella idea, y regresó con Jari, besándolo y tocándole la cabeza al perro.

–¿Y si me resisto yo? –Vargas estaba sentado en el sofá y suspiró.

–No puedes –Ash se sentó a su lado mostrándole el cachorro –. Míralo… ¿cómo podrías? Son de Bronco además. Bronco me protegió –lo chantajeó emocionalmente.

–Y además, son adorables –lo apoyó Jari, sonriendo con el perro entre los brazos, aunque el mismo no paraba quieto.

–No sé… –Vargas lo cogió por el pellejo, mirándolo y dejándolo colgar delante de él antes de ponérselo sobre las piernas –Con esas patas tan grandes… va a ser enorme –lo puso boca arriba para ver si era macho, y luego le apoyó la mano en la panza, rascándosela y provocando que se moviese para todos lados y le mordisquease los dedos.

–Estás pensando que es muy mono… –murmuró Roi, que lo veía sonreír.

–Lo es, lo son –asintió Jari, alzando al que tenía entre brazos –. ¿Cómo quieres llamarlo?

–Husky… aunque seguramente le llamaré feo y otras cosas… –sonrió, mirando cómo movía la cola para todos lados.

–No le digas feo, Huskyyyyyyyyy… –se rio Jari colocándolo contra su cara de nuevo para que lo lamiera.

Ash se estaba riendo en realidad, al ver cómo el perro se revolvía jugando con Vargas, para estarse quejando sí que se divertía con él.

–Estas cosas comen mucho –le advirtió Vargas a Ash, dejándolo en el sofá como si fuera una pelotilla, aunque el cachorro regresó a la carga para morderle.

–Pues tendré que trabajar de nuevo, ¿no? –lo amenazó, tocándole la cabeza al perro –¿Cómo te llamas, eh? –le preguntó como esperando que le diese una respuesta, pero el cachorro se limitaba a buscar guerra.

–Se llama: no os voy a dejar dormir, no duerme en la cama, Ash limpia las cacas, Ash no trabaja si quiere el perro –le dijo Vargas, sonriendo y provocando que Roi se riese entre dientes.

–Vargas, qué bien se te da esto… –se burló igual.

–Lo sé…

–Es terrible –se quejó Ash, mirando al perro de nuevo, con gesto grave –. Se llama Son.

–No se lo digas así, parece que lo riñeras, que él no tiene la culpa de que Vargas sea tan… parental –sonrió Jari, sentándose por fin, y dejando al perro en el suelo por ver qué hacía.

–Ah… seguro que escuchareis su nombre desde aquí. Nos la pasaremos gritándole… si ya lo veo… se le ve que es un malo –le dio una nalgada suave, espachurrándolo y provocando que volviese a activarlo para jugar –. Os lo cambiamos… este se ve horrible.

–De eso nada –Roi se rio, cogiendo a Husky del suelo, pensando que se parecía a Bronco –. Pasa… –dijo de espaldas cuando escuchó que llamaban a la puerta. Sabía que eran Zeus y Skylar, porque había quedado con ellos.

–Es mi sobrino… –Zeus lo cogió porque le encantaban los perros y se lo puso contra la nariz para que se la lamiese –Qué guapo…

–No más que tú –Skylar le dio una nalgada pasando a sentarse junto a Ash en el sofá y acariciando al otro cachorro –Es una lástima que no hubieran más.

–Ya están tomados –le advirtió Jari, aunque estaba riéndose.

–Nosotros no podemos –Zeus le advirtió, poniendo al cachorro sobre el otro en el sofá, provocando que empezase una luchita, que por poco los hizo caer rodando. Se rio y se sentó sobre Skylar, recostándose contra él.

–Porque vais a ir a la universidad, ¿no? –preguntó Roi.

–Claro, y seguramente estaremos alquilados o en una residencia, así que…

–Ya… –el rubio los miró jugar, bajándolos al suelo no fuera a ser que se measen o algo así.

–A la universidad, como Ash –Vargas le dio en el muslo.

–Ya, no insistas, a nadie le gusta que insistas –se quejó mirando a los perros jugar y riéndose un poco luego –¿Qué hay del pub, Roi?

–Le diré a mis padres que me quedo en un empleo de verano… para comenzar –comentó Jari, tocándole la cola a Husky, y logrando confundirlo.

–Bueno, todavía tenemos tiempo para encontrar un lugar y todo. Tú quieres estudiar, así que hazlo, puedes ocuparte los fines de semana y eso –se sentó en el borde de la mesa, mirándolos.

–Y primero tenéis que graduaros… –Vargas los miraba con cara de sueño.

–Para Roi eso es una odisea –lo molestó Zeus, encogiendo la pierna a causa de una patada del rubio.

–Que te azuzo a mi perro, ¿eh?

–No por favor… –Zeus se rio.

–No, que la tarea de morderlo y ladrarle es mía –se rio Skylar sujetándolo contra su cuerpo, y besándole un hombro como a escondidas luego.

–Agh, no queremos saber detalles –se quejó Ash, aunque Jari se estaba riendo.

–Yo sí quiero saber…

–Claro que no… –Roi le dio una nalgada y se inclinó para tocarle la cabeza a Husky, que se había cansado de luchar con su hermano y ahora trataba de dormir cerca de su pie. Lo levantó en brazos y se lo quedó allí, pensando que el otro era abusón. Ahora estaba luchando con los cordones de los playeros de Vargas.

–Agh… maldito renacuajo… –el mayor frunció el ceño y lo aplastó contra el suelo con una mano, jugando con él y pensando que le hacía falta una correa –Vamos a comprarle comida y una correa y esas cosas, anda –le dijo a Ash… –Va… que se aburre, quiere ir a jugar.

–Parece que tú quieres más que él –Zeus se rio.

–Calla, niño.

–Sí quiere –se rio Ash, levantándose y rascándose la nuca –. Vamos, quedáis en casa, ¿eh? –se despidió, poniendo una mano sobre el hombro de Roi luego –Luego hablamos, ¿vale?

–Pero no me lo secuestres que también tenemos cosas serias que discutir –le advirtió Jari por si acaso.

–Porque ahora lo llaman discutir –comentó Skylar con aire de inocencia como quien no ha dicho nada, mientras Zeus se reía entre dientes.

–Calla… –Roi enrojeció, protestando –Cógeme un collar pequeñito, azul –le pidió a Ash mientras salía –. Y luego cuando hablemos te lo pago.

–Cerveza –le pidió Zeus.

–Ya sabes dónde queda, vete tú a cogerla.

–Es su casa, no seas puta.

–Te voy a dar… –le advirtió Roi.

–Ay… qué miedo…

–Vamos… –le pidió Vargas a Ash, escuchando las voces desde afuera. Tal vez estaba siendo un poco infantil, pero por ahora… lo quería sólo para él un poco más.

–¿Te sentías agobiado? –le preguntó el chico, leyendo su expresión y acariciando un poco su brazo como al descuido. Lo cierto es que se sentía bien de verlos a todos tan alegres.

–No exactamente… es sólo que prefiero estar contigo un poco más, tranquilos –le aclaró, acercándolo a él todavía más y besándole el cabello –. ¿Preferías quedarte?

–No, está bien, me basta con verlos –le sonrió, negando con la cabeza –. De todas maneras, hablaré con Roi luego, hay algo que aún no le agradezco.

–¿Qué? No quiero, me celo…

–No tienes tiempo, tienes que cuidar de Son –lo miró serio, aunque se reía por dentro –. Sólo es un rato, puedes hablar con Jari mientras.

–Vale, nos abrazaremos para consolarnos –se quejó, caminando hacia el puerto.

–No tanto, ¿eh? –se quejó, dándole con un hombro –¿No te pone nervioso esto?

–No, me da igual… –se encogió de hombros –Me pone nervioso de noche, como cuando me dieron el alta. Ahora me da igual.

–Vale, entonces –le apretó la mano de todas maneras, suspirando –. Me gustaba regresar de noche antes, me gustaba el silencio.

–Ya no va a ocurrir nada malo –le aseguró Vargas, apretándole la mano de vuelta –. Se acabó.

–Sí, lo sé, pero no puedo evitarlo –confesó, desviando la mirada.

–Se te pasará… –le aseguró –O te llevaré a Venecia en barca para todos lados –bromeó.

–Te voy a matar, ¿eh? –lo amenazó frunciendo el ceño –No tienes idea de lo que es quedarse atrás.

–Calla, no quiero saberlo –lo cogió a horcajadas de pronto, abrazándolo, sólo porque allí no podía besarlo, y lo apretó con fuerza contra él –. Te quiero.

–Tonto… –se quejó porque lo sujetase así, pero como siempre, no podía reñirlo realmente, no después de lo mucho que habían sufrido –Te quiero también, Vargas.


FIN

 

 
 

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