.Devils Throat- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 


Capítulo 62
Following the souls fo the dead

Noviembre 18, Martes.

Ya era de madrugada, pero Zeus, Skylar y Jari seguían reunidos en la habitación, juntos. No se habían separado desde que se enterasen de la noticia.

Apenas intercambiaban una o dos palabras de vez en cuando, Jari sollozaba a menudo, y cuando todos pensaban que ya se había calmado… lo hacía de nuevo. Zeus tenía un cigarro colgando de sus labios, y al chico medio apoyado en su pecho, sujetaba con la otra mano la de Skylar, y en la mente de todos, además de la pérdida, estaba la misma sensación terrible de que aquello podría haberle sucedido a ellos.

–Tal vez deberíamos dormir… –sugirió Skylar, mirando hacia la ventana.

–Pero no puedo –protestó Jari, negando con la cabeza –. Si cierro los ojos pienso en… ya sabes.

–Yo tampoco puedo, no tengo sueño –Zeus se sacó el cigarro de los labios y se movió un poco para sacudir la ceniza, llevándoselo a los labios de nuevo –. Duerme –le dijo a Skylar, mirándole a la cara y ofreciéndole un sitio.

–Yo tampoco tengo sueño a decir verdad –le sonrió levemente, aunque acostándose de todas maneras.

–Estoy preocupado por Ash, además, se veía como destruido –Jari se acomodó contra Zeus, sujetando el peluche de serpiente y preguntándose por qué Sneik no había ido.

–Roi está con él, así que no va a hacer ninguna tontería… solo –Zeus se mordió un poco el labio, apoyando la mano con el cigarro sobre el hombro Jari, y acariciando la mejilla de Skylar, tocándole los labios. Más miedo le daba que hicieran tonterías los dos juntos.

–Eso me da más miedo –se quejó Jari pensando que quería estar con Roi, aunque comprendía lo que estaba haciendo.

–No harán ninguna locura, Roi cuida de él –le aseguró Skylar, aunque en realidad mentía un poco, tampoco estaba muy seguro de eso. También le preocupaba que aquello no hubiese terminado.

–Ash había dicho que había diarios y cosas en su casa… –comentó Zeus –Podríamos ir a verlos, no sé para qué. Sólo para tratar de comprender. Ellos están en la de Vargas, pero yo no sé dónde queda la casa de la abuela de Ash.

–Yo sí lo sé, Roi me la mostró… –comentó Jari como activándose y sentándose enseguida.

–Pues si no podemos dormir y no podemos hacer nada más…

–No… pero dejaremos una nota… por si acaso –Zeus se levantó, pensando en que dejar una nota era una decisión de temor, pero… –. La pondremos en la biblioteca para Gale. Por si algo nos sucede.

–Yo dejaré la nota, si vamos todos podríamos llamar la atención –se ofreció Skylar, buscando sus orejeras ya que hacía frío afuera.

–Vale… –Zeus se puso el jersey y un impermeable. No solía pasar frío, pero no tenía ganas de mojarse, y aunque no llovía… ya no sabía qué pensar –. Vamos, Jari, ponte la cazadora –le dijo cariñosamente incluso, cogiéndola de la cama.

–Ya voy… –casi protestó, poniéndosela y subiéndose la capucha sólo porque sí. De todos modos, infantilmente, tomó un pequeño adorno de un gato rosa y lo metió en uno de sus bolsillos. Aquello le hacía sentir más seguro.

–Salid, ya os sigo –Skylar les hizo un gesto mientras se asomaba al pasillo, saliendo luego a la penumbra, cuidadoso de no hacer ruido, en realidad siempre había sido bueno para esas cosas.

Zeus lo miró alejarse, un poco inseguro, pero finalmente sujetó la mano de Jari y salió del internado por una de las ventanas, ayudándolo a no hacer ruido al caer en la hierba.

–Vamos a esperarlo –susurró, llevándose el cigarro a los labios otra vez, nervioso.

–Zeus… sigo teniendo miedo –le confesó Jari cuando estuvieron afuera.

–Sí, no esperaba menos –le sonrió con aquel gesto de cara dura, tocándole la cara y tratando de no pensar en el suyo –. No sucederá nada ya. Vargas la tendrá ocupada.

–No digas eso, me preocupa más. Crees… –se acercó susurrando como si alguien fuera a oírlos –¿Crees que Vargas también regrese, como Bronco?

–Si regresa, será para ayudarnos… –le aseguró, le dio una palmadita suave, bajando la mirada un poco y tirando el cigarro, pisándolo. Vargas era una persona tan llena de vida, que simplemente le parecía imposible pensar en él en pasado.

–Lo sé, eso no lo decía con temor, en realidad me gustaría verlo de nuevo –sonrió un poco, sobresaltándose al escuchar un leve ruido, y suspirando al ver que sólo se trataba de Skylar que acababa de saltar por la ventana.

–Listo, la dejé en el escritorio de consultas.

Zeus le sujetó la mano enseguida, besándolo un momento, antes de caminar hacia allí. No le importaba si los descubrían y les echaban bronca otra vez, o si su padre llamaba para darle un sermón. De pronto, la gente de aquel internado y de aquella isla era lo más importante.

–Queda un poco lejos, ¿eh? –les advirtió Jari por si acaso.

–Sí, lo sabemos. Ash nos lo había dicho antes, ¿recuerdas? –asintió Skylar apretando ligeramente la mano de Zeus, sabía por qué lo había besado así al regresar.

Zeus hizo a Jari sujetarse de su brazo para que no se sintiese solo, y se guardó la mano en el bolsillo de los jeans.

El viento sonaba calmo para ser invierno. No había nubes y la luz de la luna y las estrellas era suficiente, a pesar de que había algunas farolas, no muchas, que alumbraban el camino. De todas formas Zeus llevaba una linterna en el bolsillo. Ya había aprendido. Escuchó el sonido de las agujas de los pinos meciéndose, tenía los sentidos aguzados, pero todo parecía tranquilo.

Suspiró con fuerza, mirando hacia delante y preguntándose qué harían ahora Roi y Ash, tal vez verían las luces de la casa de Vargas encendidas, y desde afuera parecería que estaba allí.

...

Los chicos aún seguían en la casa de Vargas. Ash estaba acostado en su cama, envuelto en un jersey del moreno y con los párpados fuertemente apretados. No tenía fuerzas para irse de allí.

Roi estaba sentado a su lado y movía una cuchara en círculos, dentro de una taza de tila que estaba fría desde hacía ya rato.
–Bebe, anda… –insistió.

–Pero no quiero dormirme –se quejó, aunque sentándose por fin y pasándose una mano por los párpados –. Sigo pensando que va a volver en cualquier momento.

–Lo sé… –susurró, aguantándose para no verse tan afectado al verlo en ese estado. Le aproximó la taza a los labios y sopló su flequillo.

–Está bien –se quejó, sujetando la taza y bebiendo un poco, pensando que estaba fría, pero eso tenía sentido, claro.

–Toda –le pidió aunque con un tono cariñosamente severo. Le puso la chaqueta de Vargas por los hombros y acarició su cabello un poco, mirándolo. La verdad es que sí se parecían –. Te pareces a él.

–¿Lo crees? –le preguntó con algo de felicidad en los ojos, antes lo hubiera negado vehementemente, pero ahora quería aferrarse a cualquier vínculo que pudiesen tener.

–Sí, eso creo… Así con su ropa… –se sentó a su lado, apoyando la espalda contra la madera y metiendo los pies bajo las sábanas.

–¿Te molesta estar aquí? –le preguntó por si acaso, bebiendo un poco más del té, lo cierto es que lo necesitaba.

–No, me da igual… Mi casa tampoco me hace muy feliz que digamos –se tocó el flequillo con una mano, apartándoselo tras la oreja. Se giró un poco y cogió el libro a medio leer de la mesilla –. ¿Lees esto?

–Él lo leía… Me lo leía –sonrió, mordiéndose el labio inferior que ya empezaba a temblarle de nuevo y se recostó un poco.

Roi lo abrió por donde estaba y lo dejó tirarse en la cama. Se lo comenzó a leer, aunque sabía que no era Vargas ni podía consolarlo realmente, pero al menos podía intentar que se durmiese.

...

–Es esa, la del final… –señaló Jari aliviado. Habían caminado un buen trecho sin decir palabra, el peso de la tragedia flotando sobre todos de manera invisible.

–Sí que está hecha una mierda, tenía razón Ash –murmuró Zeus, caminando hacia allí y comprobando al llegar, que la puerta ni cerraba.

–Es comprensible que se haya mudado –Skylar miró hacia arriba, pensativo –. Sería bueno hacer una casa embrujada… en otras circunstancias –se corrigió pensando que se había dejado llevar por su personalidad como siempre.

–Entremos –sugirió Jari, frotándose los brazos más por los nervios que porque realmente tuviera tanto frío.

–Sí, vamos… –Zeus pasó al interior, pensando que al menos ahora sólo parecía una casa normal, no lo inquietaba más allá de lo normal. Subieron las escaleras, dirigiéndose en busca de aquel cuarto que debía estar cerrado.

Escucharon unos golpes en la puerta, como de alguien aporreándola, pero no muy fuerte en realidad. Zeus pegó un brinco, pero con la misma el ruido cesó, como si simplemente se tratase de un sonido atrapado en el tiempo.

–¿Eso qué fue? –preguntó Jari girándose espantado.

–Nada, seguramente el viento –contestó Skylar para calmarlo, aunque poniéndose alerta. Lo cierto es que era una casa vieja y destruida, era natural que tuviera algunos ruidos extraños, y de eso intentaba convencerse.

Zeus iba abriendo las puertas con sumo cuidado, como si algo fuera a saltarle a la yugular de pronto. La puerta del fondo estaba abierta, debía ser el desván del que hablaba Ash. La empujó, se sujetó a Skylar y ambos la empujaron, abriéndola con un chasquido de madera.

Adentro olía a humedad y a cerrado. Había dibujos en una carpeta vieja, montones de notas en libretas pequeñas de escolar. Eran diarios.

Jari se acercó arrodillándose junto a la carpeta y tomando uno de los diarios, sonriendo sin poder evitarlo.

–¿Qué dice? –preguntó Skylar asombrado y preguntándose si estaba poseído o qué cosa, pero el chico sólo lo miró.

–Nada importante, es que es muy viejo… Mira –lo mostró ya que tenía un dibujo bastante infantil de aquella casa.

–Debía ser de la madre de Ash –Zeus se agachó a su lado, mirando las libretas, abrió una y se le cayó una cosa al suelo. La recogió, se trataba de una fotografía de Vargas de pequeño, con un corazón pintado en una esquina –. Sí, es de ella… –. El diario se le había abierto por otra hoja sin embargo, y cuando miró allí, entrecerró los ojos –Mira esto –le pidió a Skylar muy serio.

El chico se sentó a su lado, tomando el diario, Jari acercándose también, curioso.

–“Estoy volviéndome loca, quiero ver a Vargas. Dicen que mi bebé es hijo del diablo… tal vez lo sea, ya no sé ni qué pensar…” –leyó en voz alta, alzando la mirada luego.

–¿Qué locura es esa? –preguntó Zeus para sí –¿Quién le decía eso? ¿Por qué no veía a Vargas? –lo acribilló a preguntas.

–No lo sé –negó el chico, pasando varias páginas para ver si decía algo y leyendo una entrada que sólo repetía una y otra vez “Está oscuro, hace frío, está oscuro, hace frío…” hasta el final de la página, en donde cambiaba sólo una frase “me duele”.

–¿Qué significa eso? ¿Eh? –Jari sentía que se le ponían de punta los pelos de la nuca, y miró hacia atrás como si aquel fantasma fuese a estar parado allí de repente, lista para saltarle encima por estar leyendo sus diarios.

–Pues creo que la tenían aquí encerrada, cuando Vargas dijo que se la habían llevado –murmuró Zeus, aventurando. Cogió otro diario, que estaba ya lleno de incoherencias como esas. Había trozos de rezos, algunas oraciones infantiles, entre medias maldiciones hacia uno u otro. A su madre, a su padre, al padre Armando –. Pero se la llevaban de aquí… –murmuró, leyendo –Se la llevaban todas las noches a la cueva para expulsar al demonio de su vientre.

–Eso es horrible…, pero entonces, ¿no la hicieron abortar? –preguntó Jari, sintiendo un poco de pena por ella ahora. Así podía comprender que estuviera enfadada, aunque Vargas no había tenido la culpa.

–No, no querían matar al bebé, sólo exorcizar al demonio… es algo extraño –comentó Skylar mientras seguía revisando, ahora otro diario. Podía apreciarse incluso cómo cada día iba perdiendo más la cordura, hasta que sus entradas no tenían nada de sentido –Se lo llegó a creer… La ataron para que no se golpeara el vientre.

–¡Dios, no! –Zeus se estremeció, pensando que era horrible, no podía imaginar el dolor de aquella niña, el miedo que debía haber sufrido –Esta gente está loca… –murmuró, temiendo que de pronto les apareciese alguien del pueblo por detrás incluso –Hay que decírselo a… a Ash –se corrigió, ya que había pensado a Vargas.

–Sí, creo que ella sigue pensando que es el hijo de un demonio, por eso lo atacaba, tal vez en realidad… –se le había ocurrido que lo que realmente intentaba hacer era proteger a Vargas de Ash, por retorcida que fuera esa lógica y su manera de hacer las cosas, pero estaba loca después de todo.

–Deberíamos ir ya, tengo miedo –anunció Jari, poniéndose de pie.

Zeus se levantó también, preguntándose si realmente podían hacer algo todavía.

–¿Y si llamamos a Gale?

–¿Qué va a hacer él? –preguntó Skylar dudoso, ni siquiera había ido a ver a Ash al hospital.

–No lo sé, pero él sabe muchas cosas y Sneik… seguro que sabe algo también –comentó Jari, apoyando a Zeus.

–Pues no lo sé, pero me hace sentirme más seguro. No sé… –Zeus se puso incómodo, tampoco quería demostrar que necesitaba sentirse protegido de algún modo –Sólo llámalo –le pidió a Jari –. Algo malo no será, así que…

–No, y además nos conviene que alguien fuera de la isla lo sepa –comentó, sintiendo que se le encendía el foco. Marcó su número, esperando y volviendo a llamar luego ya que no le había contestado la primera vez.

Sneik se sentó en la cama ante tanta insistencia y cogió su móvil, pensando que si era su padre le iba a gritar. Al ver que era Jari se preocupó, aunque sintió reticencia por si iba a recriminarle el no haber ido.

–¿Qué? –preguntó de forma un poco hosca por ese último motivo.

–Sneik –lo saludó como si el chico no fuera a saber su propio nombre –, soy Jari, estamos en la casa de Ash, no la suya, la de su abuela… Encontramos los diarios de su madre.

El rubio se tomó unos segundos para comprenderlo bien, y fue tocando el hombro de su pareja con delicadeza para que se despertase.

–¿Pero estáis en peligro? ¿O es que has encontrado algo que quieres contarme?

Gale abrió los ojos y se giró, observándolo sin decir nada, ya que suponía que era importante y no quería interrumpirlo.

Jari le fue contando lo que sabían, aunque Zeus y Skylar continuaban revisando los demás diarios por si encontraban algo más.

–No hagáis nada intrépido… –le pidió el rubio –Id con Ash, pero esperad a que lleguemos –se sentó en el borde de la cama, comenzando a vestirse, un poco entusiasmado en realidad. Colgó y miró de soslayo a Gale, explicándose mientras lo instaba a vestirse también.

...

Los chicos habían regresado al centro de la isla, y habían llamado a casa de Roi, recibiendo una mirada fulminante de parte del rubio, hasta que comprendió el por qué de su presencia allí. Justo habían despertado a Ash, que se había dormido hacía muy poco, pero lo que decían era importante y subió por las escaleras con el resto siguiéndoles, dejando la puerta sin cerrar con llave para cuando llegasen los otros dos.

Durante minutos les explicaron cómo se les había ocurrido ir a la casa de la abuela de Ash, lo sucedido, y lo que habían descubierto en los diarios, y al cabo de más de media hora llegaron los otros, quienes también examinaron aquellas cosas, si cabe más minuciosamente.

–Ella debe seguir allí de alguna manera. Aunque sea espiritualmente. Hay que regresar a la cueva.

–Esto no tiene nada que ver con vosotros –Roi se alteró.

–Vargas quería ayudarla… –murmuró Ash, bajando la mirada y entrelazando las manos, no sabía ni qué pensar. Él quería destruirla, pero ¿realmente tenía algún sentido luego de haber leído eso? Vargas no lo querría así.

–Pues la ayudamos, ¿no? No podemos dejarla así –comentó Jari, insistiéndole y mirando a Roi luego.

Gale suspiró cruzándose de brazos, realmente intrigado por todo aquello.

–No es sólo eso, creo que si no hacemos algo, esto no terminará.

–No sé a qué os referís con ayudarla… está muerta y no sabemos dónde… –Zeus se encogió de hombros.

–Estará en la cueva me temo… –le dijo Roi, mirándolo fijamente.

–Tal vez sólo quiera que encuentren su cuerpo –sugirió Skylar, pensando que era lo que siempre querían los fantasmas en la mayoría de las películas.

–O tal vez… me quiere a mí –sonrió Ash de manera lúgubre, comprendiendo ahora el que quisiera matarlo antes, pero ¿por qué no había vuelto a por él entonces?

–No digas eso –se quejó Jari sentándose en la cama a su lado.

–Pues eso no lo va a tener –le aseguró Roi, apretándole la mano con fuerza.

–Todos estamos contigo –Zeus lo miró, preguntándose si era buena idea ir, pero probablemente no tenían otras opciones.

–De todas maneras pensaba ir mañana –sonrió Ash como tranquilizándolos y apretando la mano de Roi.

–Vamos ahora –Zeus lo miró a los ojos, pensando que mañana podía escapárseles solo. O tal vez mañana descubriesen algo terrible (el cuerpo de Vargas).

–¿Vamos? –le preguntó Sneik a Gale, como pensando en ir ellos si no.

–Por supuesto, no vinimos hasta aquí sólo para regresar a nuestro piso –asintió el rubio.

–¡Es algo de Ash! –Roi frunció el ceño.

–Está bien, Roi –lo calmó Ash, poniéndose de pie, Jari apartándose para no estorbar –. Vamos ahora, antes de que suceda algo más –decidió ya que por otro lado, prefería estar haciendo cualquier otra cosa que pensando –. ¿Seguro que queréis venir? Porque puedo ir solo… –les preguntó a los demás.

–No, no puedes, no te dejamos –le sonrió Jari, guiñándole un ojo y preguntándose luego si estaba actuando incorrectamente.

–Lo que él dijo –lo apoyó Skylar, subiéndose las orejeras ya que las tenía alrededor del cuello.

–Y además es un riesgo estúpido que no tienes por qué correr –Sneik lo miró, pensando que se iba a congelar, pero no había remedio si quería saber más –. Relájate, Roi –le recomendó –. Todos apreciamos a Ash, no tienes que ponerte sobreprotector con él.

El chico le echó una mirada asesina y se puso la cazadora, aunque privadamente había enrojecido.

–Eso, además también me tienes que proteger a mí –se quejó Jari ya olvidándose de lo que era correcto o no, y colgándose de su brazo.

Ash sonrió un poco, desviando la mirada y poniéndose su cazadora también, aunque seguía con aquel jersey de Vargas encima.
–Está bien, pero puedo cuidarme solo de todas maneras.

–Sí, todos podemos –Sneik lo miró, pensando que en realidad así era, pero nadie lo deseaba. Fue saliendo del brazo de Gale antes que los demás, y Roi le dio un beso a Jari de pronto, bajando con las manos en los bolsillos del pantalón. Bien pensado, él también prefería hacer algo.

–¿Tienes otra linterna, Ash? –le preguntó Zeus, que sólo tenía la suya.

–Sí, aquí –se la mostró el chico ya que la había tomado antes de salir de la habitación.

–Pase lo que pase, no os separéis –les aconsejó Gale, mirando hacia atrás, aunque sujetaba a Sneik con algo de fuerza como si se lo fueran a quitar de pronto.

–Ni aunque veas algo realmente apasionante –le pidió a Skylar el otro rubio, mirándolo de soslayo –. ¿Recordáis cómo llegar a las grutas que había en la cueva?

–Yo sí –le aseguró Zeus, encendiendo la linterna un momento y apagándola de nuevo.

–Y tampoco me distraigo con tanta facilidad –se quejó Skylar, aunque lo cierto es que sí lo hacía.

–Tendremos que profundizar en la cueva, ya que no creo que la hayan dejado en la entrada y hubiera sido difícil pasarlo por alto esa noche –comentó Gale, mirando hacia delante ahora

–Si es que queda algo de ella… –murmuró pensativo Zeus, pensando que con el agua del mar inundando la cueva, a lo mejor había salido flotando y ahora estaría perdida en el fondo del mar.

–Ya veremos… –Sneik se apretó más cerca de Gale, camuflándose del frío, y en realidad deseando su proximidad como siempre. Parecían como una procesión tétrica. Le daban ganas de llamar a las puertas y decirles que iban a morir a varios de aquellos vecinos. Seguro que muchos sospechaban algo.


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