Capítulo 44
Angry ghosts are no fun
Noviembre 15, sábado.
–¿Te gustaría dar un paseo? –le preguntó
Gale al chico que bebía té a su lado. Para muchas
personas, pasar aquel sábado tranquilamente en casa, los
dos leyendo e intercambiando opiniones, podría parecer algo
muy aburrido, pero él lo estaba disfrutando enormemente.
–Hace frío afuera… –se quejó,
apoyando la taza sobre el platito en la mesa y apoyándose
en su hombro como si en realidad le entrase el sueño, aunque
no era así. Simplemente le ponía perezoso estar a
gusto.
Se movió al escuchar que el teléfono sonaba, y puso
mala cara, frunciendo el ceño al pensar que lógicamente
se trataba de su familia. Su expresión cambió al ver
que era Skylar.
Gale le acarició el cabello, escuchando sólo la
mitad de aquello, pero le parecía comprender bastante bien
lo que había sucedido. Se inclinó para servirle más
té a Sneik, esperando a que terminase de hablar.
–Finalmente sí tendremos que salir. He quedado con
Zeus y Skylar dentro de unos minutos en esa cafetería a la
que fuimos ayer por la noche. Vienen en el barco. Dicen que algo
les ocurrió en el bosque –miró su mano y luego
a él a los ojos –. ¿Le molesta?
–Para nada, lo encuentro fascinante –le sonrió
tocándole el cabello –. Ya sabes que me interesa mucho
ese tema.
–Ya, pero vienen así sin más –se quejó,
pensando que seguramente habían pensado en presentarse en
su casa incluso. Suspiró un poco, y cogió el té,
poniéndose un poco de azúcar.
–Está bien, puedes quedarte a dormir luego. Perderás
el barco esta noche –le aseguró sonriendo para sí,
y rodeando sus hombros ya que no tenían prisa.
–Eso me encantaría… –sonrió, apoyándose
bajo su brazo y acariciándole el pecho sobre la camisa color
ocre –Gale… ¿seguro que es mío?
–Seguro que soy tuyo, no podría ser de nadie más
–contestó serio, mirándolo y suspirando luego.
–Suyo simplemente –sonrió, jugando con él
y tocándole la mandíbula con dos dedos hasta el mentón.
Se notaba que se afeitaba todos los días, su piel siempre
estaba suave, aunque tampoco es que siendo rubio, tuviese mucho
vello.
–¿Por qué me lo preguntas? ¿Tienes
dudas o sólo querías escucharlo?
–Me pregunto cuánta sinceridad hay en eso. Cuánta
entrega real… Todos somos egoístas en realidad, ¿no?
–miró sus labios, y se recostó en el sofá,
apoyándose en sus piernas.
–Sí, pero precisamente por eso es tan sincero. Tú
me gustas, me haces feliz. Por eso, no quiero estar con nadie más
–le aseguró sonriendo para sí, y volviendo a
acariciar su cabello.
–¿Y cuando tenga que ir a la universidad? ¿Vendrá
conmigo si se lo pido? Ya que es mío… –lo miró
a los ojos de aquella manera extraña.
–Ya lo había pensado –sonrió un poco
más, observándolo –. Tendrás que decirme
a qué universidad vas a ir, para que empiece a buscar un
empleo.
Sneik sonrió e incluso se movió sobre el sofá,
sujetándose de su cuello e incorporándose tan sólo
un poco para besarlo.
–¿No sería genial salir del país?
–Creo que lo sería. Quiero ver el mundo a tu lado,
será más hermoso.
–Lo haremos. Siempre puedo pedirle ayuda a mi padre. Seguro
que cuanto más lejos, mejor… –le tocó
el pecho entre dos botones de la camisa, besándole el cuello
con suavidad y rascándole un poco con la uña –Aunque
no digo que la necesite, pero a mí no me gusta malgastar
mis esfuerzos en cosas para las que no necesito hacerlo.
–También tengo mi presupuesto, no te preocupes por
eso –le aseguró tocando su cuello con dos dedos, con
aquella expresión de placer en la cara.
–Hum… eso puedo notarlo –sonrió, ya que
sabía reconocer la ropa buena, al igual que los muebles y
en realidad, todo de lo que estaba rodeado aquel hombre. Se apretó
contra él, acariciándole el cabello con las manos
y besándolo mientras le rodeaba el cuello con los brazos,
molestándose al escuchar la llamada perdida que le había
pedido a Skylar que le hiciese al llegar a puerto.
–¿Es Skylar? –le preguntó el bibliotecario,
acariciándole el cabello una vez más para tranquilizarlo
e irguiéndose un poco.
–Sí… –se levantó, parándose
delante de un espejo y acomodándose el cabello, pensando
que al menos iba a pasar la noche allí, y ahora ya estaba
comenzando a comprender al más común de los mortales
cuando sentían ese deseo.
–Te ves perfecto –Gale se paró detrás
de él, rodeándole la cintura y besándole el
cuello, antes de apartarse para ponerse el abrigo y la bufanda.
Sneik se estremeció un poco, y sonrió, poniéndose
su abrigo y la bufanda, como protegiendo aquel beso. Se sujetó
de su brazo en cuanto salieron a la calle, se preguntaba si la gente
pensaría que eran familia, le divertía mucho planteárselo.
–No hace tanto frío hoy, es casi agradable –comentó
el bibliotecario, sonriendo un poco y mirándolo de soslayo.
Le gustaba sentir su calidez en el brazo y junto a su cuerpo.
–Tampoco me gusta el calor. Quisiera vivir en un país
en el que siempre hubiese temperaturas suaves. Lo suficiente para
llevar un jersey y no tener frío ni calor. O mejor sería
si fuera suficiente con la camisa –sonrió para sí,
tocándole el pecho sobre el abrigo, y procurando guardar
las apariencias después.
–Podríamos buscar un lugar así. No tengo muchas
guías turísticas en mi lista de lectura, pero para
eso está internet.
–Yo pasaba casi todo mi tiempo en internet antes. Cuando
terminaba de estudiar quiero decir –lo miró un momento,
sonriendo un poco –. Creo que no existe un país así…
–¿Estás seguro? –le sonrió, mirándolo
–Debe haber un país que reúna ciertas condiciones.
Con temporadas de calor y frío cortas. ¿Lo has buscado
alguna vez?
–Bueno, eso sí, pero yo querría un país
con una sola estación. Primavera mediterránea todo
el año, aunque me conformaría con un país de
clima mediterráneo, sí –se pegó más
a su brazo. No tenía frío, pero sólo de pensarlo…
–. Odio el clima atlántico que hay aquí.
–Pero yo adoro la manera en la que nos junta –se rio
Gale, deseando rodearlo con el brazo, pero preguntándose
si eso desataría habladurías –. Además,
te quedan bien las bufandas.
–Pero me quedan mucho mejor los pantalones cortos…
–le dijo por jugar.
–Eso no es justo –se rio, sin poder evitar el imaginárselo
–. Realmente quiero ir a nadar contigo.
–Tal vez deberíamos pasar el verano en mi casa. Mis
padres no están… y la piscina es enorme.
–¿Seguro que tus padres no estarán? No sé
qué tan bien tomen nuestra relación –le recordó,
alzando una ceja. Claro que era absurdo pensar que iba tras su dinero,
pero tal vez pensaran que era un pervertido.
–No, siempre salen del país en vacaciones. La última
vez fue a Grecia, por entonces todavía me llevaban, claro
–sonrió, y le apretó un poco el brazo con los
dedos –. Yo creo que no se meterán. Pensarán
que tener un novio es lo más normal que he hecho hasta ahora.
–Si es así… –se rio, apartándose
el cabello de la frente con la otra mano –Porque no manejo
bien los insultos.
–Dios, no. Jamás te insultarían a la cara…
–se rio entre dientes después –Serían
sumamente diplomáticos y en cuanto desaparecieses me dirían
lo inconveniente que resultas… hasta que yo comenzase a hablar
de sus inconveniencias… De todas formas, no se atreverán
a decir nada.
–Entonces, acepto tu invitación con gusto –le
aseguró, sonriéndole de manera abierta ahora y desacelerando
a medida que se acercaban a la cafetería.
–Ya están dentro… –le anunció,
notando que Skylar movía ligeramente la mano.
Zeus los miró, pensando que habría sido mejor hablar
con Vargas.
–Ahí están –comentó su novio,
alzando un brazo para que se acercaran a la mesa. Estaba bebiendo
un cacao caliente, aunque en realidad la taza seguía casi
llena.
–Buenas tardes, chicos –saludó Gale, haciéndole
una seña al camarero luego para pedirle un café y
un té para Sneik.
–Esas heridas han sido en vuestro… ¿encuentro?
–preguntó Sneik, quitándose el abrigo y la bufanda.
Encantado del calor que hacía en ese lugar. Le apretó
un poco la pierna bajo la mesa a Gale de todos modos, para agradecerle.
–Sí, y yo me desmayé… aunque igual la
vi. Era una tía con un vestido blanco, y con sangre por ahí…
–hizo una seña como si eso fuera muy fácil de
comprender.
–Sí, no se podía ver su cara, era como…
algo borroso –les explicó Skylar suspirando y mirando
de soslayo a Zeus. En realidad quería decirle aquello a Sneik,
pero ya sería en otro momento.
–¿Y esto fue en el bosque, al aire libre? –preguntó
Gale sólo para asegurarse.
–Sí, bueno. Fue en una zona algo más profunda
del bosque, había un árbol con un corazón y
quisimos grabar otro, pero salió sangre del árbol.
–O lo imaginasteis… –Sneik lo miró a
los ojos.
–Tal vez, pero el caso es que había sangre –se
defendió.
–No lo imaginamos, esa sangre era real. Tanto como esto
–Skylar se tocó la cortada de la cara, mirando a Sneik
a los ojos –. Todo fue real.
–¿Creéis que ha sido lo mismo que estaba en
la casa de Ash, y la de Vargas? ¿Por qué fue hasta
allí? Y sin estar ninguno de ellos presente… –comentó
Gale, pensativo. Se le había pasado por la mente que les
estuvieran jugando una broma, pero no parecían estar mintiendo
y dudaba que Zeus pudiera ser tan buen actor –No fuisteis
a revisar de nuevo, ¿o sí?
–No, sólo estábamos dando un paseo, y no sé
si es lo mismo, pero no creo que haya fantasmas en todas las casas
y lugares de esta isla.
–No, yo creo que era lo mismo… –les contestó
Zeus, pero en realidad no tenía ninguna base, simplemente
le había causado la misma sensación exactamente.
–Sí, probablemente es lo mismo. Lo contrario sería
extraño, ya que nosotros desatamos esto y hasta el momento
nunca había sucedido nada. Si la isla estuviese plagada de
niñas fantasma… ya se habrían dado cuenta. Tal
vez ese lugar era importante para ella de alguna manera.
–El corazón tenía unas letras…
–¿Qué letras? –preguntó Gale
interesado.
–V y S –contestó Skylar ya que las recordaba
claramente.
–V… –repitió el bibliotecario pensando
en Vargas. Había vivido allí de niño y pensaba
que aquello era su culpa.
–Vargas parece muy relacionado con eso, pero no olvidemos
que cuando Vargas se quedó con Jari, la bicha fue con Ash…
–La bicha, sí… –repitió Sneik
muy serio, mirándolo cómo si fuera un animalillo.
–Tal vez se confundió. Después de todo, Ash
se estaba quedando con Vargas. Habría que preguntarle si
se llevó algo de él. Dicen que los fantasmas a veces
se apegan a ciertos objetos…
–Pero nosotros no teníamos ningún objeto de
Vargas hoy –se quejó Skylar, colocando las manos alrededor
de su taza para sentir la calidez –. Ni siquiera estábamos
haciendo nada extraño.
–Bueno, estábamos jodiéndole su árbol…
–Zeus alzó una ceja, mirando a Skylar –De hecho
íbamos a joder contra su árbol.
Sneik le mostró la palma de la mano para que no siguiese
por ahí, suficientes datos acerca de eso tenía ya.
–No olvidemos que Vargas está manteniendo una relación
con Ash, y si ella siguiese anclada en el momento en la que la tenía
con ella… es lógico que quiera matarlo… –echó
azúcar en el té, y Zeus le hizo una mueca mientras
no miraba.
–Lógico para Manson.
–Lógico para un espíritu vengativo –contestó
Gale, orgulloso de la inteligencia de Sneik.
–Pues a ver qué hizo Vargas para enamorarla así
–se rio Skylar un poco, bebiendo por fin, y mirando por la
ventana. Seguía nervioso, eso no solía sucederle,
pero tampoco solían atacarlo espíritus vengativos.
–Según Roi se folló a una tía y…
no necesitas saber eso.
–Él dice que no recuerda a nadie que pudiese odiarlo
así. Ni siquiera a alguien que haya muerto… –le
aclaró Gale recordando su conversación de antes –Me
lo dijo cuando me dio las llaves de su casa.
–Pero no lo odia, lo ama. Odia a Ash por quitárselo
–Sneik lo miró fijamente, bebiendo un poco de té.
–Cierto, pero es una teoría. ¿No atacó
a Vargas también en su propia casa?
–Pero Ash estaba con él en ese momento… Si yo
encontrara a Zeus con otra persona, él no saldría
ileso –sonrió un poco Skylar, bebiendo más cacao.
–Je, je… Bien, no me pongas de ejemplo –le pidió
el chico, aunque luego le dio la risa realmente.
–Yo los mataría a ambos, pero obviamente ella tendrá
su propia forma de pensar –participó Sneik.
–Es un fantasma, no piensa…
–¿Lo sabes? ¿Eres uno? Olvídalo, en
realidad sé que lo eres.
–Yo creo que los fantasmas piensan. Digo, es una persona
muerta, lo único que les falta es el cuerpo. Y por algo se
han quedado aquí, tienen sus motivos… –se encogió
de hombros Skylar, tratando de imaginarse a sí mismo como
fantasma.
–Supuestamente hay dos tipos de representaciones fantasmales,
lo que se han quedado aquí y las impresiones de algo que
sucedió –comentó Gale observándolos –.
Yo no creo que sea la segunda, puesto que no repite lo mismo todas
las noches.
Sneik lo miró complacido, en realidad deseando que continuase
hablando él.
–Sería bueno saber cómo librarse de ellos.
–Alguien dijo algo sobre… un modo que había
dicho su abuela. Creo que Vargas –Zeus miró a Skylar
por si él lo recordaba.
–Sí, creo que Jari lo mencionó, algo sobre
ir al bosque y enterrar unos frutos o algo así, no recuerdo
bien –contestó Skylar, omitiendo el añadir que
Jari no era la mejor persona para contar esos detalles.
–Tendremos que preguntarle directamente a Vargas. Creo que
tengo algunos libros de exorcismos en la biblioteca. Había
uno que tenía varios ritos a decir verdad –sonrió
para sí, sólo por pensar en aquellas páginas
amarillentas, con olor a sabiduría, o al menos eso pensaba
él.
–Esta noche podemos mirarlo a fondo –Sneik le tocó
la pierna, deslizando dos dedos “accidentalmente” por
su entrepierna antes de apoyar los codos sobre la mesa otra vez.
Zeus alzó una ceja y se balanceó en la silla.
–Pero ni Ash ni Vargas contestan, creo que hoy regresaban
de la ciudad o algo así.
–Podemos contactarlos mañana –sonrió
Gale, aunque su expresión no correspondía a lo que
estaban hablando –. Supongo que volverán a dormir en
la ciudad y creo que si nos mantenemos alejados del bosque y ese
agujero, estaremos bien.
–No, van a dormir en casa, porque la economía no
está boyante –se rio Zeus, al recordar lo que había
dicho Vargas.
–Entonces, me temo que habrá problemas –suspiró
Gale, bebiendo de su café y notando que estaba un poco frío
ya –. Pero esto se desató esa noche… Fueron Vargas
y Ash quienes subieron a ese agujero. Tal vez esa chica murió
allí. No, es casi seguro.
–O tal vez ha venido del infierno a buscarlo… –bromeó
Skylar, poniendo voz tenebrosa, aunque en realidad, le daba un poco
de miedo pensar en eso.
–Tampoco me parece tan descabellado –Sneik bebió
un poco de té también, dejando la taza vacía
en la mesa.
–A mí ya nada me parece descabellado –Zeus
suspiró y se revolvió el cabello.
–Yo prefiero que sea descabellado –se quejó
Skylar, apoyando la cara sobre los brazos, en la mesa.
–Yo creo que sería buena idea ir al registro de los
habitantes de la isla, el lunes. Buscar a alguien que haya muerto
joven –sugirió Gale, ya que de todas maneras había
pensado hacerlo.
–Habrán muerto muchos… y además, sólo
sabemos que es una tía, y tampoco creo que vayan a ayudarnos.
¿No sería mucho más normal hablar con la gente
de la isla, o con Vargas? –Zeus suspiró, echándose
hacia atrás en la silla.
–Claro que lo sería, pero él no la recuerda,
o eso dice. Sólo buscaríamos a quienes hayan vivido
aquí a la vez que Vargas –lo miró, preguntándose
si pensaba que iba a estudiar toda la historia de la isla, aunque
era interesante –. De todas maneras pensaba hablar con él
también.
–Creo que deberíamos hablar con Ash, tal vez le haya
dicho algo o, ¿quién sabe? Tal vez sepa algo más
de la isla –sugirió Skylar dejándose llevar
y de pronto pensando –. ¿Por qué no hacemos
el rito ese y ya?
–¿Por qué no nos vamos a comer una pizza y
luego a ver una peli al cine, eh? –le pidió Zeus.
–Pero que no sea de terror –asintió, sonriendo
ahora.
–No, pero… joder, hagamos algo normal, coño.
Esto es una mierda –protestó el moreno, tirándole
del brazo un poco.
–Ya te dije que sí, no me sacudas –se rio,
sujetándolo y mirando a los otros dos –. ¿No
queréis venir? Cita doble.
–Para mí, depende de lo que quiera hacer Sneik –le
cedió la decisión, ya que él no se sentía
muy tentado de encerrarse en un cine con los dos chicos y tampoco
era partidario de la pizza, pero no quería limitar al rubio.
–Estaría bien, pero estoy esperando una llamada de
mis padres –se disculpó el rubio, aunque no era así,
pero Skylar le agradaba. Seguramente veían una película
nada interesante y Zeus hablaba mientras tanto, odiaba la pizza
y el olor a palomitas mantecosas.
–Vale, pues nosotros nos vamos –Zeus se levantó,
tirando de la mano de Skylar.
–Hasta luego… –se despidió Skylar, deteniéndose
un momento –Eh, Sneik… luego te llamo para eso que te
dije que te iba a prestar –le sonrió dulcemente, ya
que suponía que el rubio comprendería que quería
hablar con él.
–Divertíos… –Gale suspiró, terminándose
su café –¿Quieres otro? –señaló
la taza de Sneik preguntándose si realmente estaba esperando
esa llamada.
El rubio lo despidió con la mano, sonriéndole un
poco y mirando luego a Gale.
–No, gracias… estoy demasiado interesado. Lo que quiero
es ir a ese bosque, pero tomar el barco y luego regresar…
sería un poco…
–Podemos volver a dormir en la biblioteca, tengo las llaves
–le sonrió mostrándoselas –, pero creo
que debemos pasar por mi casa primero, para tomar algunas mantas.
–Y no puedo besarlo ahora… –se quejó,
realmente lamentándolo, y acariciándole el muslo sin
embargo.
–Vayamos entonces… yo también tengo ganas de
besarte desde que salimos de casa.
–Habrá que esperar mucho, hasta que lleguemos al
bosque –sonrió, en realidad encantado con esa idea.
–No sé si lo soportaré, sobre todo con esa
manera tuya de hablar, tan… inteligente –se rio ya que
en realidad le parecía lo más sensual de todo.
–Lo hará… porque yo sé cómo cuidar
de usted mientras espera –sonrió, sujetándolo
después de que hubiesen pagado, y saliendo de su brazo otra
vez.

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