Capitulo 55
Stress relief
Miércoles 16 de Diciembre
Medio día.
Serkan movió un poco la cabeza, la boca le sabía
a sangre, y pronto el dolor en su lengua le explicó el porqué,
aunque no el cómo. Shio dormía a su lado, así
que, suponía que ya no era de noche, a pesar de que se sentía
cansado, cómo si no hubiese descansado para nada.
–Shio... –lo llamó a pesar de que le daba lástima
despertarlo, pero necesitaba que lo soltase de una vez.
El moreno abrió los ojos enseguida, a pesar de hacerlo de
manera perezosa. No conseguía descansar del todo, parte de
su mente seguía cuidando de Serkan.
–Serkan... eres tú, ¿verdad? Qué pregunta...
–Sí, y me duele la lengua, pero sobre todo... me
estoy meando –giró la cara para mirarlo, sonriendo
un poco pese a todo.
Shio se rio, alzándose un poco y tocándole la frente.
Miró dentro de su mente por un segundo de todas maneras,
escuchándolo protestar antes de proceder a soltarlo.
–¿Te duele mucho la lengua? Te puse un antibiótico,
pero...
–Ya... ¿qué sucedió mientras yo estaba
en modo psicópata? –le preguntó, estirándose
un poco, como para quitarse la sensación de haber permanecido
tantas horas atado.
–Hai fue poseído e intentó huir. Kawa se puso
como loco... Y tú... él quería arrancarme la
lengua, como no se lo permití... –le señaló
su boca, exhalando.
–Pues para eso no se me ocurre nada, porque como me pongas
una bola de esas en la boca, esto ya va a parecer otra cosa, y en
los sex-shops van a conocernos –se lo tomaba con filosofía,
no le quedaba más remedio. Se levantó de la cama,
frotándose la nuca con una mano, estirando un brazo otra
vez.
–Pero estaba pensando en hacerlo... No puedo seguir golpeándote
y drogándote... Al final seré yo quien te mate –bromeó,
aunque realmente no le hacía nada de gracia. Volvió
a acostarse de lado, mirándolo –. Senzo se está
encargando de las cámaras. Puedes quedarte un rato conmigo
si te sientes cansado.
–Me estoy meando, ahora vengo –murmuró, saliendo
con el pantalón del pijama y mirando al moreno, que en realidad
se veía bastante entretenido cotilleando las cámaras.
Su novio estaba con él, utilizando un portátil –.
Buenas... –los saludó.
–Hola –Senzo se giró a mirarlo, pegándole
un repaso por curiosidad y sonriendo, girándose de nuevo.
Hiroki alzó la vista, mirando a Senzo por un momento y
luego sonriéndole a Serkan.
–Buenos días. ¿Estás... recuperado?
–Podría decirse... –murmuró, confundido
por la mirada que le había echado el otro y frunciendo un
poco el ceño –. Voy al baño.
Senzo se despidió con la mano, sin mirarlo, riéndose
entre dientes y recostándose contra el respaldo.
–¿Qué haces, Senzo? –le preguntó
Hiroki, luchando con las ganas de sonreír también
–Déjalo en paz...
–Es que sale con esa pinta como si estuviese en su casa.
¿Es un niño pequeño? –se rio ahora abiertamente,
tocándose el pecho –Y encima se enfada porque lo mire.
–Me debería enfadar yo... –le advirtió,
aunque no iba en serio. En el pasado, aquello lo habría puesto
inseguro, pero ya estaba acostumbrado a su manera de ser.
–No creo... suficiente de niñatos para mí.
En el caso de Kogane..., entonces sí que me preocuparía
si fuera Ken –Senzo aún sonreía, y se giró
un poco en la silla, preparándose para molestarlo cuando
saliera –. Creo que le asusto un poquito, todo porque no soy
su tipo...
–Ken no tiene que preocuparse por nada de eso –le refutó,
sonriendo un poco y pensando que era terrible –. Y deja de
asustarlo entonces.
–No... –sonrió, siguiéndolo con la mirada
hasta que entró en su cuarto, mirando atrás y cerrando
la puerta.
–Agh, no vuelvo a salir sin camiseta... ese tío me
da escalofríos... –se quejó a Shio.
–¿Qué tío? –le preguntó
Shio, volviendo a abrir los ojos y alzando un brazo como pidiéndole
que se acostara con él.
–La loca esa... –se subió a la cama, acostándose
a su lado todavía con el ceño fruncido –. ¿Estás
hecho polvo, eh?
–Estoy bien... –sonrió para no preocuparlo.
Lo cierto era que estaba más cansado por el susto que por
la noche en vela –Te protegeré de la loca... No te
preocupes.
–No necesito protección... a no ser que entre mientras
esté atado –se rio, pensando que eso sería horrible
a decir verdad –. Y no, no es una de mis fantasías
eróticas, a decir verdad, si fuese su novio, cambiaríamos
de tema.
Shio se alzó un poco, mirándolo con una ceja levantada.
–La próxima vez te dejaré atado todo el día.
No se puede confiar en ti.
Serkan se rio, sujetándolo por el jersey y tirándolo
sobre él.
–Mira qué rápido reaccionas con eso...
–No es gracioso meterse con el que te ha estado cuidando
toda la noche –le recriminó, sonriendo un poco y dejándose
caer por completo sobre él a ver si le pesaba.
Serkan lo miró a los ojos un poco serio. Lo cierto es que
él no podía cuidar de nadie, así de simple.
No en ese estado. Lo rodeó con los brazos por la cintura,
apretándosela de pronto como si le estuviese haciendo una
llave de lucha libre.
–Eso...
–No tienes que decirlo... –sonrió Shio, comprendiéndolo
sin tener que leer su mente siquiera –Ya te dije que te protegería,
aunque me salgan ojeras...
–Bueno, no te pongas romántico, o lo que sea... –se
rio entre dientes, aflojando el abrazo y girándose de lado
en la cama, bostezando discretamente.
–Pervertido mejor... –le pellizcó una nalga,
riéndose y abrazándolo luego –Tú también
estás cansado... ¿Te agota? Cuando posee tu cuerpo.
–Sí, no puedo descansar, y estoy seguro de que estoy
allí dentro cuando él sale. Y es... como si fuera
la oscuridad absoluta, y no hubiese nada por instantes –le
explicó, parte de lo que recordaba a duras penas –.
A veces veo lo que serían fragmentos de lo que he hecho,
sí, eso creo que son.
–Que no eres tú –insistió, resoplando
un poco –. El espíritu que poseyó a Hai se veía
aterrorizado, creo que... No, estoy seguro de que es otra de sus
víctimas. Y Senzo estuvo hablando con ese chico también.
–Habrá que preguntarle, supongo que espera a que
todos nos hayamos levantado, pero con la noche que hemos pasado...
–se pasó la mano por el cabello, con gesto cansado
–. Ni siquiera mi hermano estaba despierto, y eso sí
que es raro.
–Tu hermano estaba muy ocupado, primero encargándose
de ti y luego de Hai... No recordaba nada, pero estaba estremecido
también. Empiezo a pensar... que aunque vuestras mentes no
lo recuerden del todo, tal vez sí queda algo, en el subconsciente.
–Es probable, porque luego recuerdas cosas, y eso es que
de algún modo... eras consciente mientras sucedían.
No entiendo, quisiera comprender por qué sucede esto, y qué
demonios conseguimos con ese aparato. ¿Dónde demonios
estaba? –se pasó la mano por el cabello otra vez, mirando
la lámpara en el techo.
–No lo sé, pero hasta el momento, todo parece girar
alrededor de ese hombre. No se lo dije para no asustarlo, pero cuando
estaba luchando con ese hombre, en el cuerpo de Hai... pude verlo.
Me refiero a Hai, en ese mundo, estaba huyendo.
–Estaba huyendo... ¿Y yo estaba aquí, o él?
–Creo que eras tú..., porque Yaku salió de
tu habitación en ese momento. Por eso creí que habías
regresado por completo.
–Y no lo había hecho... Sí, pero recuerdo ver
a mi hermano encima de mí, y luego salir corriendo. Habrá
que hablar con él, conociéndolo habrá anotado
hora a hora lo sucedido... –sonrió, pegándole
una nalgada de pronto.
–Compórtate –sonrió sin poder evitarlo,
en realidad era una suerte que tuviesen a Yaku allí, era
el metódico de la compañía –. Creo que
conseguí traerlo de vuelta.
–¿Y por qué a mí no? Nuestro vínculo
es muy fuerte, sin embargo conseguí escuchar a Kawa aquel
día, tal vez... Tal vez debería pedirle que pasase
esta noche conmigo... con él. Lo que sea, quiero saber qué
ve él.
–Siente... Tal vez no sea una mala idea. Tenerlo encerrado
allí puede ser contraproducente después de todo. Él
sabía que no eras tú, aun antes de que yo lo notase
–le explicó, sintiéndose algo incómodo
con eso y tratando de buscar una explicación –. Quizás
pudo escuchar mi voz porque ese hombre no es tan fuerte como el
asesino.
–Tal vez... –suspiró profundamente –.
Tenemos que levantarnos de una vez, despabilar... y comenzar a intercambiar
opiniones con los demás.
Shio suspiró, acomodándose.
–No... –protestó finalmente rindiéndose
–Tienes razón, pero seguramente me quedaré dormido
después.
–Vamos..., después me acuesto contigo si quieres –se
sentó con cansancio en el borde de la cama, cogiendo su ropa
y murmurando –. Senzo nos está observando... –en
tono tenebroso.
–Y yo lo observé anoche... –le devolvió,
sonriendo y levantándose también –Se llama mutua
apreciación.
–Voy a apreciarte yo –sonrió, desnudándolo
él mismo y besándole los labios superficialmente –.
Mis capacidades amatorias se han visto mermadas significativamente...
–le soltó de pronto en tremenda verborrea.
–Y aun así, hay muchas técnicas que puedes
implementar con efectividad –le contestó de la misma
manera, sonriendo y buscando un cambio de ropa limpia, tendría
que ducharse después.
–Mientras no me muerda la polla también... Suerte
que no soy muy flexible –le dio en las nalgas de nuevo, aprovechando
que estaba desnudo y sujetándole las caderas por detrás
–. Vístete o te voy a follar.
–Eres tú quien no me deja vestirme, chiquillo pervertido
–se rio para sí mismo, preguntándose si se iba
a molestar.
–Papi, has vuelto... –Serkan sujetó su sexo,
acariciándolo hacia abajo y poniéndoselo duro, girándolo
de espaldas a la pantalla y besándole el cuello, maldiciendo
a ese tío por haberle mordido la lengua.
–Y esto es lo bueno de que el asesino sea homofóbico,
¿ves? –le dijo Senzo a Hiroki.
–Y creo que apagaremos esa cámara –le advirtió
Hiroki, de hecho haciéndolo y girando a Senzo hacia él
–. No soy muy celoso, pero tampoco soy inmune.
–No me digas que ha funcionado... –sonrió,
sentándose sobre sus piernas a horcajadas y besándolo
profundamente –. A ver si ahora paras de una vez de mirar
esa pantalla.
–Estoy investigando... Quieres que esto se detenga, ¿verdad?
–le preguntó, acariciando su rostro y besándolo
también.
–Sí, pero también necesito que me prestes
un poco de atención, ¿sabes? ¿No vamos a empezar
con eso, verdad? –se sujetó a sus hombros, frunciendo
el ceño.
–¿Con qué? No lo hago por ignorarte, al contrario.
Quiero que estés a salvo. Además, sabes que me tranquiliza,
no me hagas decirlo –le pidió, suspirando y sosteniendo
su mirada.
–Pues a mí me tranquiliza no tener horas para estar
pensando sólo en eso –le sujetó la cara con
las manos, aunque ya lo estaba mirando –. Hazme caso un rato,
porque ya no lo voy a pedir más...
Hiroki asintió, a sabiendas de que si no accedía,
aquello no terminaría nunca.
–Vale, tienes toda mi atención por ahora, te lo prometo.
–Vale... ¿Has averiguado algo por el momento? –cedió
a hablar de aquello, mientras hablase con él, le iba llegando.
–Bueno, hace varios años hubieron algunas desapariciones.
Se encontraban los cuerpos descuartizados, a veces incluso mezclados
como si realmente no importase qué parte era de cual... faltaban
trozos de piel... ¿Realmente quieres hablar de esto? –le
preguntó por si se ponía nervioso, no era algo agradable.
–Sí... –le dijo poco convencido, pero en realidad
sólo lo hacía por él, consideraba que ambos
debían ceder –. ¿Y lo atraparon?
–No, encontraron su escondite, pero no al asesino, aunque
extrañamente los asesinatos se detuvieron de todas maneras
–le explicó, cruzándose de brazos –. Y
sabemos que está muerto...
–¿Y cómo sabemos que era humano tan siquiera?
–Senzo se estremeció, pegándose más a
él.
–Seguramente lo era... –comentó Hiroki, sólo
porque no le parecía lógica la otra opción
–Utilizaba instrumentos quirúrgicos... ¿Qué
clase de ser sobrenatural necesitaría de algo así?
–¿Qué clase de ser sobrenatural le da zumitos
de gusano a la gente? Por Dios... no seas ingenuo, no lo sé...
Piensas demasiado, las cosas no son tan lógicas.
–¿No? No puedo pensar de forma ilógica. Lo
que sucedió en esa isla es algo..., pero no todo tiene raíces
sobrenaturales –lo sujetó por la cintura, atrayéndolo
hacia sí –. ¿Por qué piensas eso?
–Ah... Hiro, todo esto es sobrenatural. ¿Es que no
lo ves? Tu escepticismo te hace ser un poco... exasperante –se
levantó, pensando que ni siquiera tenía sentido pensar
que eso no era sobrenatural a esas alturas.
–No puedo ser de otra manera. No dije que esto no fuera sobrenatural,
pero no tengo motivos para creer que el asesino no fuese humano
alguna vez –le explicó, sin dejar de mirarlo –.
¿Te vas a enfadar?
–Tarde... ya lo estoy –resopló, sentándose
en los sofás y cogiendo un libro que había llevado.
Hiroki lo miró, preguntándose qué iba a hacer
con él. Se molestaba a cada rato. Le quitó el libro
de las manos para llamar su atención.
–No puedes enfadarte porque no esté de acuerdo contigo.
Así no podremos conversar.
–Hiro... –se quejó casi caprichosamente, antes
no hacía esas cosas. Le quitó el libro y lo cerró,
frunciendo el ceño y enrojeciendo ligeramente.
–Senzo... –contestó, sonriendo un poco por aquello
–te sigue gustando mi manera de ser, ¿verdad?
–Me gusta más ahora, no me preguntes tonterías...
–se rio, mirándolo a los ojos –. Oye, que no
tiene gracia cuando yo soy la víctima –le pinchó
la barriga con un dedo, jugueteando un poco.
–No eres una víctima, ni mía ni de nadie –Hiroki
se inclinó un poco sobre él, enrojeciendo un poco
a decir verdad, pero en esos momentos podía escuchar la voz
de Ken diciéndole que fuera fuerte –. Te enfadas cada
dos minutos.
–Bueno, sí, es mi temperamento... ¿Qué
sucede? ¿Acaso por ser mono tengo que ser encantador todo
el tiempo? Pues resulta que no lo soy... –se quejó,
cruzando una pierna sobre la otra.
–No lo eres, pero me gustas igual –le respondió,
tocándole la quijada con una mano –. Me gustas mucho,
te quiero... No hago estas cosas para molestarte, no tengo otra
manera de afrontarlas.
–Lo sé... –suspiró, besándolo
y apoyándose después sobre su pecho –. ¿No
te vas a hartar de mis cosas?
–Nunca. Eres Senzo, eres así. Y eso te hace especial
–le aseguró, abrazándolo y acariciando su cabello
–. Cuando estuvimos separados... incluso extrañaba
este tipo de cosas.
Senzo sonrió, acariciándole el pecho y alzando un
poco la cabeza para besarle la quijada y darle un mordisquito, rozándole
la piel con la lengua.
–Quiero que se acabe ya, e irme a casa contigo...
–Yo también, por eso investigaba. No lo hago por ignorarte,
sabes que nunca haría eso –le dio un beso suave, entrecerrando
los ojos y apretándolo un poco. No iba a perderlo a él,
por eso esta vez tenía que hacer todo lo que estaba en su
alcance.
–Lo sé, pero... bueno, ya lo sabes –soy un
caprichoso, se dijo.
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