Capitulo 36
Feel
Domingo 13 de Diciembre.
Tarde.
Benkei se estiró en el campo, donde estaba acostado con
Kawa. Se habían pasado un rato corriendo, tal y como habían
dicho. Lo había llevado a un parque cercano, sólo
que en vez de niños y esas cosas, sólo pasaban kinkys...
y esas cosas. Se giró de medio lado y lo miró, pensando
que estaba rojo de correr y reírse, aunque le había
costado que dejase de tener miedo y preocuparse cada dos segundos.
Era una suerte que no viese el horrible panorama que los rodeaba.
–Te quiero –le dijo riéndose él.
Kawa sonrió, girando su rostro hacia él, sorprendido.
–¿Me quieres? Eso... No sé por qué,
creí que no eras el tipo de persona que decía esas
cosas –se giró de lado por completo, apoyándose
sobre un brazo –¿Qué estás haciendo ahora?
–Te miro... un pezón que se te nota con la camiseta
–se lo tocó con un dedo, riéndose otra vez y
dejando un codo sobre la hierba para incorporarse un poco –.
¿Y qué pasa con decir te quiero?
El chico se cubrió el pezón, enrojeciendo y luego
revisando que no se le hubiera salido el otro.
–No pasa nada. En realidad... me ha hecho feliz.
–Bueno, porque de todos modos lo digo si me da la gana...
–le tocó el otro, aunque esta vez no se le veía
para nada, sólo quería molestarlo –. ¿Sabes
ese sándwich que te comiste antes?
–Sí, ¿tenía algo extraño? –le
preguntó preocupado, y cubriéndose ambos pezones,
riéndose luego por lo extraño que debía verse
aquello.
–No, pero lo pagué con un dinero que le robé
a uno mientras tú ordenabas la hamburguesa el otro día
–le tocó las nalgas, riéndose –. No puedes
tapártelo todo, al final te violaré.
–No puedes violarme ahora que has dicho eso – se rio,
girándose boca arriba de nuevo –. Eso está mal...
no deberías robar.
–El estado no me paga por existir... Así puedo tocarte
la polla, tienes demasiadas cosas que quiero tocarte... –lo
molestó, riéndose entre dientes aunque simplemente
mirando hacia allí sin tocarlo –. Venga, admítelo.
–¿El qué? –se rio, cubriéndose
el paquete, sintiéndose un poco nervioso –No robes,
Benkei.
–Si no robo me muero de hambre... –sonrió,
observándolo y viendo que se hacía el loco –.
¿Fumas maría?
–No, no fumo nada –volvió a girarse sin poder
resistirlo, quería estar cerca de él, era lo cierto.
–Yo a veces, es divertido. ¿Quieres?
–No lo sé, creo que no debería. Luego tengo
que volver a casa y no podré así... –sonrió,
preguntándose si eso era lo que quería.
–¿Volver? Dijiste que ibas a pasar el día
conmigo, ¿no te quedas? De todas formas si te vas te acompaño
al dormitorio –le aclaró, ya que quería postergar
el final de ese día.
–El día, no la noche –tocó con suavidad,
buscando la mano del chico y sujetándola por fin –.
¿Te molesta?
–Un poco, quería que te quedases por la noche también.
El día es el día entero... Mañana será
otro día... ya sabes –le apretó un poco la mano,
aproximándose a él y bajando la cabeza, rozándole
los labios con los suyos a ver qué hacía.
Kawa bajó los párpados superiores, rozándose
con él también y finalmente besándolo con suavidad.
–Estoy harto de portarme bien... Me quedaré.
–Sí, quédate... –le devolvió
el beso, profundizando en su boca cada vez más, hasta que
su lengua le acarició el paladar. La pasó por la suya
y salió de entre sus labios con estos humedecidos –.
¿Ya quieres que te la coma?
–No... No si sigues preguntando –se rio, ya que lo
hacía sentir un tanto incómodo –. ¿Crees
que Hai se molestaría si me quedase?
–No, creo que se quedará con el tío ese. Acordamos
que si no regresaba a las doce a casa, era por eso. ¿Si no
pregunto más sí me vas a dejar? Mira... –le
cogió la mano y la llevó a su sexo por encima de los
jeans –¿te gusta? ¿A que es muy grande?
–Sí, es muy grande... –corroboró, enrojeciendo
terriblemente, aunque no quitaba la mano. Había empezado
a comprender que Benkei no hacía esas cosas de la misma manera
que los demás.
–¿Prefieres comérmela tú a mí?
¿Es por eso? –le preguntó muy en serio –.
Ella está deseando que tú te la comas –se rio
de pronto –. Está llorando, ¿la escuchas? –gimoteó
en su oreja como si fuera un perro, riéndose de nuevo y tirándose
sobre él para abrazarlo.
Kawa se rio, abrazándolo de vuelta y pensando que se sentía
totalmente descentrado, pero no le importaba.
–Yo también te quiero, Benkei. Lo admito.
–Ni que fuera un pecado... –se rio, besándolo
de nuevo y apoyando un pie en la hierba para empujarse contra él
–. Entonces ya quieres ser mi novio, ¿no? Ya no te
lo piensas más –le preguntó.
–No, no puedo, es absurdo... Si sigo pensando me va a estallar
el cerebro –contestó, sonriendo y tocándolo
con las manos, sintiendo su espalda –. Me gustas mucho, Benkei.
El moreno lo besó otra vez, tocándole una pierna
y sujetándole las nalgas con la mano entre la hierba y el
chico.
–Hay unos tipos que nos miran desde hace un rato, creo que
uno se está cascando una paja –se rio.
Kawa se rio también, nervioso, bajando la cara como si así
pudiera esconderse.
–Vamos a tu piso mejor... Eso es muy raro.
–Pobre tío... le vas a joder la corrida –Benkei
se rio, apoyándole una mano en la cabeza –. ¿Quieres
que le pegue?
–¡No! No le pegues, por Dios.... –se rio, cubriéndose
la cara, avergonzado.
Benkei se rio también.
–¿Por qué no? Me cabrea un poco, no quiero
que se la menee mirándote, aunque sí me gusta que
te mire, pero que no se la menee –le hizo cosquillas, sonriendo
contra sus labios.
–Eso es más extraño aún –se rio
el chico, intentando cubrirse y deteniéndolo por fin –.
No me gusta la violencia... No le pegues, por favor.
–¿No te gusta? –le preguntó extrañado,
aunque probablemente sin ver nada se asustase mucho –Bueno,
no le hago nada porque tú me lo pides –lo ayudó
a levantarse para regresar a su casa –¿A qué
quieres ir? ¿A eso...?
–¿Alguna vez te han dicho que eres demasiado específico?
–sonrió, sujetándose de su brazo, a pesar de
que llevaba el bastón en una mano. Era un poco difícil
conocer el lugar cuando Benkei lo llevaba corriendo por allí
de todas maneras –Vamos... a estar solos, luego ya veremos.
–En realidad sólo yo voy a ver... tú puedes
tocar, no me importa –se rio, guardándose una mano
en el bolsillo para que pudiese sujetarse mejor a su brazo –.
Y no, nunca me han dicho eso, pero seguro que de haberlo hecho le
daba un puñetazo. Suena a insulto.
Kawa se rio, apretándole el brazo un poco.
–No lo era, no de mi parte, y sabes lo que quise decir...
Eres extraño, Benkei, mucho, y eso me gusta. No tienes límites
ni normas...
–Claro que no sé lo que querías decir. No
todos somos universitarios –le reprochó, aunque no
le ofendía en realidad –. Tú también
eres raro.
–¿Lo soy? Nadie me lo ha dicho nunca –contestó,
pensando que era precisamente a eso a lo que se refería,
nadie se atrevería a decírselo por temor a sonar insensible
–. Quise decir que eres muy claro en lo que dices, muy directo.
–Ah, sí... bueno, por lo menos te dije a eso... Trataba
de ser discreto –se rio, pensando que incluso eso le parecía
específico, o lo que fuera.
–No importa, me gusta cómo eres. No me tratas como
si me fuera a romper, pero de alguna manera eres amable –sonrió
Kawa, apoyándose en él del todo –. Es por eso
que me gustas.
–Y eso que no ves lo bueno que estoy... –se rio entre
dientes –. Bueno, si no lo estuviera te diría que lo
estoy de todas formas.
–Lo sentiría... –se rio Kawa, pensando que se
notaba que era fuerte –Puedo hacerme una idea con la estructura
ósea, aunque supongo que no será lo mismo...
–No lo sé, no lo creo, aunque me tape los ojos y
te toque a ver qué me parece... no va a ser lo mismo. Un
día lo haré... –sonrió, pensando que
sería divertido.
–Hazlo, sería interesante –contestó,
realmente pensándolo y de pronto dándole un beso en
la mejilla –. Gracias, Benkei.
–¿Por qué? –lo miró, pensando
que lo excitaba sólo con ese beso inocente –Ahora no
lo voy a hacer, ¿eh? Quiero verte en bolas –se rio.
–Por darme un día como este. No me había divertido
así desde... nunca –sonrió al escuchar la risa
del chico –. ¿De qué color tienes el cabello?
–Negro... –lo miró de soslayo –. Tú
no sabes cómo son los colores, ¿no? Me dijiste eso.
–No, no lo sé, pero me gusta imaginarlo. Sé
que el negro es oscuro... Sé que mi cabello es castaño
rojizo lo que... es imposible de imaginar para mí –se
rio, pensando que le hubiera sido más fácil tener
un color simple.
–La sangre es roja... –no se le ocurrió ningún
referente mejor, y se quedó pensativo. Era extraño
que tuviera el concepto de oscuridad –. ¿A veces ves
más luz?
–No lo sé, creo que es algo psicológico. Por
ejemplo, si entro en una habitación y siento el calor de
la luz... imagino que hay claridad, pero no estoy seguro de imaginarla
como es –le explicó, exhalando, lo cierto era que aquello
lo frustraba un poco.
–Bueno, no es importante de todas maneras, pero ahora me
pregunto de qué color tienes el pelo en otras partes... ¿negro,
rojo? –se rio, abrazándolo por detrás y caminando
con él de ese modo incómodo –Yo te voy a explicar
cómo es lo que no ves.
–Eso me gustaría... ver las cosas a través
de tus ojos –sonrió, seguro de que sería extraño
aun así, pero le parecía muy gentil de su parte.
–Es mejor, porque yo siempre voy a verte con buenos ojos
–le dio la risa, y lo soltó para abrir la puerta, sujetándole
la mano después y apoyándosela en la barandilla de
la escalera, subiendo detrás de él –. Joder...
yo ya me pongo caliente sólo de subir las escaleras.
Kawa se rio, pensando que no podría escapar de eso, Benkei
estaba convencido de que iban a hacerlo. Lo cierto era que no se
oponía, le gustaba mucho. Claro que estaba rojo por sentir
aquella mirada sobre su cuerpo.
El moreno abrió la puerta, Hai no estaba, seguramente no
regresaría, pero ya se lo había esperado. Se llevó
a Kawa de la mano hasta donde tenían el colchón y
le explicó.
–Hum... no hay cama, es un colchón en el suelo. Está
delante de ti.
–Delante... –el chico movió el bastón
sintiendo el límite de aquel colchón y agachándose
para sentarse sobre el mismo –No está mal...
Benkei sonrió un poco, y estiró las mantas que tenían
sobre el mismo para que no estuviese incómodo luego.
–Bueno, el colchón no es lo importante –se
sentó a su lado y le quitó el bastón, dejándolo
al costado de la improvisada cama y quitándose la camiseta.
Le sacó la suya, observándolo y acariciándole
el pecho con una mano –. Quieres, ¿no? Porque luego
no te pongas a gritar –se rio.
–No lo haré... esta vez no me estás atacando...
–sonrió, aunque estaba un poco sonrojado –Benkei...
¿te gusto? Ahora que me ves sin camiseta...
–Claro, me gustas mucho. Estás buenísimo...
–le sujetó el cuello y comenzó a besar sus labios,
acariciándole el costado y la espalda con la otra mano. Se
movió para sentarse sobre él y lo hizo recostarse
hacia atrás –. Tienes los pezones rosas –se rio,
lamiéndoselos y chupando luego uno de ellos, mordisqueándolo
y cambiando al otro mientras sus manos le abrían el pantalón
–. A mí me gustan así –se los besó,
volviendo a succionárselos y lamérselos.
–¿Sí? Ah... –gimió el chico, sus
dedos tocando los hombros de Benkei, su nuca, su espalda, sintiendo
los músculos tensos por la excitación. Se sentía
caliente, no se había dado cuenta de lo mucho que realmente
necesitaba aquello.
–Sí, a ver aquí... –sonrió, sacándole
toda la ropa y observando su sexo –. La punta de la polla
también la tienes de ese color, y el vello es aun más
rojo, me gusta –le informó, lamiéndole una cadera
y sujetando su sexo con una mano, masajeándoselo para sentir
cómo endurecía por completo dentro de ella. La de
Hai era más grande, pero tenía la piel oscura y no
le gustaba tanto.
Kawa sonrió, enrojeciendo más y cubriéndose
el rostro con una mano, alzándose con el otro brazo y jadeando.
–Me gusta... cómo me tocas...
Benkei alzó la cara para mirarlo, enrojeciendo un poco
y preguntándose por qué, si no estaba avergonzado
para nada. Le separó las piernas y se metió entre
estas, lamiendo sus testículos sin ningún control,
pasando la lengua por sus ingles y luego succionándoselos.
Podía observar cómo su sexo palpitaba deseando atención,
pero a él le gustaba tomarse su tiempo con eso. Se los estaba
dejando empapados y les pasaba la lengua por todas partes, sin sacárselos
de la boca. Se apartó un poco, escupiendo la saliva en la
punta de su sexo y moviendo luego la mano sobre él para mojarlo.
–Ah...ah... –el chico se revolvió, estremeciéndose
y moviendo las manos luego hacia el frente como buscando –Quiero
tocarte, sentirte... Benkei... Ven aquí... –se encontraba
casi afiebrado, reaccionaba con cualquier cosa, mucho más
con aquella manera de tocarlo que tenía el moreno.
El chico lo miró y se subió sobre él, abrazándolo
y besándole los labios profundamente, moviéndose contra
él a pesar de los jeans. De cualquier forma su sexo ya sobresalía
por uno de los rotos de su pantalón, enroscándose
en el muslo.
–Espera, me voy a romper la polla –se rio, abriéndose
los jeans y metiendo una mano por dentro para colocársela
hacia arriba.
–No te la rompas, la quiero entera... –se rio Kawa,
bajando una mano por el pecho del moreno, sintiéndolo hasta
llegar a su sexo, sujetándolo entonces –Grande... y
grueso...
–Y sabe muy bien... –sonrió, dejándose
tocar de aquella manera tan minuciosa –. Bueno, no es que
yo lo sepa, que no soy contorsionista... –se movió
contra su mano, haciendo que lo masturbase y volviendo a besarlo
–. Tiene un piercing aquí –le sujetó la
mano para que sintiese las bolitas en su piel –, y un tatuaje.
A ver si sabes qué pone... lo siento, no está en braille
–se rio.
–No lo sé... ¿te dolió? –le preguntó,
imaginándose aquello y sintiendo el relieve de aquel tatuaje,
se excitaba cada vez más –¿Aún quieres
comérmela, Benkei?
–Sí... –le contestó serio, besándolo
otra vez y entrecerrando los ojos. Nunca lo habían tocado
de aquella manera. Dejó todo lo demás sin contestar
y le lamió el pecho, las abdominales... respirando con fuerza
y oliéndolo intensamente. Le besó el ombligo y metió
la lengua dentro, lamiéndolo y acariciando los labios después
contra el vello de su sexo –. Lo voy a hacer –le advirtió,
metiéndoselo en la boca con la ayuda de los labios y succionándolo
con fuerza, bajando luego por el mismo hasta metérselo por
completo hasta la garganta.
–Benkei... mhm... –Kawa se dejó caer hacia atrás
de nuevo, estremeciéndose. En realidad quería preguntarle
si no prefería hacer algo más, pero Benkei ya se había
lanzado. Se llevó la mano con la que lo había estado
tocando a la cara, oliéndola primero y lamiéndola
después, aún conservaba su calidez en ella.
El moreno movía la cabeza sobre él, succionando
su sexo por completo perdido en aquello. Le ardía la piel,
y su entrepierna no estaba mucho mejor. Bajó la mano y empezó
a masturbarse mientras se ocupaba del sexo del chico, dejándolo
salir de su boca y lamiéndolo de arriba abajo, volviendo
a succionarlo tras recuperarlo con la ayuda de sus propios labios.
Se apartó un poco y le sujetó las piernas, alzándoselas
contra el pecho y lamiendo su ano de pronto. No estaba pensando
para nada, sólo lamía y empujaba la lengua contra
su piel caliente, cerrándole las piernas y observando su
ano por un momento. Estaba palpitando.
Se succionó dos dedos y los empujó despacio dentro
de él, moviéndolos y rebuscando en su cuerpo la forma
de darle placer.
–Ah... ah... –Kawa cerró los ojos como reflejo,
dejándose llevar, ahora sujetándose el cabello con
una mano –A...A... Adentro... –logró murmurar
como dejándole saber a Benkei que aquello estaba bien. Sabía
que era algo estúpido, pero le hubiera gustado poder verlo
en ese momento.
–Espera... que te va a doler así –se rio, sujetando
sus nalgas con las manos y separándoselas más, observando
su entrada algo dilatada ahora. Escupió sobre su piel, lamiéndolo
después, empujando la saliva con la lengua dentro de su cuerpo.
Volvió a empujar los dedos en su ano, ahora tres, subiéndose
sobre él y lamiéndole los pezones otra vez, succionándolos
mientras movía la mano con violencia, sacudiendo el cuerpo
del chico a causa de la brusquedad.
Kawa se sujetó de él, crispando los dedos por un momento
y luego relajándolos para poder sentir el contorno de su
cuerpo, aunque tenía que forzarse para no tensarlos.
La pasión con la que lo movía era increíble,
su lengua endurecía sus pezones, lo hacía querer gritar
de la excitación.
Benkei separó los labios observando las marquitas violetas
que había dejado en su pecho de tanto succionarlo y mordisquearlo.
Se empujó con la lengua en su boca de pronto, besándolo
y moviendo un poco la cabeza mientras lo hacía, succionándole
la lengua y tirando un poco de ella.
Respiraba con fuerza contra sus labios, jadeando y observando
sus ojos fijamente mientras sujetaba su propio sexo, apretándoselo
y guiándolo contra su entrada. Se empujó despacio,
poco a poco hasta entrar por completo en su cuerpo, jadeando de
golpe contra su boca.
–Mhmm... –protestó Kawa por la sorpresa, aunque
relajándose luego, y bajando las manos por las caderas del
moreno, apretando sus nalgas finalmente. Sus piernas habían
subido naturalmente para darle más espacio. Había
empezado a gemir contra sus labios, besándolo de vez en cuando,
y ahora sus manos se movían por todo el cuerpo de Benkei,
acariciándolo y apretándolo contra el suyo.
–Me muevo... –le advirtió, resoplando entre
dientes y moviéndose dentro de su cuerpo ahora, apoyando
una rodilla en el colchón y penetrándolo todo lo rápido
y fuerte que podía. Le apoyó una mano en la frente,
haciéndole mantener el rostro hacia el suyo –. Apriétame
más... –susurró jadeando, frunciendo el ceño
por la excitación.
El cuerpo del chico lo ceñía muchísimo, le
estaba volviendo loco, y sentir su sexo empapado contra el abdomen
sólo le provocaba pegarse más contra él mientras
se movía.
–Benkei... Benkei... –gemía Kawa, dejándose
mover de aquella forma salvaje, y sin dejar de apretarlo de aquella
manera. Su sexo estaba palpitando contra las abdominales del moreno,
resbalándose húmedo entre ambos, se estaba volviendo
loco –Eres... eres increíble...
–Ah... Jodeeeer... –casi se quejó. Nunca se
había sentido tan bien haciéndolo, no pensaba en nada,
sólo actuaba por instinto ya. Le metió las manos por
debajo de las nalgas, estrujándoselas con fuerza y alzándoselas
del colchón para frotarlo más contra él. El
peso de su cuerpo lo vencía hacia delante, y su rostro de
nuevo estaba pegado al pecho del chico. Le sujetó un pezón
entre los dientes, volviendo a succionarlo.
–¡Ahhh...! –Kawa alzó la voz, estremeciéndose
violentamente y deslizando los dedos por entre el cabello de su
nuca. Los gemidos salían entrecortados y su sexo se sentía
a más no poder.
–Me corro... ¡Me corro! –casi gruñó
al final Benkei, empujándose dentro de él profundamente
y sujetándole ahora las caderas como para que no fuera a
moverse de allí, succionando su cuello y mordiéndoselo
para evitar jadear, a pesar de que de todos modos lo hacía.
–Ben... k... –gimió Kawa con una voz aguda,
como si se estuviera muriendo por aquel placer tan intenso. Se dejó
llevar, permitiendo que el orgasmo fluyese por su cuerpo, estremeciéndolo
de manera violenta, y haciéndolo arquear la espalda, a pesar
de que continuaba sujetándose a Benkei con todas sus fuerzas.
–Me encanta follar contigo... –jadeó el moreno
contra su pecho, respirando agitado tras correrse, moviéndose
un poco más, hasta que su sexo resbaló afuera por
sí mismo, vertiendo parte del semen que se derramaba todavía.
Lo besó superficialmente repetidas veces, colocándose
mejor sobre él y rozando su sexo contra el del chico como
tratando de librarse de lo que restaba de excitación, para
poder tranquilizarse por completo.
Kawa continuaba jadeando, aunque de manera más leve ahora.
Movió las manos por sus brazos, subiendo para tocar su rostro
y sonriendo un poco. Estaba agotado y feliz simultáneamente.
–¿Te encanta? Sólo es la primera vez... Me
pondrás nervioso.
–No te pongas nervioso... –lo besó de nuevo,
como si no pudiese dejar de hacerlo –. La próxima vez
yo me vendo los ojos y tú tienes la ventaja –se rio,
bajando la cara contra la suya, rozándose la mejilla.
–No tendré la ventaja... –se rio, pensando que
él de todas maneras no vería –Eres maravilloso...
Nadie me había tratado así antes.
–¿No? A mí tampoco... –se recostó
a su lado, mirándolo y todavía sonriendo –.
Tendrás ventaja porque yo no estoy acostumbrado a no ver...
–Oh... te puedo decir que tu cuerpo se siente muy bien...
¿Me dirás lo que dice tu tatuaje? –le preguntó,
girándose un poco hacia donde sabía que estaba y colocando
una mano sobre su pecho.
–“You lucky bitch” –se rio, mirándolo
y tocándole el cabello húmedo aún.
–¿Eh? –se rio también, sorprendido –¿De
verdad? ¿No me estás tomando el pelo?
–Que no, pone eso... – se apoyó en un brazo,
tocándole el abdomen y jugando con su ombligo.
Kawa sonrió, suspirando y cerrando los párpados cansado.
–Entonces... I’m a lucky bitch –murmuró,
riéndose nuevamente.
–Tatúatelo en las nalgas –se rio, sujetándoselas
luego –. No... Las estropeas –le besó la frente,
tocándole la punta de la nariz con la lengua –. No
estoy acostumbrado a dormir a estas horas..., pero si quieres dormimos,
deja que te tape.
–No, sólo quiero quedarme así un rato... Me
siento bien –sonrió con suavidad, abrazándolo
–. Benkei, ahora que lo hemos hecho... no te alejarás,
¿verdad?
–No, pero ahora no pienso esperarme tanto cuando quiera
meterte mano –sonrió, aproximándolo más
a él tras cubrirlo con la manta –. Yo siempre tengo
ganas. ¿Te gusta eso?
–Creí que te calmarías ahora... –se rio
nuevamente, Benkei siempre lo hacía reír –Me
gustas mucho.
–Ahora me calmo, mañana más –se reía
también, y le besó los labios cariñosamente
–. Ahora podemos hablar horas como el otro día.
–Sí... eso es agradable. Ojalá pudiera vivir
contigo, aunque supongo que no me dejarías estudiar –se
pegó a él imaginando aquello.
–Igual mientras estuviese con Hai –aventuró,
sonriendo, ni siquiera concebía el vivir con él, pero
no con Hai.
–Hai... – repitió el chico, le parecía
un poco extraño que sugiriese aquello –¿No vivirías
sólo conmigo?
–Eso sería extraño. Sólo lo haría
si Hai se fuese a vivir con el tío ese –se fijó
en su expresión, suspirando un poco –. Ya... es mi
hermano.
–Sí, lo sé... Bueno, no, pero te creo... –asintió,
aunque un poco serio ahora –No importa, de todas maneras es
demasiado pronto para ese tipo de cosas.
–Pareces decepcionado... –había esperado que
lo comprendiese.
–No estoy decepcionado, es extraño, es todo. Nunca
había conocido a alguien que tuviera ese tipo de relación...
No puedo evitar preguntarme si hay algo más –le confesó,
moviendo un poco las piernas –. Ya te dije que soy un cobarde.
Benkei se quedó callado, suspirando ligeramente de nuevo
y tocándose el cabello con la mano del brazo sobre el que
estaba apoyado.
–Dejarás de pensar eso cuando lo conozcas mejor.
–Sí, seguramente... –subió una mano por
su rostro, tocando su frente luego –Estás serio...
–Claro, porque no me gusta que Hai te parezca un estorbo.
Hai no va a arruinar nada entre nosotros. Él ha estado para
mí siempre, y yo estaré para él.
–No lo digas de esa manera... No es un estorbo. Todo es distinto
ahora, tal vez estoy pensando demasiado –bajó la mano
hasta su mejilla, sintiéndose tenso. Realmente le gustaba,
no quería que se alejase de él.
–No, a mí también me gusta pensar en poder
vivir contigo. Podríamos vivir en una casa grande, donde
Hai pudiese estar con su novio, o en un piso en el mismo edificio
–sugirió sin pensar en lo que Yaku tendría que
decir de eso. Es más, estaba pensando en vivir como okupa
de todos modos.
–Sí, aunque creo que tendría que graduarme
primero. Ahora mismo no puedo pagar una casa... bueno, tal vez un
piso si consigo un trabajo a media jornada...
–Bueno, pero podríamos vivir sin pagarla –se
rio el chico, pensando que era un inocente, sin darse cuenta de
que eso era lo normal –. Tal vez debería atracar un
banco o algo así.
–No, no hagas eso, acabarás en la cárcel –le
pidió riéndose, aunque de manera nerviosa –.
Déjame encargarme a mí, por favor.
–Ya fui alguna vez unos días a la celda. No es para
tanto... la celda, la cárcel no sé –se rio,
preguntándose por qué se espantaba tanto –.
Vale tú encárgate de eso, yo me encargo de ti.
–Sí, así es mejor –se rio, relajándose,
no tenía remedio –. Si vas a la cárcel no podrías
verme, ni a Hai...
–Pero no voy, que no es para tanto lo que hago –le
dijo sonriendo y observándolo, abrazándolo contra
él otra vez antes de cerrar los ojos. A pesar de que no tenía
sueño, sí que estaba un poco cansado.
–No robes un banco entonces, lo sabré antes de que
lo hagas –le advirtió, aunque no estaba seguro de poder
sentir algo así, pero Benkei no lo sabía. Sonrió
para sí, pegándose más a él y besando
su pecho.
–Maldita sea... –se quejó de broma. Realmente
no pensaba hacerlo, era algo demasiado sofisticado para él.
Continua leyendo!
|