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Capitulo 31
A slut and a bastard

Domingo 13 de Diciembre.
Madrugada.

–Y al fin llegas... –murmuró Benkei, que había estado esperando a Hai, ya que el otro le había pedido que no se perdiese todo el día. Se quedó recostado entre los almohadones al lado de la estufa, y le lanzó un vaso de cartón arrugado –. Llegas tarde, puta. Más te vale tener un polvo como excusa.
–Una mamada –contestó a medias, lanzándole un caramelo sobre el pecho, antes de tirarse a su lado –. ¿Y tú? ¿Conseguiste algo?

–No, sólo morreos y eso... –abrió el caramelo, sujetando el papel con los dientes y metiéndoselo luego en la boca –. Mañana voy a pasar el día con él, y si le gusta como soy, dice que quiere un rollo serio conmigo, que no folla con cualquiera así... –se rio un poco –. Ya ves... –no entendía esas cosas, y además no iba a admitir que le gustaba la idea.

–Creí que no querías nada serio –comentó Hai, frunciendo un poco el ceño, preocupado y girándose de medio lado –. ¿No decías que eran tonterías?

–Bueno, pues... he cambiado de idea, me lo quiero follar, ¿qué pasa? ¿Acaso tú no andas con ese tío todo el día, eh? –se giró también, mirándolo fijamente –¿No vais en serio?

–Sí, pero... no tienes que decirlo así –protestó, girándose de nuevo como si estuviera jugando a dar vueltas –. Realmente me gusta y no veas cómo me toca.

–Bueno... pues... –frunció el ceño confundido. ¿Le molestaba o no? –Agh... –pasó de todo finalmente, mirándolo –. ¿Y por qué sólo una mamada? Yo creo que es más fuerte una mamada que un polvo –se rio.

–Porque soy el primer hombre con el que está... –se rio, pensando que le encantaba eso y olvidando que le había pedido que no lo contara, pero Benkei era como su sombra de todas maneras, no podía ocultarle nada –Estoy enamorado.

–¿Enamorado? –lo miró un poco alucinado, torciendo el labio. No sabía si sentía celos o envidia, pero no le gustaba mucho –. ¿Y qué importa si eres el primer hombre o no, un culo es un culo, no? La metes y listo, es unisex... –se rio, aunque no estaba muy seguro del significado de eso.

–Sí, pero es que me mira como... –se rio, girándose una vez más –Es afrodisíaco, no lo sé. No me da por sentado, es como si yo fuera especial.

Benkei lo miró, riéndose un poco por cómo se comportaba, nunca lo había visto así.

–Joder... y yo te iba a pedir que me la chuparas...

–No puedo, le prometí que no lo haría con nadie más... –se rio, aunque se ponía nervioso sólo de decírselo –Esta vez voy en serio, así que tengo que cumplir.

–Hum... ya veo –alzó una ceja, pensando que ya empezaba a dejarlo de lado. Todavía podía recordar que sólo unos días antes le había dicho que siempre estaba dispuesto para hacerlo con él. Se giró de lado, de espaldas a él.

–No te enfades... –Hai lo tocó en un hombro, dándose cuenta de lo que le pasaba –Es sólo sexo..., pero Yaku no lo ve así. Y realmente me gusta, Benkei. ¿A ti te gusta Kawa, no? Lo piensas traer aquí... Nunca has traído a ninguno de esos tíos aquí, a menos que quisieras asustarlo.

–Sí que me gusta, por eso no pensaba decírselo y ya está, pero estoy caliente, y no me gusta cascármela... Yo lo he hecho por ti muchas veces –frunció el ceño de todos modos, sin voltearse.

–Benkei... –exhaló el chico, un tanto hastiado de su actitud, aunque en realidad se sentía culpable –Bueno, supongo que puedo cascártela, eso no es tener sexo realmente, ¿o sí? –le preguntó realmente dudando.

–Ay... yo no lo sé... pregúntale a tu marido si te da su permiso –espetó.

–No seas terco –se tiró sobre él, tocándole la entrepierna –Anda, déjame cascártelaaaaa mientras piensas en tu amorcito...

–No, deja... No te vayas a sacar el tacto de su polla, que seguro que la tiene más pequeña y luego lloras cuando lo recuerdes... –le apartó la mano con brusquedad, sacándoselo de encima y levantándose –. Me voy a la cama –resopló, regresando y cogiendo la camiseta de Kawa.

–La tiene grande –espetó, frunciendo el ceño y sentándose –. ¿Y eso qué es? No es tu estilo.

–Es para cascármela, tú qué crees –alzó un poco el labio superior, gruñéndole –. Huele que te cagas, que lo sepas.

–¿Se la robaste o qué? –le preguntó, frunciendo el ceño de nuevo. Se sentía celoso a pesar de lo que acababa de suceder.

–Me la dejó. Le pedí que me la dejara para cascármela, ya ves... y eso voy a hacer –le cerró la puerta, sentándose en la cama, y pensando que así se le quitaban las ganas. Como si él fuera a molestarse en cerrar la puerta por cascarse una paja. De todos modos se llevó la camiseta a la cara y la olió, sintiendo deseos de verlo.

La puerta se abrió poco después, y Hai se apoyó contra el marco.

–¿Para qué la cierras? Te la he visto como mil veces –se quejó, más bien molesto porque se sentía excluido –. Yo creo que te lo follarás mañana.

–No lo sé, no es tan sencillo con él, y la cierro porque me da la gana, para no pervertirte... –le lanzó un cojín, sacando la lengua luego y tirándose en la cama con la camiseta del otro sobre la cara.

–Si te dio eso y viene para acá, es que quiere que te lo folles –le comentó, acercándose y sentándose en la cama.

–Quiere conocerme mejor, eso es todo... Él no es así –se bajó la camiseta de la cara un poco, mirándolo –. Qué más quisiera yo... –decía eso, pero a pesar de todo, comenzaba a sentirse muy bien el que alguien se lo tomase en serio, o lo considerase especial para él –. No veas cómo me pone... –se llevó la mano a la entrepierna, sobándose.

–Ya veo... –el chico bajó la mirada a su entrepierna, sonriendo un poco, aunque tenía una mirada de preocupación. Se puso de pie, exhalando y saliendo de la habitación –Voy a dormir un rato, tengo ganas de salir luego.

–Voy contigo... –le dijo, respirando profundamente y apretándose –, pero no te pires que no quiero dormir solo. Ven –se sentó de pronto, gritando –¡Veeeeeeen! –aunque no imperativamente.

–Pero si no vas a dormir –se rio Hai, regresando, extrañamente contento de que lo llamase y lanzándose a su lado –. Seguro que tu amor también se está tocando esta noche.

–¿Tú crees que se toca? Seguro que sí, ¿eh? Pero me dijo que no era mi problema –se quejó, frunciendo el ceño y recostándose sobre él, frotando su sexo contra la pierna del otro –. ¿La tiene más grande que yo?

–No, no más grande, pero no la tiene pequeña precisamente –le aseguró, mirándolo y sujetándole las nalgas. Eso no era hacer algo realmente... –Si te dijo eso, es que sí se toca. No lo pudo negar.

–Pero tampoco lo afirmó... –se abrió el pantalón, masajeándose sin apartarse de encima del chico –. ¿Esto sí?

–Sí, eso sí... –sonrió, aunque pensando que se estaba excitando también y mejor se quedaba quieto –No, pero es distinto, cuando ese tipo de gente no niega algo...

–Bueno... yo no tengo ni idea, de todos modos... no me importa tanto follármelo ahora o más tarde. Es divertido estar con él. No como tú..., pero lo es –lo miró a los ojos, preguntándose si realmente no podía besarlo. Cogió la camiseta de Kawa y la apoyó sobre el pecho del chico, bajando la cabeza y oliéndola. Metió su sexo entre las piernas de Hai y se las cerró, moviéndose entre el látex y mordiendo la tela blanca de la prenda de Kawa.

–Ah... me harás pecaaaaaaaar –se rio Hai, aún pensando que eso no era tener sexo, aunque su pene pulsaba apretado contra el pantalón –. Soy tu Kawa suplente...

Benkei se rio abiertamente, excitado tanto por el olor de Kawa como por Hai. Además, siempre le había agradado su risa. Definitivamente, no le gustaba estar cabreado con él por mucho rato.

–No se lo diremos a nadie... –se rio mientras le hablaba, apretándole las nalgas de pronto y moviéndose por un buen rato contra el látex, súbitamente corriéndose contra las sábanas y entre las piernas de Hai. Llevaba todo el día caliente –Ah... Hai... –lo llamó, su sexo aún pulsando entre las piernas del otro.

–Benkei... –jadeó el chico, aguantándose como podía, sintiéndose bien porque dijera su nombre y no el de Kawa. A pesar de lo que estaba haciendo, no le gustaba ser reemplazado.

El moreno se quedó sobre él con los pantalones a medio bajar y sin cara de ir a levantarse, en realidad parecía haberse acomodado allí.

–Ahora ya puedo dormir un rato.

–¿Encima de mí? –se rio, tocándole la cabeza y suspirando, cerrando los ojos por un momento –No quiero estar sin ti.

–Pues no lo estés... –se resbaló a un lado, subiéndose un poco los pantalones y girándolo hacia él para abrazarlo, aunque de todos modos lo sujetó por las nalgas –. ¿Seguro que te quieres quedar así con las ganas?

–Sí... no..., pero tengo que hacerlo –se rio de nuevo, observándolo –. ¿No lo harías tú?

–No, creo que no... –se rio, pegándole nalgaditas y metiendo la mano por dentro de sus pantalones, jugando con sus nalgas –. ¿Crees que eso hacen los demás?

–Sí... Me da igual, sólo sé que es lo que Yaku quiere... –exhaló con fuerza, pensando en detenerlo, pero sin hacerlo. Aquello era natural para ellos –¿Estarías dispuesto a perder a Kawa entonces?

–No es mío o algo así... –murmuró como excusa, sincerándose luego –. No quiero que se aleje, me gusta, pero no tengo que decirle cada cosa que hago, cuando sé que no va a comprenderla. No hago nada con otros, eres tú. No va a entender eso.

Hai sonrió, abrazándolo de pronto y dándole un beso.

–Deberías conseguirte un novio prosti, así no le importaría –se rio, pensando que lo mismo iba para él.

–Pero eso sería un problema para sus clientes, porque sí que me iba a importar a mí –se rio, percatándose de que era un poco capullo –. No quiero que Kawa haga nada con nadie.

–Entonces sí es tuyo –se rio de nuevo, entrecerrando los ojos –. Tal vez es algo de los activos... El no querer que le toquen a su chico.

–¿A ti no te importa que toquen a tu novio? –le preguntó reído, no le creía nada.

–Sí me importa, no quiero ni que se le acerquen... –frunció el ceño, aclarando innecesariamente luego –, pero ya me dijo que no le gusta Kawa y el científico no es su tipo, es de su hermano...

–A lo mejor sí que debería intentar aguantarme... No quiero que Kawa te coja manía. Bueno, pero ahora ya me corrí –dijo sin más, y sin dejar de sobarle la nalgas.

–No se lo diremos... y prometo portarme bien sólo por ti –le sonrió casi con dulzura. Mientras no dejase de prestarle atención, todo estaría bien.

Benkei se rio, apretándole las nalgas y besándolo.

–Pero si tú no sabes qué es portarse bien... Eh... ¿Sabes algún sitio donde parezca que estás volando?

–¿Volando? El bar de la esquina... Sólo mira las luces –se rio, sin comprenderlo del todo, acomodándose contra su cuerpo –. ¿A qué te refieres?

–No sentirse volado, si no volar –Benkei se reía también, y le pasó una pierna por encima –. A Kawa le gustaría saber cómo se siente volar, y no ve, así que, esa no era una buena idea de todos modos.

–No, no lo era... –negó, riéndose, imaginando al chico parado en el bar, preguntándose qué hacía allí –Hum... ¿Qué tal si lo llevas a saltar? Conozco un tío que hace esas cosas... y me debe un favor.

–No, no creo que eso se sienta bien para él, es demasiado brusco, seguro que le da mucho miedo. Imagínate que no ves nada y te lanzan al vacío, eso más que volar es caerse... –se rio imaginándoselo gritando como en el ascensor aquel día –. Bueno, no sé, si fuera spiderman lo tendría fácil, o superman... –se rio.

–Qué tierno te me has puesto... –Hai tiró de una de sus mejillas, sonriendo y alzándose un poco –. Llévalo a una azotea pues, no se me ocurre otro lugar. ¿Cuál es el edifico más alto que conoces?

–Saca... –protestó, frunciendo el ceño un poco –. Eso no sirve si no ves, digo yo que no lo notará... Bueno, es igual, sólo era por curiosidad –se lanzó sobre él y le pegó varios puñetazos en el estómago simulados –. No me digas tierno, que te mato.

–No lo cuides tanto pues, llévalo al parque de diversiones... –se rio, pensando que no tenía idea de qué divertiría a un ciego –A mí nunca me llevaste a volar.

–¿Cómo que no? Nos subimos a ese coche, y no es mi culpa si al final nos la pegamos –se rio, tirándose luego en la cama boca arriba, cogiendo la camiseta de Kawa, que se había resbalado por el colchón –. Le robé a un tío mientras estaba en una hamburguesería con Kawa, la gente piensa que eres una buena persona si vas con un ciego.

–Claro que sí, porque estás contribuyendo... –asintió, riéndose de nuevo –¿No te molesta que no pueda verte? Digo... a veces quieres mostrarle algo y nada... no se entera.

–No me molesta, me da morbo, puedo mirarle tanto como quiera... –le explicó, pensando que nunca le había pasado eso de querer mostrarle algo y que no pudiese verlo, ni que fuera pintor –. Me tocó la cara para ver cómo era, y dijo que era... no sé, pero creo que quería decir que le agradaba. Es raro... yo me pregunto si sabe cómo es una persona, qué idea tendrá... si nunca ha visto una.

–Ahora me lo pregunto yo también... –contestó, pensativo, apretando los párpados, intentando imaginarse cómo sería no ver –¿Soñará? ¿Qué sueña si no sabe ni qué está viendo?

–No sé... supongo que no ve en sueños, sólo escucha o algo así... Se lo preguntaré –apoyó la camiseta sobre la almohada para poner la cara sobre la misma y poder olerlo mientras se dormía –. ¿A ti te da lástima?

–No si te aleja de mí –respondió con sinceridad, añadiendo luego –, pero creo que debe ser problemático, por no mencionar aburrido...

–¿Él, o ser ciego? Porque él no es aburrido, es divertido, y hay mucha gente que aprovecha menos las cosas pese a que está bien... –frunció el ceño defendiéndolo –. Y nadie me va a separar de ti.

–Ser ciego, a mí me gusta ver las cosas. A él no lo conozco aún... –lo miró, divertido por cómo se había puesto –Nadie, ¿eh? Nadie, nadie.

–Nadie –reiteró, abrazándolo para que se acercase y succionándole los labios –. Guarra...

–Bastardo –le devolvió, sonriendo y besando sus labios con suavidad –. Si soy bueno con el... con Kawa –se corrigió antes de llamarlo “cieguito” –, tú tienes que ser bueno con Yaku. Se asusta con facilidad.

–Bueno... –se rio, pensando que por desgracia lo estaba motivando –. A ver qué se puede hacer... pero eso no es muy masculino.

–Sí lo es, a mí me gusta así... –lo defendió, frunciendo el ceño ahora él –Es un hombre, lo que pasa es que no es como nosotros. Ya le enseñaré... Además, gracias a él tenemos una estufa y la ventana reparada.

–Vale, vale... –se rio –. Si yo no dije que él no fuera masculino, sólo que asustarse no lo es.

–Porque el tuyo gritaba como si fuera una sirena ese día –se rio Hai, recordando que incluso lo había molestado un poco.

Benkei se rio abiertamente, acordándose.

–Sí... qué bueno...

–Y la noche que fuimos a verlo... Grita mucho, ¿no? –sonrió, mirando a su amigo a los ojos –Seguro que ya te lo has preguntado...

–No, no grita mucho. Pero por mí que lo haga mientras me lo follo... Me pone cachondo.

Hai se rio, moviendo la cabeza y acostándose del todo por fin.

–Yaku no hace tanto ruido, pero está bien. Ya lo haré yo por los dos. Deberías haber visto la cara del portero cuando me vio llegar.

–Deberías haber visto tú la del portero de los dormitorios cuando Kawa me llevó esta tarde. Me daban ganas de mostrarle las nalgas, a ver si así se daba cuenta de por qué le sonaba –se rio, pensando que seguro que luego no saldrían, ya que para cuando se durmiesen, él iba a tardar mucho en despertarse.

–Es que te faltaba yo... O Kawa gritando “violador” –se rio de nuevo, bostezando de pronto –Benkei, prométeme algo... No vamos dejar de divertirnos, aunque tengamos a otras personas. Me refiero a nosotros dos solos.

–No vamos a dejar de hacerlo... –le aseguró, mirándolo a los ojos y pensando que por eso no quería que estudiase o hiciese cosas que le impidiesen comportarse así como lo hacían –. Me duermo, ¿vale? Luego seguimos hablando.

–Vale... luego seguimos –accedió, cerrando los ojos, sonriente. No iba a abandonar esa vida de ninguna manera, simplemente no podría.


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