.Cerberus Proyect- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

Capitulo 4
Out of sight, out of mind

Miércoles 9 de Diciembre.
Tarde.

–El camarero no estaba nada mal... –comentó Senzo –. No le quedaban mal esos pantalones, pero lo de la camisa blanca debería haber pasado de moda ya... –se rio, compadeciéndolo y cogiendo un bote de colonia, oliéndolo –. Hum... tampoco.

–Es su uniforme, no seas malo... ¿A qué olía? –le preguntó el pelirrojo, oliendo una por ver si se la compraba.

–Pues deberían cambiarle el uniforme... y no lo sé, a sexo y Adonis –se rio suavemente, oliéndola también –. Vamos a salir de aquí oliendo a furcia con tanta mezcla de colonia.

–Pero a puta de clase alta –se rio Kogane, ya que no eran colonias baratas precisamente –. Tal vez no usa colonia, tal vez eran feromonas.

–Tal vez era su olor corporal de Dios griego... No me importaría oler su sudor, lamerlo... lo que fuera –se rio, enrojeciendo ligeramente con lo que se estaba imaginando –. Me odio por haberme desmayado.

–Te pegó fuerte. ¿Estás seguro de que no lo soñaste? O tal vez su aroma varonil te hizo desmayarte –se rio, dejando los frascos finalmente y sujetándose de su brazo –. Acompáñame a casa...

–Si quieres me quedo contigo hasta que venga Ken. Bueno, hasta media hora antes o así, que no estoy para ver reuniones de enamorados. No quiero llegar a casa con ganas de cortarme las venas –lo acompañó afuera, saliendo con él –. Yo me enamoro fácilmente..., lo que pasa es que se me va con la misma rapidez. De todas formas... hacía tiempo que nadie me trataba de ese modo desinteresadamente, por eso... soy débil –cogió un cigarro al salir y lo encendió, dejando salir el humo lentamente, pensando que debía lucir patético por sentirse así de bien por esa chorrada. Ese tío seguro que sólo había sentido lástima y ahora estaba con su mujer en su casa.

–¿Y yo qué soy? Te quiero desinteresadamente... –le dio una colleja sumamente suave, riéndose –Gracias, odio estar solo. Es lo peor... –comentó ligeramente serio, acariciándose un brazo.

–Sí, lo sé, no hace falta que me lo digas. Hace años que estoy solo... –alzó una ceja, suspirando y pensando que acabaría convertido en un viejo amargado –. Tú eres mi mejor amigo, ya lo sabes, pero también necesito otras cosas. No me digas que no lo comprendes. Quiero ser imprescindible para alguien... –se llevó el cigarro a los labios, bajando la mirada y recordando algo. Sonrió repentinamente, riéndose –. En un país multicolor...

–¿De que estás hablando? –se rio el pelirrojo seguro de que alguna tontería se le había ocurrido y rodeándolo por la cintura de pronto –Ya te conseguiremos a alguien... alguien guapo y varonil que huela a dios griego. Ya lo verás –le prometió, a pesar de que hasta ahora no lo había logrado. Senzo seguía pensando en Hiroki por más que lo negase.

–Y que no se depile, o al menos que no se depile las piernas. Es horrible, me da ganas de llorar... –se rio finalmente, apoyándose en su cabeza y besándole la frente después –. Tampoco pido tanto, sólo quiero un hombre cariñoso e inteligente. Además de sexy y guapo...

–No, no pides mucho, es cierto, pero da igual porque yo no puedo permitir que alguien esté contigo si no llega a tu nivel –se rio Kogane nuevamente, mientras salían de aquel almacén –. Vamos a dejar ese mensaje, anda...

–¿Qué mensaje? –lo miró sorprendido, riéndose –No pensarás que iba en serio, ¿no?

–Yo sí voy en serio. ¿Cómo sabes que no era tu alma gemela? –le aseguró Kogane, que a pesar de todo, aún continuaba con sus ideas románticas.

–No, no puedo hacer eso, sabría que soy un desesperado. Me llega con saberlo yo, además me da miedo encontrarme con algo que no esperaba... no sé –sonrió, empujándolo un poco –. No pienso hacer eso. Estás loco, vamos a tu casa, anda... Te llevo en coche, que no quiero regresar andando, podrían violarme... aunque pensándolo bien, no sé si no ir andando entonces –bromeó.

–Te violaré yo... –lo empujó, negando con la cabeza –¿Y si dejo el mensaje yo? Diré... que ocurrió un crimen y necesito testigos. Todos los que estaban en el ascensor.

–¡No! Eso es un delito –se rio de nuevo, pegándole una nalgada, realmente le animaba estar con Kogane, casi le era imposible recordar aquella temporada de sus vidas en la que se habían llevado tan mal –. No haremos nada, se me pasará, me olvidaré, y punto.

–No hagas nada tú, ya veré qué hago yo... –le aseguró, exhalando y apretándose contra él –. Pasemos por ese restaurante antes, quiero llevarle a Ken uno de esos sándwiches que le gustan.

–Vale... –suspiró, llevándose de nuevo el cigarro a los labios –. Yo no tengo a quién llevarle sándwiches... –dramatizó –. Creo que sí voy a querer que me organices una cita con el tal Leo. Aunque sea cortito, al menos me sentiré inteligente mientras estoy con él –le dio con el codo, riéndose.

–Cuando estés sobre él no te va a importar lo profundo de la conversación –se rio una vez más, imaginándose aquello. Después de todo, a Senzo siempre le habían gustado los intelectuales, eso era un problema.

–No te creas, a veces es necesario ser inteligente incluso para eso. No quiero escuchar cosas tan estúpidas como... creí que eras pasivo porque te pintas las uñas y... –abrió la boca de forma incrédula –. Pasivo o no pasivo, me la trae más bien floja, pero sinceramente, esa clase de argumentos de estrecho cerebral, me baja la polla... Tú tienes suerte, Ken es masculino y cariñoso, y además no es unineuronal, aunque tampoco es que sea plurineuronal... –bromeó por molestarlo, jugando.

–Oye, Ken es inteligente, muy inteligente y lo amo... –protestó, aunque sabía que sólo lo estaba molestando. Aun así le dio suavemente en un brazo –Ya encontrarás a alguien, tal vez es mi culpa, siempre estás conmigo, rodeado de modelos. No somos lo más intelectual del mundo.

–Eso no es cierto, tú eres inteligente, lo que pasa es que a mí me hace falta alguien... –suspiró, torciendo un poco la sonrisa –. Tú no crees que estoy buscando a Hiroki y por eso no me vale nadie, ¿verdad? –le preguntó, ya que Sazae se lo había insinuado.

Kogane bajó la cabeza, sonriendo un poco.

–Yo creo que Hiroki es tu tipo de hombre… Y creo que buscas alguien así, pero…

–No puedo negar que a veces es difícil no comparar su nivel de conversación con el de los demás... y deprimirse –confesó, sujetándole la mano para que se agarrase a su brazo –, pero la verdad es que físicamente..., no es mi tipo. Estoy seguro de que por mucho que haya crecido en altura... debe estar flojo. Seguro que tiene pancita y todo –se rio con malicia –. Qué horror...

–Ken me dijo que va al gimnasio ahora y se puso lentes de contacto… –soltó el chico, de pronto pensando que eso no era lo que quería escuchar Senzo –, pero seguramente es muy tarde ya… Irá una vez por mes como mucho… –se rio para cubrir su error.

–Agh... –Senzo le pegó flojito con la mano en el brazo –, te voy a matar. Seguro que tiene un novio y todo, por eso no me reconoció, no se podía creer que yo siguiera igual –le pegó más, aunque no le hacía nada realmente –. Pues espero que lo deje...

–Tú te ves genial y no tiene a nadie… –se rio, culpándose a sí mismo por haber soltado la lengua –Seguramente sigue insoportable, es por eso.

–Sí, será eso... –murmuró, pensando que lamentablemente no era insoportable –. Creo que no soy buena compañía ahora, mejor me voy a casa ya, lo siento. Dale una nalgada a Ken de mi parte –se paró en la acera y le besó la frente –. Pásatelo bien.

–Senzo, no te vayas… –le pidió el chico, sujetando su mano y mirándolo a los ojos –Vamos a beber un poco, anda… –se sentía culpable ahora por haber mencionado lo de Hiroki, además de que seguía sin querer estar solo.

–No seas bobo, no querrás haberte emborrachado para cuando llegue Ken, ¿no? –lo miró a los ojos, tirando el cigarro a la cuneta y sonriendo para no deprimirlo –. Ya, no pienses que voy a cortarme las venas, voy a ver si encuentro a un hombre con el que pasar la noche.

Kogane tiró de él, abrazándolo y sacando un papelito de un bolsillo para metérselo en uno de los suyos a Senzo.

–Llama a Leo, no quiero que vayas por ahí con desconocidos… a menos que huelan a dios griego. No cualquiera está a tu altura.

El moreno movió un poco la cabeza, dubitativo.

–Lo llamaré... y le diré que no me haga el favor de depilarse –bromeó ahora.

–Haz eso, y luego me cuentas cómo te fue… Yo iré a ponerme bonito para Ken y… creo que mejor pido a domicilio –se rio, besándole una mejilla y apartándose.

–Te llamo mañana –Senzo le echó un besito, cogiendo otro cigarro, y el teléfono de dentro del bolsillo de su abrigo, fijándose en el número que el pelirrojo le había proporcionado.

Kogane lo miró por unos segundos más antes de girarse, caminando hacia adentro del edificio en donde vivía. Había metido la pata hablándole de Hiroki, realmente deseaba conseguir a alguien que se lo sacase de la cabeza.


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