Epílogo 6- Bedroom Antics
Hattori se pasó la mano por el cabello, subiendo los pies
a la mesa y terminando su taza de café, aunque no era buena
idea beber café a esas horas. Pero casi nunca tenía
tiempo de beber uno decente. - ¿Te sientes feliz ahora? Tu
protegido sale mañana. – bromeó, aunque lo cierto
es que lo comprendía.
-¿Mi protegido? Recuerdo que me dijiste algo de que se te
apoyó en la mano… y tú lo dejaste… seguro
que tuviste que contenerte para no acariciarle el pelo…- el
moreno se llevó la copa a los labios sonriendo mientras bebía
y apoyándole la otra mano en la pierna acariciándolo.
- No te rías de mí, es difícil con ese chico...
Es como un niño pero grande... – lo miró de
soslayo. -... pero no como tú.
-¿Por qué dices eso?-se llevó la mano al pecho
como si le hubiera apuñalado aunque estaba sonriendo de medio
lado -¿Es tu tipo, Slave? Todo buenecito haciendo lo que
le pidas sin rechistar…
- Claro que no es mi tipo, es demasiado niño.... Pero aparte
del asesinato, sí se comporta mejor que tú –
se rió, recostándose en el sofá. – Qué
obsesión tienes con lo de “mi tipo”.
-Pero si a ti te gusta que yo me porte mal… mira que no me
olvido de cuando me puse las esposas y bien que te decepcionaste…
- se rió mientras se aflojaba la corbata y dejaba la copa
vacía en la mesa. Encendió un cigarro mirándolo
de soslayo.
- No me gusta coartar tu libertad, es todo – contestó,
enrojeciendo un poco. – Pero si tanto querías estar
esposado....
-Si tanto querías estar esposado…- le repitió
lo que decía, haciendo su deje al hablar y se subió
a horcajadas sobre él sujetándole las muñecas
y echándoselas atrás por encima de la cabeza –Es
a ti a quien le gusta sentirse abandonado a mis deseos…- sonrió
malditamente observando el rojo en sus mejillas sin poder evitar
jugar.
- Eres imposible, Ryo. – lo riñó, desviando
la mirada aunque su cuerpo estaba respondiendo. - ¿No puedes
estarte tranquilo?
-¿Contigo? No… no puedo… el día que lo
esté, será que se murió el amor… o que
ya tengo pitopausia… - se rió con suavidad y después
fue suavizando la sonrisa hasta permanecer observándolo serio
–Pero si te molesta no lo haré más…
Hattori no pudo evitar reírse ante su seriedad luego de
haber utilizado semejante palabra. – Voy a mudarme contigo,
¿no? Eso es que no me molesta, sólo es un poco vergonzoso
en público, o cuando dices ciertas cosas.
-Menos mal, porque no iba a dejar de hacerlo…- le soltó
las muñecas apoyando los brazos en el respaldo observándolo
–En realidad seguro que odiarías que no te besase y
te dijese cuanto me gustas y me excitas… te hace sentirte
bien… no digas que no…
- Sí, está bien, me hace sentirme bien... –
lo empujó con suavidad, más rojo, aunque seguía
sonriendo. Hasta hace unos años, sólo vivía
para su trabajo y ni siquiera pensaba en tener una vida social.
Y ahora.... ahora no podía imaginarse su vida sin Ryo.
-¿Para qué me empujas? ¿Quieres que me vaya?-
se sentó a su lado y se dedico a fumarse el cigarro que había
dejado en el cenicero, y suspiró con fuerza mirando la mesita
y cogiendo un libro que había dejado allí el día
anterior.
- Claro que no... – protestó el chico observándolo
y negando con la cabeza, quitándole el libro finalmente.
– No engañas a nadie.
El moreno se rió mirando la trayectoria que seguía
el libro –Tú tampoco… así que deja de
protestar de todo lo que hago… que no te lo crees ni tú
y si no, ve a buscarte a un niño bueno de esos que tanto
te gustan… así no tendrás de que quejarte y
vuestras vidas serán perfectamente aburridas.
- No tiene nada de malo ser bueno- le sonrió, aún
observándolo de aquella manera, con el libro en su regazo.
- ¿Estás celoso? ¿De alguien que no existe?
-No estoy celoso… ya te gustaría a ti verme celoso…-
lo miró a los ojos sonriendo aún con el cigarro entre
los labios, aunque internamente ya quería pegarle con el
libro en la cabeza.
- Sí lo estás.... te conozco – le sonrió
ahora bromeando con él. – No tienes de qué preocuparte.
No me mudaría a una casa con alguien a quien voy a dejar...
El moreno se giró en el asiento apoyando el brazo por encima
del respaldo y observándolo a los ojos –Pero a ver
quien te crees que eres… a ver si te voy a dejar yo a ti…es
más… mañana pienso ir a ducharme a la oficina…
en hora punta… a ver si te gusta…
Hattori lo miró serio como estudiándolo. Sabía
que era perfectamente capaz. – Bien, yo haré lo mismo
entonces, a ver si te gusta... – le repitió, contraatacando.
-No, tú no puedes… - se rió sujetándolo
por el brazo y tirándolo en el sillón sobre sus piernas
–Esto es mío… todo…- le pasó la
mano por el cuerpo –Sólo yo puedo verlo… no te
creas que no me he fijado en ese crío asqueroso que siempre
te está detrás…
- ¿De qué crío hablas? – se rió,
dejándose hacer, pensativo. - ¿Hablas de Satou-kun?
Pero si es inofensivo.
-Sí… por eso… es tu tipo… así como
memo… parao…y aburrido… además de enano…
y raquítico… por cierto no la tiene muy grande…
Hattori se rió de nuevo, sin poder aguantarse. – Sí
estás celoso. Es un buen chico, no seas así.... Además
no importa cómo me mire. Estoy contigo ¿no?
-No me cuelas ese rollo del buen chico blablabla… no me ralles…
me voy a la cama… - lo apartó con cuidado cogiendo
el libro de nuevo y marchándose a la cama realmente, pensando
que era ridículo haberse puesto así y más cuando
él se lo había buscado. Se rió de sí
mismo acostándose encima de las sábanas y abriéndose
la camisa mientras leía.
Hattori meneó la cabeza, llevando la taza y la copa a la
cocina para lavarlas, y siguiéndolo luego a la habitación,
subiéndose a la cama. - ¿Sigues molesto? No me hagas
llamar a Satou-kun para que me consuele.... – bromeó,
acostándose a su lado, y pasándole la mano por el
pecho sin poder resistirlo aunque se ponía un poco rojo.
– Ryo... a mí no me interesa nadie más.
-Llámalo a ver si sabe cómo… Apuesto a que
se pone rojo y te dice ¿te puedo tocar aquí?- le apretó
el pecho con un dedo y bajó la mano por su abdomen hasta
su sexo -¿Y aquí? Nakayama-san… estoy loco por
usted… siempre pienso en usted… me pajeo tres veces
cada noche pensando en usted mientras me masturbo como un mono…
- se subió sobre él, rechazando el libro una vez más.
Hattori se echó a reír de nuevo, sujetándolo
por los hombros. – No, eso último sólo lo pensaría
alguien como tú. Pero veo que sí es muy respetuoso....
-¿Quieres dejar de decir cosas buenas de él ya? No
pienso hacerlo contigo hoy… seguro que acabas pensando en
él…- lo miró a los ojos fastidiado en realidad,
frunciendo un poco el ceño –Por más serio que
se ponga, seguro que sí se la menea como un mono… y
tras que tiene cara de reprimido… pero tienes razón,
él no lo admitiría… yo sí, sólo
que yo hace muchos años que no me la meneo, él aún
vive esa etapa…
El moreno lo miró serio también porque notaba que
se había molestado aunque sólo estaba bromeando. –
Eso es porque tú me tienes a mí. – le acarició
el pecho con suavidad. – No te pongas así, Ryo, no
me gusta, me gustas tú. Y lo sabes. Y no podría pensar
en nadie más, no lo necesito.
-No me consueles…que no tengo un drama- se rió un
poco pensando que era una tontería y le sujetó la
mano contra el pecho bajando a besarlo aún así observándolo
–No sabes lo mucho que me gustas… no tiene gracia…
que me hagas sufrir así…
- Bueno, por lo general eres tú quien me pone en dificultades.
Pero sólo estaba bromeando... – le sonrió, acariciando
sus labios ahora. – Te amo, por todo lo que eres.
-Yo no hago nada… es sólo que tengo mis admiradores
y no puedo decepcionarlos… - se rió porque ya se le
había pasado y le fue desabrochando la camisa poco a poco
–Al final te tendré que perdonar y hacerte el amor
esta noche…
-¿Tendrás que perdonarme? Qué martirio ¿no?
– le sonrió un poco, zafándose de la camisa
cuando el moreno terminó de desabrocharla.
-Mucho… - sonrió levemente besándole los pezones
y lamiendo su abdomen poco a poco, hasta acariciar su ombligo, lamiendo
alrededor de él y subiendo de nuevo por su cuerpo, volviendo
a pararse en sus pezones y su pecho, hasta recorrer su cuello besándolo.
–Te quiero… - bajó la mano desabrochándole
el pantalón y acariciando su sexo bajo la ropa interior.
- Yo... a ti... – respondió, jadeando suavemente,
y pasando las manos por su espalda, excitándose.
Ryo sonrió levemente y lo besó profundamente, mordiéndole
el cuello un poco y succionando la piel con fuerza, bajando los
labios a su pecho y besándolo allí también,
marcando la piel en uno de sus hombros y después en su pecho.
Bajándole los pantalones de forma un tanto apresurada y separándole
las piernas mientras, lamiéndole los pezones con fuerza mientras
su mano jugaba con su sexo -Te estoy dejando marcado… ahora
no irás a la ducha…
- Tú tampoco irás.... – le advirtió
sonriendo un poco. – Y no te tengo que dejar marcado para
eso... – gimió un poco. Igual, sabía que al
moreno lo podía marcar de arriba abajo y eso sólo
haría peor la conversación en las duchas.
-No… porque sabes que no me importa nada…- susurró
bastante concentrado sin embargo, en adueñarse de él
por los celos que había pasado. Se subió sobre su
cuerpo de nuevo, empujándose dentro de él y jadeando
sin ni siquiera molestarse en quitarse una prenda de ropa. Le levantó
las piernas, sujetándole las rodillas contra el pecho y lo
penetró una y otra vez, soltándoselas de nuevo para
besarlo.
- Ah...ah... – el moreno gimió por lo súbito
de la penetración, pero lo cierto es que le agradaba su manera
de tomarlo. – Ryo.... tienes prisa.... – sonrió,
besándolo de nuevo, y cerrando los ojos, sintiéndolo
moverse dentro de sí.
-Noh…pero eres mío… - le sujetó por debajo
de la espalda, sentándose al tiempo que tiraba de él
sentándolo sobre sus piernas dobladas y abrazándolo
con fuerza, ayudándolo a moverse sobre él y lamiéndole
el pecho mordiéndole un poco la piel y cerrando los ojos.
- Ryo.... hm... – el moreno se movió sobre él,
gimiendo y jadeando, abrazándolo contra su cuerpo y enrojeciendo
por lo que le iba a pedir. – To... tócame, Ryo.....
-Cómo no… - sonrió excitado por escuchar cómo
se lo pedía y sujetó su sexo, echándose hacía
atrás un poco, apoyándose en una mano y moviendo las
caderas mientras acariciaba su sexo, sintiendo los movimientos del
moreno sobre él y entrecerrando los ojos sin dejar de observarlo
fijamente –Eres precioso… - cerró los ojos aguantándose
las ganas y entreabriéndolos de nuevo, deseando sentir el
semen del moreno en su abdomen, deseo que no tardó mucho
en llegar, gracias a lo excitado que estaba Hattori tras todo aquel
jugueteo durante el día, aunque no lo admitiría nunca,
claro. El moreno gimió, estremeciéndose y sin dejar
de moverse, sintiendo cómo su sexo pulsaba con violencia
en la mano de Ryo, finalmente liberando el semen sobre su piel,
haciéndolo inclinarse un poco hacia delante, apretando las
nalgas.
Ryo lo observó jadeando, viendo cómo se corría
sobre él y deslizó la mano por su sexo relamiendo
el semen en sus dedos, moviéndose dentro de él, notando
cómo lo apretaba con su cuerpo. Le sujetó las nalgas
con las manos y se dejó caer acostado hacia atrás
con el policía encima, subiendo las manos para rodear su
cintura y besándolo profundamente mientras se corría,
apretándole una nalga con su mano y sujetando su nuca con
la otra. Cerró los ojos una vez se hubo relajado por completo,
limitándose a rodear su cintura.
Hattori suspiró, también en silencio, acariciando
su rostro, observando cómo su respiración se hacía
más regular y besando con suavidad sus labios, antes de deslizarse
un poco para recostarse.
-Lo siento… no me lo he tomado con mucha calma…- se
disculpó un poco por la urgencia con lo que lo había
tomado y lo rápido que se había corrido, pero todo
formaba parte del cabreo que se había cogido –Pero
es tu culpa… - se rió pasándole la mano por
el pelo.
- No, no lo es... – se rió cansado, cerrando los ojos
a su caricia. – Lo que tú haces es tu responsabilidad.
Pero... no tienes que disculparte.
-No lo haré entonces…- se rió cogiendo el libro
una vez más preguntándose si ahora podría leérselo
al fin –Duerme…- susurró sujetándolo contra
su pecho.
- Y tú no te quedes leyendo toda la noche. Te necesito lúcido
en el trabajo – lo molestó, aunque en realidad le preocupaba
que no descansase.
-No… leyendo no, tranquilo que luego te despierto para hacerlo
de nuevo…- se rió pasando la página y poniéndose
las gafas porque no veía bien.
- Imposible.... – lo riñó, sonriendo el chico,
hundiéndose un poco más en el colchón y cerrando
los ojos de nuevo.
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