.Novela homoerótica para mayores de edad.
 
Epílogo 3- Use My Skin To Bury Secrets In

Hattori se levantó, sonriendo y poniéndose la chaqueta, terminándose la taza de café a pesar de que iban a salir a almorzar, y el moreno aún no llegaba. Pero estaba de buen humor. Finalmente habían atrapado al culpable de una serie de robos y violaciones. Y no le cabía duda de que esta vez el implicado merecía cualquier castigo que le impusiera la ley. Aunque seguro Ryo le discutiría que no era suficiente, pero no tenía ganas de ponerse en esas hoy. Se asomó desde la puerta de su despacho, preguntándole al chico del escritorio. - ¿Sanada-san, no ha pasado por aquí? – consciente de la costumbre que tenía de quedarse cotilleando a veces por los pasillos.

El chico lo miró y señaló al pasillo –Se fue por ahí señor…

El moreno entró en ese momento de la zona de las duchas sonriendo como si viniera de que le otorgasen un trofeo aunque en realidad sólo había estado hablando con uno de sus chicos –Detective… -encendió un cigarro con más cara de felicidad al verlo.

- Sanada.... ¿qué hacías en las duchas? – le preguntó como recriminándolo aunque tratando de fingir enfrente del otro chico, como si no estuviese enterado de más.

-Volley playa… - se rió bromeando y sujetando el cigarro entre los dientes preguntándose si aún no se daba cuenta de que ya todos ahí conocían su relación y lo seguían respetando tanto como antes. Se aproximó a él aún sonriendo –Creí que las duchas eran para todo el cuerpo de policía…

- Lo son, pero... – se sonrojó, mirando a un lado y viendo cómo el chico sonreía, volviendo inmediatamente a mirar al moreno. – Vamos a almorzar, ¿recuerdas?

-Claro… como si pudiera olvidarme…- le sonrió cogiéndolo de la cintura como siempre y llevándolo con él afuera, lejos de las miraditas de los curiosos hacia el lugar donde solían ir juntos –He estado pensando en algo…

- ¿En qué? – le preguntó curioso el moreno y susurrándole para que comprendiera. – “No me hace muy feliz que mi novio esté en las duchas con otros hombres, sin necesidad y hablando de quien sabe qué además”

-“Estaba con uno de mis chicos, que por cierto, nada… no es mi tipo… ya sabes… ese del pelo largo”… De lo que hablábamos… eso mejor me lo guardo para mí…- se rió subiéndose al coche del moreno como tenía por costumbre.

- Bien, bien.... – se rindió porque jamás le decía esas cosas, pero a él siempre lo dejaba con sospecha, y se subió al coche por el otro lado. – Dime qué es lo que pensabas entonces...

-Que ya han pasado dos años desde que tenemos esta relación… y estoy un poco harto… - lo miró observando el nudo de su corbata –Siempre tenemos que ir como si fuéramos de campamento… ya es hora de que vivamos juntos ¿no crees?- lo miró serio porque de veras lo había estado pensando mucho.

- ¿Quieres vivir conmigo? – sonrió, porque no era como si no se le hubiese pasado por la cabeza. - ¿Crees que estará bien? Tal vez...

-Tal vez…¿Qué?- Lo miró apoyando una mano en su muslo –Para el coche en algún lado, quiero ver las caras que pones mientras hablamos de esto…

Hattori tomó un desvío, entrando en el estacionamiento de un edificio, y sentándose de lado, para mirarlo. – Tal vez sería peligroso si alguien lo descubre, pero sé que no es eso lo que deseas escuchar.

-Nadie dijo que vivir fuera fácil… tienes que tomar unos riesgos…y tanto vivir juntos como no hacerlo, tiene los suyos… De todos modos eres policía ¿no? Sabrás que el hecho de que dos hombres vivan juntos no es prueba de que sean homosexuales… tendrán que presentar algo de más peso… - sonrió tratando de quitarle gravedad a la conversación.

- Sabes que no es así, no es un juicio justo. – le recordó, serio, pero sonriendo luego un poco. – Todos lo saben ¿no es así? Gracias a ti...

El moreno se encogió de hombros –No he dicho nada, me he limitado a ser como siempre… es sólo que tú ahora sonríes… preguntas por mí… te celas todo…- se rió pasándole la mano por la mejilla -¿Vas a esperar toda la vida? Porque las cosas jamás cambiarán para la sociedad… ¿Vas a arriesgarte a perderme? Yo necesito dejar de jugar a las escondidas al menos en mi casa… creo que con la edad que tengo, puedo permitírmelo y todo…

- Hablas como un anciano.... – bromeó, dejándose acariciar aunque rojo porque notase sus celos. Estaba seguro de que los ocultaba bien. – Está bien, mudémonos juntos. No voy a cometer el mismo error dos veces, y menos contigo.

Ryo suspiró un poco mirándolo a los ojos –Tu padre habla como un anciano… -se rió después revolviéndose el pelo y cerrando los ojos mientras dejaba salir el humo por un lado de los labios pensativo –Habrá que comprar una casa….

- Mi padre es un anciano – se rió, sacudiendo la cabeza. – Creo que podemos permitírnoslo, no suelo gastar en muchos lujos, así que he ahorrado bastante. Y también obtuve un aumento el año pasado.... ¿recuerdas?

-Sí…¿y por qué yo no?- lo miró riéndose después y atrayéndolo por un brazo hacia él, besándolo y cerrando los ojos mientras lo hacía. Se separó de él, aunque se quedó de medio lado en el asiento, observándolo –Buscaremos una casa fuera de la ciudad… así será más difícil que nos vean vivir juntos…- le pasó un dedo por el puente de la nariz observándolo.

- ¿Ves? Eso es algo que amo de ti, eres muy comprensivo... – le sonrió, arrugando un poco la nariz por la sensación. – Pero tal vez.... tal vez sea tiempo de tomar un riesgo.

-No hay por qué… de veras… sólo quiero irme a la cama contigo… despertarme a tu lado… no me importa donde sea… Si quieres tomar un riesgo… siéntate en mis piernas y bésame…- sonrió tirando la colilla por la ventana –O ven a comer a casa de mi madre… eso sí es un riesgo…

Hattori se rió, subiéndose a sus piernas, a pesar de estar en el coche. - ¿lo ves? Sabía que era tu intención desde el principio, llevarme a la cama.

-Bueno… sí…-se rió mirando sus ojos y pasándole las manos por las piernas notando sus músculos firmes y duros. Sonrió pasándole las manos por el pelo revolviéndoselo –Si te soy sincero, no dejaba de pensar en hacerlo contigo… a cada cosa… - le golpeó los pectorales con las palmas de las manos y se los apretó.

Hattori enrojeció, inclinándose un poco sobre él y susurrando. – “Fue una de las razones por las que me ganaste esa primera vez, me distraje...”

-¿Ah sí?- lo sujetó por la cintura acercándolo más a él y mirándolo a los ojos aún –No sé, no sé… eso habría que comprobarlo… por lo pronto… ¿te excita que te pegue?- bromeó por molestarlo un poco. Sujetándole las nalgas después –Entonces debiste morirte cuando me puse encima de ti… porque yo no dejaba de pensar en hacértelo en ese mismo instante… estabas sudando… y respirando con fuerza… cabreado…

- Ya deja eso, y no... no me excita que me pegues.... – enrojeció más, bajando la mirada, recordando aquella ocasión. – Eres imposible.

-¿Quieres decir único?- se rió inclinando la cabeza hacia atrás para verlo mejor –Nakayama san… estás pensando en hacerlo conmigo ahora…

- No! Sanada.... – lo riñó, pensando en quitársele de encima o iba a ser demasiado obvio, decidiendo confesar, ya que era inevitable con Ryo. – Sí.

-Sí… yo también…- le sujetó la entrepierna acariciando su sexo para que se irguiese completamente y lo observó a través de la tela, marcándose hacia su cintura -¿Quieres ir a mi casa?

- ¿Qué más puedo hacer en este estado? – le sonrió, enrojeciendo y sentándose tras el volante de nuevo. – Tendremos que comprar algo para llevar o no tendremos tiempo luego.

-Tengo algo en casa… - pasó la mano entre sus piernas acariciándolo de nuevo y apretando su sexo con fuerza, besándolo antes de dejarlo conducir de nuevo -… ¿no podemos hacer algo para facilitar que le den la libertad a ese chico de hace dos años? ¿Recuerdas? ¿Puedes hacer algo?

- Claro que lo recuerdo, ¿cómo no lo voy a hacer? – sonrió, negando con la cabeza, porque no se lo había esperado. – Realmente le tomaste cariño ¿no? Es comprensible. Bien, revisaré la situación. Sólo espero que haya aprendido de las consecuencias...

-Habla con él… y si crees que está preparado para salir… inténtalo…- se giró un poco a verlo -¿Lo harás?

- Eso haré, es buena idea. – accedió, conduciendo.

-¿Cuándo?- le apresuró pensando en hablar luego con Ren.

- Mañana, ¿está bien? Lo haré mañana – lo miró por el espejo, de manera sospechosa. – Sanada..... ¿Hay algo que no me estés diciendo?

-No me importaría nada ahora inclinarme un poco y hacerte algún cariño mientras conduces… por aquí…- le pasó la mano entre las piernas sonriendo.

Hattori hizo una curva brusca por la sorpresa, logrando controlar el coche finalmente. - ¿Quieres que nos estrellemos?!! No hagas eso de pronto... – le riñó, además rojo a más no poder. – Y no preguntaba eso...

-Dios… Nakayama-san… eres muy sensible… - se rió como si no hubiera sucedido nada –Pues no sé qué preguntabas… querías saber qué estaba pensando que no te decía y lo he hecho… algunas cosas es mejor mantenerlas en secreto.

- Sí, ya comprendo... – continuó conduciendo un poco molesto porque no le creía del todo.

-¿Qué pasa?...- lo miró, pensando que mejor hubiera insistido en hacerlo en el coche que así al final se iba a quedar sin –Deja de enfadarte por cosas que ni siquiera sabes… no hay nada malo escondido… ¿vale? Te quiero… si me sucediese algo importante lo sabrías…

- Vale... – suspiró, concentrándose en conducir y volviendo a hablar finalmente. – Sólo quiero que sepas que no voy a dejar de quererte. No quiero que algún día suceda algo, y no te atrevas a decírmelo.

- No hay nada importante-cruzó los dedos mirándolo de soslayo y pensando que con el mal genio que tenía, como para decirle que había estado ocultando dos años algo así y que encima había falseado pruebas –Sólo vayamos a casa… deja de imaginarte cosas raras…

- Entonces, deja de evadir mis preguntas. Soy detective, ¿recuerdas? Siempre me doy cuenta. – le sonrió un poco, suspirando. – Como quieras, vamos a fingir que te funcionan tus tácticas – accedió, porque seguía sin querer presionarlo.

-Vale… finjamos que soy infalible… hagamos eso…- se rió apoyándole la mano en el muslo y acariciándolo.

 
 

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