Capítulo 54- Suspicious Circumstances
Ryo salió del coche con las gafas puestas y se ajustó
la corbata del traje mientras caminaba por el pasillo de la comisaría.
Se revolvió el pelo con la mano pensativo y llamó
a la puerta del detective, esperando un momento a que le diese permiso
para entrar. Lo cierto es que estaba cansado y no era para menos,
de nuevo sentía que los brazos le pesaban toneladas.
- Pase...- llamó Hattori serio, carraspeando luego y recordando
lo que le había dicho el criminólogo acerca de asustar
a sus subordinados. Pero igual, no andaba por ahí sonriendo.
-Hola…- sus ojos azules se dirigieron inmediatamente a los
del moreno mientras se acercaba y cerró la puerta a su espalda
sentándose en el borde de la mesa con la carpeta en la mano
y mirando la hora en el reloj de su muñeca -¿Deberíamos
salir ya hacía allí?
- Sanada....Claro – le sonrió ligeramente, cerrando
la carpeta que tenía delante, y poniéndose de pie.
– Se me había pasado el tiempo- se excusó, ya
que a sabiendas de que vendría el moreno, se había
permitido perderse en el trabajo de nuevo, confiando en que llegaría
a tiempo.
-¿No me echaste ayer de menos?-preguntó a sabiendas
de que se habían visto por la mañana pero sólo
por molestarlo un poco antes de tener que pasar a ponerse serios.
- ¿De menos? Pero si estuvimos juntos... – sonrió,
enrojeciendo luego al pensar que no tenía por qué
echarlo de menos en principio, y carraspeando de nuevo.
-Oh… eso es que si no, me hubieras echado de menos…-
se levantó de la mesa arreglándose de nuevo la corbata,
pero en realidad lo que escondía era el deseo frustrado de
sacársela. Se abrió dos botones aflojándosela
–Vamos en un solo coche ¿verdad? ¿O no vuelves
a la oficina?- le pasó la mano por el pelo como si se lo
estuviera arreglando un poco aunque se veía perfecto, pero
quería acariciarlo.
- No, será mejor que vayamos juntos.... – se apartó,
aún sonrojado y resistiendo el deseo de acomodarle la corbata.
– Puedo traerte de vuelta, de todos modos, tengo que pasar
por aquí en el camino.
-Vale…- sonrió notando que le huía de nuevo
y suspiró un poco, abriendo la puerta del despacho para que
saliera, esperando a seguirlo hasta su coche y bajando un poco la
vista inevitablemente -¿Has pedido cita o somos su sorpresa
del día?
- No, nos está esperando. – contestó, un poco
más serio. – Lo cierto es que hubiera sido interesante
sorprenderlo pero a este tipo de personas no las puedes ir a visitar
así por así.
-No, probablemente sólo nos encontraríamos con un
educadísimo “no puede atenderlos en este momento”-
se subió en el coche del moreno y bajó la ventanilla,
sacando un cigarro y encendiéndolo. Lo cierto es que estaba
algo nervioso, sabía que se estaba metiendo hasta el cuello
en problemas.
- Por supuesto. De todos modos, era normal que nos esperase. Si
en realidad era su socio, ya se habría enterado.- comentó,
echando a andar el coche.
-Creo que por lo espectacular del asesinato hay poca gente ya
que no se haya enterado… Claro, que la prensa ha dicho tantas
tonterías que era de esperar… - dejó salir el
humo entre los labios hacia fuera y se subió un poco las
gafas por el puente de la nariz mirando la calle en silencio. Sin
poder quitarse de la cabeza lo peligroso de su propia situación.
- Lo sé.... – suspiró, pensando en cómo
habían tergiversado sus propias palabras, y miró al
moreno, notándolo incómodo. - ¿Te sientes bien?
-Sí, muy bien- le sonrió levemente mirándolo
y tratando de demostrar sus propias palabras con hechos, pero lo
cierto es que no se encontraba tan bien como decía y era
difícil disimularlo –Sólo estaba pensando…
que soy ese tipo de persona que va hasta el límite y no se
da cuenta de cuando lo ha sobrepasado hasta que ya se ha caído
al vacío…
- Y.... ¿a qué viene eso? ¿De veras te sientes
bien? – insistió preocupado, ya que ni entendía
lo que le estaba diciendo, ni le parecía propio de él.
Por otro lado, tampoco lo conocía demasiado bien.
-Sí…- lo miró esta vez riéndose un poco
entre dientes –No me mires con esa cara… Creeré
que me amas, tanto preocuparte.
- No... sólo...- el detective enrojeció, mirando
al frente de nuevo, y pensando que así no podía hacer
nada. – Somos amigos, ¿no? Es lo normal. Además
dices cosas confusas....
-Ya sé que no me amas… - lo miró de soslayo
serio aunque en realidad tenía que rogar a Dios que no dejase
salir la risa que quería asomarse a sus labios –y sí,
es lo normal, pero estoy bien.
- Vale... – murmuró ahora nervioso él, y rezando
porque se le pasara o se iba a ver como un idiota delante del hombre
que debían interrogar.
Ryo se bajó del coche al cabo de un rato tras notar que
se detenían frente a un edificio de oficinas en el que reinaba
el rótulo de la empresa del padre del albino. Revisó
el nombre en la ficha así como la foto “Ray Tamaki”
se repitió mentalmente, caminando hasta la puerta del detective
esperando para entrar con él.
-Espero que nos atiendan enseguida, quería ir a ver a los
del departamento forense más tarde…
- Yo también debo interrogar a Takagi... Seguro no nos harán
esperar mucho – le sonrió, ya conociendo cómo
funcionaban esas cosas y acercándose al escritorio de recepción
tan pronto hubieron subido hasta su oficina. – Buenos días,
tenemos cita con el señor Ray. Soy el detective Nakayama
y este es Sanada.... – se anunció, esperando.
-Un momentito…- respondió la mujer en lo que al moreno
le pareció una voz terriblemente metódica, casi de
telefonista. Volvió al cabo de un rato haciéndoles
una seña como si presentase un premio al vencedor de un programa
de televisión y volvió a hablarles con la misma voz
metódica –Si me acompañan…- llamó
a la puerta avisando de nuevo al hombre de cabello negro y canoso
que se levantó a saludarlos.
-Pasen y siéntense por favor- les señaló las
sillas esperando a estrecharles la mano cuando se acercasen.
- Muchas gracias por atendernos – Hattori le estrechó
la mano antes de sentarse, esperando a que el moreno hiciese lo
mismo.
-Encantado… como estoy seguro de que ustedes dos son unas
personas muy ocupadas al igual que yo, por favor empiecen sin más
dilaciones ni miedo a ofenderme, comprendo la situación perfectamente
y agradezco que me interroguen, veo que hacen su trabajo…-
el hombre los miró sonriendo levemente y Ryo observó
su sonrisa como si viese los mismos gestos de Axl reflejados a la
perfección.
-Pues bien… si me permite el detective… ¿podría
decirnos si conoce a alguien que tuviese problemas graves contra
su socio?- le sonrió también ajustándose las
gafas.
-Realmente no lo sé, si he de decirle la verdad, lo cierto
es que últimamente venía poco por la oficina…
incluso mis empleados se quejaban de ello porque lo necesitaban
para firmar algunos documentos y nunca aparecía…
- Ha dicho últimamente, ¿desde hace cuanto empezó
este comportamiento? ¿Recuerda que le haya hecho algún
comentario antes de eso? ¿Tal vez sucedió algo fuera
de la rutina?
-No lo sé… nuestra relación era casi estrictamente
profesional podría decirse… salvo alguna conversación
“de ascensor” si me comprenden…- sonrió
un poco y Ryo le devolvió la sonrisa por seguirle la corriente
–No es que hablásemos mucho y menos sobre temas personales,
tampoco estoy muy seguro… viajo mucho y él se quedaba
mayormente a cargo de la empresa entonces.
-Hum… pero sin embargo… el detective obtuvo de sus
convecinos la información de que su socio los visitaba en
su hogar asiduamente. ¿Eran asuntos de negocios entonces?
-Alguna vez me traía algún documento para que firmase,
claro…- el moreno los miró sin verse para nada afectado
-¿Incluso cuando usted estaba de viaje?- preguntó
inventando esto último ya que no tenía tantos detalles
de cuando aquel hombre había visitado o no, pero observó
el rostro del hombre tensarse un poco.
-A veces bebe tanto que se le olvida cuando estoy y cuando no…
por Dios… qué vergüenza…- se tapó
la boca con la mano y su frente se vio marcada por algún
surco de la edad.
Hattori lo miró atento, sin que se le escapase aquel detalle
y recordando un poco los reportes de sus subordinados. – Y
en esas conversaciones de ascensor.... ¿alguna vez le mencionó
algo de su vida personal? ¿Lo invitó a beber con él
tal vez?
-Sí, alguna vez claro… después de alguna cena
de la empresa, con otros hombres trabajadores de confianza, pero
él siempre insistía en ir a esa clase de lugares…
bueno… como el lugar donde lo encontraron… así
que nunca lo acompañe hasta tal punto, sus conversaciones
normalmente se variaban entre mujeres y… mujeres…- sonrió
un poco negando con la cabeza luego.
-No comprendo… cómo un hombre tan inteligente como
usted y con dinero tuviera entonces semejante socio, lo avergonzaba…
sólo sabía hablar de mujeres… ¿Qué
era lo que hacía en la empresa?
-Últimamente nada… Antes se ocupaba de los clientes
importantes y nos suministraba contactos… ya saben…
- Comprendo... ¿Podría decirme cómo se conocieron
entonces? ¿Cómo llegó a ser parte de la empresa?
Tengo entendido que la fundó usted ¿no es así?
-Sí, me lo presentó uno de mis clientes, que por
desgracia falleció hace unos años de enfermedad…-
los miró sonriendo aunque en realidad comenzaba a impacientarse
un poco, no había nadie en este mundo que no tuviese secretos.
-Y perdón que interrumpa, pero si usted conocía la
situación actual de su socio para con la empresa… de
desgana ¿Cómo se permitía salir de viaje y
dejarlo a cargo de esta?- el moreno lo atacó de nuevo sin
poder evitarlo, aunque sospechara que nada tenía que ver
con el asesinato o al menos muy poco.
-Mi hijo, confío en él y desde luego no me ha defraudado…
-¿Y no le molestaba a su socio que su hijo… un chico
tan joven dirigiese la empresa en su ausencia…? Tal vez era
el motivo de su desgana…
-No… su desgana fue mi motivo para encargarle a mi hijo que
ayudase a dirigir la empresa en mi ausencia… Por otra parte
todos reconocen que mi hijo es un genio, nadie tiene nada que decir
en contra de cómo ha hecho las cosas.
- ¿Alguna vez tuvo algún disgusto con su socio? Tal
vez un problema con algún cliente...- Hattori preguntó
serio, aunque pensativo. Lo mejor era mantener la cordialidad, aunque
tenía muchas preguntas en la mente, pero no quería
hacer parecer que lo acusaba de nada. Incluso estaba pensando en
ir a hablar con el chico de nuevo.
-No que yo recuerde así que de ser así…no debió
ser muy importante realmente en tal caso… Veamos…- se
tocó la mandíbula pensativo –Nuestras únicas
discusiones trataban sobre por qué no pasaba por la oficina
pero siempre tenía alguna “brillante” excusa
de niño pequeño… y díganme, según
tengo entendido por la prensa creen que haya podido ser un ajuste
de cuentas… ¿creen que yo o mi familia estemos en peligro?
- No quisiera saltar a conclusiones, aunque dada la reciente muerte
de la prometida de su hijo, hay una posibilidad. Es muy lejana aún
así.- lo miró para observar su reacción. –
Pero en tal caso, diría yo que al haber muerto su socio,
tendría que ver con la empresa. ¿Ha tenido problemas
con algún cliente? ¿Está seguro de que todos
los negocios de su socio estaban en regla?
-No… ningún problema que yo sepa… y sobre los
negocios que mi socio hiciera por su cuenta…- alzó
un poco las manos de la mesa –No puedo responder por él,
lo siento mucho… Sí sé que andaba en algún
negocio un tanto extraño… no sé si diría
sucio… en todo caso ¿Por qué no revisa usted
mismo su despacho? Aún no hemos retirado sus cosas…-
susurró el hombre que ya se había dado prisa en retirar
cualquier cosa comprometedora de su familia del susodicho despacho.
- Le agradecería la oportunidad – asintió el
detective seguro de que no encontraría mucho, pero valía
la pena.- Puedo preguntar ¿cómo se enteró de
sus negocios “extraños”? ¿Su socio mencionó
algo?
- En realidad mi hijo me comentó que lo había visto
alguna vez con personas… bueno… poco recomendables si
me comprende…- explicó el hombre cortando un puro -¿Les
molesta?
-Adelante…- Ryo se encogió de hombros mucho más
pendiente de estudiar su forma de actuar que de el hecho de que
odiaba el olor a puro.
- ¿Y solía traer a esas personas aquí, a su
oficina?
-No… los vio en un local… mientras volvía de
la escuela…- el moreno los miró fumando distraídamente
–Pero no escuchó lo que decían ni nada por el
estilo… sólo los vio allí y me dijo que eran
gentuza…
Ryo se pasó la mano por los labios ocultando la sonrisa
que acababa de dibujarse en ellos mientras se preguntaba que era
gentuza para el albino -¿Cuál es la opinión
de su hijo respecto a su socio?
-Que era un incompetente… - el moreno sonrió como
orgulloso –pero mi hijo tiende a medir a la gente según
sean mejores que él o no…
- Ya veo.... y ¿confía usted en la percepción
de su hijo? – le preguntó el detective, observándolo.
-Confío en mi hijo por completo… el día que
me decepcione dejaré de hacerlo pero hasta hoy día
no ha sido así…- los miró ahora con superioridad
por si trataban de menospreciar a su hijo por ser menor o algo así.
- No lo dije por ofenderlo, sólo quería asegurarme.
– sonrió ligeramente, por apaciguarlo, aunque la verdad,
necesitaba que estuviese tranquilo para hacerla siguiente pregunta
sin parecer que lo acusaba. – Cuando su hijo vio a su socio
con estas personas.... ¿hubo alguna indicación de
que hicieran negocios? ¿No hubiese podido ser una equivocación?
Tal vez sólo fueran conocidos.
-Hum… no lo sé, claro, eso ya es su trabajo y no el
mío… sólo les digo lo que vio porque tal vez
resulte de ayuda… Si les soy sincero, no comprendo quien habría
podido matarlo y si tengo que dar mi hipótesis… creo
que alguno de sus negocios debió salir mal… tal vez
incluso fuera algo más simple… algo entre prostitutas
o gente de esa clase… pero sé que tenía deudas…
les parecerá increíble… a mí también…
Prefiero no averiguar en qué gastaba esas sumas de dinero…
-A mí me encantaría si el detective pudiera averiguarlo
por nosotros…- el moreno se limpió los cristales de
las gafas con cuidado. Lo cierto es que estaba deseando ver el despacho.
- Claro, no será demasiado difícil revisar sus asuntos...
– comentó el detective, pensando que se hiciese lo
que se hiciese, ese tipo de transacciones siempre dejaban alguna
pista. Se puso de pie, tratando de no ser demasiado brusco y como
si le hubiese leído la mente al moreno. – Si no le
importa, nos gustaría revisar su despacho en este momento.
-Claro… - el hombre llamó a la secretaria por el interfono
demasiado ocupado como para acompañarlos él mismo,
aunque levantándose después para despedirse, estrechándoles
la mano de nuevo –Si me disculpan que siga con mi trabajo,
mi secretaria estará encantada de acompañarlos…
hm… ¿podrían darme un modo de contacto por si
me enterase de algo que pudiera servirles?
- Por supuesto, aquí tiene mi tarjeta. Si recuerda algo
o si tiene alguna información, por favor, puede contactarme
a cualquier hora. – el moreno se la entregó, enderezándose.
– Muchas gracias por su tiempo.
-Gracias a ustedes… - miró a la mujer que acababa
de entrar en la sala –Acompáñalos al despacho
por favor…
-Sí, señor…- contestó la mujer con voz
telefónica de nuevo –Me acompañan….- cerró
la puerta y los dos hombres la siguieron por entre las mesas de
oficina.
Axl hacía un rato que no dejaba de teclear frente a su ordenador
y se levantó hasta la mesa de Ren que había puesto
en su despacho con él, para poder justificar si la gente
decía no haberlo visto antes –Ven, te presentaré
a mi padre…
El rubio se puso de pie asintiendo y dejando lo que estaba haciendo,
para seguirlo, mientras que Hattori seguía a la secretaria
preguntándose si los dejaría solos en la oficina.
La mujer les señaló la sala –Estaré
en mi mesa por si quieren que los acompañe cuando salgan…-
anunció de nuevo mirando después a los chicos que
se acercaban.
-Mogi… ¿está mi padre ocupado ahora mismo?-
preguntó el albino apartándose el flequillo de los
ojos y notando a aquellos dos hombres de pronto. Sus ojos se entrecerraron
un poco como toda muestra de su visión del criminólogo
junto al policía, así vestido y todo. Sonrió
ampliamente y se rió un poco –Bueno, es igual…
yo mismo iré a ver…
-Como quiera señor…
El rubio, que venía tras él, se detuvo en seco al
observar al bailarín del CatKill, allí, y vestido
de traje y corbata. No sólo estaba confundido, además
era una visión extraña por lo menos.
Hattori se giró ya a punto de entrar al despacho, al escuchar
la voz del albino, reconociéndola y pensando en saludarlo,
y de paso aprovechar para hablar un poco con él, pero en
vez de eso, sus ojos se fijaron en el chico que venía con
él. - ¿Takagi... Ren? – murmuró sin comprender
qué haría allí. Se sobrepuso con rapidez, intercambiando
una mirada con Ryo y acercándose de todas maneras. - ¿Ray-san?
¿Cómo está?
-Bien, encantado de verlo de nuevo…- le estrechó la
mano sonriendo y miró a Ryo que estaba totalmente serio en
el marco de la puerta donde se había girado de frente al
escuchar ese nombre -¿Con quien viene? ¿Es su compañero?
-Ryo Sanada de criminología…- el moreno le extendió
la mano y el albino se la apretó aún sonriendo.
-Encantado…
- Estábamos hablando con su padre, respecto al fallecimiento
de su socio. Y a decir verdad, esperaba poder conversar un poco
con usted. También... – sus ojos grises se dirigieron
de nuevo al rubio que hasta el momento permanecía silencioso
como una estatua. - ... estuve intentando contactarlo, Takagi-san.
No esperaba encontrármelo aquí...
- Oh, claro... – Ren contestó, sonriendo un poco al
ver que no le quedaba de otra. – Mi casero me dijo que había
ido. Pero como verá, a esa hora estoy trabajando.
- Comprendo, ¿le molestaría? – Hattori miró
a Axl a los ojos.
-No… pasamos a este despacho mismo si quieren…- el
albino sonrió aún más y les hizo una seña
para que entrasen, sujetando a Ren de la cintura un momento como
pidiéndole tranquilidad, aunque sabía que la tendría.
Colocó otra silla más a su lado y se sentó
separándola para Ren esperando a que los policías
se sentasen al otro lado.
- Gracias – le sonrió el rubio sentándose,
y actuando con calma, aunque la presencia de Ryo allí, lo
seguía desconcentrando un poco. Tenía demasiados pensamientos
en su mente ahora. Al menos esperaba que Dragon no le hubiese dicho
en donde vivían.
Hattori se sentó frente a ellos, observándolos intrigado,
más intrigado aún porque el albino no le hubiese dicho
nada de aquello. - ¿Desde hace cuanto tiempo lleva usted
trabajando en esta empresa?
- Un mes y medio, empecé a trabajar aquí a poco tiempo
de salir de la cárcel. – contestó tranquilamente.
- Y ¿podría decirnos cómo sucedió esto?
– continuó el moreno, mirando de soslayo a Axl por
si notaba alguna reacción extraña.
- Pues.... fue la señorita Abe quien me ofreció el
empleo. Ella y Axl... pensaban que merecía otra oportunidad.
– suspiró, con pesadez, aunque más bien, riñéndose
a sí mismo por no llamarla por su nombre, pero simplemente
no le salía.
El moreno permaneció en silencio mirando a Ren y preguntándose
qué estaría pensando de él ahora. En realidad,
se preguntaba aún más por qué le preocupaba
tanto lo que en principio había sido objeto de estudio simplemente.
-Nosotros creemos en la reinserción… De todos modos…-
el albino cruzó las manos jugando con los dedos –se
supone que la cancel reinserta en la sociedad ¿no? Digo que
no verán nada extraño en que lo hayamos contratado…
Sanada-san… me suena usted tanto. ¿No cree que nos
hayamos visto antes?- le sonrió, mirándolo directamente.
-No lo creo- zanjó el moreno que no pensaba entrar en el
juego del chico aunque sí había conseguido ponerlo
aún más nervioso. Tenía que encontrar a Dragon
antes que él… ¿Por qué? Realmente quería
a ese chico.
- Ray-san... ¿Por qué no mencionó esto cuando
hablé con usted antes? – le preguntó Hattori,
pensando que Ryo estaba actuando algo tajante, pero tal vez era
algo personal.
-No sé… porque no le di mayor importancia. Ya no es
un criminal, una vez un hombre cumple con la pena impuesta por el
gobierno sólo es un hombre más ¿cierto? ¿O
es que sospechan de él, por algo?- observó los ojos
grises del detective.
- Lo encuentro muy loable, aunque técnicamente todo el mundo
es sospechoso cuando se investiga un crimen... E incluso el trozo
de información más insignificante puede ser lo que
nos lleve a resolverlo. – respondió, carraspeando un
poco, tratando de no sonar demasiado agresivo. – Lo cierto
es que nos hubiera ahorrado algo de tiempo. Takagi-san, ¿Cómo
era su relación con la señorita Abe? ¿Guardaba
algún tipo de resentimiento?
- No, para nada. – negó inmediatamente el chico, reaccionando.
– Lo cierto es que al principio sí, pero... con el
tiempo comprendí que no era su culpa, sólo mía.
Fui yo quien cometió el crimen. No me gusta culpar a otros
por mis acciones. Y luego de lo que hizo por mí.... no me
sería posible guardarle resentimientos – finalizó,
sonriendo ligeramente.
Axl sonrió también, pensando que debían verse
los dos terriblemente encantadores. Casi sentía deseos de
partirse de risa pero desde luego, no iba a cometer semejante tontería
-¿Ya les dijo mi padre que vi a su socio un día en
un local durante la noche en compañías un tanto malas?
En… esta calle…- escribió el nombre en un papelito
y se lo acercó por la mesa –Se trataba de unos hombres
vestidos con mal aspecto y tres mujeres… con aspecto de prostitutas…
a mí me parecieron traficantes… De todos modos, ese
hombre andaba en tema de drogas…no se lo decía a mi
padre porque tiene demasiado en que pensar como para preocuparse
por eso… mi madre está enferma y él trabaja
demasiado…
“Encantador” pensó Ryo observándolos
a ambos y pensando unas cuantas preguntas que mejor no formulaba,
porque lo tenían por los cojones, bien agarrado.
- Gracias... – contestó el detective leyendo la dirección.
- ¿Puede decirme cómo se enteró de sus negocios
de drogas?
-Lo escuché mantener una conversación por el teléfono
de su despacho en el que hablaba sobre la llegada de un envío
y unas cosas bastante raras, también decía algo de
la policía y no sé qué más… No
suelo escuchar tras las puertas, fue algo casual porque había
dejado su oficina abierta y bastantes hemos notado ya… que
esas juergas que se corre no son sólo de alcohol y mujeres…
- ¿Puede decirme si recuerda en qué día fue
esto? – lo miró a los ojos. Pensando que igual podía
revisar los registros de las llamadas, aunque de hacerlo sin saber
la fecha, le tomaría demasiado tiempo.
-Dios… no…- se rió pasándose la mano
por el flequillo –Pero fue hace unos meses… no sé…
no estoy seguro… aunque seguro les servirá ver esto…-
encendió el ordenador del hombre esperando a que se cargase
y empezó a teclear, mirando a Ryo de vez en cuando aún
sonriendo levemente. Le dio a imprimir y esperó pacientemente
observándolos y entregándoles después unas
hojas con facturas –Estás son las facturas que puso
a nombre de la empresa y de las que desde luego, muchas no tenían
nada que ver con ella… ahí verán…- le
señaló con un bolígrafo subrayando –Nombres
de prostíbulos… facturas telefónicas…
cafeterías… bebida… ¿quiere la factura
telefónica completa? Para ver todos los números a
los que ha llamado… como su móvil está a nombre
de la empresa también la tengo…
- Sí, por favor. Sería de ayuda. – le sonrió
el moreno, asintiendo y pasando a mirar al rubio de nuevo. –
Takagi-san, ¿puede decirme en donde estaba la noche en la
que murió la señorita Abe?
- En mi casa, no tengo mucha vida social, ya que apenas llevo poco
tiempo fuera. – suspiró el rubio, sin siquiera pensar
en inventarse una coartada. Lo descubrirían enseguida. –
Y he preferido concentrarme en rehacer mi vida, así que como
entenderá, no suelo salir mucho.
- ¿Se ha mantenido en contacto con alguno de los otros presidiarios?
¿Alguien que haya salido recientemente tal vez? – insistió,
aún así el detective, no muy dispuesto a ser distraído
a pesar de estar hablando de dos casos a la vez.
- - No, como le dije, intento rehacer mi vida. Y para eso, necesito
alejarme de mi pasado.
-Y no le gusta hablar mucho de ello- el albino los miró
apoyando su mano sobre la de Ren bajo la mesa –Como le resultará
comprensible, ya que las cárceles no están suficientemente
cuidadas. De hecho, estamos pensando en poner una demanda por el
maltrato que sufrió allí…
- No es necesario... – negó el rubio con una expresión
en su rostro que si bien, no era del todo falsa, también
servía para ocultar sus demás pensamientos.
- Claro, pero comprenderá que tengo que hacer estas preguntas.
– el detective observó al chico y luego al albino,
objetivamente. Podía ser cierto lo que decían, pero
seguía siendo un poco extraño. – Y por esa misma
razón, Ray-san, debo preguntarle en donde estaba usted cuando
murió el socio de su padre.
-Estaba con Ren, nos estamos haciendo amigos y fuimos a mi casa-
el albino sonrió un poco, apretándole la mano más
ahora, pero para que le siguiese el rollo y se dejase el orgullo
o lo que fuera, para otro momento en el que resultase útil
–Y ya veremos si es necesario o no… ya lo hablamos…-
miró al rubio sonriendo comprensivamente y mintiendo en lo
que a Ryo le pareció un perfecto trabajo por más que
se estuviese desesperando cada vez más.
- Bien, entonces creo que eso es todo, a menos que Sanada-san tenga
alguna pregunta. – Hattori lo miró, por si acaso, esperando,
porque a él no se le ocurría nada más que pudiese
preguntarles. Nada que le fuesen a contestar al menos.
-No… - el moreno sonrió levemente –Podemos irnos…-
se levantó estrechándole la mano a Axl al ver que
la extendía hacia él y luego a Ren, mirándolos
a ambos de soslayo antes de girarse para salir con el detective
tras escucharlo despedirse.
El albino se quedo sentado con Ren en la mesa tras que cerrasen
la puerta y lo miró a los ojos –No arruines las cosas
con tu orgullo… - se levantó suspirando –Ven,
te presentaré a mi padre.
- No te preocupes, no te costaré el Oscar – sonrió,
sin poder evitarlo, mucho más relajado ahora que ya había
terminado eso.
..........................
- ¿Y? ¿Qué te pareció? – le preguntó
Hattori al criminólogo una vez estuvieron en el estacionamiento.
El moreno sacó un cigarro del bolsillo fumando por tranquilizarse
en parte y pensando muy bien en qué contestar –No lo
sé… es obvio que ocultan algo, aunque no necesariamente
relacionado con el asesinato, pero creo que el señor Tamaki
ha entrenado muy bien a su hijo… por no hablar del papel absolutamente
secundario de Ren en esa conversación, Axl…Ray actuaba
como su abogado defensor…
- Lo noté, ¿o crees que soy detective por mi cara
bonita? – bromeó, recordando lo que le había
dicho el mismo criminólogo. – Tal pareciera que todos
ocultan algo en esa familia. No importa cómo lo ponga, me
parece extraño que el chico no me haya mencionado nada en
aquella ocasión. Sobre todo si trataba de defenderlo, hubiera
intentado evitar sospechas, ¿no te parece?
-No lo sé, tal vez necesitaba confirmar la inocencia del
rubio por su propia cuenta antes…- el moreno lo miró
de soslayo y luego miró delante de nuevo, pensando en para
qué demonios le preguntaba su opinión, si después
cuando se lo decía, le soltaba eso como si él hubiera
dicho algo de que el detective no se hubiera dado cuenta. Se pasó
la mano por el pelo percatándose de que estaba tenso –No
sé… pero Ren no tiene fuerza como para matar así
a ese hombre… él no lo hizo…
- No he dicho que así sea. Es sospechoso pero... eso es
todo. – lo miró, pensativo preguntándose si
acostumbraba llamar a todos los sospechosos por su nombre, pero
se abstuvo de sonreír porque no pensase que no lo tomaba
en serio. – Yo estaba pensando más bien en el primer
crimen. Había dos huellas..... ¿Crees que estén
relacionados? Aunque... no parece la misma persona.
-No lo sé… diría que no… creo que sólo
fue una desafortunada coincidencia que sin duda ha conseguido marearnos
aún más… Parece que realmente ese hombre tenía
negocios sucios… tal vez sí fue un ajuste de cuentas
o una venganza personal…- abrió más la ventanilla
sacando el brazo por esta -Las huellas… una era demasiado
grande y pesada para pertenecer a uno de ellos… y la otra…
en tal caso a Ren… la de Ray habría sido más
grande y más pesada… pero de todos modos ni el comportamiento
del albino ni el del rubio corresponden a esa forma de caminar…
- No, por supuesto que no. – suspiró Hattori pensando
que todo parecía dar vueltas y abriendo la puerta del coche.
– Tal vez tengas razón y todo sea una coincidencia,
pero... no es mi experiencia que se den este tipo de cosas, sería
una en un millón. Y aún así, me sigue pareciendo
extraño....
-Lo sé…- se bajó del coche como si acabase
de notar que se habían detenido y miró la hora en
su reloj. No tenía idea de dónde podía estar
Dragon a esas horas pero recordaba lo sucedido el día anterior
y también la cantidad de tiempo que dormía el chico.
Eran las once de la mañana, tal vez aún dormía
en su piso. No podía dejar que Axl tratara de manipularlo
en su contra. Bastante iba a tener que explicar así simplemente…
-Tengo que irme… Lo siento, hablaremos otro día, hay
algo que debo hacer…- se aflojó más la corbata
caminando hacia su coche.
- Espera! Sanada! – Hattori se bajó del coche, siguiéndolo
un poco. – A riesgo de que te metas conmigo de nuevo, ¿seguro
que estás bien?
-Estoy bien- le sonrió de nuevo y le apretó un poco
el hombro –Lo que me sucede es una de esas cosas que sólo
le contarías a tu pareja… ¿aún quieres
saber?- se rió bromeando porque parecía que si no,
Hattori seguiría preocupado y se volteó de nuevo entrando
en su coche con el cigarro colgando de los labios –Nos vemos.
- Sí, nos vemos – se despidió con una mano,
bastante cohibido ya, y un poco desanimado porque no le hubiese
contado, cosa que no comprendía para nada. No había
motivos para sentirse así. De todos modos, tenía mucho
en qué pensar, y mucho que verificar. Lo mejor era ponerse
a trabajar y dejarse de estar pensando tonterías.
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