Capítulo 45- Meaningful Conversations
and Uncomfortable Silences
Ryo se sentó en el sofá de cuero del salón
de su verdadero piso, por el contrario bastante céntrico,
además de bien amueblado. Incluso bastante excéntrico
podría decirse de alguna manera. Había dejado la comida
sobre la mesa porque todo lo que había preparado era para
comer frío, así no tenía que molestarse en
hacerlo a una hora concreta.
Su sofá parecía un mar de folios aún cuando
escuchó sonar el timbre del portal y se levantó a
abrir al que se suponía debía ser el detective, percatándose
entonces de que no se había cambiado ni el pantalón,
conectado como había estado en las escenas de los crímenes
y lo que conocía de los casos hasta ahora. Se subió
un poco las gafas escuchando el ascensor subir y esperando apoyado
en el marco.
Hattori salió del ascensor, acomodándose el cabello,
aunque con su corte tampoco había mucho que hacer. Claro
que era por eso que lo llevaba también, y caminó hacia
la puerta listo para tocar sin darse cuenta de que el moreno ya
estaba allí, y sonrojándose al verlo de tan cerca.
– Sanada! Hola... ¿llego tarde?
Ryo levantó la muñeca mirándose el reloj –Tres
segundos… - sonrió sujetándole el jersey con
dos dedos y echando unos pasos atrás llevándolo con
él adentro y cerrando la puerta soltando su ropa de nuevo
–Me quedé dormido repasando notas… - trató
de excusar su aspecto con la realidad. Revolviéndose un poco
el cabello de nuevo y dejando las gafas sobre la mesa de la cocina
que lindaba el salón.
- No importa, yo también lo hubiera hecho de ser en mi casa.
– sonrió aunque pensando que él no se hubiera
quedado dormido aún. Lo más probable es que no escuchase
el timbre por esta concentrado. – Creí que hoy no trabajabas....
-No… sólo me estaba haciendo unas notas para entretenerme…-
se rió recogiendo los folios pensando que eso era una excusa
para no reconocer que sí había estado trabajando y
le pasó la mano por la cintura llevándolo al sofá
–Ponte cómodo… voy a traer el vino…- pasó
a la cocina pensando que de nuevo se estaba poniendo un poco nervioso
y negó un poco con la cabeza mientras cogía la botella
sacando el corcho con la mano tratando de no romperlo.
- Entreteniéndose... – sonrió el chico, inclinándose
un poco y revisando los folios por encima.
-Deja de tratarme de usted…- se sentó a su lado en
el sofá sirviendo las copas y sonriendo antes de apartar
los folios de él –No estamos aquí por el trabajo…
no quiero saber nada de eso…
- No te trataba de usted... – enrojeció de nuevo cohibido
por su propia manía de hablarse a sí mismo en momentos
extraños. – Y ¿de qué quieres saber entonces?
-¿No te gustó comer conmigo ayer?-le preguntó
echándose atrás en el respaldo –Me sentía
muy cómodo, pensé que sería agradable estar
un rato solos de nuevo.
- Claro, sí es agradable. Es sólo que... ya lo sabes
– sonrió de nuevo, bajando un poco el rostro.
-Sí, ya sé…- sonrió, pensando que no
tenía idea y observándolo encantado, bebiendo otro
poco de su copa –Bueno ya has visto que en el cuerpo la mayoría
saben como soy… y me vacilan… No me molesta, sé
que lo hacen para reafirmarse ante los demás… pero
creo que tú no deberías exponerte a algo así…
Espero no haberte molestado, me hubiera comportado igual aunque
fueras hetero… y ellos lo saben.
- No, no me molestas. – negó, aunque sí lo
hacía sentirse nervioso. – Yo no puedo revelar algo
así sobre mí.... Seguro perdería el puesto,
de alguna manera. Y además, siendo su jefe... no lo sé.
-No… no creo que debas dejarles saber, tampoco les incumbe…
es sólo que si te ven… o lo notan, serás mucho
más ridículo tratando de disimularlo que actuando
con normalidad, como si no tuviera importancia y de hecho, no la
tiene…- miró la comida y le señaló el
sushi -¿No tienes hambre? Aunque sea bonito no lo puse ahí
para decorar…- bromeó.
Hattori se rió tomando un sushi y comiéndoselo con
cuidado de no ensuciar. – Lo siento, me distraje con la conversación.
Lo cierto es que es fácil hablar contigo. Serías bueno
interrogando.
-O haciendo magia …- se rió comiendo también
y pensando “o gogó de discoteca chunga…”
preguntándose qué pensaría de saber algo así,
seguramente lo odiaría. Se giró de lado en el asiento
para verlo mejor –Haré la misma pregunta que te hice
ayer pero esta vez en versión gay ¿tienes pareja?
- La respuesta sigue siendo la misma: No tengo tiempo... –
le sonrió, preguntándose si pensaba que le había
mentido el día anterior. – Y si hay una versión
gay, entonces permíteme que te haga la misma pregunta a ti.
-No, yo estoy en versión gay casi, casi full time…-
sonrió mirándolo -¿Has tenido alguna pareja
entonces?
- Por supuesto, en la universidad.... Y luego cuando estuve en
la academia, pero se cansó de estarse escondiendo. Supongo
que tenía razón. – suspiró, bebiendo
algo de vino.
-Bueno… ¿y por qué se escondía? ¿Se
lo pedías tú o era él quien tomó esa
decisión?-bebió un poco de vino de nuevo, apoyando
la cara sobre una de sus manos, dejando el codo en la parte de arriba
del despaldo.
- Yo, a él no le importaba nada... – sonrió,
bebiendo más vino antes de seguir comiendo.
-Y ahora… ¿sigues pensando de la misma manera? ¿Crees
que es tan importante anular tu vida por un puesto de empleo?
- Creo que debes luchar por lo que quieres. Y que la persona que
esté conmigo debe comprender eso... – bajó la
copa, mirándolo y preguntándose si no estaba siendo
muy seco, pero no podía evitar ponerse a la defensiva.
-¿Y si esa persona lo que quiere es comprensión y
que no te avergüences de quererla? Entonces serias tú
el incomprensivo… - lo miró a los ojos también,
pese a todo, sonriendo levemente –Una pareja es algo muy difícil
de mantener…
- Ya lo sé.... – suspiró sintiendo la conversación
un tanto pesada y devolviéndole la mirada. - ¿Qué
harías tú en mi lugar? ¿Renuncias a todo lo
que has logrado?
-Pues depende, si lo amo, es porque sin duda creo que no hay ni
habrá otro como él… con lo cual…- dejó
la copa en la mesa cruzando los dedos y entrechocando los índices
-Empleos habrá muchos porque soy una persona preparada que
ha logrado una vez un puesto y por lo tanto puede lograrlo dos,
aunque sea en otra ciudad, pero está claro si tengo que elegir
entre la persona que amo o un puesto de trabajo, mi elección
es la persona que amo…es lo que significa amar a alguien…
Hattori lo observó atentamente, sonriendo un poco luego.
– Tal vez seas más fuerte o más seguro que yo....
Aunque, ¿no debería la persona que te ama estar dispuesta
a hacer lo mismo por ti?
-En el amor nunca se trata de calcular si el otro da más
que tú a la relación… Se da, sin mirar lo que
se recibe… -sonrió mirándolo-Claro que eso es
difícil… pero espero que no me digas que él
escogió su empleo antes que a ti…
- No, lamento decir que soy yo el culpable. Pero creo que no estábamos
destinados a estar juntos. – bajó la cabeza bebiendo
algo de vino. - ¿Y tú? ¿Algún rompimiento
aparte de tu esposa? – preguntó, consciente de que
jamás le había respondido a si tenía pareja
o no.
-No… digamos que he estado repartiendo mi amor desde entonces…-
bebió un poco de vino también dejando la copa de nuevo
en la mesa y riéndose.
- ¿Desde entonces? ¿Y antes? – insistió
el chico intrigado, sin quitarle la mirada de encima.
-Antes era fiel a mi mujer…- se rió mirándolo
a los ojos –y antes de ella salí con alguna otra niña…
que no resultó pues… es difícil tener una relación
seria y estable con otro hombre…
- Entonces, descubriste que eras gay durante tu matrimonio, ¿es
eso? - - bajó la mirada de pronto observando el sushi. -
¿Estoy preguntando demasiado? Es una mala costumbre.
-Yo supongo que es lo correcto preguntar cuando te interesa alguien…
como cuando vas a comprar un coche…- se rió malditamente
comiendo como si estuviese muy distraído luego –Sí,
durante el matrimonio, pero no es que no la quisiera, se lo dije…
todo fue bien…ella comprendió.
- Y yo no dije que no la quisiera... – sonrió un poco,
preguntándose si le estaba prestando atención ahora.
– No estoy comprando un coche tampoco. Sólo estoy pasando
un rato con un amigo, ¿no?
El moreno lo miró a los ojos sonriendo levemente y apoyando
la cara sobre su brazo en el respaldo –Claro… - bajó
la mirada a los jeans rozando los agujeros con los dedos pensando
–Mejor cambiemos de tercio… he estado pensando mucho
en nuestra conversación el otro día… sobre los
asesinos… y lo que la ley hace…
- Eso casi califica de trabajo... – se rió para ocultar
que había seguido el movimiento de sus dedos, bebiendo un
poco más de vino aún. - ¿Qué ha pensado?
-Pero cambiemos de conversación… no entremos en modo
trabajo…- se acercó un poco más por el asiento
–¿Alguna vez has estado dentro de una cárcel?
- Por supuesto. He tenido que interrogar a algunos presidiarios.
¿Por qué?
-Pienso que si se tratase de encerrar a algunas personas me lo
pensaría mucho… tal vez hayan cometido delitos o asesinado…
pero… ¿realmente se merecen eso? Exterminarlos así…
¿No deberíamos hacer algo nosotros mismos si no lo
hace el sistema judicial?
- Nosotros mismos... ¿Tomar la justicia en nuestras manos?
– el moreno se rió, suspirando luego. – Y ¿qué
se supone que hagamos? ¿Crear una escuela para criminales?
¿Quién decide a quien ayudar y a quien no?
Ryo lo miró a los ojos atento a su reacción –Tomar
la justicia en nuestras manos… es una frase muy bonita que
inventaron los que no hacen nada por la justicia para que los que
sí lo hacen, no los dejen quedar mal…- sonrió
levemente –Lo decidiríamos nosotros dos… a quien
ayudar… y a quien no… ¿no crees que los jueces
no saben nada? Los jurados… no saben nada de los criminales…
para ellos sólo son un expediente más. No se fijan
en el caso ni en la persona concreta, sólo en las pruebas…
y en el dinero que tengas…
- Pero yo no me sentiría capaz de decidir sobre la vida
de otra persona. No soy un Dios, ni un ser infalible... –
protestó, algo serio porque le parecía que no estaba
simplemente teorizando.
-Sólo decidirías… ayudo a esta persona…
o bien la dejo en manos de los tribunales… Sé que no
somos Dioses ni infalibles, pero mucho menos la justicia que ni
siquiera sabe lo que está hablando… Se dejan manejar
por dinero, pruebas, abogados… lo sabes ¿verdad? Lo
habrás vivido mil veces…- miró la expresión
de sus labios y se inclinó adelante sirviendo más
vino.
- ¿Estás hablando en serio? – le preguntó
sin cambiar de expresión, tan sólo observando cómo
llenaba su copa por unos momentos. – Y ¿cómo
propones ayudarlos? Aún no respondes eso...
-No lo sé… aún no he perfeccionado mi teoría…
- sonrió, mirando el vino y pensando que él no creía
que Dragon fuera una mala persona, sólo necesitaba ayuda.
- Bueno, entonces, no podemos hacer nada – sonrió
más relajado al escuchar que tan sólo era una teoría
y bebiendo más vino, recostándose un poco en el respaldo
del sofá. – No tengo idea de cómo hacer que
un criminal no cometa más crímenes.
-La cuestión es que no hay una fórmula, sólo
depende del criminal y sus motivos… pero eso no le importa
a nadie… los tratan como animales… - bebió un
poco de nuevo totalmente serio -¿A alguien le importan los
supuestos… derechos humanos? Robas y te encierran con violadores
y asesinos… te martirizan y no le importa a nadie… y
siempre se joden los mismos… - lo miró a los ojos y
se pasó la mano por el pelo hacia delante, peinándose
aunque se le revolvía de nuevo.
- Lo sé, comprendo de qué me hablas, pero.... tomemos
a un asesino en serie. Puede ser que su padre lo maltratase, que
tenga algún daño emocional. Tal vez realmente quiera
detenerse, pero no lo consigue. ¿Cómo arreglas eso?
No puedes simplemente darle unas palmadas en la espalda y pedirle
que no lo vuelva a hacer. – suspiró, pensativo. –
Y ya sé que es un ejemplo extremo.
-Hay ciertos casos perdidos…- el moreno se rió, mirándolo
a los ojos –Se trata de no juzgar a todos por el mismo medidor…
La cuestión es… ¿puedes vivir pensando que vas
a llevar a manos de una ley injusta la vida de la gente? Sabes que
si metes a un ladrón en la cárcel hoy… probablemente
salga convertido en un asesino mañana… ¿te hará
sentirte orgulloso? A mí no…
- No, para ser honesto contigo, he estado pensando en eso desde
hace tiempo....Estoy orgulloso de lo que he logrado pero a veces
me pregunto para qué. Es contradictorio, ya lo sé.
– suspiró de nuevo. – Y jamás acaba.
-No… jamás acaba… - le concedió observándolo
–Sería bueno poder hacer algo… saber qué
hacer en realidad…- se levantó a la cocina y le dio
un cuenquito con mousse de chocolate mientras se sentaba en el sofá
de nuevo estratégicamente más cerca aún -¿Te
gusta?
- Me encanta – sonrió, observándolo y enrojeciendo
un poco al verlo tan cerca. – Parece que me hubiera investigado....
Y sí, sería bueno. Te convences de que estás
ayudando a alguien, salvando alguna vida quizás. Pero no
importa realmente ¿verdad?
-Yo sé que voy a perfeccionar mi teoría… cuando
hablas con muchos delincuentes lo ves… ves que podrían
haber cambiado…Aunque claro que sólo he tratado con
asesinos- sonrió abiertamente tentado a encender un cigarro
pero sin hacerlo realmente porque había notado que sí
le molestaba un poco o eso parecía. Se giró de lado
en el sofá de nuevo, subiendo una pierna al sofá -¿Vas
a querer un café?
- Sería agradable, si no es molestia- accedió terminando
el postre y observándolo. – No has fumado... –
murmuró, notándolo.
-No quería molestarte… ahora vengo… voy a calentarlo…-
se levantó apoyándose en la encimera de espaldas a
él y cogió las tazas mirando el fondo y pensando en
lo que habían hablado. En realidad le gustaría que
conociese a esos chicos para que viese que sólo necesitaban
ayuda pero… ni de broma, no. Sonrió para sí
pensando que estaba pensando mal últimamente. Se metió
la mano en el bolsillo trasero del pantalón cogiendo la cajetilla
de tabaco y la metió una vez más notando un agujero
bastante importante, motivo por el cual ahora no encontraba su encendedor.
- ¿Buscas esto? – le sonrió Hattori, mostrando
el encendedor que se había dejado en el sofá, y observándolo.
– No me molesta, sólo creo que deberías hacerlo
menos seguido. Claro que no tienes que hacerme caso...
-No… está bien… sé que fumo demasiado…
- se acercó a coger el encendedor prendiendo un cigarro y
sentándose sobre el respaldo mientras esperaba al café.
Le apoyó la mano en el pelo revolviéndoselo un poco.
Hattori enrojeció, bajando el rostro pensando que al menos
desde esa posición no lo veía. – Nadie me ha
hecho eso desde que era un pequeño.
-Yo sí te lo hago…- sonrió mirándole
el pelo –Me encanta tocar el cabello… - se rió
estrujándoselo un poco entre los dedos y deslizando la mano
por su mejilla acariciándosela un poco en silencio. Se levantó
de nuevo al escuchar que ya se había calentado el café
prefiriendo mantener en secreto lo mucho que el café y él
tenían en esos momentos. Sirvió las tazas y las dejó
sobre la mesa, volviendo a por el azúcar, de nuevo sentándose
a su lado ahora con un cenicero en la mano.
- Gracias – el chico comentó, bastante serio por lo
nervioso que lo había puesto, tomando el café y vertiendo
un mínimo de azúcar en el mismo. – Sa... ¿sabes?
Hace un momento pensé que sólo me habías invitado
para discutir lo de tu teoría...
-Para nada…- lo miró a los ojos aún sin tomarse
el café, fumando y observando sus manos.
- Lo sé.... – sonrió bebiendo del suyo, sin
percatarse de que lo observaba.
-Entonces ya sabes por qué estás aquí…
lo sabías antes de venir…- lo miró aún,
sonriendo un poco y estiró el brazo sobre el respaldo tocándole
el pelo de nuevo riéndose levemente –Por algo eres
detective…
- Estoy aquí porque la pasamos bien ayer. Es agradable pasar
el tiempo con amigos... – insistió serio, porque estaba
nervioso y tratando de hundirse un poco en el asiento a ver si dejaba
de tocarle el cabello, aunque se sentía infantil utilizando
esas tácticas. Lo cierto es que se sentía más
como una cita que una simple reunión de amigos.
Ryo apartó la mano de él, notando lo que hacía
y se sentó mejor sirviéndose azúcar en el café.
Le dio otra calada al cigarro, apoyándolo en el cenicero
y se echó contra el respaldo de nuevo con la taza en la mano,
dejando salir el humo hacia abajo pensando.
Hattori lo observó en silencio, bebiéndose su café,
y preguntándose si lo habría ofendido, decidiendo
romper el silencio, porque le daba nervios. - ¿Cuándo
empezaste a fumar?
-No sé, cuando era adolescente… no tenía nada
mejor que hacer supongo…-sonrió y lo miró a
los ojos bebiendo de la taza –Tengo todos los malos vicios…
- ¿Todos? ¿Fuma, bebe y apuesta? ¿Algo más?
– bromeó, siguiendo el humo con la mirada.
-Sólo fumo… bebo… y soy un tanto barandas…
- dejó la taza en la mesa y cogió el cigarro del cenicero
de nuevo –pero no bebo por sistema…
- Yo no bebo casi nunca, en cambio. Sólo si están
saliendo mal las cosas. – admitió, dejando la taza
sobre la mesa.
-Yo no… sólo si están saliendo bien…-
se rió mirándolo y pensando que beber cuando uno se
sentía mal era peligroso –Cuando quieras irte a casa
no te sientas avergonzado.
- No, estoy bien.... – le sonrió, pensando que si
se lo decía así, le era más difícil
irse. Claro que ahora se preguntaba si no lo estaría largando
sutilmente.
-No te estaba echando… pero como sé cómo eres…
pues prefiero decirte eso para que sepas que no me sentará
mal, te vayas ahora o más tarde o cuando sea… Yo creo…
que podríamos…- le sujetó las manos levantándolo
frente a él –ir a dar una vuelta ¿no crees?
- Sí, creo que me haría bien, además. Parece
que bebí demasiado vino – accedió, sonriendo
un poco y culpando al licor por su confusión, claro.
-Y eso… ¿van las cosas mal?- sonrió aún
sin moverse de enfrente de él sujetándole las manos
y colocándoselas sobre su pecho rodeándole los hombros
con un brazo pegándolo a él y apartando la cara a
un lado mirando la puerta.
- No... solo me distraje con la conversación... –
contestó enrojeciendo terriblemente y deseando apartarlo
por la vergüenza que le daba, pero eso no era maduro ni lógico.
Ryo lo notó tenso y sonrió un poco pasándole
la mano por el pelo -¿Hace frío?
- No, estoy bien, de veras. – se separó un poco, tratando
de hacerlo tan sutilmente como podía.
-Claro… me refería en la calle para saber si me ponía
un jersey o no…- lo miró apartarse sonriendo tan levemente
como podía.
- Oh, no... hace una buena temperatura, aunque tal vez sí
debería... – murmuró mirando hacia la puerta
como pensando, en realidad tratando de tranquilizarse.
-Vale…- sonrió caminando hacia su dormitorio y pensando
que siempre estaba tenso, pero igualmente le gustaba y también
le estaba gustando que no le dejase entrarle. Se rió poniéndose
un jersey negro y volviendo con él, subiéndose la
cremallera del hombro hasta el cuello –Vamos…- le abrió
la puerta mirándolo -¿Has venido en coche?
- Sí - asintió- pero preferiría caminar la
verdad. Hace mucho que no lo hago de esta manera.
-No… no quiero dar un paseo en coche…- se rió
mirándolo un poco incómodo de estar encerrados en
el ascensor, deseando que llegase abajo de una vez –Sólo
quería saber si después volvíamos a buscarlo
o te acompañaba a casa, por eso…
- Oh, lo siento – se echó a reír sin poder
evitarlo, por lo tenso que estaba. Era una tontería. –
No es importante. Puedo venir a buscarlo mañana. Es domingo
después de todo.
-¿Vives cerca?- preguntó saliendo del ascensor y
sujetándole la puerta –Porque no quiero un paseo corto…-
se rió mirándolo con descaro ahora que ya no se sentía
tenso ahí dentro.
- No, si así fuera, no hubiese venido en auto. – suspiró,
pasándose la mano por el cabello. – ¿Tomas paseos
a menudo?
-Podrías ser vago… podría no agradarte ir sólo
por la calle de noche…- teorizó cogiéndolo por
la cintura –Sí… paseo bastante… vamos por
aquí… después ya te acompaño…
- Está bien. En realidad, me agrada bastante este tipo de
soledad, a pesar de todo lo que sé.... – sonrió,
observando el cielo, sobre la ciudad. – Y no creí verme
tan descuidado como para que me catalogasen de vago...
-Era sólo para disculpar mi error pensando que podrías
vivir cerca si venías en coche…- se rió pensando
que era un orgulloso él también y le acarició
la espalda, llevándolo con él hacia el lado contrario
de donde tenía su doble vida, ahorrándose el poder
encontrarse con algún conocido y preguntándose cuanto
tiempo podría mantener eso. Subió la mano rodeándole
los hombros -¿Quieres ir a algún sitio especial?-
preguntó acercándolo más a él.
- No, está bien así, sólo caminemos un rato.
– lo miró de soslayo, nervioso de nuevo aunque contradictoriamente
se sentía bien y relajado a su lado.
El moreno lo miró sonriendo levemente y le pasó la
mano por la mejilla -¿Cuántos años tienes?
Te ves muy joven…
- 28. – respondió enrojeciendo y contestando de manera
un tanto brusca como si ahora le interrogaran a él.
-Pensé que serias un poco más joven… Yo tengo
33… - le dijo aunque no le hubiera preguntado, para que no
se pusiera así, cosa que por otra parte tampoco comprendía
muy bien y apoyó la mano de nuevo en su hombro pensando que
seguramente era por eso –Me gusta estar contigo…
- Gracias... Yo también, lo pasó muy bien contigo.
– sonrió, mirando al suelo y metiendo las manos en
los bolsillos del jean para no hacer nada incómodo.
-No tienes que estar tan tenso, ¿no me decías antes
que éramos amigos?- le apretó un poco el hombro mirando
adelante, la calle oscura y bastante desierta preguntándose
a cuanto llegaría su nivel de represión de sí
mismo -¿Alguna vez has ido a un local de ambiente?
- No, a no ser que tuviese que investigar algo. – lo miró
de nuevo, preguntándose si pretendía invitarlo a un
lugar así.
-Ya… ¿y cuándo lo dejaste con tu ex novio?...
¿hace años?- lo miró de vuelta observando su
rostro y preguntándose si creía que iba a llevarlo
a un sitio así, pero la verdad era que no tenía ninguna
intención.
- Pues sí, te dije que estaba en la academia aún.
¿Intentas averiguar algo? – le preguntó, observándolo
atento, aunque sin dejar de caminar.
-Todo lo que pueda…- sonrió sincero y miró
delante de nuevo –Está bastante oscuro por aquí…
¿no crees?- preguntó mirando a las farolas, bastantes
de ellas fundidas. Podría decirse que las luces de los comercios
daban más luz que estas –Menos mal que hay policías
en la calle…- se rió porque estaba tenso él
también y se sacó otro cigarro del bolsillo encendiéndolo
-¿Tú nunca fumas?
- No, trato de mantenerme sano... – sonrió esperando
no haberlo insultado. – Tanto como puedo.
-Pero yo estoy sano…- se rió pensando que ahora le
daba pesadez fumarse el cigarro y lo tiró sin dejar de sonreír
–Ahora no me lo puedo fumar… o estaré pensando
todo el tiempo en dañarte la salud… ¿haces deporte?
Nunca te veo entrenar en el gimnasio… nunca te había
visto antes la verdad.
- Eso es porque no lo hago a horas normales, supongo. No me gustan
mucho las aglomeraciones, y estoy muy ocupado de todas maneras,
así que suelo ir de noche. – se encogió de hombros.
-¿Y qué haces? ¿Full contac como los demás?-
lo miró de soslayo de nuevo y le pasó la mano por
la nuca rozando el cabello corto allí con las puntas de los
dedos a contrapelo.
- Cuando encuentro alguien con quien practicar, sí –
asintió, rojo de nuevo. - ¿Tú también?
-No, yo hago capoeira…- lo miró, aunque seguían
caminando y él seguía hablando con naturalidad a pesar
de estar metiéndole los dedos entre el cabello más
arriba inclinándole la cara un poco a un lado y revolviéndole
todo el pelo –Podríamos probar un día…
tú contra mí…
- Sería interesante. Aunque es un estilo extraño
para alguien en la fuerza. – lo observó, enrojeciendo
levemente de nuevo y mirando hacia otro lado.
-No es como que no sepa full contac… es sólo que no
es tan divertido…- lo miró serio notando cómo
le huía con la mirada y dejó la mano en su cabello,
parándose delante de él y pasándole ambas manos
por el pelo revolviéndoselo más mientras deslizaba
los pulgares a su mandíbula alzándole la cara buscando
sus ojos de nuevo –Está oscuro…
- Ya lo sé... – contestó, la voz bajando un
poco de volumen, mientras observaba sus ojos, sin moverse. –
Y es tarde....
-No conozco esa palabra…- bajó la vista a sus labios
observando su rostro así alzado pensando que no era guapo,
era más que eso, tenía unas facciones delicadas y
masculinas que le atraían terriblemente.
Bajó la cara observando sus labios entreabrirse un poco
y se inclinó más, deslizando los suyos entreabiertos
por su garganta hasta la mandíbula, besándosela y
haciéndole inclinar la cara a un lado recorriendo el camino
que restaba hasta su lóbulo con la punta de la lengua rozando
los labios, en su oído, su mejilla contra la suya, mirando
la noche y bajando las manos para rodearle la cintura y los hombros,
pegándolo a él con fuerza. Respirando tenso porque
no sabía si le agradaba o no en realidad. Ni siquiera sabía
si le parecería precipitado, aunque así era él
–“Si me abrazas, te besaré…si no, te dejaré
marchar”- susurró en su oído porque no quería
hacer nada que Hattori no desease ni que aquella situación
pudiese volverse aún más violenta de lo que ya resultaba
de por sí ser rechazado.
El chico contuvo el aliento ante esas palabras, indeciso. Todo
estaba yendo demasiado de prisa, aunque no era un estúpido.
Dijera lo que dijera, toda la noche se había sentido como
una cita y no le había desagradado precisamente. Cerró
los ojos, susurrando de vuelta. “Creo que nos estamos dejando
llevar demasiado...”, aún así abrazándolo.
-“¿Por qué?”- lo miró bajando
la vista y notando cómo se abrazaba a él. Sonrió
levemente apoyando los labios sobre los suyos, acariciándolo
con ellos y besándoselos superficialmente antes de soltarlo
–Te acompañaré a casa entonces.
Hattori le sonrió, aunque se había quedado con las
ganas, pero mejor era no decir nada. – Sí, creo que
es lo mejor....
Ryo lo sujetó por la cintura de todos modos, nada acostumbrado
a personas como él, aunque por supuesto lo respetaba, ni
siquiera quería presionarlo. De hecho, se sentía interesado
por su manera de ver las cosas, dejándose llevar… Lo
normal para él hubiera sido pasar de la cena a la cama y
después probablemente a una amistad incómoda, le acarició
el costado aproximándolo más a él.
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