.Novela homoerótica para mayores de edad.
 
Capítulo 38- In Between Work and a Glass of Wine

Hattori revisó una vez más las notas que le había entregado el criminólogo. Era un lío entenderlas, pero tenía que hacerlo. Algo no le encajaba y ni siquiera estaba seguro de que tuviera que ver con la escena del crimen. Suspiró, pasándose la mano por el cabello azulado, y alzando la vista al ver al chico que se acercaba, luego de haber tocado en el marco de la puerta. - ¿Tienes la dirección de Ren Takagi?

- Aquí está, detective.... – el chico la colocó sobre el escritorio, el moreno apenas mirándolo para tomar el papel.

- Gracias.... eso es todo.

-Detective…- le llamó el moreno sonriendo y levantándose de donde había estado sentado charlando con una de las chicas que trabajaban allí, pidiéndole toda la información posible sobre el tal Axl Ray –Son las dos.. en punto… -se acercó a él y le quitó el papel de la mano echando un vistazo.

- Sanada- san – lo saludó, un poco sobresaltado porque lo cierto es que estaba tan sumergido en el trabajo que lo había olvidado. – Es la dirección de Ren Takagi.

-Qué bien…- se sacó una libretita del bolsillo tomando nota de esta y lo miró sonriendo aún mientras se la devolvía –Y lo que también es… es la hora de comer… así que nos vamos…- retiró la silla del moreno hacia atrás y cogió la chaqueta del chico extendiéndola y esperando que se la pusiese.

- Claro... – sonrió, dejando que lo ayudase a ponerse la chaqueta, un poco cohibido. – Podemos hablar acerca del caso.

-O podemos hablar de cualquier otra cosa que no sean chicas muertas mientras comemos…- se rió sujetándolo por la cintura mientras salían y subiéndose un poco las gafas -¿Lo has probado? Es relajante…

- Disculpe, es sólo que asumí que para eso quería verme... – murmuró, sin saber qué contestarle realmente. No estaba acostumbrado a esas cosas.

-Pues asume demasiado…- se rió suavemente llevándoselo afuera con él, abriendo la puerta del acompañante en el coche y metiéndose al otro lado, cerrando su puerta –Podemos hablar de todo… de eso también si es lo que quieres.

Hattori se rió levemente, aunque era una risa avergonzada en realidad. – Lo siento.... me resulta difícil sacar la mente del trabajo. Siempre estoy pensando en eso.

- Lo he notado… aunque tampoco es como que tengas que disculparte por ser como eres- miró a un lado antes de torcer por la calle buscando el lugar allí cerca –Yo también estoy demasiado metido en mi trabajo, demasiado… y ya estamos hablando de eso de nuevo… ¿está casado?

- No, no tengo mucho tiempo para relaciones interpersonales. – le contestó, observándolo - ¿Y usted?

-No… lo estuve, pero luego me di cuenta de que perdía aceite y lo dejamos amistosamente… - le explicó sonriendo ampliamente y mirándolo de soslayo un momento, volviendo a la carretera porque tenía que aparcar –Pero yo siempre he sabido encontrar el momento para tener relaciones- se rió bajando del coche –Es aquí…- aclaró pensando que seguro que no hablaban de las mismas relaciones.

- Yo no soy realmente bueno en eso.... Y estoy demasiado ocupado como le dije. – contestó mientras se bajaba tras él, no muy seguro del tipo de relaciones a las que se refería, pero dejándolo por la paz mejor.

-Ya… pero no creo que tu puedas juzgar eso de ti mismo con objetividad…- sonrió entrando en el restaurante y apoyando la mano en su espalda de nuevo, para llevarlo a la mesa. De todos modos, siempre comía allí. No le gustaba sorprenderse con que no le gustaba la comida al probar sitios nuevos. Le separó la silla y se sentó después frente a él sacándose la chaqueta del traje y apoyándola en el respaldo –Siempre come en la oficina ¿a que sí?

- Lo cierto es que sí, no puedo negarlo.- Se sonrojó un poco, mirando a oro lado como si así fuera a ocultarlo. - ¿Se me nota mucho?

-No…- lo miró sonriendo levemente y pensando de todo menos en dónde comía o no –Pero tampoco es nada malo que seas entregado a lo que te dedicas… el nuestro no es un trabajo en el que puedas dejar de pensar cuando acaba la jornada…- llamó al camarero con la mano esperando a que dejara de atender a unas mujeres al parecer bastante pesadas y lo miró de nuevo –Mañana es sábado… y no trabajas ¿Qué haces entonces?

- Probablemente quedarme en casa, revisar las notas de nuevo.... – se rió un poco sin poder evitarlo. – Y lo más seguro es que duerma algo. ¿Qué hace usted en su tiempo libre?

-Ir al gimnasio… trabajar más, ir a clases de algunas cosas… no puedo estar desocupado… Pero este sábado los chicos van a jugar un partido y comer fuera, yo también… ellos no se atrevían a preguntarte…- sonrió cruzando las manos y chocando los índices mirándolo –Les haría ilusión…

- ¿De veras? No lo sé, yo.... no soy muy amistoso. No creí que les agradase en realidad. – murmuró sin saber cómo responder. - ¿Es esta la razón por la que me invitó hoy?

-No. Lo hice porque me apetecía, esto me lo dijeron por la mañana cuando les pregunté ¿vendrá el detective? Y ellos me dijeron “es que no nos atrevemos a pedírselo… pídeselo tú que a ti no te importa” y yo vale…- se encogió de hombros riéndose un poco –Así que vendrá… ¿no? ¿No querrá dejarme mal? Ellos creen en mi poder sobrenatural para convencerte… no dejarás que defraude a mis fans…

Hattori sonrió, algo incómodo y cohibido, pero halagado a la vez, suspirando. – No puedo negarme si me lo pide de esa manera.... pero no puedo garantizarle que no se arrepentirán de haberme invitado.

-No, no le creo… ¿eso por qué? No puede ser que con ese cuerpo vaya a jugar tan mal…- sonrió abiertamente jugando de nuevo con los dedos índices.

- No.... no es eso.... – se sonrojó de nuevo, deseando que no hubiera hecho ese comentario. – Es sólo que no soy el alma de la fiesta precisamente.

-Para eso ya estoy yo…- le guiñó un ojo riéndose y mirando al camarero ordenándole y esperando, mientras el moreno hacía lo mismo, dirigiéndose a él en cuanto se hubo marchado por el pedido –No es un examen, Hattori-san… se trata de conocernos mejor, todos creemos que es importante tener cariño a la gente en la que tenemos que confiar la vida… ¿no crees?

- Claro, tienes razón. Aunque.... lo cierto es que considero mi deber velar por la seguridad de mis hombres, dado el caso. – lo miró, un poco más serio. – Lo haría incluso si me desagradase particularmente alguno, aunque no es el caso.

-¿Lo saben ellos?- lo miró a los ojos serio –Porque eso es lo importante, no tienen tanta experiencia como tú, tienen miedo… Si pasases más tiempo con ellos lo habrías notado…

- Yo.... No creas que no lo sé. Recuerdo cómo era al principio. Sí recuerdo... – sonrió un poco cínicamente, tratando de ocultarlo enseguida y mirándolo a los ojos. – Supongo que debería prestarles más atención. He estado bastante concentrado en demostrar mi autoridad.

-No quería molestarte… no es como que tratase de decirte qué debes hacer con ellos o que piense que no lo estás haciendo bien… - continuó serio y hablando suavemente al notar el gesto en su sonrisa –Es sólo que veo que estás muy enfrascado en tu trabajo y tal vez olvidas lo importantes que son otras cosas… como que no se atrevan a consultar cosas contigo, porque tal vez tengan una teoría brillante o una duda importante y no se atreven a confiártela… por miedo a quedar mal ante ti… Hay muchas maneras de ganarse el respeto de la gente.

- No estaba molesto – le aseguró sorprendido, y preguntándose si le daba esa impresión a las personas. – Siempre he pensado que son libres de venir a mí si tienen alguna idea. Sólo pensé que me veían extraño por trabajar demasiado. No era mi intención crear una muralla.

-No, ellos te respetan por trabajar demasiado…- el moreno lo miró a los ojos sacándose las gafas y guardándoselas en el bolsillo de la camisa –Por eso escuchas cosas como “¿Cómo le voy a decir eso? Bastante ocupado esta para venirle con mis tonterías”, “tiene otras cosas más importantes de las que preocuparse”, “no me atrevo…” Deberías relajarte… pero bueno, ya trabajaremos en eso el sábado- sonrió sacando un cigarro de la cajetilla -¿Te molesta?

- No... – suspiró, sonriendo, y observando cómo encendía el cigarro. – Lo cierto es que pareces saber mucho más acerca de mis hombres, que yo. Me hace sentir avergonzado...

-No, es porque varios estamos en el mismo gimnasio, salgo con ellos a tomarme unas cervezas… nos pegamos trallazos con la toalla en las duchas… lo normal…- se rió mirándolo y dejando salir el humo –Y desde luego, porque ellos no hablan de ti cuando tú puedes escucharlos… - le sonrió sacudiendo la ceniza y mirando el recipiente de cristal mientras les ponían los platos y servían vino en las copas –Gracias…- le susurró al camarero justo antes de que se retirase. Bebió un poco de vino y dejó la copa a un lado –La verdad es que soy como un niño grande… no tengo remedio… - sonrió observando el líquido rojo un poco contrariado en realidad.

- Y no es nada malo ser como eres- le sonrió, parafraseando sus propias palabras y bebiendo un poco de vino, dejando la copa sobre la mesa luego. – No hubiese esperado que fuera así, creí que sería mucho más serio, por lo que escuchaba de usted.

-Hay un momento para todo…- le sonrió cortando la carne –La verdad es que suelo agobiarme mucho si no comprendo el caso y puedo ponerme un poco insoportable. Bueno, y también pasé una mala temporada hace poco que no me hacía verme muy feliz… y si no es ninguno de esos motivos… es que querían desacreditar mis encantos…- le dio una ultima calada al cigarro y lo apagó.

Hattori se rió, sin poder evitarlo de nuevo, observándolo. – No es ni uno ni lo otro. Sólo había escuchado que es uno de los mejores en su campo, y automáticamente imaginé a alguien serio. Lo cierto es que me irritó bastante cuando nos conocimos, si me permite decirlo.

-Claro, yo apoyo la libertad de expresión…- se rió levemente bebiendo un poco de nuevo –Y sé que soy irritante además… lo sé… aunque ahora quiero saber qué fue lo realmente irritante…- lo miró a los ojos esperando, aunque no porque pensase enmendarse o algo así.

- Fueron todas esas preguntas que me hizo, como si dudase de que podía hacer mi trabajo... – se sonrojó un poco porque lo mirase directamente en ese momento y bajó la mirada dedicándose a su comida. – Ya que estamos hablando de defectos, puedo ser un poco orgulloso...

-Ya lo he notado… pero no lo preguntaba por eso, es sólo que cuando y tengo curiosidad por algo… no veo el motivo para no preguntarlo, soy un imprudente- lo miró notando que de nuevo estaba sonrojado y pensando que se la pasaba así –Eres muy tímido ¿no?

El moreno alzó la mirada, más cohibido aún, como sorprendido por la pregunta. – Ya le dije, no soy bueno en estas cosas. Sólo puedo mantenerme concentrado durante el trabajo.

-No… ¿Quién dijo que estuvieras haciendo algo mal? Tampoco tengo ningún interés en que estés concentrado… a mí me gusta- se rió bebiendo un poco de nuevo -¿Por qué te hiciste policía?

Hattori sonrió, meneando un poco la cabeza, seguro de que le iba a parecer una tontería. – Quería ayudar a la gente, ya sabes, cuando eres adolescente y quieres cambiar el mundo.... – alzó la mirada de nuevo, observándolo comer. – Creo que la culpa es de mi madre. Es un poco... aficionada a las leyendas de samuráis, ninjas... esas cosas. De allí mi nombre. Así que, de pequeño, me iba a dormir escuchando esas historias en vez de Caperucita Roja o lo que sea que les cuentan a los niños. Supongo que todo ese hablar de honor y justicia se quedó grabado en mi cerebro.

-Qué suerte, parece una mujer muy interesante la verdad… mi madre me mandaba a la cama y ya- se rió mirándolo a los ojos –Es un motivo noble, pero como te habrás dado cuenta también una utopía… no tanto por la gente en sí, si no por la ley… pero bueno… por eso es importante no vivir sólo para el trabajo, en un puesto como este… o acabas por perder el norte…

- Lo sé.... pero ya no creo en esas cosas si le soy sincero. He visto demasiado... – sonrió un poco cansado. – Aún así, este trabajo es algo que te consume quieras o no. Es más grande que uno.... Y en lo que se refiere a mi madre, no todo era tan maravilloso. De niño, a veces me aterrorizaba el que un ninja fuera a entrar a mi cuarto y matarme mientras dormía – se rió, porque de veras era un pensamiento infantil, aunque claro, ahora sabía que era enteramente posible algo así, sólo que no sería un ninja ni mucho menos.

-Bueno… a mí me aterrorizaban otras cosas, que te asesine un ninja es mucho más romántico…- sonrió levemente cruzando los cubiertos sobre el plato porque había acabado y además estaba necesitando un café –La verdad es que a mí me apasiona este trabajo… pero sólo cuando hablamos de psicópatas… asesinos en serie… no sé… quiero decir… No soporto encontrarme con la escena típica de una mujer asesinada por su esposo… o algo así… ¿Qué caso te impresionó más?

- Pues... no es que disfrute ver esas cosas, aunque sí es interesante...- suspiró, pasándose la mano por el cabello.- Supongo que sería el caso de una familia asesinada, en la que sólo sobrevivió un pequeño de ocho años. Me rompí la cabeza por semanas, no parecía tener sentido. Hasta que comprendí que había sido el pequeño. Lo más terrible es que cuando lo interrogamos con la psicóloga, fue absolutamente frío. Comprendía muy bien lo que había hecho, ningún remordimiento.... – suspiró de nuevo, totalmente serio, como desalentado.

-Qué horror… - juntó las manos chocando los dedos índices –Tal vez tenía sus motivos…aunque no estoy diciendo que apruebe sus medios… ¿quieres un café?

- Lo agradecería. – sonrió, volviendo a pensar que era extraño para decir algo así. - ¿Puedo preguntar por qué te decidiste por la criminología?

-Sí claro… - llamó al camarero pidiéndole que trajera dos cafés y se echó atrás en la silla aflojándose un poco la corbata –Digamos que tuve una experiencia personal bastante fuerte, y quería comprender la mente de un asesino… bueno… sigo tratando de comprenderla, lo estoy dando todo… -encendió otro cigarro mientras esperaban al café y giró el mechero sobre la mesa.

- Una experiencia personal... Ya veo. No quise hacer una pregunta inadecuada. – se disculpó, cubriéndose un poco la boca y tratando de desviar un poco el tema, por si acaso. – Pero no me ha dicho cual ha sido el caso que más le ha impresionado a usted.

-Pues ese… supongo, bueno no es que me afecte demasiado hoy en día… - se apretó un poco las manos porque de hecho, tampoco le gustaba hablar de ello pero suponía que con alguien como el detective era más fácil –Supongo que si yo no hubiera estado implicado, ni siquiera me parecería interesante, sólo horrible, pero bueno… Mi padre mató a mi madre… a mis hermanas… trató de matarme a mí- se tapó los labios con las manos apoyándose y mirándolo –pero huí…

Hattori permaneció observándolo como en estado de shock porque no se esperaba algo así, y extendió una mano tocando la del criminólogo antes de que se diera cuenta. – De veras lamento haber preguntado. Tienen razón, debió ser horrible.

-No, estoy bien…- le sonrió acercando los labios para besarle la mano sobre la suya y las bajó sobre la mesa dándole otra calada al cigarro –Perdió el trabajo y se metió en una serie de jaleos… lo estafaron… bueno… una serie de asuntos que le hicieron perder la cabeza… no me siguió… se pegó un tiro.

El moreno enrojeció un poco sin estar seguro de si debía retirar la mano o no, mirándola y luego mirando de nuevo a Ryo. – Y usted quiso comprender qué lo había llevado a hacer algo así.... Me parece natural.

-Bueno… no podía comprender qué lo había llevado a hacer eso… Después comprendí que había perdido la cabeza… aún así me fui creando una extraña curiosidad por el comportamiento de los asesinos… me pregunté muchas veces qué es lo que sintió mirando a los ojos de mi madre mientras le disparaba… me pregunto qué es lo que sienten… pero… cuando he hablado con alguno de ellos, cada cual tiene una impresión diferente… naturalmente…

- No hay dos seres humanos iguales. – le sonrió con suavidad, retirando su mano sutilmente usando el café de pretexto. – Eso es lo que nos hace especiales, y lo que nos hace aterradores....

-E interesantes…- se sirvió el azúcar en el café revolviéndolo y notando que le había estado dando vergüenza retirar la mano. Claro que eso no era lo sorprendente si no el morro que tenía por habérsela besado. Sonrió dejando la cucharilla a un lado del platito –Aunque yo diría que sí hay muchos seres humanos… digamos… extremadamente similares, existen unas pautas de comportamiento… porque sino… nosotros mismos lo decimos, “no parecía humano”… ¿verdad?

- Pero eso es una idea preconcebida, tal vez porque no queremos admitir que seamos capaces de algo así. – admitió, bajando la taza de sus labios y observándolo, más cómodo ahora que tenía su mano de vuelta. – Pero son los seres humanos los que cometen estas atrocidades. No hay ningún demonio, ni ser extraño que nos haga hacerlas.

-Yo no lo sé… ¿lo sabes tú?- sonrió llevándose la taza a los labios –Los seres humanos somos tal porque pensamos y razonamos… pero si nos volvemos locos, nuestras capacidad de pensar racionalmente desparece… entonces… dejamos de ser seres humanos… ¿no? Ya no razonamos…

- No sabría responderle bien a eso. Los asesinos razonan, sólo que su lógica no es muy.... común, ¿no lo cree? – le sonrió, totalmente atrapado en la conversación. – Sólo se trata de aceptar nuestra responsabilidad.

-Pero ellos no se creen responsables en ocasiones, creen que algo se lo ordenó… que la víctima tenía la culpa... que hacía un bien para los demás incluso… y realmente es lo que creen. No lo dicen para librarse de culpa, ni siquiera comprenden por qué son condenados… Tendremos que dejarlo en que hay muchos tipos de asesinos…- se rió bebiendo de nuevo –Voy a hacerte una pregunta un poco personal… pero no contestes si no quieres… ¿crees que el asesinato esta justificado en algún caso?

- No – contestó sencillamente. – No crea que soy tan frío... Comprendo que en ciertas ocasiones hay factores atenuantes, que hay ciertos hechos que pueden empujarte a cometer actos que no considerarías en circunstancias normales. Pero aún así, no puedo decir que el tomar una vida esté bien.

-Comprendo… no creo que sea frío…- sonrió pensando que de hecho, le parecía bastante temperamental -¿No está bien? ¿Está mal matar a un asesino entonces? ¿Incluso si salvas a alguien con ello?

- Ya le dije que hay situaciones y situaciones. – apretó un poco la taza. – No creo que esté del todo bien matar a un asesino pero es un tema un poco delicado para mí... – le sonrió observando lo que quedaba del café.

-Ya veo… lo siento- observó su mano y alzó la vista a su sonrisa –Al final hemos acabado hablando sobre el trabajo de todos modos- se rió con suavidad –Yo no creo en la pena de muerte… y tampoco en asesinar a los asesinos… la verdad… Tal vez si no matas a ese asesino puedas conseguir que sea una persona “normal” y el que salves matando al asesino, sea un asesino en serie… en el futuro… No somos Dioses… y lo más parecido a eso son los médicos… no los que usamos pistolas… - bajó la mirada sacándose la cartera del bolsillo de la chaqueta –Yo invito.

- No es necesario – le detuvo la mano, retirándola de nuevo, un poco rojo. – Puedo pagar mi parte, no se preocupe... Lo cierto es que tuve un incidente, cuando apenas empezaba. Estábamos persiguiendo a un criminal, había robado en una tienda y asesinado a los dueños, nada complicado, pero.... cuando se dio la oportunidad, no pude disparar. Y mi compañero murió a causa de eso. Creí que debía saberlo, después de todo, compartió algo personal conmigo y no es ningún secreto tampoco.

-Lo siento mucho… pero es comprensible… yo tampoco creo que me fuera posible matar…- lo miró a los ojos en realidad porque se hacía esa pregunta muy a menudo y sobre todo últimamente –Y no… yo pago, para algo te he invitado ¿no? Por si no recuerdas… el sábado hay que llevar comida cada uno… ¿Por qué no me invitas entonces? Odio cocinar… -se rió mirándolo.

El chico se rió, más relajado. – Está bien, es un trato. ¿Le gusta la pasta?

-A mí me gusta todo… menos la verdura…y el pescado, salvo algunos muy concretos- sonrió mirándolo y retirándose, porque el camarero ya que iba cada día, siempre le ofrecía un Drambuie. Sabía que le gustaba. El moreno sonrió al ver que ponían otra copa frente al moreno y le pagó al chico que le preguntaba si habían estado contentos con la comida y demás formulismos –Apuesto a que no bebes de servicio… yo no puedo rechazar un Drambuie-miró la hora comprobando que aún tenían tiempo y encendió un cigarro.

- No, no acostumbro hacerlo – sonrió observando la copa. – Aunque supongo que por una vez que lo haga no sucede nada. Sólo un poco....

-No creo que vayamos a fallar la puntería entre papeles…- se rió observando la piel de limón enroscada en sí misma dentro de la copa –Le acompañaré a comisaría, he quedado que iría a buscar unos papeles. Además, los chicos están esperando la respuesta a si vendrá…- sonrió felizmente –Además, nos faltaba una persona en el equipo…

- Encantado de servirles- se rió con suavidad. – Lo cierto es que pensaba en ir a interrogar al chico hoy.

-¿A… el ladrón?- el moreno observó sus ojos y luego la copa –Olvidé su nombre…- bebió otro poco y se echó atrás fumando y mirándolo -¿Crees que tenga motivos para desearla muerta?

- Takagi, Ren – le recordó, bebiendo con calma. – No lo sé, es lo que intento averiguar. Hasta ahora, es el único con un motivo claro.

-Pero su caso fue un poco extraño por lo que he visto ¿no? El aseguró haberse arrepentido y devuelto el dinero…

- Pues sí, pero eso sólo podría llevar a más rencor, ¿no lo cree? Imagine que nadie lo ha descubierto, va usted arrepentido a devolver el dinero y lo que recibe por ello, es una sentencia en la cárcel. ¿No estaría molesto?

-Desde luego y siendo tan… bueno, es muy guapo- sonrió pasándose la mano por el pecho alisándose la camisa –Seguro que no lo pasó precisamente bien en la cárcel… Lamentablemente, la cárcel no educa ni reinserta… extermina… entonces… ¿de quien es la culpa de que un ladrón arrepentido se volviese un asesino?

- Lo sé.... – suspiró, con aquella expresión cansada de nuevo en el rostro. – Por eso debo ser cuidadoso. A veces....

-A veces…?- lo miró a los ojos buscando lo que se había quedado a medias de decirle.

- Me pregunto cual es la razón de hacer todo esto. Sólo estoy enviando personas a la cárcel, una tras otra, pareciera, y nunca termina. – suspiró, sintiendo que hablaba de más, y terminándose la copa.

-Te comprendo… - lo miró atentamente por el momento ahorrándose lo que querría haber dicho –Tal vez haya otro modo… de hacer las cosas…

- Pero así es el sistema, no se puede hacer nada realmente. Y no puedes hacer que desaparezcan los criminales. – sonrió, tratando de quitarse aquellos pensamientos de la cabeza porque terminaría deprimido. Tal vez había sido mala idea beberse aquella copa.

-¿Pero quienes son realmente los criminales?- insistió el moreno observándolo –Creo que es lo que debemos replantearnos… de cualquier modo…- se levantó poniéndose la chaqueta –Odio la indiferencia…

- Me sorprende. – el chico se levantó de igual manera, poniéndose la suya. – Por la manera en la que se comportó ayer, hubiera creído que realmente no le importaban mucho esas cosas.

-No me dejo afectar… como ves… soy una persona muy feliz- le apoyó la mano en la espalda llevándolo con él hacia fuera –Sólo me pregunto… ¿Qué llevo a esas personas a hacer eso? Tal vez algo que se remonta muy atrás en sus vidas… No creo que la maldad sea de nacimiento… es como decir que los homosexuales lo somos por tener el hipotálamo más corto – se rió entre dientes.

- Usted... ¿es homosexual? – se sonrojó, porque lo dijera de aquella manera, aunque claro, era de esperarse con esos comentarios. – De todos modos, no lo sé. Quiero decir, ese pequeño del que le hablé hace un rato... no era un chico maltratado ni mucho menos. Sólo detestaba a su familia, no le agradaban. Y eso es lo que no comprendo, ¿cómo se explica algo así?

-Pues bien… no sabemos cómo trataban al niño sus familiares, tal vez estaba demasiado avergonzado como para confesar algunos maltratos que pudiera sufrir... por parte de ellos o de maestros, otros familiares menos directos, etcétera… es normal a veces construirse una pared de inmunidad y dureza ante lo que nos rodea para sentirnos seguros… - dejó caer el cigarro en la acera y lo pisó levemente –Y sí, soy homosexual ¿te sorprende?-preguntó pensando que seguramente no había comprendido su expresión de que “perdía aceite”antes en el coche.

- No, lo cierto es que no del todo. Sólo me sorprende que lo admita así, con tanta facilidad. – sonrió, ahora más nervioso.

-Bueno, es que no tiene importancia, quiero decir que nunca he tenido problemas por eso- le abrió la puerta del coche y se metió en él por el otro lado –Claro que tampoco he tenido que vivir con ello mi infancia…- se puso las gafas de nuevo -¿Te sientes incómodo ahora?

- Un poco, pero no es por eso.... – admitió, un poco rojo, poniéndose el cinturón de seguridad.

- Tranquilo… ya sé que eres homosexual- el moreno ajustó el retrovisor para sacar el coche.

- ¿Cómo?! – Hattori se puso más rojo que nunca, cubriéndose la boca por haber alzado así la voz y mirando hacia otro lado. - ¿Es tan obvio?

- No, supongo que no lo es para nada, pero es algo que al cabo de un tiempo notas fácilmente si estás acostumbrado a tratar con homosexuales… y yo no suelo equivocarme - lo miró de soslayo sonriendo levemente –Hay más… en el cuerpo…

- Claro, lo supongo, pero no es algo que sea conveniente revelar. – suspiró, sintiéndose atrapado.

El moreno sonrió levemente –Y yo no diré nada, puedes estar tranquilo, comprendo tu preocupación… más de lo que imaginas…

- ¿Cómo es eso? Acabas de decir que nunca has tenido problemas y lo confiesas tan fácilmente... – lo miró, quitando la mirada de nuevo, notando que lo estaba tratando de tú. Claro, que el moreno venía haciendo eso desde hace tiempo ¿no? Ni siquiera se había dado cuenta de cuando empezó.

-Quería decir con mis compañeros… pero no diré lo mismo de mi superior…. Que se ha encargado amablemente de darle el puesto en el que yo debería estar, a una incompetente … de la que me imagino sobra explicar cuales sospecho que son sus cualidades… Si supiera que soy gay, imagino que incluso me bajaría de rango… estoy harto de sus comentarios en casos de homosexuales.

- Eso lo comprendo. – sonrió de manera más abierta, recordando incluso sus años en la academia. – Es bastante incómodo.

-Cuando escuchas cosas como “seguramente era un marica” o “no tiene caso perder el tiempo averiguando de esta gente” Dios… querría romperle la mandíbula… así por lo menos se estaría callado por un tiempo…- frunció el ceño subiéndose las gafas –La gente tiende a juzgarlo todo bajo su punto de vista y su estilo de vida. S no vives como ellos,te señalan con el dedo…esos dos son iguales, homofóbicos perdidos, una escoria… Mejor dejo el tema…-carraspeó sonriendo un poco y sintiéndose tonto por alterarse así con eso –… ahora siento que me pasé un poco en las duchas ayer… lo siento- se rió con suavidad –Por aquel entonces creí que eras hetero… y pensé en meterme un poco contigo… ya te he dicho que soy un niño grande…- se pasó una mano por el pelo aún sonriendo.

- Disculpa aceptada- sonrió el moreno- Aunque no debió hacerlo de todas maneras. – lo riñó sutilmente porque le hubiera dado la misma vergüenza si fuera hetero. – Y vuelve a sorprenderme, no pensé que algo le molestara hasta ese punto.

-Hum… sí… aunque es difícil enfadarme, la verdad…pero mi trabajo es importante para mí…Haré que tengan que retractarse de no haberme escogido o me iré de la ciudad, del país o como sea…Tomaré las medidas necearías para tener el puesto que quiero- aparcó el coche al lado de la comisaría y se bajó esperando al moreno y acercándose a él para susurrarle –a veces me es inevitable meterme un poquito con los niños que me parecen monos…- se rió cerrando el coche.

- No hay necesidad de decir esas cosas.... – murmuró el detective, sonrojándose terriblemente, y frunciendo el ceño, como si así no lo fueran a notar.

-¿Cómo no? Si te vas a sonrojar así…- se rió como si nada, entrando en el edificio y sujetándole la puerta con cara de maldad mal disimulada.

- Lo está haciendo de nuevo. Y no es el lugar adecuado – le susurró, deseando que se detuviera.

-Aquí no hay nadie… no seas paranoico…- el moreno suspiró un poco dejando que pasase delante de él y pensando que esa clase de gente o de comportamiento en un homosexual le daba ganas de estrangularlo –Le hubiera dicho eso mismo de todos los modos…- le susurró de vuelta mientras caminaban adentro.

- No hay necesidad de llamarme paranoico – le respondió, algo molesto y pensando que ya comenzaba.

Ryo lo miró de soslayo –Era una forma de hablar…- le pasó la mano por el pelo en la nuca observándolo y pensando que realmente si necesitaba relajarse –Creo que me adelantaré para no ponerte incómodo- le pasó por delante acelerando el paso para entrar en la zona donde estaban todos los de ese departamento.

- No me sentía.... –Hattori desistió de refutarlo, ya que sí se sentía nervioso, y pasó tras de él, saludando al chico en el escritorio fuera de su oficina, antes de entrar.

Uno de los chicos que pasaba se rió ante la cara de “huyo!” que había puesto Ryo, y el moreno se giró a mirarlo señalándolo con el dedo riéndose –Tú calla y dame lo que te pedí.

 

 
 

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