Capítulo 33- The Naked Truth
-Hattori-san… - el moreno sonrió porque llamarlo de
ese modo y estar viéndolo en pelotas, no le compaginaba mucho
y se retiró un poco al ver que le pasaba por delante uno
de los policías que estaba también tomando una ducha
–¿Quería hablarme?…- miró la hora
en su muñeca –Vi que tenía una perdida suya
como hace… ¿tres horas?- lo miró de nuevo sin
ningún reparo a la hora de observar su cuerpo.
- ¿Eh? – el moreno enrojeció, cerrando el grifo
enseguida y cubriéndose como podía con la toalla,
contrariado. Y eso que había elegido usar las duchas en un
momento del día en que sabía que no habría
mucha gente. - No se supone que entre así... Y si recibió
mi llamada hace tres horas.... Al menos pudo llamar para decir que
venía.
- No… yo estoy aquí a su servicio, si me dice que
venga, yo vengo. Claro que he venido, en cuanto he podido…-
se cruzó de brazos sonriendo aún y quitándose
las gafas porque se le empañaban un poco los cristales –No
sabía que tuviera que pedir permiso para entrar en una ducha
de hombres… no creo que reencuentre nada que vaya a crearme
shock, aunque me alegra que le preocupe mi salud.
- No... bueno, no es importante. Pero ¿puede esperar en
mi oficina? Saldré en unos minutos. – le pidió,
suponiendo que tenía razón, pero su mirada lo ponía
nervioso igual.
-Es igual, si aquí estoy bien- se sentó en el banco
de madera notando lo que ocurría y decidiendo que hoy era
el día de “jodamos al hetero” -¿Y sucedió
algo importante?- se tiró del cuello del jersey porque hacía
calor allí y se sacó la chaqueta del traje.
- Pues.... pues... – el chico exhaló, contrariado
de que no le hiciera caso, y se pasó una mano por el cabello,
preguntándose exactamente cómo se vestía ahora
sin quitarse la toalla ni secarse. – Ya llegó el informe
de toxicología. La chica estaba ebria pero no demasiado,
lo normal para alguien que estuvo en un pub.
-Ya veo… entonces… ¿quiere saber mi versión
de los hechos?- se apoyó contra la pared con la espalda y
subió uno de los zapatos sobre el banco, encendiendo un cigarro
con toda la tranquilidad –Puede relajarse, detective…
veo hombres desnudos cada día… vivos y muertos…
- Pero yo no estoy acostumbrado a que me vean... – se quedó
callado, enrojeciendo de nuevo, y cuestionando qué quería
decir exactamente con que veía hombres desnudos vivos todos
los días. – De todos modos, no le llamé para
que discutamos mi desnudez si no el caso...
-Pues entonces, estaré encantado de escuchar la respuesta
a lo que le he preguntado… ¿recuerda mi pregunta o
sólo el tema de su desnudez y yo?- se rió entre dientes
alzando la vista al techo mientras fumaba.
- Claro que la recuerdo! Creí que estaba claro. –
carraspeó al darse cuenta de que se estaba exaltando. –
Sí me gustaría escuchar su versión de los hechos.
-Sh… si quiere le voy por una tila…- hizo una seña
con la mano para que mantuviese la calma en realidad divertido,
cómo no. Los heteros siempre eran la presa preferida -Me
voy a dar la vuelta para que no coja un resfriado y se sigue vistiendo…
Creo que ella salió, fue a buscar su coche pero la sorprendieron
dos chicos. Se asustó y salió corriendo, bien la empujaron
o la desorientaron, le cerraron el paso haciendo que se dirigiese
al edificio, sabían que estaba abandonado. Ella subió
corriendo y ellos corrieron tras ella. Tenía miedo, así
que buscaba una salida, el vacío era la única. Le
quitaron el dinero, las bragas… la humillaron… pero
no la violaron… no les interesaba… sólo se divertían,
lo hicieron para divertirse… y porque la odiaban. No tenían
por qué conocerla, la odiaban por ser… estúpida…-
sonrió de medio lado metiéndose las manos en los bolsillos
-¿Puedo girarme ya? Como entre alguien, creerá que
es un juego de maricas…
- Podría dejar esas bromas, y sí, puede girarse ya
– contestó, con el ceño fruncido y echándose
el cabello hacia atrás nuevamente. – Así que
sí piensa que la odiaban.- sonrió un poco por lo que
le había dicho la vez anterior, enseriándose enseguida.
– Puedo saber ¿cómo es que llegó a esas
conclusiones? Y será mejor si vamos a mi oficina ahora.
-Vale… pero no era una broma, parecíamos maricas-
salió del baño mirando de soslayo atrás y caminando
hacia la oficina del detective, parándose antes a servirse
un café y entrando después del moreno, sentándose
en el sillón de enfrente directamente –Pienso que la
odiaban por ser tan pija… tan rica… y tan estúpida
de cruzarse en su camino a esas horas.
- No es como que pudiese saber que iban a estar allí –
murmuró, decidiendo ignorar su otro comentario, y sentándose
tras su escritorio. – Estuve hablando con algunos de sus empleados
y parece ser que sí hay alguien que pudiese tener motivos
personales para odiarla. Takagi, Ren – giró el reporte
sobre el escritorio para que lo viese el criminólogo. –
Fue a la cárcel por robar una gran suma en su compañía.
La víctima fue quien lo descubrió y llamó a
la policía. Salió hace dos meses.
-Precisamente por eso, mejor no meterte en callejones oscuros,
no sabes qué puedes encontrarte al girar la esquina…-
El moreno sujetó los papeles del informe, su mirada iluminándose
un poco mientras se ponía las gafas para poder leer aquello
–Bueno… admito que es un buen cabeza de turco si hay
que culpar a alguien… 1,75 , 55 kg … Desde luego, sus
huellas no estaban allí… a no ser que tenga los pies
inusualmente grandes para su altura, pero tal vez haya rehecho su
vida y le importase muy poco esa chica ya… ¿no? Habrá
que averiguar cómo le va… No es lo mismo robar que
matar… ¿cree que es fácil matar, detective?
¿Lo ha hecho?- lo miró a los ojos y bajó la
vista al cuero de la correa de la funda del arma que llevaba junto
al pecho –Yo creo que les pareció una muerte fácil…
Se estaban divirtiendo, porque corrían y saltaban…
se tomaron su tiempo en torturarla… y luego no la mataron…
Fue ella que se mató porque sabía que ellos estaban
disfrutando mucho de aquel juego… y no iban a detenerse…
- ... ¿hasta matarla? – lo miró a los ojos,
pensando que se veía entusiasmado. – No creo que sea
fácil matar y no he dicho que sea el culpable, sólo
que tiene motivos. No sería muy profesional de mi parte no
investigarlo. En cuanto a las huellas, puede haberlo hecho otra
persona por él, ¿no lo cree?
-Y tanto que lo creo… pero… ¿Cómo iba
a permitirse pagar a un asesino? ¿O cree que tenía
un buen amigo… tan bueno que se arriesgaría a matar
por él?- observó sus ojos grises notando que no le
decía si había matado o no –Y no… creo
que no querían matarla… querían que ella se
matase…- se apoyó con los codos en la mesa aproximándose
a él y apoyando los labios contra la mano en la que sujetaba
el cigarro –Hay cosas que producen en el ser humano mucho
más miedo que la muerte ¿se le ocurre una?
- Se me ocurren muchas- contestó, sin apartar la mirada
de sus ojos. - ¿Y usted? ¿Cree que no puede tener
amigos sólo porque salió de la cárcel? O tal
vez.... se encontró con alguien que lo hiciera sólo
por diversión, ¿no es eso lo que piensa? – continuó,
sintiendo que lo retaba.
-Sí… pienso que lo hicieron por diversión,
pero nadie se va a esperar a una tía que no sabe cuando saldrá
a un callejón recóndito y oscuro, porque eso no es
divertido… y no se hacen amigos tan íntimos que maten
por ti en dos meses… Por lo que veo. no recibió ni
una visita durante su estancia en la cárcel… curioso
¿no? ¿Dónde estaban sus amigos entonces?- apoyó
las manos en la mesa acercándose más y sujetando el
cigarro entre los dientes –Imagina que corres hacia atrás,
te caes, te agarras desesperada… eso es lo que sucedió,
por eso tenía la piel de los dedos levantada, una uña
se había saltado…Entonces sucede esto…- le sujetó
la mano poniendo la suya encima bruscamente y le apoyó un
abrecartas que había allí mismo contra el dedo -¿Dejas
que te arranque el dedo? ¿O te tiras?- lo miró a los
ojos.
Hattori respiró, tan tranquilo como podía aunque lo
había sobresaltado. - ¿No me caería igual si
haces eso? – lo miró a los ojos de nuevo, reponiéndose.
– Puedo comprender el miedo pero yo haría todo lo posible
por sobrevivir. Y ahora tendré que revisar qué otros
internos han salido en los últimos meses – añadió,
tratando de mantener algo de normalidad en esa situación.
El mayor sonrió, girando el abrecartas entre los dedos y
soltándole la mano, no sin antes arrastrar la suya por encima
para jorobar de nuevo, apagando el cigarro en el vaso de café
–Yo no me caería… si me quedase sujeto con las
manos al borde, sin duda haría fuerza y saltaría arriba
de nuevo… pero yo… no soy una cría pija…además
detective… ¿Quién te da la certeza de que tras
cortarte ese dedo no sigan cortando los demás? Alargas tu
agonía… ¿para qué? ¿Por qué
no revisas si realizaba llamadas desde la cárcel? ¿Quién
fue el día del juicio?
- Nadie. Por lo que tengo entendido, su familia no quiso tener
nada que ver con este asunto. Y no recibió ninguna llamada
mientras estuvo en la cárcel. – hizo un gesto de desagrado
con la boca, mucho más porque lo tratase como si no supiera
hacer su trabajo. – No todos son tan temerarios como usted,
Sanada-san. Y ¿qué no le garantiza que si hubiese
permanecido sujeto por tan sólo unos segundos más,
no se hubiese salvado?
-Que el ser humano no razona cuando tiene miedo… es un reflejo…
igual que estiramos las manos adelante cuando nos caemos, también
retiramos la mano si algo nos provoca dolor, a no ser que estemos
acostumbrados a él… así que es muy fácil
decir “yo seguiría agarrándome” pero no
digo que eso fuera lo que sucedió… sólo es una
teoría mía…- sonrió echándose
atrás en el asiento.
- Puede que tenga razón en este caso, no lo sé, yo
tampoco estaba ahí. Pero creo que subestima le perseverancia
del espíritu de sobrevivencia. – suspiró, sintiéndose
extraño ya de tanto discutir eso. Lo cierto es que muy profesional
no se sentía.
-Prima el instinto básico de reflejo al dolor… somos
animales… actuamos por instinto…y si nos hacen daño,
apartamos la mano… y de todos modos – se rió
pasándose la mano por el pelo hacia delante –sigo con
esta teoría que en principio acababa de pasárseme
por la cabeza sólo porque discutir con usted es inevitable…
no sé cómo se puede ser tan necio… -se tapó
los labios con la mano observándolo -¿Ha matado o
no?
El moreno se apoyó en una mano, incrédulo de que
le dijera algo así y para colmo le insistiera con la pregunta.
– No tengo la obligación de responder a todas sus preguntas,
pero si tanto le interesa, no, no he matado a nadie aún,
no directamente al menos. Y eso ¿qué tiene de importante?
¿Acaso ayuda a resolver el caso? ¿O me cree menos
capaz por eso, eh? – respiró, tratando de calmarse
y bajando el rostro para no mirarlo porque lo estaba desesperando.
– De veras, ¿quién es el necio aquí?
-Los dos… pero no se ponga asi… claro que no pienso
eso, yo tampoco he matado a nadie, sólo quería que
me hablase de su experiencia… me interesa mucho…aparte
de este caso en sí, también soy una persona- suspiró
observándolo –Nadie dudaba de su capacidad y nadie
obtiene su puesto por tener la cara bonita. ¿verdad?
- Yo no tengo... – el moreno lo miró de nuevo. –
Claro, lo siento, normalmente no actúo así. Debe ser
este caso – se excusó, aunque más bien sólo
le pasaba con él en específico.
-¿Por qué? ¿Qué tiene de especial a
parte de un pintalabios un poco macabro?- lo miró como estudiándolo
pero sí le interesaba si le veía algo de especial
al caso –Y sí tiene…- sonrió ampliamente.
Hattori volvió a sonrojarse, sintiéndose deseos de
golpearse a sí mismo, con tal de detener eso. Mejor era pasar
por alto aquello. – No lo sé. No siento que sea algo
al azar. Sé muy bien de lo que es capaz la gente, no estoy
diciendo que no sea posible algo así. Pero siento que hay
algo que no encaja del todo. – comentó centrándose
en lo que se le pasaba por la mente, en vez del criminólogo
y sus bromas.
-Ya veo… - se frotó los ojos con los dedos alzándose
un poco las gafas –No te obsesiones tanto, podría ser
simplemente una banda de chiflados… o un ritual de iniciación
a una banda… un ajuste de cuentas con algún negocio
sucio del padre… no sé… mil cosas… Sé
que sus padres están esperando una respuesta pero no tienes
por qué dejarte la vida en esto… ¿mañana
a las 14 horas que estás haciendo?
- Probablemente trabajando, ¿por qué? – le
preguntó, ahora un poco pensativo de todas maneras.
-Bueno, entonces a esa hora te estás levantando para comer
conmigo ¿no? Porque comes ¿verdad?- sonrió
con toda su cara dura chocando los dedos índices y mirándolo
a los ojos.
- Por supuesto que como. – respondió enseguida, de
repente avergonzado de decir que solía comer allí
sobre su escritorio en realidad.
-Eso es que sí, vale- se levantó, abrochándose
la chaqueta del traje sonriendo malditamente –Supongo que
estarás aquí… sin pérdida…- cogió
el vaso con la colilla moviendo un poco el liquido que quedaba –Hasta
mañana entonces… necesito dormir- le guiñó
un ojo saliendo de la oficina y dejándole felizmente el vaso
al mismo chico de nuevo.
- ¿Dónde más iba a estar? – refunfuñó
Hattori, esperando hasta que saliese para recostar la cabeza contra
su escritorio, exhausto.
|