.Novela homoerótica para mayores de edad.
 
Capítulo 2- The CatKill

La respiración del moreno salió pesadamente, fatigada entre sus labios haciendo que pequeños halos de vapor salieran de entre ellos. El sudor resbalaba por su piel y salpicaba cada vez que golpeaba el saco de arena que se balanceaba suspendido del techo. Se cubrió la cara con los puños y se apoyó en un solo pie, su pierna absolutamente vertical mientras la otra se doblaba golpeando el saco al estirarse totalmente. Dejó escapar un grito al golpear.

La placa que colgaba del collar de cuero que llevaba al cuello tintineó al chocar contra los pinchos. Se leía “DOG” grabado en ella. Jamás se la quitaba, salvo para pelear en el ring y solo porque entonces estaba prohibido llevar cosas con pinchos. Vertió una botella de agua por encima de su cabeza y dejo caer dentro de su boca lo que restaba, moviendo el agua dentro de ella y escupiéndola al suelo. Se quedó mirando el charquito aún respirando pesadamente, entreabriendo más los labios y lamiéndose el sudor que goteaba en su barbilla notando que se desprendía vaho de toda su piel como si estuviera ardiendo.

Dio unos pasos, descalzo por aquel local abandonado, plagado de otros sin hogar como el, la mayoría viejos, aunque jóvenes o no, nadie se atrevía con el. Ni siquiera tocaban sus cosas y hacían bien…

Se desnudó frente a la entrada del baño, observando el tatuaje que recorría su cuerpo desde el cuello, por su espalda, una de sus nalgas y hasta la mitad del muslo y entró, cerró los ojos al chorro de agua fría, tensó los músculos al sentirla congelada respecto a lo mucho que ardía su piel, jadeando un poco y apoyando la mano en la pared cerrando los ojos. Se pasó una mano por el cuerpo para limpiarse y se secó con una toalla vieja sujetándola con los dientes mientras volvía con la ropa en las manos hacia su colchón. La dejó caer allí y se subió la ropa interior sin alzar la cabeza como si algo muy interesante estuviese sobre aquel colchón. Abrochó el pantalón de cuero en su cintura ciñendo las correas en sus muslos, listo para salir tras ponerse las botas.

……………

Solo le había llevado un cuarto de hora llegar hasta el club donde trabajaba, o mejor sería decir donde luchaba.

-Slave… ¿Cómo va?

El moreno bajó la mirada hacia el portero del club y se encogió de hombros pasando al interior y golpeándose con todos los que bailando le estuvieran cerrando el paso sin hacer ningún caso a las protestas, en realidad allí la mayoría lo conocían, al menos los asiduos y casi todos lo eran ya que ahí solo podías entrar con una invitación de un miembro asiduo. Sentía como lo saludaban y hasta le acariciaban, no solo caricias inocentes precisamente pero no le importaba mientras no fueran demasiado molestos. Sabía que no les importaba una mierda, solo querían que ganase así salvaban sus apuestas. Solo se giró cuando sintió que lo empujaban por la espalda.

-¿Qué coño te pasa, tío?!- le gritó el chico que había sido empujado. Slave lo miró a los ojos y un segundo después ya lo había tirado al suelo de un puñetazo sin mediar palabra, se giró de espaldas a el escuchando las risas y se volvió a un lado al notar que lo halaban del brazo. Su gesto se calmó al observar al dueño del local, uno de esos homosexuales que parecía llevar la palabra escrita en el pecho por lo mucho que se notaba. Le agradaba mucho claro que no sexualmente. Se aproximó a el y el rubio lo atrajo por el cuello acariciándole la espalda después.

-se bueno… reserva eso para después… en el ring- le pidió haciéndolo inclinarse para poder hacerse oír a pesar del volumen de la música, Slave bajó la cara contra su hombro acariciándose en el y el rubio se rió un poco sujetándole los hombros para apartarlo –mi novio se enfada…- le reprendió aunque le importaba poco, sacó la lengua y se colocó una pastilla azul sobre ella. Slave sacó la lengua también porque sabía que le agradaba así. El rubio le pasó un dedo a lo largo de esta notando su longitud y sonriendo morboso.

Se aproximó y el moreno lamió su lengua recogiendo la pastilla y tragándosela. Cogió la botella de agua que le ofrecía el rubio e ingirió casi un cuarto de ella devolviéndosela. Le daba igual como se lo diera mientras fuera gratis.

-media hora… y subes al ring…- le indicó pasándole la mano por el cabello negro haciendo que se inclinara. Se apartó sonriendo y acercándose a otros de los que andaban por allí. Slave se quedó parado en la mitad de la pista de baile indeciso y finalmente fue hasta el ring sentándose en el suelo sin subir, sabía que no le dejaban hasta que era la hora.

-Slave- le llamó un hombre grande y de aspecto hormonado haciendo que se levantase. El moreno se quedó de pie frente a el dejando que enroscase unas cuerdas negras en cada una de sus manos –no vayas a dejarte ganar… y deberías quitarte los piercings… podrías hacerte daño… ¿estás colocado?

-aún no…- contestó el moreno con voz oscura mirándolo a los ojos y sentándose encima de la mesa del hombre, quitándose las botas con la otra mano para que le pusiese los cordones en los pies también, el le había enseñado a luchar y lo había llevado allí, a ese club donde parecía juntarse la mayor cantidad de escoria homosexual de la ciudad. Nunca antes se había sentido más en su lugar.

 
 

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