Capítulo 1- Getting There
La piedra rebotó contra el bote de basura, tumbándolo
y ocasionando tal estruendo, que las luces comenzaron e encenderse
en los edificios cercanos, las voces de sus habitantes alzándose
en un coro de protesta y amenazas.
- Cállense ustedes, idiotas! – alzo su propia voz,
el chico de cabellos rosa, pateando una y otra vez el bote, a la
vez que gritaba, con el ceño fruncido. - ¿Les gusta
eso? ¿Les gusta eso, eh?!!!! Imbéciles....
Pateó el bote una vez más, echando a correr finalmente
ante la posibilidad de que alguien llamase a la policía,
aunque ahora iba riendo. Aquello lo había puesto de mejor
humor, pero tampoco era la idea quedarse allí toda la noche.
Tenía una cita.
- Una cita... – se rió, pensando que no saldría
con ese ni loco y giró aquel papel en su mano, releyendo
la dirección, sólo para asegurarse.
........................
- Sin invitación, no hay pase. – sentenció
el hombre que custodiaba la entrada del CatKill, y el chico se inclinó
hacia delante, fijando sus ojos verdes en él de manera intensa,
casi como si estuviese a punto de atacarle, esperando el momento
justo en el que el hombre comenzaba a irritarse, para sacar su invitación,
sonriendo. – Muy gracioso, niño.... – refunfuñó
el de la puerta, dejándolo pasar aún así. Había
que acostumbrarse a cada cosa.
Dragon dejó escapar un silbido, alzando los ojos y observando
el lugar. Era todo lo que le habían contado. Y probablemente,
todo lo ilegal que le habían contado también. En todo
caso, le parecía perfecto, así como los bailarines.
Avanzó, abriéndose paso entre las parejas y el bullicio,
aún riéndose en voz alta por sus propios pensamientos,
cuando escuchó que alguien lo llamaba.
- Takumi! El dealer con el corazón de oro!– lo saludó,
acercándose, y dejándose caer en el sofá, ante
la cara de fastidio del moreno.
- Dragon... – lo saludó. – Ya podrías
no decir esas cosas....
- Es tu culpa, por darme consejos. Las tienes, ¿no? Amo
este lugar. – continuó, mirando hacia otro lado, como
distrayéndose, y completamente sin percatarse de la cara
del otro.
- Si tienes el dinero... – le contestó, aún
observándolo y preguntándose cuantas veces ya le habrían
dado ganas de estrangularlo, pero no tenía caso. - ¿Te
vas a quedar para la pelea?
- ¿Hay una pelea?– lo miró de nuevo, sacando
el dinero. – Por supuesto, ¿no tendrás una membresía
o algo para mí, o sí?
- Depende de qué tan bien te portes- el moreno le entregó
las pastillas, observando cómo se tragaba una enseguida,
bebiendo de su cerveza.
- Querrás decir “mal”. No soy bueno portándome
bien. Bueno, voy a explorar, por ahí te veo.... – se
puso de piem, frunciendo el ceño al notar que lo sujetaba
por la muñeca deteniéndolo.
- Dragon, no te las tomes todas seguidas...
- Por eso digo... – refunfuñó el chico, sonriendo
un poco luego. – Ya sé, ya sé “un cliente
muerto es un cliente que no paga”. – repitió,
a la vez que el moreno, soltándose, y alejándose un
poco hacia la barra – No planeo morir aún, al menos
no hasta que pase la pelea. – se rió, mostrándole
su dedo especial, mientras se perdía entre la gente.
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