Capítulo 58
Don’t go to bed with a frown
13 de Abril, jueves.
Madrugada.
–¡¿Pero qué dices?! –Mamoru se exaltó
más porque estaba asustado y además tenía la
sensación de que su hermano decía la verdad. Además,
era Shinya, él nunca se inventaría nada… absolutamente
nada y mucho menos algo tan estúpido.
–¡Ninguno de los dos estaba aquí! ¡Y lo
que es peor, regresaste a ese lugar cuando te lo prohibí
expresamente! ¿Vas a negarlo? –lo miró a los
ojos fijamente, resoplando.
–No… pero… eso no tiene que ver –murmuró
Mamoru mirando a un lado.
–No recordamos haber ido… Ese lugar es raro, en serio
–se quejó Masaki deseando proteger a Mamoru.
–Raro, sí, muy raro, pero de que fuisteis, fuisteis
–les aseguró Hideo que estaba un poco impresionado
ante la manera de reñirlo que tenía Shinya, aunque
él también había estado preocupado –Casi
llamo a la policía.
–Eres un inconsciente, Mamoru… –Shinya lo miraba
fijamente, más que molesto, furioso –. ¿Y qué
ha pasado en tu cuarto? ¿Qué ha pasado con el papel
de la pared?
–No lo sé… –el chico se tocó el
brazo, sin mirarlo a los ojos nuevamente.
–¿Se ha arrancado solo?
–¡Que no lo sé! –le gritó ya –¡Tengo
pesadillas! ¡Pesadillas horribles!
Shinya entrecerró los ojos, mirándolo sorprendido.
–¿Y qué sucede?
–No lo recuerdo…
–¿Arrancas el papel de la pared horriblemente?
–¡Lo digo en serio!
–¡Es sonámbulo! –gritó Masaki preguntándose
si él también lo era.
–No creo que ese sea el problema… –Hideo se acercó
a Shinya colocando las manos sobre sus hombros –Cálmate,
no creo que esté mintiendo. Míralo… Mamoru es
pésimo mintiendo.
–Ya lo sé…, pero qué hago. ¿Lo
mato? –miró a Hideo, y luego a Mamoru de nuevo –Nada
elimina que fuiste a ese lugar sin mi permiso. Ya no voy a confiar
en ti –le advirtió.
Mamoru bajó la mirada, sujetando la mano de Masaki.
–Shinya… –Hideo suspiró apretándole
un poco más los hombros –Lo que quiero saber es cómo
llegasteis allí tan pronto. La cama estaba caliente, no estabais
en la calle y…
–No lo sabemos –Masaki le apretó la mano a Mamoru
de nuevo –No recordamos nada.
–Eso es imposible… –murmuró Shinya mirando
de soslayo a Hideo –. Aún con eso de ser sonámbulos,
estáis trastocando un poco los términos… Y si
no, pues nada, si eres sonámbulo te llevaré al médico
y al psicólogo.
–¡No quiero! –Mamoru lo miró de nuevo,
apretando el puño –¡No estoy loco, y tú
no me crees! ¡Eres un imbécil, y eres como papá!
Shinya se sintió un poco sacudido por aquello, y más
cuando Mamoru dio un portazo.
–Vámonos a la cama… –le pidió a
Hideo.
–¿Estás seguro? –le preguntó mirando
hacia la puerta ya que Masaki había salido corriendo tras
Mamoru, llamándolo –Tal vez debería hablar con
él…
–Que no… –le sujetó la mano, llevándolo
con él hacia su cuarto –. Yo tengo razón, hizo
mal… No veo por qué motivo debería darle unas
palmaditas –se sentó en el borde de la cama, pensando
que no tenía sueño de todas formas.
–Porque es tu hermano y está asustado –se sentó
a su lado, mirándolo –Y tú también estás
preocupado. Además, es Mamoru. La verdad me preocupa que
haga alguna tontería.
–¿Alguna más? –lo miró a los ojos,
subiéndose las gafas y acostándose en la cama –Haz
lo que quieras.
–No quiero caer en tu furia –sonrió un poco
sin poder evitarlo, acariciándole el cabello –Realmente
no parecía estar mintiendo, aunque no tengo idea de qué
puede haber sucedido.
–Pues si no está mintiendo… no me lo explico
–se giró de frente en la cama para mirarlo, quitándose
las gafas y apoyándoselas en el pecho –. La verdad
es que no me parece una actitud digna de Daiki, escaparse en mitad
de la noche y hacer eso…
–¿No, verdad? Lo esperaría de Takashi en realidad…
–meditó el moreno tocándose la quijada –Masaki
tampoco parece el tipo de chico que se escaparía así,
pero supongo que sí seguiría a Mamoru.
–Masaki iría al infierno si mi hermano lo lleva de
la mano… –murmuró convencido, limpiando las gafas
cuidadosamente y mirando los cristales a la luz, antes de dejarlas
en la mesilla.
Le sujetó la camiseta, pellizcándola entre dos dedos
para que se inclinase sobre él –. No sabía que
pensase que mi padre es un idiota…
–Yo menos, pero ya ves… –le contestó,
inclinándose hacia él y bajando un poco la voz –¿Se
llevan mal?
–No, se llevan bien. Y no me parezco en nada a él.
Ellos dos sí. Los dos son unos bestias… Supongo que
ha sido porque normalmente yo lo consolaba cuando mi padre le reñía.
Y casi nunca me enfado con él, pero hoy me he asustado mucho,
y además, es la primera vez que me desobedece… a mí
suele hacerme caso –alzó un poco la cabeza y le besó
los labios, sujetándole la nuca y recostándose otra
vez, profundizando aquel beso –. ¿Se lo explicarás
por mí?
–Por supuesto que lo haré, en el fondo sabe que te
preocupas por él –sonrió de nuevo contra sus
labios rodeándolo con un brazo –Y me dejaste impresionado,
pero no quiero que te enfades conmigo.
–Pues no me hagas enfadar… –le sugirió,
riéndose un poco y besándolo otra vez, jugueteando.
En realidad además estaba aliviado de que su hermano estuviese
en casa, a salvo.
–Hablaré con él mañana entonces, creo
que hoy estaría de más –se dejó caer
completamente sobre el chico, pensando que seguro Masaki lo estaba
consolando –Me pregunto… cómo lo habrán
hecho realmente.
–No tengo ni idea, la verdad… –le contestó
algo aplastado, sujetándole el cabello con ambas manos y
estrujándoselo –. Esto es muy extraño. ¿Quieres
ir conmigo mañana a ese lugar?
–Sí, tengo curiosidad y así nos aseguramos
de que Mamoru no vaya –asintió mordiéndole ligeramente
el cuello luego, no podía evitar esas cosas, le era irresistible
incluso en aquel momento –Y será mejor explorarlo de
día. Existe la posibilidad de que no hayan estado allí,
¿sabes?
–Existe… sí, pero me pregunto… Me pregunto
demasiadas cosas, la verdad –murmuró, serio y ofreciéndole
su cuello por instinto. Era su punto débil –. Tengo
que hablar con Daiki y con Takashi… y tú… tienes
que hacer algo con mi insomnio porque no puedo dormir… y es
malo para mí. Así que ahora haces algo por mi insomnio,
y mañana hablas con Mamoru…
Hideo volvió a morderle el cuello, succionándolo
un poco luego y alzando la cara para mirarlo, sonriendo.
–Vas a dormir como un bebé y luego me vas a decir
qué es lo que tanto te preguntas. Mañana…
–Mañana… –susurró, sujetándose
a su espalda y besándolo de nuevo, apretándolo entre
sus piernas.
Continua leyendo!
|