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Capítulo 32
Godspeed

10 de Abril, lunes.
Mañana

Shinya se cambió en el baño, recogiéndose el cabello y pensando que era un coñazo tener que hacer gimnasia, o más bien sus problemas eran otros, pero todos esos problemas… lo convertían en un coñazo. Aparte odiaba tener que ponerse esos pantalones cortos como si fuera un chiquillo.

—¿Qué, no decías que te ibas a romper si hacías gimnasia, mariquita? —le preguntó uno de los chicos.

—Sí, tú no me dejes atrás por si acaso te veo el culo y me empitono —le contestó Shinya con desinterés, poniéndose la palestina de todas formas y aproximándose a él —. Aunque no, puedes estar tranquilo, te falta… —le sujetó la goma del pantalón y la del calzoncillo y tiró un poco mirando dentro —te falta de todo, la verdad —se la soltó de un trallacito y salió afuera, reuniéndose con su hermano y los demás.

—Shinya… Hoy vine temprano —lo saludó el profesor que estaba sentado contra la pared esperando a que los demás chicos salieran. Le hizo un gesto como saludo para que se acercase a él.

El moreno fue a donde estaba y le extendió la mano para que se levantase.

—Así es como nos infundes energía… con esa vitalidad… ¿o era para verme las piernas?

—Si funciona… —se rio, por poco besándolo y conteniéndose a último momento —Se ven fuertes, capaces de saltar bastante…

—Tú sabes que sí… —le sujetó un poco la camiseta con dos dedos. La verdad es que se sentía un poco nervioso. Era como si en realidad le diese vergüenza además del miedo inherente a hacer deporte —. Esta es la parte que no me gusta de que seas mi profesor —le dijo refiriéndose a que no podía aproximarse tanto como quería.

—A mí tampoco me gusta, pero por lo menos tengo el poder de verte en shorts —bromeó tocándole la nuca y palmeándola como quien está dando un consejo —. Y lo harás bien, además, yo estaré en tu equipo.

—Después vamos a tu despacho —le apretó el pecho con un dedo, sonriendo un poco y subiéndose las gafas.

Mamoru se acercó a él por detrás y le hizo un sonido de beso en la oreja.
—Sensei…, soy tuyo…
—Todo lo suyo es mío, así que… —Shinya echó la mano atrás y le sujetó el paquete para que se apartase.

—¡No seas pervertido! Incestuoso… —se apartó enrojeciendo.

—Puedo con ambos… Uy, me voy a quedar sin hombría —se cubrió el paquete por cómo lo había mirado Shinya —. ¿Qué hicisteis ayer?

—Fuimos a… comer algo por ahí, y luego como se hizo tarde nos quedamos en casa de Daiki —Mamoru suspiró, casi metía la pata.

Shinya se volteó a mirarlo a los ojos, pero su hermano le sostuvo la mirada, sonriendo después.

Hideo se rascó la sien observándolos. No sabía si creerle realmente, se veía sospechoso.

—Que sí…

—Que no puedo hoy… Mañana —se venía quejando Takashi y casi huyéndole a Daiki.

—Eso no tiene sentido.

—¿Qué pasa? —preguntó Mamoru girándose hacia ellos y saludando con la mano a Masaki para que se acercase, ya que se había quedado hablando con alguien en el vestuario.

—Le digo que se quede en mi casa por unos días… —exhaló el moreno mientras Masaki corría hacia ellos.

—Que no, tengo cosas que hacer…

—¿Qué tienes que hacer, eh? Sólo son unos días…

—No seas malo con Daiki… —le pidió Mamoru, tocándole la barriga con un dedo —. ¿Y a ti… no te dice nada tu padre?

—Mi padre lo sugirió —sonrió el chico, aclarándole a Takashi luego —. Le dije lo que te había pasado y…

—Cotilla —frunció el ceño el albino, aunque si lo había sugerido Junji tal vez…

—Mamoru… —Masaki le sujetó el brazo para que dejase de tocar a Takashi, sonriendo luego.

Mamoru lo rodeó por la cintura, pegándolo a él y tocándole las nalgas por el borde de los shorts.

—Aunque no lo creas… estás levantándole la tela y podemos ver sus nalgas —le informó Shinya, haciendo que Mamoru le tapase las nalgas con la mano y se lo llevase con él hacia el patio.

—¡No mires!

—Como si me interesase… —murmuró Shinya.

—Malo, soy sexy —se rio el chico aunque enrojeciendo.

—Pero a Shinya sólo le interesa mi trasero de hombre maduro —sonrió el profesor —. ¿Estamos todos?

—Dejémoslo en hombre, sin más —se rio Shinya pegándole una nalgadita.

—No, aún… —empezó a contestar Daiki, siendo interrumpido antes de que pudiese finalizar.

—¡Profesor! Lamento llegar tarde —se disculpó Yuki que había llegado corriendo en el último momento.

—Como siempre… Es que Yuki debe ponerse guapa hasta para hacer gimnasia… —Mamoru hizo una pose como si se tocase el cabello, aunque desde luego no se burlaba de ella en serio. Sólo quería molestar.

—Al menos lo consigue, no como otras… —murmuró Shinya al notar unas risitas que se silenciaron enseguida con aquella “lindez”.

—Y es por eso que no tendré amigas nunca… —se rio la chica haciendo gesto de reñirlo, aunque no era muy efectivo.

—No tienes amigas porque te pasas el tiempo con tu novio… —comentó Daiki, aunque preguntándose luego si se había pasado.

—Eso es reciente, no te pongas celoso, cariño —la rubia le tocó la quijada, pegándose a él a sabiendas de que enrojecería y para colmo de males, Takashi hizo lo propio por el otro lado.

—Pero él lanza para el otro equipo, y ya tiene a Shinobu…

—Agh, dejadme los dos. Necesitáis madurar… —se apartó, acelerando el paso por un momento.

—Daiki, ¿a dónde vas? —le preguntó Masaki.

—A dar una vuelta supongo porque ya vamos a comenzar, ¿eh? —sonrió Hideo haciéndose el loco respecto a todo aquel asunto.

—Estamos esperando a que nos des órdenes. No nos tengas en suspense… —le pidió Mamoru, aunque ya sabía que los iba a mandar a correr antes de nada.

—Bien, a dar diez vueltas alrededor del gimnasio. Luego jugaremos al balonmano… Así que os recomiendo que elijáis si tenéis preferencias de estar con alguien en un equipo —les aconsejó más que nada para darles la oportunidad a Shinya y Mamoru —. ¡Eh, todos! ¡A correr ya! —alzó la voz para que los demás lo escuchasen, mientras los chicos a su alrededor se cubrían los oídos.

Shinya lo miró, como recordándole que le había dicho que iría en su equipo. No le hacía gracia separarse, la verdad. Así que empezó a correr, pero no iba más lento porque aún no se había inventado la manera.

Mamoru lo sujetó del brazo, haciéndolo correr más deprisa, aunque también fruncir el ceño y soltarse.

—No es necesario que me remolques.

—Pues no corras como una tortuga, que no tienes piernas de niñita precisamente.

—¿Me has mirado las piernas? —le preguntó para molestarlo. Si se lo había visto todo.

—Agh… —Mamoru enrojeció y se alejó, corriendo para alcanzar a Takashi —. Takashi… necesito hablar contigo de cosas en las que eres especialista —le dijo riéndose y corriendo hacia atrás para verle la cara.

—Qué interesante… —el chico bajó la velocidad para esperarlo y el profesor le gritó desde atrás

—¡Takashi! ¡A correr! —mientras se acercaba al grupo de chicos y chicas. Por lo general no los acompañaba, pero había visto esa mirada en Shinya y se preguntaba si lo haría sentirse mejor.

—¿Cuándo? —le preguntó Mamoru riéndose y corriendo a su lado para que no les riñese Hideo.

Shinya ni siquiera se había dado cuenta de que estaba corriendo con ellos, concentrado como estaba en admirar lo “apasionante” del suelo de parquet y pensando en comenzar a caminar con las manos en los bolsillos.

—Cuidado no te caigas… —le dijo el mismo de antes, que al parecer había quedado herido en su orgullo.

—Haz tú que te caes, y me la chupas —Shinya lo miró de soslayo, y tropezó cuando el amigo del otro le metió el pie delante.

Se dio la vuelta con el ceño fruncido y le pegó un puñetazo en la cara, sumamente alterado. ¿Qué se creían esos niñatos?

—¡Eh! —Mamoru apartó a uno que estaba en el medio y fue junto a su hermano, empujando al otro y separándolos.

—Vale, Mamoru… ¡Estoy bien! —Shinya le gritó, notando que lo estaba sujetando del cuello, aunque al principio había pensado que simplemente lo sujetaba de la camiseta.

—¡No hay peleas en mi clase! —gritó Hideo llegando junto a ellos y sujetando a Mamoru por los hombros para apartarlo —Tranquilos, que todavía no os enseño boxeo, ni lucha libre…

—¡Pero él se me lanzó encima! Yo… —empezó a protestar el otro levantándose del suelo.

—¿Pero quién metió la zancadilla primero? —Daiki se detuvo junto a ellos también, ya que casualmente había mirado para atrás en ese momento.

—¡Eso! ¡No fue Mamoru! —señaló Masaki también sin estar muy seguro de lo que sucedía.

—Como sea… está claro que estaréis en equipos contrarios… —Hideo exhaló con gesto de hastío, no le gustaban mucho esas situaciones —Todos a correr de nuevo, los involucrados harán tres vueltas más y voy a estaros vigilando…

—Yo paso —Shinya se fue del gimnasio, resoplando y sintiéndose fatal en realidad, y más por haber visto así a Mamoru.

—¡A correr! —les ordenó el profesor, llamando a Daiki luego —Vigílalos… Voy a ver cómo está Shinya.

—Pero… —el chico intentó protestar, pero ya el profesor estaba llegando a los vestidores y no lo escucharía.

Shinya se estaba cambiando, ya que pensaba que nada le iba a hacer cambiar de opinión, y de hecho se le veía furioso.

—Shinya… ¿Te vas a rendir por ese idiota? —le preguntó Hideo colocándose frente a él para que no pudiese huirle.

—No, no me rindo de nada, porque esto no era una competencia. Estoy… ¡harto! ¡Estoy harto!

—¿Harto de qué? —le preguntó sin alzar la voz y sujetándolo por los hombros.

—No sé… —se pegó a él, contestándole de aquella forma sin sentido y abrazándolo —. Fue culpa mía, no… no estoy preparado.

—No fue culpa tuya… Es un idiota, le pudo haber sucedido a cualquiera —le aseguró abrazándolo contra su cuerpo —. ¿Sabes de qué estoy harto yo? De tener que ser un profesor responsable. Quiero mandarlo a la mierda… Mamoru hizo bien.

—Claro que no. Tenía cara de… no sé —negó con la cabeza, tragando saliva y calmándose ligeramente al estar de ese modo —. Y no puedo pegarle un puñetazo a todos los capullos que me encuentre. El mundo está lleno de capullos…

—Lo está, no sabes cuánto. Gracias a dios que tengo sentido del humor —sonrió sin apartarlo ya que sabía que estaba vulnerable en ese momento —. Eh, Shinya ¿quieres aprender a boxear?

—No creo estar listo para recibir un puñetazo sin ponerme… de ese modo. ¿Contigo? —le preguntó de pronto, ya que no se sentiría agredido de esa forma.
—Sí, conmigo… No soy un experto en eso, pero sería divertido, aunque… creo que no podré golpearte en serio —se rio mirándolo.

—No es necesario que me desfigures… —le rodeó el cuello, besándolo y girándose de golpe al ver que entraba alguien.

—¿Estás bien? —le preguntó Mamoru nervioso. Ni siquiera sabía por qué se había puesto tan violento. En el fondo tenía la sensación de que de no habérselo sacado… no habría dejado de apretar.

—Estoy bien —le dijo Shinya, aliviado al ver que era él.

—¿Vienes? —se rascó un poco el brazo, ligeramente incómodo, y más porque veía que se había puesto los jeans de nuevo.

—Ahora voy —le contestó suspirando. No, realmente no quería decepcionarlo.

—Irá, no te preocupes y ambos estaréis en el mismo equipo contra ellos así que no te midas —le recomendó el profesor pensando luego que eso era terrible de su parte y sonriendo —. No quise decir que hicieras trampa, ¿eh?

—¿Quisiste decir que si fallo y le atizo en la cara sólo es un error? —le preguntó riéndose.

—Hay gente con la que ser metafórico… simplemente no es posible —Shinya le dio unas palmaditas en la cabeza y suspiró.

—No, supongo que no —sonrió contento de que estuviera mejor y mirando luego a Mamoru —. No exageres...

—No haré nada que tú no habrías hecho… —le contestó Mamoru de todas formas, pensando que si fuera ese tío, iría planteándose el cambiarse de instituto.


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